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8.

Voten y comenten mucho. Marquen las faltas de ortografía plis.

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Estaba nervioso, tan jodidamente nervioso.

Y no debía estarlo, ya había pasado tiempo antes con el alfa, ¿Por qué hasta ahora lo estaba?

Muy diferente a él, Aimée estaba felíz, en cuanto le comentó sobre la invitación de Harry, ella corrió a su habitación a sacar todo de su armario para ver qué se pondría.

La última vez no pudo ponerse algo bonito porque se sentía mal y no tuvo ánimos de escoger su ropa, así que su mami le puso algo cómodo.

Louis prefería que ella eligiera su ropa, le ayudaba a generar confianza y comodidad. No era por presumir pero su pequeña hija tenía un precioso estilo.

Algo que no heredó de él pero podría ser de su madre, Alice igual tenía un gusto sin igual con su forma de vestir.

Pero volviendo al presente, acomodó -o trató- su cabello para dejar un pequeño fleco sobre su frente, suspiró estando medianamente satisfecho con el resultado. Salió de su habitación para ir a la de su cachorrita, miró la hora por enésima vez, aún faltaban aproximadamente cuarenta minutos para salir.

Al entrar a la habitación color lila y amarillo pastel, encontró a la pequeña alfa aún en su bata azul, tal como la había dejado al terminar su baño, ella miraba entre un overol verde con una blusa blanca con mariposas y un pantalón flojito color crema con una blusa simple color rosa.

Se quedó mirándola debatir entre un atuendo u otro, a veces le sorprendía la capacidad de su hija para crear tremendos atuendos. Lo cierto era que también era muy influenciada por Liam.

Ellos iban muy seguido de compras.

Para cuando regresó en sí, Aimée ya estaba abrochando los botones de su overol con un poco de dificultad.

-Mami,- le llamó.- ¿Me ayudas?

-Claro, amor.- se acercó.- ¿Que te podrás en tus pies?

-No lo sé.

-¿Puedo elegir eso yo?- la alfita asintió.- Bien.

Se acercó al estante dónde todo el calzado de la niña se encontraba, casi todo se basaba en diferentes tipos y marcas de tenis, algunos zapatos y sandalias.

Tomó unos zapatitos de charol con correa y un tacón apenas perceptible. Luego unas calcetas de un cajón, éstas tenían pequeños trozos de holan en el elástico, eso mantendría a su bebé, como una bebé. En si, lo era.

-Listo, amor. ¿Que quieres que te haga en el cabello?

–Nada, mami.

–Muy bien, ¿Estás lista entonces?

–Sip.

–Vamos, tal vez falten unos veinte minutos.

Indicó a la niña que saliera, ambos se dirigieron a la salida, Louis miró su reflejo en el espejo de la sala, sintió la manita de su hija contra la suya. La miro.

–Estas bonito, siemple estás bonito.

Le sonrió grande a su cachorra para luego darle un besito en la cabeza y seguir caminando a la salida.

–Gracias, bebé.

En quince minutos llegaron al parque donde Harry los había citado. Era lindo, muy muy grande, con muchos árboles, pasto verde, algunos arbustos con bonitas flores y caminos de piedra. Había muchas personas pero no llegando a ser abrumante.

Mandó un mensaje a Harry para avisarle que ya habían llegado, recibiendo una respuesta pocos segundos después, él también había llegado, le dió indicaciones de dónde encontrarlo.

Caminaron unos minutos por los alrededores, hasta que Aimée vio un puesto de globos con helio, ella lo jaló al puesto pidiendo uno para "ella".

Louis sabía que se lo iba a regalar a Harry por el simple hecho de que repetía una y otra vez lo mucho que le gustaban y lo muchísimo más que quería tener uno.

Así que luego de un breve momento, ya se encontraban a unos cuantos metros del alfa, quien estaba de espaldas recargado en un árbol, había una manta sobre el pasto y lo que puede ser una pequeña canasta.

Harry les invito a un picnic.

De ese modo era casi imposible no caer por ese hombre.

–¡Hady!– se acercó rápidamente al mayor aparetando en su manita el cordón del globo. Le saludó con un abrazo.

–¡Aimée!– la imitó rodeándola delicadamente.– ¿Cómo está la cachorrita más bonita, eh?

La pequeña soltó una risita y se separó, retrocedió un par de pasos para mirarlo mejor.

