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39: Tres citas y tres reglas (Parte 3)

Nunca...

SeokJin besó el arco de su cara y deslizó las manos por sus piernas, aferrando los dedos con fuerza pasional de su cintura antes de levantarlos del suelo. Sus manos calientes eran un contraste sensual contra su piel deseosa y JiMin ladeó la cabeza casi gimiendo, mirándolo fijamente todo el transcurso hasta que lo dejo sentado sobre la cama con apuro.

Alejándose hacia atrás ojeó su cuerpo con detenimiento, su lengua ardiente recorriendo el largo de sus labios con hambre en un gesto afanoso. Y el Omega casi se derritió. Ansioso. Excitado. Pero se obligó a guardar su impaciencia al ver al alfa correr a alguna parte.

Regresó frente a la cama con la fácil sonrisa encantadora alzando las comisuras púrpuras de su boca mientras el colgante de diamantes se resbalaba entre sus palmas.

JiMin tomó una respiración temblorosa.

Fue consciente de la apabullante emoción que secaba su garganta así como inundaba sus venas según SeokJin se acercó por detrás, hundiendo poco a poco las rodillas en la cama. El suave ruido del broche del colgante haciendo un estrépito hueco ahogado por sus suspiros al volver a presentir el roce de piel contra piel caliente en el momento en que el alfa se lo colocaba alrededor del cuello, rozando en una caricia efímera sus dedos en la carne. Entonces lo escuchó ronronear, acariciando su pecho más lejos y besando su cuello un momento antes de arrancarle la camisa por encima de la cabeza en un movimiento eufórico y desbordante de deseo compartido.

Ese tremendo calor que atacaba su cuerpo cada vez que estaban así, JiMin pensó, era enfermizo. Más se sentía tan asfixiantemente erótico mientras bajaba por su espalda en un roce lento que su boca se secó sin palabras, completamente relajada en los confines de su refugio.

Las dudas que muchas veces inundaban su cabeza estaban perdidas en algún lugar de Busan cuando ellos estaban en Jeju y era maravillosa la libertad que provocó que sus manos huyeran a la nuca del otro, ladeando la cabeza para besarlo mejor. Para besarlo tan bueno que no había explicación lógica para ello.

La lengua de SeokJin jugó también contra la suya en un ritmo eléctrico, con sus manos deslizándose por debajo de su pantalón y saliva caliente bailando entre sus labios hambrientos junto con la necesidad loca que nublaba su mente. No haciéndolo consciente realmente del segundo en que el alfa rugió y afianzó los dedos a la carne de su pelvis para acostarlo, abriendo sus piernas y entrando en el hueco entre ellas para frotarse. Ahogando sus gruñidos en sus bocas juntas. A pesar de no saber cuándo pasó, JiMin gimoteó y enroscó sus dedos en el cabello oscuro como el carbón, deleitándose en las sensaciones que le regalaba su alfa al mismo tiempo que jalaba de su pelo.

Su agujero se apretó, dejando escapar de su lubricante natural y la habitación olió a canela por todos lados con el toque sucio de su éxtasis. Sin embargo, se quejó cuando el alfa se alejó y puso una -irritante. - mano entre sus pectorales para evitar que se moviera en su búsqueda.

Otra vez.

Él se humedeció los labios. —¿Qué quieres que haga?

JiMin sonrió.

—Quiero que me hagas el amor.

—¿Cómo? —Sobó la piel a su alcance. —¿Cómo quieres que lo haga?

Quiso reírse, de verdad y se esforzó por tragarse la inevitable carcajada contenta. Contrariamente a lo que pudiera pensarse en una situación como esta normalmente, JiMin creyó que tanta consideración era tan linda que su loco lobo luchó junto con él invisiblemente por alcanzar al otro y besarlo (afectado por las emociones de su humano y por las propias).

Ambos deseando alcanzar a quien creían su alfa en una comunión que no habían tenido jamás.

Porque jamás habían estado tan unidos. Jamás se habían aceptado mutuamente por completo: siempre existía algo, una cosa que reaccionaba como una pared y era evidente que eso que JiMin deseó ocultar y que ahora no le importaba mucho demostrar interfirió más en su vida de lo que sabía.

Simplemente esto era demasiado lindo y estaba seguro de no haberlo experimentado hasta ese momento.

JiMin levantó la mano a la mejilla de SeokJin, acariciándole con los ojos refulgiendo cariño.

—Está bien, no tengo que decírtelo. —Rió. —Para mí hacer el amor no debe ser complicado o llevarse por el esquema común de 'suavidad y lentitud'. Para mí hacer al amor es que lo hagas como me gusta, que me folles como sabes.

