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40: Sentimientos

-¿Quién es Lisa, JiMin-ssi?

El Omega dejó de observar la imagen explicativa de un cuerpo humano, girándose al sexólogo con un parpadeo perplejo.

Había pasado una larga semana entre el trabajo, los preparativos para las fiestas y SeokJin; ambos en su bizarra relación con amor por todas partes y folladas en muchas otras. Así mismo, había tomado la decisión de concertar una cita con TaeMin antes de las Navidades para hablar un poco más sobre sus problemas sexuales.

No esperaba que Lisa estuviera en esa conversación, aunque suponía que era necesaria después de que expusiera pobremente su papel en todo esto. Esto, que enjaulaba sus deseos y dejaba solo los miedos.

Ella había sido parte del conflicto consigo mismo...

Tragó. -Era mi mejor amiga.

-Antes dijiste que las cosas con ella no fueron muy bien por tu preferencia, ¿a qué te referías con eso?

-Lisa -Se rascó tras la oreja, nervioso. -no lo comprendió. Ella pensó que me gustaba sentirme maltratado y me obligaba a ir a citas con alfas que no me gustaban solo porque eran todo lo contrario a lo que quería. -Suspiró. -Decía que estaba enfermo y ella me ayudaría a cambiar.

TaeMin asintió con la acostumbrada libreta en el regazo, golpeándola una vez con la punta del bolígrafo. -¿Cómo se conocieron? ¿Ella siempre demostró este comportamiento?

-Compartimos carrera universitaria y nos hicimos cercanos tras un trabajo grupal. Ella fue... Intensa, pero no algo grave hasta que le confesé que me sentía atraído por -Hizo un círculo con las manos dramáticamente. -todo esto; la voz, ser sumiso. Llevábamos dos años de amistad cuando eso.

-Para las personas inclinadas a lo convencional puede resultar difícil entenderlo y a veces sucede este comportamiento violento accidentalmente. Actúan desde la preocupación y luego sus límites se vuelven borrosos.

-También es complicado para mí entenderlo.

-Sí, es cierto. Tus problemas de igual manera, se desarrollan a partir de creencias erróneas que te han llevado a la confusión y una arraigada dificultad para aceptarte, además de un cúmulo de conflictos internos que nacen de tu niñez y te provocan miedo a decepcionar, JiMin-ssi.

-¿Un psicólogo con baja autoestima? Vaya, elegí mal mi futuro.

El alfa sonrió. -No lo hiciste. Los psicólogos son personas y sufren así como todos. Además, si le ves el lado positivo te darás cuenta de que experimentar una situación como esta te hará más empático con tu paciente y lograrás idear la mejor estrategia para tratar su problema basada en las dificultades comunes entre ambos.

JiMin no lo había pensado así. Realmente jamás había pensado en que sus problemas funcionarán para algo más que molestarlo, con esa jodida nada que atacaba inesperadamente y lo hacía sentir tan bien que era como si sus conflictos no existieran. El problema era que existían y una vez acababa ese periodo bendito de nada, las dudas lo devoraban y su embrollada cabeza volvía a ser un lugar aterrador por el enredo magnífico que se apretaba poco a poco.

Un poco demasiado rápido. Un poco excesivamente angustioso.

JiMin se sentía ligeramente nervioso de nuevo, también furioso. Furioso porque se supone que debía estar mejorando, debería comenzar a usar algo de esa madurez emocional y resolver su vida.

Más no podía terminar de hacerlo, no era capaz de finalmente aceptarse. Había una espinita clavada en el pecho difícil de entender y tenía un nudo extraño en la garganta que locamente apretaba su estómago en una sensación malditamente horrible. Una sensación frustrante por la sencilla razón de que mantenía ese regusto amargo cuando era feliz.

Como si no estuviera completo. Como si le faltara una pequeña pieza en un rompecabezas.

Por todos los cielos.

Suspiró profundamente.

-Se percibe lejano, ¿verdad? -Preguntó. JiMin lo observó por el rabillo del ojo. -Salir de todo eso, se percibe muy lejos.

El Omega parpadeó confundido.

«¿Cómo había podido saberlo?»

-Sí, lo hace.

-Naturalmente este es un proceso lento, a pesar de que depende de cada persona. Es contraproducente que te preocupes tanto.

-Lo sé, es solo... siento que me falta algo. Que hay una cosa balanceándose frente a mí que no soy capaz de ver y tiene todas las respuestas.

El doctor TaeMin soltó una risita comprensiva. -No existen los atajos hacia las respuestas. Ellas llegarán cuando tengan que hacerlo, JiMin-ssi. -Dejó la libreta sobre la mesa a un lado. -Sobre Lisa, ¿cómo se separaron?

JiMin recordó la idea que había tenido borracho, hablando con su tío. También todo lo que dijo sobre SeokJin y el extraño ambiente alcoholizado. Extrañamente todavía no se arrepintió de su conversación un lluvioso día hace algún tiempo, cuando acabó con una amistad que había significado demasiadas cosas para él solo porque Lisa no era capaz de entenderlo y se empeñaba en cambiarlo.

«¿De qué estás hablando? Yo conozco a mi Minnie».

Apretó los labios.

¿Lo conoció realmente? Y si lo hizo, entonces ¿no le gustó lo que vio?

«¡Tú sabes cómo eres! He intentado ayudarte, pero no te dejas».

«Pero no te dejas».

JiMin se preguntó herido, cuántas veces se doblegó a sus deseos. ¿Cuántas veces solo tomo sus opiniones al igual que hacía con LuHan?

Muchas. Tantas que se sintió enfermo.

¿Y ella quiso saber cómo se sentía? ¿A ella le importó siquiera como luchó por lograr que no se fuera?