–Bien, ya no estoy eferma.– le comunicó con una sonrisa orgullosa.

Enferma.– corrigió gentil, dejó caer los brazos sobre la manta, en medio de sus piernas.– me alegro mucho de eso, alfa.

Ella se balanceo de atrás adelante, su sonrisa se hizo más pequeña y sus mejillas se pintaron de un bajito rosa. Jugó unos segundos con el cordón para luego mirar a Harry.

–Yo... Te taje esto.– le tendió el globo rojo brilloso.

Harry se enternecio por la acción de la pequeña alfa, su pecho latió desenfrenado y sintió que se sonrojaba al igual que ella. Le sonrió y agradeció por su lindo gesto.

El omega miraba toda la escena desde que llegaron, en silencio.

Ambos eran tan lindos, parecía que se conocían de años, la confianza que su hija tenía con Harry era enorme y no dejaba de sorprenderle. Pero ella siempre ha sido una niña muy sociable y mientras el alfa no le cause ningún daño todo estará bien.

Solo espera que no desaparezca de un día a otro.

–¿Louis?

–¿Si?– parpadeo.

–Te decía que si querías sentarte.

Entonces observó a Aimée ya sentada sobre la manta con un sándwich de lo que parecía ser mermelada, a medio terminar.

–Ah, claro.– si colocó a un lado de la niña, frente a Harry.

–Traje un par de cosas, algunos sandwiches, fruta, jugo, chocolates y eh, pastel hecho por mi mamá.– sonrió.– toma lo que quieras.

–No tenías que molestarte, Harry.– alcanzó uno de los pequeños recipientes que contenían fruta.

–No, pero quería hacer algo lindo para ustedes.– vió a la cachorrita agarrar sigilosamente un chocolate mientras observaba de reojo a Louis. Sonrió divertido.–¿Que tal han estado?

–Muy bien, tuvimos una linda semana. ¿Tú?

–Bien.– asintió.– un poco ajetreado, ya sabes, Santiago aún no regresa a la oficina y prácticamente ya no falta nada para el lanzamiento.

El nuevo producto sería lanzado el martes de la semana entrante, Harry aún seguía a cargo y solo quedaba perfeccionar, todo estaba listo.

–Es cierto, solo tres días,– masticó un trozo de mango.– ¿Ustedes hacen algún tipo de evento?

–Si, cuando se hace el lanzamiento al mercado y el producto tiene éxito, Santiago organiza una pequeña fiesta. Pero si no, solo queda entregar el último lote preparado y hacer menos cantidad hasta que puedan mejorarlo y volver a hacer un lanzamiento.– informó.

–Oh, espero que tengan todo el éxito posible.– deseó con sinceridad.

–Muchas gracias,– le sonrió.– aunque no se sí está vez haya celebración, aún con el éxito, Santiago y su familia no están en un buen momento.

El asunto es qué, la omega de Stephen, el hijo de Santiago, estaba embarazada pero tuvo un grave accidente que le ocasionó un aborto, su omega comenzó a controlarla por las fuertes emociones y entro en un estado aislado, ni su alfa podía sacarla. Eran una familia muy unida y tradicional, de las que ya pocas había que se consideraran Manada, si un miembro pasa por un mal momento todos lo sienten igual.

Louis lo sabía, a medias.

–Algo supe, espero que todo mejore para ellos.

Y así pasaron las siguientes dos horas, solo quedaron pocas cosas en la canasta y fueron guardadas, ambos adultos coincidieron en  caminar para que Aimée pudiera jugar, así también podían pasar al auto de Harry, ahí se encontraba el regalo.

Al llegar, el alfa guardó la canasta y sacó el regalo, con todo el cuidado para que Aimée no lo viera antes de tiempo. Agradecía que estuviera distraída.

Cerró con llave y giró hacía Louis, él miraba a su hija pero pudo sentir al mayor que lo observaba, solo sonrió al ver lo que el alfa escondía.

–¿Aimée?– llamó Harry.– tengo algo para ti, cachorrita.– ella volteó rápidamente con ojitos curiosos.

–¿Si? ¿Que es?– trato de ver detrás de Harry pero solo veía el globo flotar, este estaba atado a la muñeca del mayor.

–¿Recuerdas el día del restaurante? Te prometí una maceta de tulipanes.– entonces asomó la caja de regalo que tenía algunos hoyos, estaba forrada de verde, del mismo tono del overol de Aimée.

