17: Sucio vs Posesivo
JiMin se estremeció, con el temor insano recorriendo su cuerpo en oleadas de excitación. La sensación caliente de las manos del otro sobre él aún por encima de la ropa precipitando a una realidad ardiente.
Los ojos azules de SeokJin inundados en furia que parecía infernal y JiMin quizás se sintió un poquito desequilibrado a pesar de la creciente excitación.
—¿Olor a pasión? —JiMin dijo. Las manos de SeokJin subiendo por su camisa y jalándole el cuello.
—Sí. —SeokJin no sonrió, pero aún así respondió con tono apacible. —Mucho...
JiMin suspiró. —Sí, hay mucho de eso.
El alfa se inclinó, besándole en la boca con fuerza bestial. Tomado tan de sorpresa que JiMin sintió que no podía respirar, luchó por hacerlo mientras regresaba el beso y aferraba sus brazos al cuello del otro. Jugó con el cabello en la nuca.
SeokJin le abrió las piernas y desabrochó su pantalón sin dejar de besarlo, fuerza temeraria empujando al Omega hacia atrás en el escritorio. El calor que ascendía diciéndole que era mucha ropa, demasiada. Que tenía que quitársela como fuera, pero SeokJin parecía no escuchar la misma súplica, solo bajándole el pantalón y la ropa interior mientras guiaba las manos a su culo, amasando la carne entre sus dedos.
JiMin gimió, espasmos musculares acompañando la lengua astuta que ojeó en su boca con prisa.
Y JiMin no podía contar lo que estaba sucediéndole a su cuerpo; ardiendo fuertemente y temblando cuando el alfa le dejo en el suelo con poco cuidado. Sus labios calientes, tan calientes que su lengua húmeda no pudo aliviar el calor, sus ojos observando al otro sentarse y quedarse quieto mientras le miraba desde arriba.
Se sintió pequeño y tembloroso. Dominado por la mirada agresiva.
—Lo he pensado. —SeokJin dijo, relajándose en la silla. —Deberías compensarme por todo esto. Si yo te toco, pierde gracia.
JiMin se humedeció los labios. —¿Qué debería hacer? —Preguntó, arrimándose más cerca y entrando en el hueco entre las piernas del otro. Puso ambas manos en sus rodillas y le miró. —¿Va a decírmelo, CEO Kim?
Era sucio como podía decirlo tan amablemente, como si ofreciera una tacita de café. Su agujero lubricándose y resbalando algo de la humedad al suelo mientras arrastraba los dedos por el pantalón de SeokJin.
Le gustaba ser sucio, JiMin pensó. Deleitándose en el brillo peculiar que cruzaba los ojos del alfa.
Le encantaba.
—¿Por qué no la chupas? —Propusó suavemente. —Vamos, no me has mostrado que tan bien puedes hacerlo.
El Omega estiró sus manos y bajo la cremallera del pantalón negro, relamiéndose los labios y dándole pequeños toques a la polla dura. No sabe que hizo, pero la saco de la ropa interior y la tenía en la boca antes de darse cuenta realmente; cegado por la sensación cálida que le daba la bienvenida a su cuerpo y eso que no era capaz de poner nombre. ¿Cómo podía si no sabía lo que era? Era la primera vez que experimentaba semejante cosa. Una cosa que le hacía sentir como si la polla en su boca, estimulando sobre su lengua, le penetrara. Una sensación que irradiaba y ponía al expuesto lo más insano que pudo haber pensado alguna vez en su vida.
Una cosa... Simplemente una cosa sucia.
Tan sucia.
JiMin chupo el miembro en su boca, deslizando con sucio placer su lengua por la extensión desnuda y SeokJin enterró una mano en su cabello, gruñendo bajito y apretando los dientes. Conteniéndose.
JiMin arrastró la silla más cerca suyo, bajando y subiendo la cabeza mientras disfrutaba la invasión a su garganta, el pene del alfa yendo tan lejos que podía sentirlo bien, demasiado bien. Tan mal como le permitía follarse entusiasmado a sí mismo, resignándose a la vista de cómo se tragaba la polla y sujetándole el cabello rubio que estaba cayéndose desordenadamente por su frente.
