49: Papá y mamá ↪Extra
Park JiMin suspiró, llenando la copa de vino y dejándola sobre la mesa frente a él para apretar el nudo de la bata esmeralda que había cogido prestada -sin permiso. - de SeokJin. Tomando la copa de nuevo y dirigiéndose después a pasos lentos por el alfombrado hasta alcanzar el salón, sentándose en el sofá frente a su amor platónico que esperaba que presionara un botón para reproducir el vídeo pausado antes de iniciar.
Luego de algunos pocos productivos días y unos cuantos gastos en uno que otro profesional, finalmente había conseguido convertir lo que sea que había en las cintas y los cd's de su tío en un formato actualizado que le permitiera verlo sin necesidad de una obsoleta casetera o un DVD y, aunque su tío no era tan endemoniadamente viejo simplemente resultaba increíble que más de la mitad de los vídeos de sus padres estuvieran en la parte de trabajo difícil: las cintas.
Por todos cielos, era menos complicado acceder a lo guardado en los cd's, pero esas cosas cuadradas le habían robado unas buenas semanas... Además de causado unas cuantas canas por la exasperación horrible nacida del hecho de que la cosa era jodidamente rara para él.
Afortunadamente, Kim SoYeon había estado para ayudar con una mano despreocupada en el aire y una sonrisa bonita.
Contar con alguien incluso mayor que su tío hizo las cosas más sencillas, claramente...
JiMin sacudió la cabeza contento y aferró la copa a su pecho cuando puso su dedo sobre el botón correcto, las imágenes comenzando en un paisaje nítido que progresivamente se movió hasta enfocar una de las tantas playas en Busan donde el atardecer caía con las luces iluminando en naranja el cielo; el mar moviéndose suavemente más allá.
-HoSeok. -La voz de una mujer llamó.
-¿Sí, amor?
Ella rió. -¿Por qué estás grabando? Más importante aún, ¿de dónde sacaste esa cámara?
-La tome prestada de YoonGi hyung. -Excusó. Las imágenes descendieron y mostraron el rostro escéptico de una mujer en la flor de los veinte quizás.
-Ya te he dicho que 'tomar prestado' debe incluir que se lo pidas a tu hermano. Cogerla sin permiso no es tomarla prestada.
JiMin sintió el irreparable deseo de quitarse la bata de SeokJin y dejarla donde estaba, sin razones.
Por supuesto que sin ellas.
-Oh, vamos. Él no va a enojarse.
-Tú hermano no es capaz de enojarse con cualquiera de ustedes dos. -Rodó los ojos graciosamente. -Pero eso no quiere decir que esté bien, bobo.
-¡Eh! -Quejumbró. -¿Por qué me dices bobo, mujer?
-Porque el último en llegar al agua lo es, cielo.
-¿Qué? -Su papá tontamente preguntó.
Su mamá salió corriendo por la playa mientras se quitaba la camisa y unos cortos pantalones verde oliva, quedándose en traje de baño justo a punto de saltar al agua, perdiéndose en ella. Su padre dejó escapar un juramento entonces, abandonando la cámara sobre la arena y acostándose en el suelo nerviosamente.
-¡Ella está loca! -Susurró entre risas. -¡Pero desde hoy es mi esposa y estoy orgulloso de eso!
Hubo un ruido que JiMin no pudo saber de donde provino, un segundo previo a que la cámara se apagara con un destello negro en la sonrisa radiante de Park HoSeok. Sonrió inevitablemente, observando el vídeo hacer una pausa en sus felices ojos y deslizándose a la siguiente escena.
Todo pareció indicar que era un veinticuatro de diciembre, con la casa de su abuela repleta de los pequeños detalles navideños que su familia tenía la costumbre de poner antes de ese día; lazos rojos y verdes colgando del techo, copas de champagne en una mesa con bocadillos brillantes y algo de música sonando desde alguna parte pérdida del foco de la cámara mientras en ella aparecían los rostros felices de sus tíos -menos TaeHyung que no había llegado a la familia para ese momento. - y su abuela.
Su padre apareció, cargando un pequeño JiMin cachorro que no se distinguía por la crisálida de sábanas alrededor de él.
Su labio tembló con las repentinas ganas de llorar frente a semejante imagen.
-Bueno, no puedo decir que este pequeño no haya sido una sorpresa. -Su papá rió y la cámara sufrió una ondulación minúscula antes de su mamá tomara su lado. -Pero familia, a pesar de no grabar su nacimiento, de verdad deseo grabar su primera Navidad.
