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05: Desconocido

JiMin no era muy fan de las citas. Siendo sinceros, el problema no eran las citas, el problema eran quienes estaba al otro lado de la mesa en esas citas.

A JiMin le gustaban un tipo raro de alfas. Le gustaban grandes, fuertes y duros; duros en el sentido de que su mirada fuera intensa, ardiente. JiMin quería derretirse por uno, sentirse pequeño y tembloroso.

Lamentablemente, los alfas ya no eran dominantes y Mark era un ejemplo de eso. Uno muy aburrido.

JiMin miro las flores con una mueca, torciendo los labios. Forzó una sonrisa. —Ah, gracias. Son... Bonitas.

No era que no le gustarán los detalles, sencillamente, no sentía gran fascinación por ellos. La flores y los chocolates eran pasos de cortejo que gritaban aburrido con letras mayúsculas y a JiMin no le gustaba lo aburrido. Además, la sonrisa supremamente amable y las mejillas sonrojadas no eran exactamente lo que deseaba en un alfa cuando lo miraban.

Le resultaba sin querer ser cruel: patético.

—Entonces, ¿Trabajas cerca de aquí?

—Sí, soy dependiente en una tienda de zapatos. —Dijo, deslizando las flores a su regazo. —¿Tú?

—Solo estudio, por ahora. —Mark sonrió con la cabeza gacha. JiMin no podía ni verle los ojos en ese instante. —Gracias por aceptar la invitación. Eres muy agradable.

JiMin asintió suavemente. —No es nada por lo que tengas que darme las gracias.

Mark se calló y JiMin percibió que estaba frotándose las manos por debajo de la mesa. El cono de helado del alfa derritiéndose frente a sus ojos en una avalancha de fresa y chispitas de colores. JiMin recordó el suyo entonces, dando una probada con interés aún en el profundo silencio que se prolongaba durante la cita.

—¿Trabajas mucho?

La conversación no era muy entretenida, tenía que admitir.

—No, fines de semana libres. También es accesible para mi horario universitario.

—Oh. —El alfa tomo una cucharita rosa, jugando con la bola de helado.

¿Cucharita para un cono?

Por todos los cielos.

JiMin paseo la mirada por el centro comercial, algo incómodo. Vamos, que estaba aburrido. Aburrido. La cita no era realmente la gran cosa, el chico frente a él no era lo que buscaba. Maldecía el momento en que decidió hacerle caso a Lisa en su irritante papel de celestina; Lisa no tenía malas intenciones, pero acordar una cita con cualquier alfa que se le quedará viendo no era exactamente su idea de romance. Sus ojos vagando por las tiendas de ropa se encontraron con el cabello rojo de Mark luego de un rato; el chico era fenomenal, seguro a algún otro Omega le encantaría, pero lamentablemente, JiMin no estaba entre esos. JiMin no podía ser un algodón de azúcar ahora mismo, había pasado por demasiadas rupturas como para no saber que él no era lo que ese chico estaba buscando. No era bueno lastimar gente. Él no podía ser capaz de hacerlo.

No podía.

—Mark. —Llamó. El alfa levantó la cabeza y JiMin se mordió la lengua ante los ojos esperanzados.

No era tan cruel...

—¿Qué estudias, exactamente? No estamos en la misma carrera, pero compartimos clase.

JiMin relajo los hombros, resignado. Mark no tenía defectos, incluso le contó sobre su perrito que había encontrado abandonado en un estacionamiento hace unos pocos meses. Se estaba repitiendo una y otra vez que era un buen alfa, el modelo perfecto para una relación próspera, si tan solo él no... Si pudiera resistir el impulso.

Si pudiera negarse por una vez lo que tanto deseaba... Seguro que sería feliz tarde o temprano.

¿Quién era este desconocido? Quiso preguntarse cuando se dió cuenta de lo que estaba pensando, pero no lo hizo. Porque desconocido era una palabra fuerte para usarla contra sí mismo. Aunque ahora se sintiera así. Desconocido.

El Omega suspiro, bajito, no queriendo sacar a Mark de su burbuja de la cita perfecta y paseo la mirada, otra vez. Sus ojos se detuvieron y hallaron curiosos la figura completamente llamativa a unos pocos metros. Erguido y con las manos en los bolsillos del costoso pantalón Armani.

Su mirada clavándose en la suya.