Admirándolo actuar tan sucio y gemir sobre el miembro.
—¿Sabes lo bonito que te ves chupando?
JiMin no lo sabía y no le importaba, solo sintiendo las mejillas calientes y la polla bailar entre sus labios con deje enfermo. La boca cargada de saliva y un halo desagradable deslizándose delicadamente por la comisura de sus labios.
Y esa maldita voz. Escucharlo era caer en las redes de un clímax auditivo y JiMin no sabía si se había vuelto un fan del voyerismo o porque le gustaba tanto el sonido, regalándole un cumplido que le hizo esmerarse en chupar, danzando la boca a un ritmo eléctrico y feroz. Solo porque le gustaba escucharlo y porque oírlo era alucinante.
Enfermamente alucinante.
Una fantasía fonética. Una lengua bastante sucia que era habitante de una boca completamente desvergonzada.
Oh, tan desvergonzada.
El alfa jadeo y sus manos se hundieron más en su cabello. JiMin sintió que quería tomarlo en su boca todo de un bocado, dejar que se derritiera en su lengua mientras alcanzaba el orgasmo y lo follaba suciamente.
JiMin podía...-
—¿CEO Kim?
JiMin cayó empujado hacia atrás cuando la silla se pegó al escritorio, el alfa gruñendo al inesperado visitante.
¿Qué era...?
Se quedó en silencio, los labios húmedos y la polla corrida a su mejilla en el apuro. SeokJin aún estaba duro y JiMin enrojeció con la sensación de poder haber sido descubierto. ¿Qué se suponía que estaban haciendo? Cualquiera podría haber entrado en algún momento, era un lugar público y las ventanas que daban hacia afuera eran de cristal.
JiMin pensó que definitivamente se había vuelto loco. Más su excitación no desapareció con la inminente llegada del peligro a su sistema, solo aumentando insanamente la emoción apabullante.
La adrenalina nublando su juicio.
—¿Nunca te enseñaron a tocar? —SeokJin masculló. JiMin no necesito verlo para saber qué fruncía el ceño.
La mano del alfa seguía en su cabello y JiMin se quedó quieto otro instante, una idea loca que cumplió suspirando suavemente y volviendo a la polla. Apretando superficialmente los labios contra la carne caliente.
SeokJin dio un brinquito.
JiMin recordaba que su objetivo que avergonzarlo y, pues, si esto no lo hacía, al menos, terminarían lo que habían comenzado.
—Lo siento, señor. —JiMin escucho que la mujer decía. Ni idea de quién era. —Eh, y-yo...
Claro. Debía olerlo: tantas feromonas sexuales que estremecerían a cualquiera.
JiMin rogaba que su aroma no fuera muy común, metiendo la punta del miembro a su boca y chupando, procurando no hacer demasiado ruido.
Si la mujer no decía nada era, porque seguramente, SeokJin tendría esos ojos espeluznantes.
JiMin pensó en sus ojos y metió gustoso la polla entera en su boca, ahuecando las mejillas calientes y permitiendo a la gruesa contextura entrar adecuadamente... Estaba tan loco, de verdad. Por todos los cielos, en serio. ¿Quién sabía cómo era la forma adecuada de chupar una polla?
¿Desde cuándo lo sabía él?
—¿Qué demonios quieres?
JiMin se preguntó vagamente como su voz no se mostraba afectada de ninguna manera. Pero, convencido de que no era su problema, volvió a lo que estaba haciendo. Dejando la polla caer de su boca y resbalando la lengua por la longitud.
SeokJin apretó los dedos en su cabello y lo empujó más cerca. JiMin chupo con más fuerza en compensación.
Sucio. Ilusionado con el hecho de que podría en cualquier momento ser visto.
Y se sentía tan erótico y caliente. Tan público que resultaba enfermo. Sin embargo, esa misma enfermedad era sensual, atrevida y atrayente porque el peligro se sentía por todas partes.