-¡Es tan lindo, hyung! -Park JungKook gritó.
Wendy soltó una risita, poniendo sus manos sobre el bebé con suavidad encima de las de su esposo, diciendo: -Es mi hijo, JungKook-ah. ¿Qué esperabas?
YoonGi chasqueó la lengua, haciendo un gesto prepotente que sus hermanos observaron con una curiosidad que su tío no tuvo problema en complacer, acomodándose en su silla con pereza.
La abuela cerró los ojos, como si supiera lo que iba a decir y todos rieron.
-Ya, pero también es hijo de HoSeok. Así que esperaba un niño un poco más... Feo.
Park HoSeok jadeó indignado. -¿Feo? Soy precioso, hyung tonto.
-¿Tonto? Oh, pequeño Seok. Te mataré.
-¡En Navidad no! -La abuela quejumbró. -Háganlo después de esta festividad tan importante, por favor y asegúrense de hacerlo lejos de mi casa. No quiero nada de sangre en mis alfombras.
-¡Mamá! -Su tío y su papá gritaron.
La frase fue extraña en su cabeza...
«Su tío y su papá» JiMin tontamente repitió en su mente, seguro de que hubiese dado miles de cosas a la madre Luna por poder decir algo así ahora. Por tener a sus padres con él, contándole estás experiencias u observándolas juntos en lugar de tener que llenarse con sus recuerdos en esos vídeos porque ellos ya no estaban, porque ellos se habían ido sin desearlo y JiMin quedó solo con sus tíos y su abuela.
Siendo sinceros, no es que deseara ser malagradecido, pero pensó que cualquier persona sin un familiar se imaginaría la vida con ellos a su lado, su esencia más en el presente que en el pasado.
Más que recuerdos.
Resopló una risa, indispuesto a llorar cuando quería hundirse en todo lo bueno de sus padres.
-Santa Luna, que locura. -JiMin alzó los ojos a la pantalla ante la voz de su madre.
Wendy se había alejado del salón, ahogando los ruidos de la conversación del resto de la familia tras ella. La mujer sonrió a la cámara, sosteniéndolo en sus brazos difícilmente junto con el aparato hasta que lo dejo sobre lo que supuso que era una mesa que daba una buena vista de ella y el bulto en sus brazos.
Su mamá miró al bebé con cariño en sus ojos, levantándolos luego.
-Vale JiMinie, cuando veas este vídeo siendo más grande, por favor comprende que nuestra familia está un poco mal de la cabeza, pero nos quieren por sobre cualquier cosa. -Rió. Ladeó al cachorro para que su carita sonrojada se viera. -Este eres tú, bebito. -Encarnó una ceja. -Espero que no te moleste que te diga bebito, pues no sé con qué edad verás la cinta. Quizás nunca, más es divertido pensarlo. Ya sabes, tú... -Señaló al bebé con un dedo. -Como esto. -Llevó ese dedo a la pantalla.
Lo apuntaba directamente y JiMin perdió el aliento.
-De todos modos, siempre serás mi bebé. El amor de mi vida, junto con esos locos allá fuera. Tú, JiMin, lo eres todo para tus padres. -Exhaló una respiración profunda. -Eres lo más precioso de esta familia, así que no dejes que nadie te diga lo contrario.
«Lo más precioso de esta familia...»
De ahí había salido.
De su mamá.
De su amor por él a pesar de que ni siquiera era lo suficientemente grande como para hablar; eso no importó, ella lo consideraba lo más precioso de su vida, solo así.
JiMin concluyó que ellos también eran lo más precioso para él.
-Recuérdalo, JiMin. -Suspiró feliz. Voces la llamaron. -¡Feliz primera Navidad, bebé!
Ese vídeo se cortó en la sonrisa de mamá y una traicionera lágrima se le deslizó por la mejilla en un gesto desconsolado. Únicamente porque querría poder abrazarlos, sentir su calor una vez más.
Sorbió la nariz, acercando la copa de vino a su boca para darle un trago rápido al volverse la pantalla oscura por unos minutos, reluciendo cuando nuevas imágenes llegaron; en esta ocasión estaba en la habitación de sus padres, sus pequeñitas manos apoyadas contra el suelo y las piernas completamente alzadas.