¿Cuánto sacrificó porque... lo quisiera?

No.

Ella nunca se preocupó y JiMin jamás se lo dijo.

«¿Qué fue esta vez? ¿Su cara? ¿Sus manos? ¿Su voz? ¡Vamos dilo!»

Había recuerdos dispersos, memorias que no seguían una línea a pesar de tenerla y aún así, no podía evitar la herida que se abría. Lo descolocado de todo no impedía que lo agobiara, que se sintiera hundido en un mar de desesperación insuperable.

«¡Dime que quieres un maldito! ¡Di que deseas ser maltratado! ¡Di tú estúpida excusa!»

La cicatriz ardía. Ardía dolorosamente como si la herida solo tuviera una curita y acabara de ser arrancada cruelmente.

«Acabas de decirlo, no eres normal».

Como si jamás hubiese cicatrizado en realidad.

Claramente Lisa no lo conoció, no fue consciente de sus sacrificios y le dolía no decirlo. No poder expresar con esa rabia contenida el ardor inhumano que lo incendiaba todo, la decepción que golpeaba con fuerza y la traición que atravesaba su corazón:

Dolía mucho.

Tomo una respiración temblorosa.

-Ella me golpeó, fue grosera y rompió mi confianza. Simplemente no podía soportarlo.

-¿Por qué?

JiMin soltó una risita sin gracia. -Di todo, intenté hasta lo imposible. ¿Y ella? Lisa me abandonó, me hizo sentir solo y sucio.

-¿Lo crees hoy?

-¿Sigo creyendo que estoy sucio? No lo sé, en algunas ocasiones parece que no. -Parpadeó las lágrimas traicioneras. -Aún así logró que lo pensara y yo solo quisiera que -Una lágrima se deslizó por su mejilla antes de que pudiera evitarlo. -se arrepintiera.

JiMin respiró hondo, con el dolor estrujando su pecho y las lágrimas pujando en sus ojos. ¿Cómo llegó aquí? Se pregunta y la respuesta parece tan tardía que puede no llegar. Su cabeza era un remolino, las manos le temblaron y no se creía capaz de levantarse, el peso de las palabras empujándolo hacia abajo para que no escapara, para que se resignara a sufrir en ese momento de debilidad todo lo que había ocultado. Todo lo que calló.

Todo lo que perdió.

Y era injusto. Pensó que era injusto como los demás disfrutaban de su vida sin complicaciones y le pareció todavía más absurdo que tuviera la idea de que el resto vivía mejor que él.

Sabía que las personas se enfrentaban a diario a pruebas que siempre le quitarían algo, pero apenas estaba enterándose de que lo que te quitaron se compensaba con lo que podías ganar si eras lo suficientemente inteligente.

Lisa se había marchado y el Omega no había mirado atrás. Sin embargo, caminó hacia adelante sin rumbo y ganó una cosa difusa que no creyó que fuera a tener alguna vez.

Amor.

Un verdadero amor hacia Park JiMin. Hacia él. Que aunque estaba en progreso aún, lucharía por mantener una vez que lo sostuviera; además de un verdadero amor hacia alguien más. Alguien que detiéndose a su lado lo comprendió, espero por él y lo busco cuando se perdió incluso a sí mismo.

Alguien que le dio la oportunidad de ver algo más. De conocerse.

Alguien que sigue ahí.

Alguien especial.

Simplemente ese tipo de alguien.

-Quisiera darle las gracias también.

-¿Qué? -El alfa parpadeó apacible.

-Quisiera darle las gracias por dejarme soltarla. -Inhaló. -Por provocar que me alejara, pues eso me permitió acercarme a mí y a otra persona que se ha vuelto muy importante en mi vida.

-¿Hablas de tu pareja actual?

El Omega asintió en un gesto tonto y agregó: -Debo confesar que sí.

-Este es un pensamiento interesante. -Silbó. -Deseas expresar dos emociones contrarias a la misma persona.

-Un poco confuso, ¿no?

-Por supuesto, pero eso es la mente humana. -Rió. -JiMin-ssi, creo que sería bueno que hablaras con ella por última vez.

Abrió los ojos de par en par. -¿Con Lisa?

-Sí. Quizás necesitas cerrar verdaderamente este capítulo de tu vida para continuar, puede que ahí este lo que no logras ver y contiene las respuestas que buscas o por lo menos una parte de ellas.

JiMin suspiró profundamente, sabiendo que podía tener razón y qué tal vez era necesario echar un vistazo atrás. Solo uno.

Aunque no sabía que podía encontrar y si realmente eso tendría las respuestas a sus sentimientos.

Los sentimientos eran difíciles, de todos modos; así que no se preocupó por el pensamiento que lo acompañó incluso después de su consulta. Incluso, cuando fue a casa.

Cayó en su cama suspirando, con la idea dando vueltas incontrolables en su cabeza.

Nunca había sido bueno para soportar esas vueltas...

Dos latidos pasaron.

Hizo uso de su celular, elevándolo sobre su cara con una mueca. Marcó el número infame al que no había llamado desde hace cuatro meses y cerró los ojos al presionar el botón verde con un dedo sudoroso.

«¿De verdad, JiMinie? Intento hacer esto por tu bien y mira como me pagas».

Empuñó las manos con fuerza bestial, sus nudillos blancos por el paso impedido de la sangre y las cortas uñas clavándosele en la palma.

Todavía recuerda su voz al decirle eso y sencillamente no puede dejarlo pasar nuevamente.

Simplemente, necesita decírselo.

Ella contestó sin que tuviera que esperar demasiado y JiMin solo dijo una cosa, con la convicción surgiendo.

-Hablemos, Lisa-yah.

▪▫❤▫▪
Feliz San Valentín.
💜 I PURPLE U.

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