Y se sentía bien. Malditamente bien.
—Solo que la señora Kim ha llamado hoy y ella... —La mujer no continuó, rompiendo en un silencio que hizo a JiMin sentir algo de pena ajena.
La pobre tenía que pagar las consecuencias de sus desquiciados actos, pensó. Dio una lamida a la polla y estrecho los ojos.
Estaba sumamente avergonzado, ¿No se notaba?
SeokJin bufó. —¿Ella qué?
—Dijo que necesitaba hablar con usted. —Explicó trabadamente. —Le pidió que le llamará cuando pudiera. Insistió en que fuera pronto, CEO.
—Bien, ya puedes irte.
La mujer salió corriendo y JiMin escucho la puerta cerrarse después de sus pasos presurosos. SeokJin empujó la silla hacia atrás y el Omega salió de debajo de la mesa, humedeciéndose los labios mientras se ponía se rodillas y se estiraba hacia arriba.
—¿Estaba muy agobiada? —Preguntó, tomando con calma la polla y acariciándola hacia abajo.
—Eres sucio. —Dijo. JiMin lo miró a los ojos. —Tan sucio.
—¿Eso te molesta?
SeokJin apartó su mano y se masturbo con los ojos fijos en los suyos, la polla sacudiéndose y liberando la carga de su orgasmo en su cara; la mano sucia de SeokJin huyendo y sujetándole la barbilla suavemente, pegándolo a sus labios. Un beso generoso, con su lengua lamiéndole las mejillas manchadas de vez en vez, volviendo a su boca al final.
—No. —SeokJin dijo, reclinándose en la silla y paseando la mano por su cuello. —No me molesta.
JiMin volvió a humedecerse los labios cálidos, sentándose en el suelo con las piernas apretadas.
Un corto latido paso.
Sonrió al alfa. —¿Y yo? Ya ha vuelto a tener gracia.
—Ven aquí. —Ordenó.
JiMin obedeció la orden, estremeciéndose cuando el alfa le sujeto las piernas y lo giró, sentándole en su regazo mientras una mano se filtraba por su piel en suaves caricias, apretando los dedos en su culo con un ruidito de admiración. Los dígitos rozando delicadamente el borde del agujero lubricado.
JiMin dejó caer la cabeza en su pecho cuando el primer dedo entro en su interior, cepillando duramente y tocándole bueno, muy bueno. JiMin estaba pensando y a la vez no lo hacía, un ligero dolor en la mandíbula siendo sosegado por la maraña de pensamientos a los que no estaba prestando atención. Era extraordinaria la manera en que se sentía invadido y toda esa sensación rompía cualquier duda.
Dudas inútiles, cosas que no valían la pena.
JiMin gimió y SeokJin empujó otro dedo, follándolo sin más. Dejándolos entrar y salir en su rosada entrada, hundiéndose profundamente y JiMin se sentía demasiado sensible. Con el alfa mordiéndole ligeramente la nuca y arrastrando la lengua por su garganta; por lo que no resistió el placer que ponía a temblar y su orgasmo le atacó antes de tiempo, tan de repente y rápidamente que fue alusivo a un completo hormonal.
JiMin ni siquiera recordaba una experiencia así en su adolescencia.
Casi ni lo había tocado...
—Buen chico. —SeokJin se inclinó y le besó la boca difícilmente. —Tan sucio. —Gruñó. —Ese es el demonio que tienes dentro, ¿Umh? ¿Ese es tu monstruo desquiciado?
JiMin se quedó en silencio, respirando profundo y cerrando los ojos mientras estaba apoyado del otro, dejando que le hablara y le acariciara despacio. Sabía que tenía que responder, la voz lo obligaba, lo obligaba a ser un sumiso y lindo Omega que obedecía a su alfa.
Pero, SeokJin no era...-
—¿Vas a responderme o no?
JiMin suspiró. —Sí. —Respondió delicadamente, con los ojos cerrados. —Pero, no es... Sencillo.
SeokJin no presionó, guardando silencio.