Los ojitos azules de la alfita brillaron tan bonito, su boquita se abrió de la impresión, casi saltó cuando la caja le fue entregada. Se sentó en el suelo y quitó la tapa, era igual a Gali antes de que creciera, tenía pequeños capullos, hojas muy verdes con gotitas de agua y la tierra estaba húmeda.

–Es peciosa, se llamará...– hizo una adorable mueca pensativa.–.. ¡Tuli!

Miró a Harry, sus ojitos se medio cerraron por la luz pero observó perfectamente como el alfa le sonreía con los mismos hoyuelos que ella y le asentía.

–Es muy lindo.– se agachó para hablar mejor.– pensé en que podías pintar la maceta, por eso es de ese color, puedes usar crayolas, colores o pintura. Con mucho cuidado

–¡Si! Mamá, hay que ir por pitura.– se puso de pie con ayuda de Harry, no soltaría para nada a Tuli.

–Mas tarde, bebé. Cuando vayamos a casa pasamos a alguna tienda.

–¡Okey!– iba a volver a sentarse pero fue detenida por Louis.

–¿No quieres ir a los juegos?– pregunto.

–Mhm.– miró su maceta y luego a su mami.– ¿Cuidas a Tuli?

–Claro que si, amor.

Así que diez minutos después ambos adultos estaban sentados en una banca cerca de donde la pequeña alfa jugaba. Harry no la perdía de vista puesto que era un área muy concurrida tanto de niños como de personas mayores, además era muy fácil distinguirla por su llamativo overol verde.

Platicaban tranquilamente de cosas banales sobre ambos y de vez en cuando saludaban a Aimée cuando ella les llamaba.

–Asi que un día solo lo decidí y me dispuse a cumplirlo.

–Wow, eso es muy admirable, Lou.– le sonrió para luego volver con la niña.– Debió ser un gran reto.

–Lo fue, sin duda que lo fué, pero mis padres me ayudaron en todo momento y Liam también. Fueron un gran soporte.– sonrió para si mismo.

Se vieron fugazmente el uno al otro, directo a los ojos, fue cuando Harry recordó el regalo que tenía para Louis. Se levantó bajo la mirada curiosa de Louis.

–Tengo algo para ti.– informó.– Ya vuelvo.

El omega solo alcanzó a asentir mientras lo veía alejarse, inmediatamente sintió el aroma de su cachorrita frente a él. La miró para darle su atención.

–¿A dónde va Hady?– preguntó con su carita contraída.

–Vuelve en un momento, amor, no tarda.

–¿No se va?

–No, bebé.– observó a su pequeña hija, ella miraba en la dirección por dónde se fue el alfa.– ¿Aimée?

–¿Si?

–¿Estás bien con Harry?– ella lo miró.

–Me cae muy bien... ¿A ti no, mami?– le cuestionó ladeando la cabeza. Louis rio bajito.

–A mi también, muy muy bien, pero me preguntaba si te sientes bien con él a tu alrededor.

–Oh. ¡Si! Es lindo y es amable y me da floles y te hace sondei' mucho.– explicó con estusiasmo.

–Si...– giró un poco para ver si aparecía, lo vio acercarse con una bolsa pequeña.– Me hace felíz.

–¡Ya viene!


                                •°•°•

Caminaba tranquilamente por el parque observando a las familias disfrutar de un lindo día, a parejas en medio de citas y a personas solitarias que quieren pasar un tiempo solos, como él, excepto que no está del todo solo.

Su perro Curry movía la cola con entusiasmo, ambos estaban en paz y felices. Después de días largos de consultas, decidió que su día libre sería salir a pasear, tener una rica merienda junto a su mejor acompañante en algún sitio adecuado.

Que mejor que un parque y su golden retriever llamado Curry.

Escuchó un ladrido no tan alto y sintió un jaloneo de la correa. Miró a su mascota dándose cuenta que quería acercarse a un árbol.

–Ahí no, Curry. Vamos a otro lado, amigo.

Daryl emprendió camino casi a la salida del lugar, era el área que más cerca le quedaba, era un pequeño apartado para que las mascotas hicieran sus necesidades sin tener que hacerlo en cualquier lugar del parque. Había bolsas, agua, croquetas para perros y gatos, una casita pequeña con un tazón grande con alimento para pajaros.

Después de que el can terminara, volvieron a adentrarse al parque, darían tal vez dos vueltas más y se irían por su almuerzo.