SeokJin encarnó una ceja. Se apoyó en su toque y se precipitó lo poco que faltaba para que al entreabrir los labios el repentino suspiro golpeara suavemente los suyos, preguntando:

—¿Cuál será la diferencia en ese caso?

Mentiría si JiMin dijera que no había anticipado esa pregunta con un regusto imposiblemente dulce en el estómago.

—Que me dejaras descubrir lo que sientes. Que permitiremos a  nuestras emociones desnudarse igual que nosotros. —Susurró en respuesta. Deslizó su mano a su pecho, sobre su corazón. —El sexo es sexo y existen miles de formas de demostrar amor, esta es solo una de tantas otras.

—JiMin. —Intentó.

—Esto —Ignoró. El Omega sostuvo lo que pudo de su camisa, ensanchando la sonrisa en su boca. —será amor si lo experimentamos verdaderamente. Me harás el amor siempre que me ames, SeokJin-ah.

—No por como tenemos sexo. —SeokJin concretó para sí mismo.

JiMin asintió de todos modos. Cubrió la mano del alfa que lo mantenía en la cama con la que no estaba en su camisa y la echo a un lado de su cabeza, elevándose y empujándolo con su propia ropa hasta que pudo retomar su beso justo donde lo habían dejado.

La habitación explotó en llamas finalmente.

JiMin se ahogaba con la ropa y quería más que nunca quitársela. Para su suerte, a diferencia de la última vez que la ropa había sido tanta, SeokJin estuvo de acuerdo. Arrodillándose entre sus piernas y librándose de la camisa deportiva exploró con sus manos cálidas el camino que comenzaba en su abdomen y terminaba en el botón de su pantalón, desabrochando y arrastrándolo por sus piernas para deshacerse de él.

Gimió, clavando las manos en los hombros que se le ofrecían a la par que el alfa jadeó extasiado y alzó uno de sus muslos por la rodilla para besar bajo, chupando grumitos de piel y mordiendo con ahínco. Disfrutó los dientes que se hundían en su piel y por todos los cielos, amó el delicioso alivio de su lengua sucia y desvergonzada que lamió con dedicación la marca enrojecida.

Oh, cuando tocó su ropa interior...

JiMin se sentía tan húmedo que pensó que era imposible, las sábanas empapadas por debajo de su culo lubricado y lo suficientemente listo como para pensar en un sexo descontrolado y salvaje sin que SeokJin le pusiera un solo dedo antes.

Era sucio.

Insano.

Enfermo.

Pero a JiMin no le importó, no le importó nada más que esa bruma que adormecía sus pensamientos y le decía que estaba bien. Que podía hacer lo que deseara y nadie lo sabría, tampoco sería su endemoniado problema.

Y solo tenía una palabra básica y repetitiva para describirlo. Solo podía dibujar unas pocas letras en su cabeza llena de algodón para definir una emoción como esa.

Sublime.

SeokJin le chupó un pezón.

JiMin pegó un brinco, sorprendido por que estuviera en su pecho cuando hace solo unos segundos estaba abajo. Muy abajo. Más cerca de otra cosa que obviamente, no era su pezón.

No te distraigas. —Se estremeció con la voz alfa calando sus huesos. —No me gusta que estés en otra parte.

—¿Cómo sabe que estaba en otra parte, CEO Kim? —Burló.

Se encontró observando los ojos azules y profundos como un mar cuando SeokJin alzó la mirada a la suya, levantando una arrogante y perfecta ceja.

«Vale...»

Sinceramente, Kim SeokJin era espléndido con esa cara. Una fantasía visual tan irreal que únicamente le provocaba tomar su rostro y llenarlo de besos por todos lados. Vamos, esa cara era sexy. La representación de la galantería y la sensualidad hecha alfa y hombre.

Él chasqueó la lengua y le dio un vistazo caliente de su cuerpo desnudo al erguirse, quitándose sus pantalones junto con la ropa interior. JiMin pensó mientras sus mejillas se sonrojaban que no podría volver a distraerse luego de semejante espectáculo de carne dura y magnífica, pero consiguió desviar sus ojos a otro lado cuando escucho al alfa reírse con victoria.

«Maldito Kim SeokJin».

—Te sorprendiste hace un momento, Park JiMin. Pero puedes olvidarlo, como todas las cosas que te he dicho.

—¡Nunca he hecho eso!