—¿Tienes algún problema con las personas un poco locas, CEO? —Rió sin aliento. —Yo estoy un poquito más que loco.
Había cosas que comprendía fácilmente, no era como si fuera demasiado difícil. Simplemente, a los demás no le parecía normal lo que apreciaba en algunas ocasiones y JiMin no esperaba que SeokJin lo entendiera, pues un desconocido, aunque lo follaba, no podía hacer lo que Lisa en tres años de amistad jamás pudo. Lo más probable era que el alfa le mirará encarnando una ceja y terminará lo que estaba sucediendo. Y él estaría bien con eso, no podía culpar a nadie por no entenderlo...
Le encantaba divagar cuando estaba nervioso, ¿Se notaba?
—Me gusta ser particular...—Titubeó, mordiéndose los labios. —En el sexo. —Carraspeó. Sintió las manos de SeokJin resbalar por su cintura. —Soy un poco necesitado de cierta brusquedad. Me parece excitante ser dominado y jodido de forma sucia. Sentirme un poquito asustado y eso es, para algunos como LuHan, significado de que me gusta sentirme así todo el tiempo.
SeokJin no dijo nada y JiMin suspiró profundamente, algo indeciso con lo que pudiera estar pensando. Se obligó a suprimir el creciente nudo que presionaba en su garganta y a continuar con un respiro.
—Es una explicación algo mediocre, ¿Verdad? —Dijo. Intento moverse, pero el alfa no le soltó, exhalando una honda respiración y rozando un dedo sudado por su cuello suavemente.
—Creo que te explicaste bien. —Aclaró. —No es algo tan complejo como para no entenderlo.
JiMin hizo un ruidito confundido. —¿No... Te sorprende? ¿No te molesta o te asquea?
—¿Por qué debería? —JiMin ladeó la cabeza. SeokJin acarició relajadamente el hueso de su clavícula, casi en su pecho. —No es como si me estuvieras diciendo que te gusta comer carne humana, tampoco es tan catastrófico como si matar a alguien te excitara. —El alfa agregó, un deje divertido en la voz. —Existen confesiones mucho peores y menos obvias.
—¿Obvias? —JiMin volteo a mirarlo, incrédulo. —¿Ya lo sabías?
SeokJin sonrió. —Es difícil no darse cuenta, hay que ser muy idiota para pasar por alto que encontraste excitante que usará mi voz alfa en ti. ¿O prefieres que siga fingiendo que creí que tu celo estaba próximo?
JiMin se sonrojó magistralmente y el alfa le besó el hombro, sosteniendo el cuello de la camisa que traía puesta para tener mejor acceso a su piel.
—¿Era muy difícil de creer? —Preguntó genuinamente avergonzado.
—Sí. —Gruñó, deslizando los labios húmedos más abajo. —Elegiste mentirle a la persona menos adecuada.
JiMin gimió lastimosamente. —Siempre lo supiste. Qué vergonzoso.
SeokJin se rió, pero no dijo nada más durante un breve momento que cubrió la oficina de un silencio extraño. Quizás, porque JiMin se sentía extrañamente comprendido por la persona que menos debería de preocuparse de cualquier cosa sobre él. Extrañamente tranquilo con su consciencia como hace algunos días no lo estaba, pues parecía que los problemas entorno a ello habían atacado en una avalancha que casi lo había logrado derrumbar.
Quizás, no estaba tan grave como pensaba y otros se lo hacían ver.
JiMin soltó una risita, pensando lejos del conflicto que parecía torcerse y extenderse, pero jamás romperse. Pensando divertidamente en lo que estaba sucediendo ahora.
SeokJin le puso dedos en la barbilla y le hizo mirarlo. —¿Qué es tan gracioso?
—No sé cómo volveré a trabajar. —Rió suavemente. —Mi aroma será raro durante todo el día.
SeokJin encarnó una ceja. —¿De verdad estabas pensando en eso?
—Sí. —Asintió para dar un énfasis innecesario. —Tengo un empleo que mantener, CEO Kim. No puedo solo ir y que todo el mundo se queje por mi aroma. —Agregó. —HyungSik va a matarme si piensa que desaparecí solo para ir a follar.