De un momento a otro, se empujó con ambas manos hacia arriba y se alejó del suelo para dar sus primeros pasos: cortos y apresurados que, aunque terminaron en él cayéndose, sus padres aplaudieron con verdadera alegría.
-¡Ese es mi hijo! -HoSeok alabó, levantándolo en sus brazos. -Mira Wendy, un año y nuestro cachorro es todo un súper dotado. Podría ser el próximo Usain Bolt.
-Por Dios, HoSeok. ¿Qué estás diciendo? -Se rió. -Es solo un bebé.
El alfa rodó los ojos, apretándolo contra él mientras su yo bebé balbuceaba. -Tú no lo entiendes, no ves el potencial en mi bebé.
-Nuestro bebé. -Corrigió.
-No, solo mío. ¿Verdad, Minnie?
Su miniatura asintió -provocado por la mano de su papá en su nuca que le asió la cabeza suavemente. - y mamá gritó de falsa indignación mientras miraba a su alfa con las manos formando flojos puños.
-Oh, claro. Yo lo tengo nueve meses dentro de mí y tú te lo quedas cuando ya el trabajo está hecho.
HoSeok bufó. -Yo fui parte de ese trabajo, cariño.
-Exacto. -Sonrió brillante. -Así que es de los dos.
-Bien.
-Bien.
Ellos rieron como niños y lo miraron, sacudiendo la cabeza hacia la cámara en un corto instante.
-Ignora eso, JiMin. -Dijeron al mismo tiempo.
El tercer vídeo había terminado después de eso tras su mamá acercarse, estirando una mano en despedida y pulsando el botón casi en sincronía. La sonrisa en su boca se extendió aún más con el sentimiento raro en el pecho creciendo cuando las palabras de sus padres llegaron a él, ambos mirando divertidamente a la cámara un segundo antes de apagarla.
Lo siguiente fue todavía peor para su pobre corazón que, JiMin podía considerar, era de pollo.
Su segundo cumpleaños.
-¡Feliz cumpleaños, JiMinie! -La familia cantó tan vivaz como una ola arrasando hasta llegar a la orilla.
Su versión bebé más grande que en el vídeo anterior aplaudió con ambas manos torpes, mirando con ojitos ilusionados su pastel de chocolate con galletas blancas de vainilla que lo adornaban, mientras toda la familia se reunía alrededor de él en el salón lleno de globos y regalos que relucían al fondo.
-¿Soplo la vela, mami? -Su vocecilla preguntó. Mamá a su lado rió y le pasó una mano por el pelo. -Así puedo comerme el pastel ya.
-JiMin-ah. -Papá llamó. -Sí, ya puedes soplar y comer el pastel. Pero hay algo primero, ¿no?
-¡Oh! Casi olvido el deseo, papi.
-Correcto, bebé. Ahora pídelo y sopla la velita, anda.
Su boca se volvió una trompa exagerada que logró hacerlo reír ahora que era una versión adulta, observándose finalmente acabar con el suplicio de la vela sobre el pastel y el humo negro volar por todas partes que le molestó la nariz, logrando hacerlo estornudar ridículamente. Su cuerpo entero saltó y su yo de ese momento sacudió la cabeza como un perrito perdido, entrecerrando los ojos a la vela y golpeándola con un dedo para hacerla caer.
La familia se rió y mamá suspiró divertida, poniéndolo detrás de ella para poder pasar el cuchillo y la espátula antes de cortar un trozo grande y ponerlo en un plato que le entregó luego. Entonces, felizmente comió -o jugó con las manos- de su pastel de cumpleaños, ensuciándose las mejillas y obligando a su papá a limpiarlas.
Después, abrió los regalos.
La escena se repitió en distintas ocasiones, con su pequeña versión más grande cada vez que apareció un nuevo vídeo de cumpleaños; desde los tres a los cuatro años. También los cinco y anonadado, JiMin abrió los ojos de par en par, observando el peluche gigante que tenía manchas cafés en una falsa piel amarilla, con ojos graciosos y un cuello tremendamente largo.
La jirafa estaba ahí.
Más lágrimas vinieron.
-Me dijiste que querías ser una jirafa, JiMinie. -Papá aclaró. -Pero como no se puede o mamá y papá estarán muy tristes, te damos tu versión jirafa. ¿Te gusta, campeón?
-¡Me encanta! -Entusiasmadamente gritó.