JiMin lo vio curvar los labios en una sonrisa, el zafiro de sus ojos como un mar turbulento. Lucho por apartar la mirada, capturado en los ojos profundos del alfa, estremeciéndose. Park JiMin se sintió pequeño y tembloroso mientras lo observaba.

El alfa desvió los ojos antes de que el reuniera las fuerzas para hacerlo y JiMin se quedó embobado en su perfil: la piel de porcelana y las perfectas cejas. Sus labios temblaron otro tanto y sus manos picaron inevitablemente.

—¿JiMin-ssi? —JiMin miro a Mark, la mueca preocupada del alfa volviéndolo a la realidad. —¿Estás bien?

—Sí, solo... —Sacudió la cabeza. —No importa.

—Oh, claro. —Sonrió. JiMin se sintió muy mal. —Todo bien, entonces.

Estaba seguro de que nada estaba bien, pero, Mark no tenía porque saberlo. No tenía porque saber lo que estaba pasando por su embrollada cabeza ni lo que se ocultaba demasiado dentro de sí mismo. Podría intentarlo, podría vivir reprimido solo por poder hacer una vida.

¿Podía? ¿Realmente podía?

JiMin suspiró por segunda vez, sin respuesta. Casi convencido de que...-

El ramo se le cayó al suelo. Apretó los labios, empujándolo por debajo de la silla con disimulo, barriendo la mirada discretamente para no ser atrapado. «Muy tarde», le había gritado el destino mientras JiMin se encontraba con los ojos de Kim SeokJin completamente apacibles, encarnando una ceja hacia él.

JiMin apartó la mirada primero, sin molestarse en avergonzarse. Fijó los ojos en el alfa frente a él y sonrió suavemente, Mark se le quedó mirando con ojos grandes, interrumpiendo lo que decía.

—Mark, escucha, no creo que yo sea realmente lo que buscas. —Dijo, sobándose las manos sobre el regazo. Procuró sonar entristecido sin exagerar. —Lo lamento.

—¿Por qué... Piensas así?

JiMin suspiró profundamente. —Eres un alfa maravilloso y estoy seguro de que muchos omegas estarían locos por estar contigo pero, yo no estoy seguro de sentirme igual.

—Debí haberlo imaginado. Lisa, ella no... ¿Ella lo hizo sin preguntarte?

—Es una gran amiga, nada grave. —Rió. Se alegró cuando Mark lo hizo con él.

—Lo entiendo. No te mentiré, el rechazo es duro pero, no estoy realmente molesto. —Dijo, sonriendo. —Solo me parecías lindo y amigable, me sorprendí cuando Lisa quiso que saliéramos.

JiMin sonrió. Miro su reloj y se despidió de Mark cuando se dió cuenta de que su hora de almuerzo estaba por terminar. Cuando volvió a la tienda HyungSik le estaba esperando para voltear el cartel, luego se encogió de hombros y se fue al mostrador, comenzando el turno de la tarde que se suponía que no debía estar cumpliendo, más, las horas perdidas en el almacén le pedían un poco más de su colaboración en la tienda algunas veces.

Casi era la hora de la salida cuando la curiosidad venció al beta.

—¿Y qué tal te fue? No me has contado nada sobre tu cita.

JiMin bufó. —Es un gran chico, lastimosamente, no mi tipo.

—¿Cuál es tu tipo? ¿Con pecas o algo...?

—¿Pecas? —Preguntó, girándose al adolescente. HyungSik se señaló la cara.

—Tengo muchas pecas. Estoy casi traumado con ellas, no me culpes. —Rió.

JiMin sacudió la cabeza con una sonrisa, volviéndose a los clientes que acababan de entrar. El resto de la jornada no fue tan agitada, un martes poco movido que el Omega agradeció y cuando el reloj marco la hora de salida, recogió sus cosas aliviado, riéndose por una mala broma de HyungSik.

—Cielos, eres un adolescente. ¿Cómo puedes tener esos chistes de papá?

—¡¿Chistes de papá?! —Indignado llevo una mano al pecho. —Son muy buenos chistes. —Comentó mientras salían de la tienda y cerró la puerta con llave.
El beta se giró, abriendo la boca un poco asustado mientras miraba sobre el hombro del Omega. JiMin levantó una ceja, girándose también, encontrando el rostro enfurecido de Lisa dirigiéndole una mirada asesina.