Caminaron un par de minutos más hasta casi llegar al lugar donde estaban antes, fue cuando escuchó una voz familiar, miró al frente por inercia y a su vista llegó cierto alfa que hablaba con una pequeña niña.

Ellos estaban sentados en una de las mesas que había en el lugar, al parecer ella le contaba algo ya que movía sus brazos tratando de expresarse, él solo la escuchaba atento y le respondía con la misma emoción.

No lo pensó mucho cuando decidió acercarse a saludar.

–Hola, Harry.– ambos, el alfa y la cachorra lo miraron al instante con el mismo gesto.

–Oh, hola, Daryl.– le devolvió el saludo.

–Me da gusto verte por aquí.

–A mi igual, nunca te he visto fuera del consultorio.– le hizo una seña a la niña de disculpas, a lo que ella solo sonrió y estiró su manita para acariciar a Curry.

–Si...– llevó su mirada a la cachorra, ¿Que?– hoy es mi día libre,– explicó brevemente.– no quería interrumpirlos, solo pasaba a saludar y ya que estás aquí, ¿Podrías pasar al consultorio un día de estos?

–Claro, de hecho tenía la intención de hacer una cita para el lunes.

Sintió a alguien acercarse, volteó a su costado y vio a un omega llegando con ellos. Sostenía tres conos de helado. El chico lo miro unos segundos, tiempo suficiente para saber que él era la madre de la niña, si embargo, algo no encajaba del todo.

–Bueno, te espero hasta entonces, que sigan tendiendo un lindo día.– les sonrió cortez a todos y tras una lamida de su mascota en la mano de la cachorra como despedida, decidió irse.

Estando ya alejados de ellos, tomó asiento en una banca y se dirigió a su amado Curry.

–¿Tu crees que sea posible?– el perro se sentó en el suelo viendo atentamente a su dueño.– Son muy parecidos.

Daryl giró un poco para mirar por dónde había venido.

–No podemos quedarnos con la duda, Curry.

El perro ladró, claramente dándole la razón.

                                •°•°•

Después el largo y lindo día que tuvieron, Aimée solo alcanzó a llegar al sofá y dejar con cuidado su maceta nueva y las acuarelas en el suelo, después solo cayó rendida.

Louis se sentó a su lado, acariciando el cabello castaño claro de su hija.

Pero luego llegó a su vista el precioso brazalete de plata que le fue obsequiado por Harry. Una sonrisa se le formó inmediatamente al recordar lo que le dijo cuando se le fue entregado:

Es brilloso y bonito como tú, así que pensé que debías tenerlo.

El recuerdo seguía latente en su memoria, como si todo hubiera pasado hace tan solo cinco minutos.

Su corazón late tan frenéticamente que siente que va a salirse de su pecho.

Nunca había sentido nada igual, jamás había pasado por esto y no sabía si estaba tomando una dirección correcta o si se estaba arriesgando mucho.

Aimée parece encariñarse cada vez más, sabe que eso es malo de alguna forma, porque si Harry se va de sus vidas y simplemente desapareciera, ella estará muy triste y se sentirá abandonada. No puede permitir eso.

Pero si llegase a pasar, sería su culpa, porque no debe relacionar a su hija con personas nuevas si no tiene la certeza de que se van a quedar.

Y fue lo primero que permitió.

¿Será una buena idea hablar con Aimée? ¿Decirle que tal vez Harry no se quede para siempre? ¿Tratar de prepararla?

Es que tampoco puede hacerle eso a su cachorrita. Ella se ha encariñado tan rápido.

Tal vez no está en un buen camino ahora, pero tratará de enmendarlo antes de que ocurra una catástrofe.

                                •°•°•

Llegó con él corazón en la mano, la respiración acelerada y esperando que el alfa siguiera ahí.

Llegar media hora tarde no era para nada atractivo.

Al estar en la puerta se arregló el cabello a ciegas y trato de regular su respiración. Entro cuando una pareja salía, buscó con la mirada una cabellera castaña, siguió mesa tras mesa hasta que por fin lo encontró casi al final.

Dibujaba algo en una servilleta.

Sonrió aliviado y caminó en su dirección para llegar en unos segundos, se deslizó sobre la silla, él lo miro inmediatamente.

–Hola, siento muchísimo haber tardado y no avisarte, tuve algunos problemas con mi auto y el maldito no encendía, en serio perdón por hacerte esperar.– se disculpó torpe.