SeokJin apretó los labios, reteniendo pobremente una carcajada un segundo antes de arrancar la última prenda del Omega, dejando a su cuerpo pequeño hacer un colorido cuadro con las sábanas de la gigantesca cama. Parecía que había pasado una eternidad desde que estuvieron así, tan cerca que la respiración del otro estremecía sus cuerpos sin ropa. Tan cerca que el sudor se condensaba en el aire y sus pulmones luchaban por respirarlo, agobiados por el ataque masivo de adrenalina pura.

Más se sentía único.

Delicioso...

JiMin se volvió disperso y se perdió entre las sensaciones: la de SeokJin palpando su culo húmedo que mojaba la cama, el rico placer que transmitió su voz al gruñirle por la satisfacción e incluso la del primer dedo que tanteó su agujero introduciéndose con malintencionada lentitud. Tan disperso y perdido que apretó los músculos del culo de nuevo, pidiendo por algo más que llenara el vacío que ese dedo buscaba saciar pobremente.

Y era imposible, pensó. Pensó que debía ser imposible distinguir entre las brumas de frenesí que inundaban su cabeza cuando metió otro, burlándose mientras se inclinaba hacia adelante para lamer su boca y colar su lengua dentro. Pensó que debía ser imposible hacer el amor así de salvaje. Una cosa sucia que JiMin correspondió besando, afianzando sus manos a la espalda sudada y dejando caer su cabeza de cabellos rubios contra la almohada en un exhausto y frustrado lamento porque no era suficiente, porque su alfa podía darle más y JiMin lo agradecería profundamente mientras le hundía las uñas en la piel, gimiendo por su polla que...-

—JiMin. —Llamó. JiMin lo miró. —¿Parece que te amo?

—¿Uh? —Abrió los ojos de par en par y tragó.

¿Había alguna posibilidad de que no... Lo hiciera?

—Supongo que sí. —Tartamudeó.

SeokJin le enseñó los colmillos, soltó un aliento ansioso como el de un animal y embistió. El primer empuje de su polla logrando que el Omega gimoteara, deslizando sus piernas a su espalda baja para sostenerse y clavándole los talones en las nalgas antes de que el pene del alfa huyera a su interior con incomparable experiencia.

Gimió complacido, aunque el miedo se asomaba a través de la nada cariñosamente odiosa.

—Quiero que estés seguro, no que lo supongas. —Permitió a su lengua resbalar por su hombro y llevó un dedo sudado al colgante. —Eres mío, eres mi todo. ¿Cómo no puedes saberlo?

JiMin respiró. Simplemente respiró aliviado y le rodeó el cuello con los brazos.

Sonrió.

—¿No te avergüenzas tampoco con eso?

SeokJin dejó escapar una risita. —Creí que habíamos acabado con los juegos. De todos modos, me he avergonzado en el pasado por si querías saberlo.

—Ya lo sabía. —Rió. El alfa entornó los ojos, dando una embestida repentina.

JiMin jadeó.

¿De verdad? —Burló. La voz alfa hizo una mella espléndida en el Omega de nuevo.

—Por supuesto. —Gimió, empujándose hacia él. —¿Quién no se ha avergonzado por lo menos una vez en su vida? Hay cosas que no te provocan vergüenza por pena, sino por alegría u ocio.

El alfa se quejó falsamente.

—Estas hablando demasiado.

—¿Por qué no me callas?

Eso suena bien. —Susurró, sonriendo.

Golpeó dentro.

JiMin se volvió gelatinoso, con las piernas débiles mientras su alfa lo follaba. Mientras le hacía el amor. Y era como ellos, una expresión salvaje y brutal con piel y sudor que acompañó el olor a humedad, a sus feromonas sexuales juntas en una sola; aún así, lejos de lo que pudiera pensarse, era extraño percibirlo de semejante modo: uno en que la canela y el anís estaban ahí, ondeando en el aire con cada respiro.

Como una esencia que retando a su naturaleza estaba destinada exclusivamente a fusionarse.

La polla cepillando en su culo empujó y JiMin no fue capaz de pensar en algo más que no fuera el choque de la pelvis caliente contra sus nalgas o los dedos que traviesos apretaron en los globos, separándolos con un deje malicioso. Lo observó humedecerse los labios apretados, dando una ojeada morbosa a su agujero que recibía la fuerza de sus embestidas, dejando al miembro del alfa entrar y salir en un baile enfermizo y desbordante de irracionalidad.

Pero seguía sin saber que era diferente... porque se sentía tan raro.

El presentimiento no le gustó, menos la sensación de precipitación hacia algo más. Algo peligroso.

Volvía a tener miedo.

Resbaló las manos hasta los hombros duros, sosteniéndose para no sentir que caía. Que eso peligroso estaba más cerca que nunca y no podía quitarlo de encima, simplemente resignándose a amar a este alfa y tomarlo como suyo.