—¿Lisa-yah? —HyugSik intentó. Lisa no lo miro, los ojos fulgurantes clavados en JiMin.

—¿Así me pagas? —La Omega dijo, mostrando una uña afilada.

JiMin se estremeció y la voz le tembló. —No sé de qué hablas.

—¿No sabes? —El tono era de ultratumba. JiMin retrocedió un paso, demasiado lento como para evitar el fuerte agarre en el cuello de su camisa, escucho a HyungSik jadear. —JiMin hago mi mejor esfuerzo, pero en este punto estoy segura de que vas a quedarte soltero por el resto de tu vida.

—Noona, por favor.

—Ni una jodida. —Lisa ignoró y apretó la tela en las manos. —Este mocoso me las debe. —Empezó. —¿Sabes? Me esforcé mucho por encontrar un chico lindo y amigable para ti. Me esforcé tanto. Y tú, pequeño, lo has arruinado. —Refunfuñó entre dientes, zarandeó a JiMin con fuerza. —¿Qué fue esta vez? ¿Su cara? ¿Sus manos? ¿Su voz? ¡Vamos dilo! —Su voz había aumentado una octava furiosa. —¡Dime que quieres un maldito! ¡Di que deseas ser maltratado! ¡Di tú estúpida excusa!

JiMin explotó, histérico. Intentando soltarse. —¡No tengo ninguna! ¡No puedo estar con alguien que no me gusta!

Lisa lo empujó y el otro Omega cayó al suelo con estrépito. Las personas tras ella se alejaron corriendo, asustadas por el espectáculo. HyungSik se alteró, sosteniendo el pecho de Lisa con una mano cuando la Omega trato de acercarse a JiMin. La ira brotandole de cada poro.

JiMin gimió, la sangre chorreando del labio partido.

—¡¿En serio?! ¡Por todos los cielos, reacciona! —Gritó. HyungSik la seguía sosteniendo. —Ningún buen alfa te gusta. ¿Qué quieres? ¡¿Uno que te pegue?!

JiMin respiro con fuerza, abriendo los ojos de par en par y forzó sus piernas temblorosas a levantarlo. Miro a Lisa con los labios torcidos, una sonrisa que la Omega sintió dolida, arrepintiéndose de lo que había dicho; la rabia que burbujeaba mermando rápidamente. Se tapó la boca con una mano y HyungSik se apartó, decepcionado y con la mirada gacha, sin querer entrometerse cuando no sabía nada. Cuando no era consciente de que querían decir esas palabras hirientes.

—Pensé, de verdad lo hice, que tú jamás me verías como un desperfecto. —Su voz no se rompió, aunque sus ojos estaban vidriosos. Apretó las manos en puños y tenso los hombros. —Te dije porque creí que tres años de amistad iban a…- Qué tonto, ¿No? No es tu culpa. —Lisa lloró amargamente. —Es mía, por no haber nacido normal. Todo el mundo puede y quiere un buen alfa, solo yo estoy tan errado como para pedir uno...

JiMin se calló y el silencio se prolongó un minuto más antes de que el Omega se limpiara las no derramadas lágrimas y saliera corriendo. Sus pasos apresurados haciendo eco dentro del casi vacío centro comercial mientras se perdía por un pasillo amplio. Lisa intento ir tras él, la mano del beta sujetándole el brazo se lo impidió y comprendió, cuando el otro la miro, que no era el momento.

Que había logrado romperlo.

—¿Qué hice, HyungSik-ah? —Preguntó con voz temblorosa.

—Cometiste un error, Lisa.

La Omega se derrumbó en el suelo.

Y JiMin corrió lejos, perdiéndose por la encrucijada de pasillos, escalando entre los pisos y ocultándose en el baño más cercano cuando las lágrimas pesaron demasiado. La cabeza punzándole amenazando con un dolor de cabeza inminente que intentó ignorar mientras lloraba frente al espejo, apoyándose del lavamanos para no caer al piso; las lágrimas saladas se llevaron el maquillaje y la piel amoratada de su ojo lastimado quedó cruelmente descubierta ante sus ojos llorosos.

Se miró en el espejo, hipando. Lo golpeó con todas sus fuerzas, no las suficientes como para agrietarlo, pero si para que llorara con él en un crujido hueco.