—Tienes un raro interés en ese amigo tuyo. —Dijo, frunciendo las cejas. —Y él en ti. De todos modos, aunque haya querido tomar responsabilidad y fue un gesto bastante agradable, creo que estás de acuerdo en que es parcialmente culpa tuya. La otra mitad tampoco, igualmente, le corresponde.
JiMin suspiró. —Solo quiso ser un buen amigo.
—¿Amigo? No estoy tan seguro. —Habló suavemente. JiMin arrugó los labios. —Es un adolescente, los amores platónicos están a la orden del día.
—¿Qué? —JiMin resopló. —Es un niño.
—No es precisamente un niño. —Insinuó. —Si no puedes verlo no me internare en el largo discurso de planteártelo detalladamente. Puedes olvidarlo si eso quieres.
—Ya has plantado la semilla de la duda. —Dijo. —Ahora agradecería que lo expliques.
—Bien. —Dijo inclinándose, sentándole en el escritorio y acercando la silla hacia adelante. —¿Cuánto tiene? ¿Diecisiete o dieciséis?
—Diecisiete. —JiMin le miró a los ojos.
El alfa se humedeció los labios. —De instituto, edad promedio. Por lo general los adolescentes de esa edad se preocupan mejor por ellos mismos que por alguien más. —Afirmó suavemente. —¿Te has fijado en que se preocupa mucho por ti? Casi no te conoce, a menos que en tres semanas se hayan esforzado en crear lazos y me parece poco probable a ese nivel.
JiMin guardo silencio, sin nada que decir.
—Cuando ocurrió el accidente con las betas admitió efusivamente que todo comenzó cuando una te lanzó café encima. —Dijo. —No digo que quiera decir exactamente un interés romántico, pero ayuda a malas primeras interpretaciones. —Puso ambas manos en sus rodillas con gesto distraído. —Creí que eras un adolescente y que eran pareja por la forma en que describía todo. Me llevé una sorpresa cuando leí tu expediente y decía que tenías veintitrés.
»Fue raro al principio. —Rió. —Pero, me pareció divertido con el paso de algunos días. Sin embargo, ha vuelto a ser raro e incómodo ahora.
—¿En qué sentido?
—No me gusta que toquen o piensen en tocar mis cosas. —Aclaró. JiMin bufó divertidamente.
Sonrió irónicamente. —¿Te refieres a mí? No recuerdo haberme convertido en una cosa. —Pareció pensarlo, poniendo un dedo en su barbilla suavemente. —Realmente, tampoco recuerdo haberte firmando un contrato de propiedad.
—Te lo recordaré: una vez te dije que no dejaría que escaparas de mí y que obtendría lo que era mío. —Dijo, JiMin asintió recordando esa conversación. —Y hasta que no esté satisfecho con lo que es mío tú no vas a ningún lado.
La mano posesiva en su espalda le dio un empujón al estremecimiento que crecía desde la punta de los dedos de sus pies hasta sus brazos, poniéndole la piel de gallina. JiMin no podía decir que estaba de acuerdo con el concepto, pero haría su mejor intento porque el descontento no fuera demasiado evidente, principal y lastimosamente, porque no lo sentía. Era extraño, pero la posesión no era más que agregar una aguja en un pajar. Primero, no haría mucha diferencia y, segunda, sería solo peligroso si husmeaba de más e intrincadamente.
Y JiMin no estaba dispuesto a revolver ese pajar ahora.
SeokJin le besó la barbilla, más dejando los labios presionar sobre la piel que otra cosa antes de alejarse.
—¿Nos hemos entendido? —Preguntó.
JiMin se estremeció, aferrando los dedos a la camisa que cubría su pecho. —Ajám. Ahora... —Rió. —¿Cómo llegamos a hablar de esto?
SeokJin sonrió. —Son cosas que simplemente se dan.
Posesivo. JiMin concluyó.
SeokJin era posesivo.
Él sucio, el alfa posesivo. Era una contienda difícil.
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