JiMin no podía dejar que no fuera suyo. Estaba cansado de que no fuera lo suficientemente fuerte para sostener cualquier cosa en su vida, para conseguir que alguien se quedara a su lado.

Sus padres se habían ido primero, su mejor amiga y todos sus novios después. Horriblemente, todos habían dicho 'te amo', justo antes de abandonarlo.

¿Se iría SeokJin ahora?

JiMin sacudió la cabeza, babeando su placer en la almohada cuando se detuvo ladeando la cabeza en ella.

¡Por todos los cielos! ¿Por qué estaba pensando... En eso?

Tembló patéticamente ante los enredos en su loca cabeza que regresaban con la fuerza de un huracán, destrozando la poca estabilidad que había logrado reunir con esfuerzos abismales que casi le habían costado abandonar lo único que logró entenderlo y quererlo. Pensando aunque no quiso, en que quizás eso podría hacer que lo perdiera, que todas las dudas que se acumulaban de nuevo lo alejarían como a todos los demás.

«No...»

Una mano presionó en su barbilla, obligándolo a verlo. A ver a SeokJin.

A ver que no estaba solo.

¿Estás bien?

JiMin suspiró, genuinamente aliviado con la emoción cruda que retrocedió y acercó al alfa todavía más cuando tuvo la intención de detenerse.

—Sí, lo siento.

—¿Por qué? —Trazó la línea de sus labios con un dedo. Sonrió. —Puedes nublarte cuando te follo, generalmente eso sucede.

—Eso ha sido tan bello. Poesía pura.

SeokJin soltó una carcajada, cepillando su polla con fuerza contra él. Atacando su interior, estancado entre sus entrañas y empujándolo a buscarlo cuando se alejó, corriendo a su encuentro otra vez en una embestida animal.

La cama tronó y JiMin se acobijó en la nada, abrazándola para no volver a soltarla. Definitivamente, había estado nublado, convencido por el temor aberrante de que Kim SeokJin podría dejarlo. Sin embargo, olvidó que este hombre había hecho lo posible por encontrarlo después de que lo dejara sin respuestas y una vez tuvo la idea fugaz -pero acertada. - de que podría ir al infierno en un viaje sin retorno solo para tener lo que deseaba.

Lo consiguió, al final.

JiMin se había rendido a sus órdenes, sin interferir. Pero era feliz, estaba contento de haber tomado las decisiones que lo habían llevado hasta aquí. Hasta SeokJin amándolo y la idea de su desprecio olvidada.

Ahora tenía que deshacerse de su miedo al amor. A qué quien dice amarlo, lo abandone.

Sentía que le faltaba demasiado...

SeokJin gruñó, dejo su barbilla y aferró su mano para entrelazar sus dedos.

—Toma mi mano y sonríe. —Dijo. Le dio un besito ridículo en la boca. —Al cerrar los ojos esos recuerdos tristes desaparecerán, JiMin-ah.

Los labios le temblaron.

—No es tan fácil.

—Entonces estaré aquí para que eso pase, para que la tristeza siempre se vaya. Lograremos aprender de esos recuerdos y los convertiremos en algo bueno únicamente para nosotros.

—Te amo, ¿lo sabes?

—Sí, ya lo sabía. —Burló, la sonrisa engreída estirando las comisuras púrpuras de su boca.

JiMin bufó, desenlazando las piernas de su espalda grande y arrastró las uñas por la piel de sus hombros, sintiendo la excitación correr por su cuerpo desnudo. Agua le goteaba del pelo a SeokJin mientras sus músculos se volvían rígidos y se relajaban en cada vaivén bruto, follándolo tan bueno que sus piernas entumecidas se estremecieron y su pecho luchaba por recibir un poco de ese aire cargado de aroma a sexo, a ellos y su placer. Esto era el éxtasis extremo de siempre, con la diferencia de que estaban desnudando algo más y JiMin se sentía tan descubierto que casi dolía al mismo tiempo que lo aliviaba, dolía porque nunca se había permitido ser así y lo aliviaba porque mostraba quién era al completo y estaba malditamente satisfecho con eso.

Con ser el mismo y dejarse amar de esa forma. Sin arrepentimientos, sin titubeos innecesarios.

Repentinamente, ya no existía nada. No existía el miedo al amor, a que el resto supiera lo que le gustaba y lo juzgara, tampoco a perderse a sí mismo.

Con SeokJin todo ese cóctel explosivo de emociones y problemas parecía inconcebible, imposible de una manera angustiosamente maravillosa.