La puerta sonó a sus espaldas y no se molestó en girarse, sin embargo, oculto el rostro desfigurado por la opresión en el pecho bajando la mirada. Contando las gotitas de agua en la porcelana inglesa.

No escucho nada: ni el rumor de pasos, ni palabras que no eran necesarias.

Entonces, elevó la mirada llorosa. Soltando un quejido casi inaudible, irónico y desdichado. Burlándose de sí mismo.

—¿Tengo que encontrarme con usted en todas partes? —Preguntó. La amargura bañando el tono de sus palabras.

Kim SeokJin se cruzó de brazos, mirándolo fijamente con esos ojos azules apacibles sacudiendo el cuerpo del Omega.

JiMin odio la sensación.

—No debería hacer cosas que no quiere.

—¿Disculpe? —Lo miro a través del espejo, desafío envolviendo sus ojos.

El reto fue devuelto.

—¿Qué? ¿Vas a ponerte agresivo conmigo? —Rió brevemente. —Solo decía que, si no quiere hacer algo, no lo haga. —JiMin permaneció callado mientras el alfa se acomodaba a un costado. Demasiado cerca. —¿Qué fue eso temprano? No parecía contento en esa cita.

—¿Se entromete en la vida de todos sus empleados?

—No y no me estoy entrometiendo en la tuya. —Dijo. JiMin alzó una ceja. —Si eso es lo que causó esa discusión de hace momentos, entonces, no es su vida y es asunto mío. —Explicó. —Seguridad quiere llevarse a su amiga, ella lo está haciendo difícil.

—¿Seguridad?

—¿Qué? ¿No lo imagino con ese escándalo que formaron? Fue todo un concierto.

JiMin agachó la cabeza, cerró los ojos y soltó el lavamanos. Se dirigió a la puerta con bajos ánimos, inseguro o... Completamente seguro de no querer enfrentarse a esto justo ahora.

SeokJin ladeó la cabeza, visiblemente irritado. —Vuelve aquí. —Ordenó. JiMin se estremeció, pero lo hizo, volviendo al lado del alfa.

Tenía otra vez esa mirada espeluznante.

—¿No has escuchado lo que te he dicho? —JiMin sintió su mirada como lava. —No hagas lo que no quieras hacer. ¿Quieres enfrentarte a ella ahora? ¿Que termine peor por qué no tienes la cabeza fría?

JiMin no respondió y SeokJin apretó los labios, fulminándolo con la mirada. Se puso delante de él y JiMin se estremeció.

Responde.

—No. No quiero. —JiMin se humedeció los labios, el calor del otro tentándolo a acobijarse en su cuerpo.

—¿Y por qué ibas a hacerlo?

JiMin sabía que no era necesario que respondiera esa, pero lo hizo de todos modos. —No sé. Creí que tenía que hacerlo aún si no quisiera.

—¿Eres tonto? —Quiso ofenderse, de verdad que lo intento. —Estoy seguro de que haces lo que no quieres e ignoras lo que si quieres.

—Puede... Ser.

—Solo hazlo, maldita sea. —Dijo. —Tanta represión es repugnante. ¡Hazlo!

JiMin no estaba seguro, pero antes de que pudiera contenerse lo hizo. Rodeó con sus brazos el cuello del alfa y lo acerco, besándolo con ímpetu. Comiéndose su boca. La oposición no apareció y la voluntad del alfa se avivó con un gruñido, alzándolo con poca suavidad y sentándole en el lavamanos porque era muy pequeño para besarlo bien. No fue un beso amable; fue duro y salvaje. Pura pasión animal de la que sus manos se aprovecharon, deslizándose por el pecho duro del otro mientras se devoraban con un hambre que JiMin nunca antes había sentido.

Estaba, por primera vez, complacido. Dejándose robar el aliento entre chasquidos de saliva y un ritmo eléctrico de danza de labios.

Cuando el aire no fue suficiente se alejó, con los labios ardiéndole, pero satisfecho con solo un beso.

Kim SeokJin solo lo miró, sin parecer afectado en lo más mínimo si no fuera por sus ojos turbulentos y oscurecidos.

—Dijo que hiciera lo que quería. Solo estaba cumpliendo su orden.

—Yo no pregunte.

JiMin se sonrojo, decidido a callarse cuando el alfa se alejó sin molestarse en ayudarlo a bajar del lavamanos.

Extrañamente, no se arrepentía de nada.

Definitivamente, satisfecho...

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