Por alguna razón que no quería pensar demasiado, se encontró deseando poder recordar todo eso. Eso, cuando sus padres estaban con él. Eso, cuando decía cosas sin sentido y su cabecita de niño se movía de un lado a otro y reía sin complicaciones. Deseó -nuevamente. -, recordar vivamente esos momentos. O cualquier cosa. Sin embargo, su mente le había prohibido entrar a su infancia y solo podía rememorar lo más destacable a partir de los diez en adelante y tristemente, ni siquiera era un todo, sino lo más importante.
Por todos los cielos, casi no se acordaba de lo que había desayunado esa mañana. ¿Gimbap, sopa, arroz? ¿Todo junto? No sabía, era incapaz de tener una certeza de algo que había pasado ese mismo día, más muchas horas atrás; por lo que era de esperarse que no iba a recordar aquellas especiales ocasiones con sus padres...
Era triste, aún así.
-¿Podrías prestarnos atención, cariño?
JiMin salió del tren de pensamientos en el que se había metido repetidamente ese día y observó a su padre en la pantalla, la voz de su mamá desbordando algo parecido al agotamiento.
Park HoSeok levantó la cabeza de la libreta que tenía sobre las piernas, dirigiéndole una mirada que pedía disculpas a su esposa.
-No quería ignorarlos. -Dijo. Sacudió la cabeza. -Mi error, lo lamento.
-Bueno, no te agobies por eso. Es solo que JiMinie ha tratado de llamar tu atención desde que subió sin ayuda al tobogán. -Ella dejo la cámara sobre el pasto verde apuntando a un JiMin feliz que se balanceaba en el columpio, pero los incluyo en la toma. -Vale, ahora está en el columpio. ¿Cuándo llegó ahí?
Su papá se rió.
Mamá continuó. -Por la luna, nuestro hijo es todo un terremoto.
-Sí. -Suspiró. -No debería, pero no quiero verlo crecer tan rápido. ¿Podría quedarse así, un poco más?
-HoSeok...
-Son cosas de madres, no lo entenderías. Ni siquiera puedo creer que ya tiene siete años.
Ella resopló. -¡Yo soy la madre aquí! -Reclamó divertida. -Y puedes no creerlo, pero los tiene y me encanta ver cómo se desarrolla.
HoSeok dejó caer la libreta a su espalda con un movimiento exagerado y feliz. Fue todo sonrisas, mostrando los hoyuelos en las mejillas y empujando la frente de su esposa luego con un dedo mientras el cabello tintado se le movía de un lado a otro por el viento de esa tarde.
-A mí tan bien me encanta verlo avanzar en la vida, más no quiero imaginarme cuando tenga su primer alfa. ¿Sabes lo que podrían hacerle a mi bebé?
-Dios, ¿no estás adelantándote mucho? -Rió.
El alfa negó furiosamente.
-Por supuesto que no. ¿Y si se enamora de un idiota? Ya sabes, un tipo de esos excesivamente amables y empalagosos. Que quiera besarlo cada cinco minutos y que hable como si tuviera un problema en la cuerdas vocales. -Tomo una respiración profunda. -No soportaré que le diga 'bebito, noviecito tiene hambre'. Jesús, Dios. No.
-¿No sería exactamente eso lo que un padre quisiera para su hijo?
-Yo no. Joder, que espanto sería. -Bufó. JiMin soltó una risa incontrolable. -Prefiero un chico que pueda cuidarlo, que al mirarlo a su lado pueda decir que mi hijo está en buenas manos. Sea un hombre o una mujer, desearía que pudiera estar para él en sus momentos más difíciles manteniéndose como un pilar.
-Hey, que actúe como un bebé no le quitaría que pudiera hacer todo eso que dices.
Él se encogió de hombros. -Es algo más mío, ¿entiendes? Quiero con él a una persona diferente a los chicos de ahora.
-Vale, papá súper protector. Solo espero que aunque sea un chico como los de 'ahora' respetes la decisión de nuestro hijo.
-Supongo que veremos cuando llegue el momento, querida.
-Uh, hablando de cuando llegue el momento... -Susurró.
-¿Qué sucede, amor? -Preguntó suavemente.
Wendy se encogió de hombros, jugando con sus dedos y fue lindo ver que compartía más de un gesto con sus padres.
-Sé que habíamos acordado que nuestra atención sería exclusivamente para JiMinie, pero ¿no quisieras, ya sabes, otro bebé?