Liam solo sonrió y se acomodó sobre su propia silla.

–No te preocupes, lo importante es que llegaste, iba a dejar que pasara una hora.

–Eso es mucho tiempo, te juro que estaba a punto de llamarle a Harry para que me trajera o me prestara su coche.– recargó los brazos en la mesa.

–¿Tomaste un taxi?

–Oh no, mi vecino, quien veía todo mi show desde su cochera me ayudó con mi auto, la verdad no sé que fue lo que hizo solo me dijo "enciendelo", lo hice y ¡Encendió! Así que aquí estoy.– terminó su relato con una sonrisa.

Liam rio no muy fuerte y asintió, a Niall siempre le ocurría algo, la semana pasada cuando fueron a almorzar, olvidó su saco en el taxi que lo había llevado a la cafetería. Lo peor fue que no se dió cuenta hasta que estaba yéndose del lugar y buscaba como loco el saco.

Fue gracioso verlo buscar hasta detrás de las sillas.

–¿Ya ordenaste?– le preguntó el ojiazul.

–Solo un té, estaba esperándote.

–Oh, Li.– se lamentó.– bueno hay que hacerlo rápido.– iba a llamar a alguien pero justo un chico se acercó para tomar su orden.

Ambos pidieron su respectiva comida y bebida, el chico se fué prometiendo que pronto les traería sus órdenes. Niall miró a Liam.

–¿Tienes que volver al hospital?

–No, mi turno ya acabó, pero si ocurre alguna emergencia y me necesitan, solo me llaman.

–Perfecto, así podré disfrutarte más tiempo.– dejó salir sin filtro. Escuchó la risita del alfa y automáticamente sonrió, es que era tan lindo cuando eso ocurría, lo halagaba de alguna forma y siempre obtenía risitas nerviosas.– ¿Cómo fue hoy? ¿Estuvo muy ajetreado?

–Realmente no, mis pacientes están mejorando y no atendí muchas emergencias, tuve un buen día. ¿Tu? ¿Que tal todo en la oficina?

–Uhm pues, he tenido algunos problemas con mi jefe pero nada tan malo, su hija está por casarse así que supongo que está un poco... ¿Estresado? Que por cierto, soy un invitado especial y puedo llevar a tres acompañantes así que dile a Louis que están invitados a una boda, Harry también irá.

Estaba por responder cuando el chico que los atendió llegó con su comida, posicionó ambos platos y bebidas sobre la mesa. Se despidió deseando buen provecho.

–Me encantaría ir, pero no puedo asegurar mi asistencia, ya sabes, los horarios del hospital son un poco locos. Igual haré todo lo posible por tener libre el día que sea.

–Okey, será dentro de dos semanas más, hay tiempo de sobra.– le sonrió.

Comieron en paz, haciendo uno que otro comentario sobre lo deliciosa que estaba la comida o alguna estupidez que llegaba a su cabeza.

Al terminar, y después de que les retiraran los platos, se concentraron en hablar de ellos mismos, de conocerse más mutuamente.

–Tengo un hermano mayor, Greg, él tiene esposa y un niño extremadamente bonito que se parece a mi.– sonrió.– y que también le pusieron mi nombre.

–¿Niall?

–Oh no, James, Niall es el primer nombre, casi nunca me agradó que me llamaran así.

–¿Por qué? Es lindo, combina con tus ojos.– fue su turno de coquetear.

–¿Mis ojos?– ladeó la cabeza con una sonrisa.

–Si.– asintió.– No sé cómo explicarlo muy bien pero, es algo así cuando algo te da vibras de otra cosa.– observó el rostro confundido del alfa.– por ejemplo, el jueves me da vibras de un tono cafecito, naranja como otoñal, a las 19 horas.

Niall frunció el entrecejo con una sonrisa por la breve explicación del alfa, ahora lo entendía, ha sido lo más lindo que le han dicho, muy original e interesante.

No sabía exactamente qué le pasaba con ese alfa y realmente no quería saberlo, todo era perfecto con él.

Ahora puede decir que el destino está siendo muy amable, ha traído a su vida a alguien tan increíble.

                             •°•°•°•°•


Todo lo relacionado con los trabajos de los personajes es sacado de mi cabeza, no he investigado mucho así que no me juzguen plis.

Sin más:

All the love, Pau. Xx.

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