Tan enredado como sonaba, dejo de pensar. Indispuesto a alejarse de eso que ponía su piel sensible, de la polla que cepillaba en su culo lubricado o del ruido de sus respiraciones profundas cada que el frenesí era mucho para mantenerlo en sus pulmones y era tan insoportable que JiMin chilló como un animalito, permitiendo al éxtasis llevarlo a un orgasmo descomunal mientras abandonaba su cabeza sobre la almohada con fuerza, un hilo de saliva caliente deslizándose por la esquina de su boca.

Era demasiado rico, JiMin pensó.

Recibió las manos de SeokJin sosteniendo su cintura entre las brumas de su orgasmo, con sus dedos clavándose con tanta fuerza que seguramente dejarían una huella y aceptó sus últimas embestidas; el bendito movimiento de su pene sobre-estimulando su agujero deliciosamente hasta que el alfa gruñó, alcanzando su propia cúspide entre los músculos palpitantes y húmedos de su culo.

El nudo creció y los mantuvo unidos por un poco más. SeokJin aprovechó entonces, paseando una de sus manos por su cara con una adoración que JiMin no estaba seguro de haber recibido antes de ese momento, cuando estaban tan juntos: tan unidos; que podían solo ser uno.

—Yo también te amo. —Besó uno de sus párpados. JiMin rió.

Estirándose beso la frente de su alfa, completamente aferrado a la idea de que no había nada mejor que ellos así.

Completamente convencido, de que esto de alguna manera sellaba una promesa. De que, a pesar de sus miedos, SeokJin iba a quedarse siempre que él se quedara también.

Algo que no sabía y no era capaz de imaginar es que era una promesa que trascendió todo, porque este era el destino elegido por La Luna.

Y aunque todavía les faltaban pruebas por superar, ahora podían disfrutar del amparo de su madre Luna al entrar por la ventana, levantando las cortinas para observar una de sus mejores parejas.

Pero ella, aún así, seguía preocupada de lo que venía...

▫▪❤▪▫
¿Les arruiné el bonito final de esta cita? 😅😚. Sorry jdksjjsjs

Ahora, voy a dejar una pequeña notita aquí para tratar lo siguiente: la problemática con los fics.

En lo personal esto no es algo que me preocupe y jamás le había prestado mucha atención porque no es un problema nuevo, esto tiene bastante tiempo ya sucediendo; lo que me incomoda, es que hace poco una persona me ha escrito para insultar esta historia en base a argumentos sin sentido, si es que siquiera se les puede llamar 'argumentos'. ACLARO desde este momento que no voy a eliminar la historia o tomar en cuenta los comentarios de dicha persona, pero expreso mi molestia con este usuario que incluso borró el perfil una vez concreto su objetivo (criticar), sin darme oportunidad de responderle.

Amigo, si necesitas algo para dirigir tu odio y así no odiarte a ti mismo: úsame. Usa esta historia, pero no pretendas afectarme. Seré cruda y odiosa, más no cambiaré de opinión porque si existe algo que te moleste con respecto a la historia puedes dirigirte a mí con respeto y plantear tu crítica constructivamente, no venir a insultarme. Desde un principio, espere haber aclarado que este libro no se trata sobre el abuso o sobre que 'x' personaje es inferior a 'y'. Por supuesto que no. Este libro como intenté explicar, se trata de una relación basada en lo que sería el BDSM al omegaverse y sus tabúes que, tarde o temprano, terminan por influir negativamente en las personas que se sienten atraídas por ello pero no saben realmente lo que es, asustados de experimentar por dichas creencias erróneas.

JiMin NO es una víctima, es una persona que no se acepta. SeokJin NO es un abusador machista, es un hombre inclinado a prácticas sexuales poco habituales. Ambos comparten la misma práctica sexual y tienen un consentimiento silencioso al realizarla. SeokJin jamás a tratado de imponerse ante JiMin fuera de la CAMA, por lo que no entiendo porque comparar a JiMin con una mujer en una relación con un golpeador 😲😮.

Uf, ha sido demasiado. Sin embargo, son cosas que necesito dar a entender para que comprendan el verdadero contexto de la historia. Claramente, si alguien no se siente cómodo puede hablar sobre ello como una persona que se dirige a otra persona en una sociedad civilizada, por favor. De ese modo no tendré ningún problema.

En fin, quisiera saber luego de todo este discurso (😳😳), sus opiniones sobre Your Voice. Especialmente si creen que he dado las señales correctas para lo que explique antes sobre la relación de ambos personajes principales o si piensan que debe pulirse/hablarse más sobre algo.

Esto es todo, gracias por leer 💜.

💘 VinniePark.

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