Su papá abrió los ojos de par en par y JiMin sintió su boca caer también, sorprendido con lo que su madre acababa de decir con esa mueca nerviosa e insegura; los hombros rígidos de la Omega empujados hacia atrás, además de la forma en que ella jugaba distraídamente con los ojos llevándolos de su pequeño hijo a su esposo.
¿Pudo haber tenido... Un hermano?
-Únicamente si te parece correcto. Sólo lo pensé porque nuestro bebé ya tiene siete años y pues, habíamos acordado que por un tiempo seríamos nosotros tres, más nunca dijimos cuanto.
-¿Hablas en serio?
-Sí, creo.
-Por un demonio, Wendy. Yo tendría todos los hijos que quisieras. -Se pasó una inestable mano por el pelo. -Amaría traer otra personita a nuestra vida, cariño.
Ella aplaudió, vitoreando al mismo tiempo que decía: -¡JiMinie tendría con quién jugar! Sería precioso verlos juntos, un JiMin curioso ojeando a su rosadito hermano.
-Acepto. -Dijo. La sonrisa reflejada en la voz. -Hagámoslo ya.
Su esposa carcajeó, encarnando una perfecta ceja con prepotencia falsa. -Querrás decir pronto, cuando estemos solos y no nos encontremos en medio de un parque.
-Sí, sí. Eso.
-¡Park HoSeok eres incorregible! -Gritó. Recibiendo un inesperado cachorro JiMin en sus brazos que se había movido de lugar.
-¡Mami, no le grites a papá! -Rogó con ojitos grandes. -Estoy seguro de que lo siente mucho y nos ama.
-Vaya, ¿de dónde sacaste todo ese discurso pregrado?
-¡Tío Kook dijo que no le contara a nadie! -Reclamó, tapándose la boca con ambas manos cuando se dio cuenta de lo que dijo.
-Oh, así que fue tío Kook. ¿Alguna idea de porqué, amor mío?
Él se hundió lentamente, rascándose la nuca con su sonrisa que disminuyó y se le agregó un toque cuidadoso, casi nervioso.
-¡Eh, JiMin-ah! ¿Quieres correr con papá? A puesto a que puedo ganarte fácilmente, campeón.
-¡Uh, uh! ¡No dijiste eso papi!
-¡Lo hice!
Su versión miniatura negó con una decepción que resultó adorable mientras hacía un puchero malcriado.
-Vamos, papá. Estoy seguro de que te ganaré.
Ambos se levantaron y salieron disparados por el parque, corriendo uno detrás del otro.
Mamá jadeó indignada. -Espera un momento. No, hey...- ¡Oh, HoSeok! ¡Tendrás que explicarme luego, bandido!
Ella resopló, dirigió una sacudida de cabeza a la cámara y agitó una mano en el aire despreocupadamente.
-Me las pagará. -Afirmó.
Un segundo después, la cámara se apagó y la tele quedó en oscuro sin nuevas imágenes que reproducir. JiMin limpió una lágrima de su mejilla entonces, dejando su cabeza caer hacia atrás en el sofá y el agotamiento por un largo de día de trabajo tomarlo.
Evitó pegar un brinco con la persona frente a él.
SeokJin le sonrió desde arriba, acariciándole los hombros. -Eso fue lindo.
-¿Desde cuándo estabas ahí?
-Desde que comenzó esa última escena. -Dijo.
JiMin le devolvió la sonrisa. -¿Por qué no te sentaste conmigo?
-Pensé que era algo que debías ver solo. -Chasqueó la lengua divertidamente. -Aunque ahora no estoy tan seguro.
-Supongo que no importa, de todos modos tenía tu presencia muy viva en mi cabeza.
-¿Sí? -Sonrió. -Eso es estupendo.
Sí, JiMin pensó que era verdaderamente estupendo estar así: con sus padres (a pesar de ser solo recuerdos) y con SeokJin a su lado. Concluyó, de la misma manera, que a su padre le habría encantado su elección porque él era todo lo que había descrito hace tanto tiempo que deseaba que estuviera a su lado, cuando JiMin era un niño.
SeokJin era su pilar en los momentos difíciles, no tenía un problema en las 'cuerdas vocales' y jamás diría una cosa tan ridícula como aquellas; por lo que, definitivamente, todo era estupendo...
Sobre todo, poder revivir brevemente a su papá y mamá.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro