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7.

Porfi marquen las faltas de ortografía. Voten y comenten mucho.

.

Aimée miraba a Harry fijamente, aún tenía la mano del alfa en las suyas, el contacto se sentía extrañamente bien.

Y de repente dejo de sentirse desanimada.

Su corazoncito latió frenéticamente, miró a su mami que ya se acercaba a ellos, luego a su nueva flor en la cajita transparente y al final, la flor en la mano de Harry.

Acarició uno de los pétalos y le sonrió, el mayor parecía aturdido, solo la miraba como si tuviera algo en su carita, por lo cual, frunció el ceño y se tocó el rostro.

-¿Tengo algo en mi cara?

-¿Uh?- parpadeo repetidas veces.- No, no tienes nada.

-¿Que es lo que hacen?- llegó Louis.- ¿Intercambian flores? ¿Se pusieron de acuerdo?- bromeó.

-¡Mira, mami!- levantó su cajita.- un tuipan modado.

-Tulipán, amor.- corrigió.- es muy bonito, ¿Que significa?

La cachorrita se mostró confusa, ladeó la cabeza y miró su flor.

-Es modada.

-Si, pero las flores tienen significados, Aimée.– comentó.

-Am, pues...- miró a Harry pidiendo ayuda.

El alfa rió unos segundos, miró a Louis quien ya le sonreía, después a la pequeña alfa. Se puso derecho y carraspeó.

-El tulipán morado representa la dignidad, el orgullo y el éxito, también ayuda a combatir miedos e inseguridades y su color transmite paz y armonía.- finalizó.

-Gracias por eso, Harry.- habló Louis.- al parecer a Aimée está más animada.

-Me siento mejor, mami.- confirmó.

-No fue nada, quería darle una sorpresa.- sonrió.

La chica que los había atendido anteriormente llegó con su comida.

-Lamento mucho la demora.- se disculpó.

-Esta bien, no pasa nada.- respondió el alfa dándole una sonrisa amable a la mesera.

Ella se sonrojó ligeramente, terminó de poner los platos y se retiró no sin antes desearles buen provecho.

Aimée se acomodó y comenzó a comer. Se olvidó del mundo que la rodea, bueno, a excepción del alfa que tenía enfrente.

Su mami dijo algo que aparentemente hizo que Harry riera, entonces vio sus hoyuelos que eran idénticos a los suyos, vio la florecita que le regaló junto a su celular.

Ella estaba muy feliz porque Gali ya había florecido, quería que él supiera que la ha estado cuidando bien, quería mostrarle lo bonitas que estaban creciendo. Quería escucharlo decir que hizo un buen trabajo.

Eso último no lo escuchó.

Pero estaba bien, porque Harry sonrió bonito cuando le entregó la flor, sintió su felicidad como si fuera propia.

Porque ella literalmente lo sintió, cuando tocó su mano y le entregó la flor. Le recordó al día que jugaba con su tío Liam con un globo en su cabello y lo tocó, sintió la misma chispa.

Estiró su manita para alcanzar su jugo, Harry se lo acercó a lo que le sonrió, el hizo lo mismo y volvió a hablar con su mami. También lo miró, su mami sonreía muy bonito mientras Harry decía algo, no sabía qué pero lo hacía felíz.

Su lobita se puso contenta al ver a su mamá así, sus ojitos estaban más azules.

Sonrió y tomó de su jugo para después volver a comer.

–No es algo difícil, solo hay que tener suficiente imaginación.

–La tengo, al menos eso me gusta pensar pero creo que profesionalmente, prefiero los números– se acomodó un rizo, acto que no pasó desapercibido por el omega.– soy muy indeciso y nunca estaría conforme si hiciera lo que tú.– terminó de comer.

–Bueno, a mí no me agradan mucho los números, pero dirijo una empresa, tengo que manejarlos.– contestó el omega cortando el último pedacito de su salmón.

–Oh no, tampoco me gustan pero es parte de mi trabajo así que debo dar mi mayor esfuerzo.– medio sonrió.

–¿No te gusta tu trabajo?– terminó su comida.

–Es algo complicado.

–Oh, okay.– sonrió.– Lo haces muy bien de todos modos.– halagó.

–Gracias.– sonrió e inclinó la cabeza en agradecimiento.

–Mami ya teminé.– se tomó lo último que quedaba de su jugo.– Listo.

–Bien, bebé. ¿Te gustó?

–Sip, muy dico. Aquí está bonito.– miró todo el lugar.– ¿Podemos venir ota vez?

–Claro que si, amor. Cuando quieras.– le metió algunos cabellitos rubios detrás de la oreja.

–Pero que Hady venga, siemple.– llevó su vista azulada al alfa.– ¿Si?

El rizado sonrió por milésima vez en el día, observó a Louis de reojo y después asintió para la niña.

–El día que gustes estoy aquí, cachorrita.

Estuvieron en el restaurante una hora más, ya que habían comenzado a caer pequeñas gotas de lluvia, no lo era como tal, pero no querían arriesgarse a irse más tarde y que la lluvia empeorara.

Harry acompaño a Louis y Aimée hasta su auto, al llegar, el omega quito los seguros rápidamente y abrió una de las puertas de los asientos traseros.

–Vamos, Aimée, despídete de Harry y sube.– indicó Louis.

La alfita se giró hacia el alfa mayor, se acercó y le pidió que se pusiera a su altura. Harry se puso de cuclillas. Le sorprendió cuando la niña le abrazó fuerte.

–Glacias por la flo-lecita. La voy a poner con Gali para que también crezca.– le dijo al separarse.

Harry salió de su pequeño trance y dijo–: Esa florecita ya no puede crecer, pero puedo traerte otra maceta igual a la de Gali pero de tulipanes. ¿Si?

–Oh.– miró su cajita.–¡Okay! ¿Mañana?

–Mañana...– pensó.– hay que preguntarle a mamá si se puede.

La niña se dirigió a Louis quien los miraba en silencio con una pequeña sonrisa.

–¿Mañana puedes, mami?

–Mañana no, bebé, recuerda que vas a visitar a Daniel.

–Ouh, es cieto.– murmuró.– Bueno, hasta luego, Hady.– agitó su manita en dirección al alfa y se subió al auto.

Louis cerró la puerta para evitar que los asientos se mojaran. Miró a Harry.

–Hiciste algo lindo por ella, muchas gracias.

–Lo hice con mucho gusto.– sonrió.

–Y al parecer le caes bien.– lo escuchó soltar una risita.

–Es una niña muy adorable. Me encantó pasar tiempo con ambos.

Louis iba a comenzar a hablar pero las pequeñas gotas que caían ya no lo eran.

Empezaron a ser más constantes y más grandes, sabían que si no se retiraban ya terminarían completamente mojados, la lluvia se pondría peor.

–Supongo que nos vemos después.– abrió la puerta del auto y verificó que su hija estuviera en su lugar con el cinturón puesto.

–Si, eso parece.– retrocedió unos pasos.

–¡Mami code! Vas a mojate.– exclamó Aimée desde dentro.

Ambos adultos se sonrieron, agitaron sus manos en despedida, Louis subió a su auto y en unos minutos ya estaba saliendo del lugar.

Harry se quedó un rato bajo la lluvia, sentía su ropa mojarse lentamente pero no podía moverse, el sentimiento que le dejó la pequeña alfa era más grande y no le permitía a su cerebro funcionar correctamente.

Era extraño pero se sentía bien.

                                •°•°•

–Mamá.

La mujer se giró rápidamente con una sonrisa.

–¡Louis! Hola, amor.– se acercó a su cachorro y lo abrazó dándole un beso en la mejilla, eso sacó una risita del omega.

–Actúas como si no viniera en años.

–Estarías de la misma manera si fueras yo.

–Un poco.– cedió.

Alice volvió a lo suyo intentando hacer una receta mientras seguía las instrucciones que aparecían en la laptop que tenía sobre la barra. Louis solo se sentó y se dedicó observar a su madre con duda.

–¿Que es lo que haces?

–Pay.

–¿Pay? ¿Dónde está papá?

La omega se volvió hacia su hijo para observarlo indignada.

–Esta descansando.

–Okey... ¿Quieres que te ayu...

–Puedo hacerlo sola, muchas gracias.

El castaño soltó una risita.

Pasaron unos minutos dónde Louis solo observaba a su madre caminar de un lado a otro y dar vistazos recurrentes a la laptop para comprobar una y otra vez que lo estaba haciendo bien.

Si bien, a los omegas se les enseña a cocinar para su futura familia, Alice nunca fue fan de la cocina pero sabía preparar platillos básicos. Cuando se esforzaba por hacer algún postre era por su padre. Era una forma para agradecer todo el amor que le dedicaba día con día a su esposa.

Así que quién cocinaba era Tom, a él le encantaba cocinar, le gustaba desafiarse y hacer platillos que nunca había hecho.

Desde pequeño, Louis siempre fue el principal degustador de cada creación de su padre, cuando el alfa estaba estresado preparaba galletas, muffins, pasteles, cualquier postre que se le cruzará por la mente y le ayudara a calmarse.

–Lou.

–¿Si?

–Estás moviendo tu pierna inconscientemente.– Louis se observo y dejó de moverse al instante.– ¿Qué es lo que sucede, eh? ¿Pasa algo con mi niña?

–No, Aimée está perfectamente bien. Emocionada porque falta poco tiempo para ir al preescolar.– finalizó simple.

La omega entrecerró los ojos.

Esperó unos minutos más, no lo iba a presionar pero sabía que algo pasaba por la mente de su hijo.

Después de pensarlo bien, Louis suspiró y se recostó sobre la barra.

–Conocí a alguien.– soltó.

–¿Qué?

–Conocí a un alfa, se llama Harry, es director de ventas de la empresa con la que firmé recientemente. Y creo... Creo que me gusta.

–¿Qué?

Louis miró a su madre, ella se había quedado congelada a medio partir la mitad de un durazno, con el cuchillo a pocos centímetros de la fruta.

Empezó a sentirse nervioso, no lograba descifrar la forma en que su progenitora lo observaba. Se removió incómodo, alzó una mano para pasarla sobre el rostro de Alice.

–¿Mamá?

Ella comenzó a parpadear repetidas veces y sonrió, se levantó de su silla para rodear la mesa y abrazar a su cachorro.

A su hijo le gustaba alguien.

–¡Pensé que esto nunca pasaría!– dijo con entusiasmo, le dejó un beso en el cabello y se separó.– es increíble, amor. ¿Como dijiste que se llama?

–Eh...– estaba un poco desconcertado.– Harry.

–¿Cómo se conocieron?– se acomodó de nuevo en la silla a un lado de Louis, atrajo la tabla donde cortaba el durazno.

–Hum...

La puerta de la cocina se abrió revelando a un hombre mayor; su padre. Este le sonrió cálido y lo abrazó fuerte cuando estuvo cerca. También le dejó un beso en la sien, después uno en los labios a su esposa.

–¿Por qué no dijiste que venías, Lou?

–Quería que fuera sorpresa.– Tom le sonrió.

–¿Dónde está la princesa?

–Con Lilián y Mateo, nos invitaron a comer pero quería venir a hablar con ustedes. Lil me dijo que no había problema con que Aimée se quedara.– explicó.

–Bueno, ¿De qué quieres hablar?– observó a su omega meter algo en el horno, anotó mentalmente el tiempo que llevaría hornearse por si ella lo olvidaba.

–Le comentaba a mamá que conocí a un alfa y que tal vez me gusta.

Volvió su mirada a sus padres, Alice tenía una sonrisita pero la expresión de Tom se volvio neutral, vio a su padre tragar saliva y asentir.

–¿Tal vez?

–Uh, es un poco más seguro que un tal vez, si me gusta pero no sé de qué forma y...

–¿Forma?

–Tom.– regañó la omega.– déjalo hablar. Sigue, cielo.

Louis suspiró, se removió en la silla buscando una posición más cómoda y confiada.

–Pues, nos conocemos desde hace algunos meses, es director de ventas en Industry Saller y... Solo eso, nos hemos visto la mayoría de las veces por trabajo y todo queda en lo profesional. Aunque hace unos días me invitó a comer, lleve a Aimée y ambos se llevaron muy bien. Desde que se conocieron de hecho.– terminó.

–¿Aimée y él ya se conocían?– preguntó su madre.

–Bueno, nos conocimos en una florería el día de tu cumpleaños, él fue quien nos atendió.– ella asintió conforme. Por otro lado, su padre negó.

–No estoy seguro de esto. ¿Cómo puede gustarte si solo has visto su lado profesional?

–Nunca dije eso, dije que la mayoría de las veces hablamos de trabajo, pero hay otras mas que hemos sido solo él y yo. Como el día de la comida.– aclaró.

–Sigue sin agradarme.

–No es que sea él, no te agrada la idea de que a nuestro cachorro por fin le atrae alguien.– miró a su esposo con reproche.

–Eso no es cierto.

–Lo es.– se dirigió a su hijo.– ¿Que es lo que te preocupa, amor?

Ésa era una buena pregunta.

Realmente no tenía muy claro que era lo que le preocupaba, o si había algo que lo hiciera. Aunque, si lo piensa, tal vez sea el que Harry no le corresponda y solo este siendo amable, tal vez así sea su personalidad.

Otra cosa sería: Aimée.

A estas alturas de la vida, no podía pensar solo en sí mismo.

No podía, ni debía meter a personas en su vida que fueran a salir cuando menos lo espere, no quiere confundir a su bebé.

Y tal vez debería preocuparse por como es ser y tener una pareja.

Pero sabía cómo funcionaba todo el asunto.

Sabe la teoría y podría estar dispuesto a ponerla en práctica.

–Son algunas cosas. No sé si me corresponde o son ideas mías y... Tengo a Aimée. Liam dice que puede ser un enamoramiento pasajero o uno real, pero no sé cual sea mi situación.– se sentó correctamente sobre la silla ya que en algún momento se desplomó sobre la mesa.

Alice asintió y tomó la mano de su cachorro dispuesta a ayudarle y apoyarlo en todo lo que necesita.

–Bueno, amor, ambas son situaciones un poco complicadas, pero él es un adulto y tú también, lo mejor sería hablarlo. Solo hasta que haya algún indicio de que él siente atracción por ti, puedes hablar, puedes esperar o puedes hacerlo ya, lo que tú decidas estará bien. Y nunca dejes de pensar en tu hija. Ella es prioridad.– finalizó.

Asintió a todo lo dicho por su madre, todo era una buena opción, ya no era un adolescente para hacer de estas cosas algo complicado. No cuando ya existía alguien muy importante en la línea que se vería afectada si no maneja las cosas bien.

Observó a su padre alejarse de Alice para ir al horno y verificar que todo estuviera bien, escuchó a su madre decirle algo a Tom sobre que ella podía hacerlo sola.

Pero no estaba prestando mucha atención.

Al final, decidió que dejaría que el tiempo avanzara y pasará lo que tenía que pasar, analizará el comportamiento de Harry.

Y si encuentra algo, dará el primer paso: hablar como adultos.

                                 •°•°•

Harry ni siquiera llamó para concordar una cita.

Una semana después, cuando apenas tuvo tiempo salió directo al consultorio de Daryl.

Había estado lleno de trabajo verificando que todo el asunto con el próximo lanzamiento estuviera bien, que el producto esté en perfectas condiciones y el lote que lanzarán al mercado esté listo.

Santiago había estado llamándolo todos los días, visitó su oficina una vez durante dos horas y después se fue.

Tampoco vio mucho a Louis, solo en unas dos ocasiones en un lapso de media hora y la otra de veinte minutos en las reuniones. No le era suficiente pero no podía hacer nada para retenerlo.

Era viernes y ya había salido de la oficina, era tarde y estaba muy cansado pero necesitaba respuestas.

Anunció su llegada con la secretaria y prácticamente le rogó por que lo dejara pasar. Al final la chica accedió y llamó al doctor para avisarle de la presencia del alfa y su urgencia por verlo.

Así que enseguida pasó al consultorio encontrando a Daryl como ya era costumbre, detrás de su escritorio, vestido con la bata blanca y su caleidoscopio sobre sus hombros.

–Hola, Harry. ¿A qué se debe tu inesperada visita? ¿Está todo bien?– observó la expresión que el alfa tenía y supo que algo no debía estar bien.

Este se sentó en la silla bajo un movimiento mecánico, aún con un semblante neutral y difícil de comprender.

–Yo... Reclamé a un cachorro, fue extraño, se sintió extraño.– trató de explicar.

–Oh, bueno... De alguna manera sabíamos que pasaría pero, ¿Por qué fue extraño?

–Porque mi lobo quiso dominarme y hasta ahora no deja de querer arrastrarme de vuelta a la niña. Es... Quiere estar con ella.

–Una niña... Muy bien, ¿Cuando ocurrió eso?– buscó en un cajón lo que parecía ser el expediente de Harry.

–Hace unos días, invité a... Su madre y a ella a comer, me tomó de la mano para entregarme algo y ahí fue cuando sentí... No sé cómo describirlo, no sé... Pero...– trato de explicar con desesperación.

–Esta bien, Harry. Lo comprendo, ese tipo de sensaciones o sentimientos son difíciles de explicar en muchas ocasiones, pero puedo decir que estás confundido.– el alfa asintió.– ¿Es la hija del omega que me dijiste la cita pasada? Ese del que te sientes atraído.

–Si, es ella.– confirmó.

–Con esa información, me hago de una teoría, solo son suposiciones.– alegó.– puede ser que reclamaste a su cachorra por la atracción que sientes por él. Es un poco ilógico dado que no los une nada y probablemente imposible si no comparten ADN pero, podemos no descartar la posibilidad.

Harry estuvo de acuerdo, después de todo, para él ya nada era imposible, con todo lo que había tenido que pasar con anterioridad y lo que pasaba ahora, no podía esperar algo normal.

Creía más en las imposibilidades.

–¿Ahora que puedo hacer? Tengo la intención de seguir viéndolos.

–Controlar a tu alfa, dices que ha querido llevarte hasta la niña, solo trata de no hacer algo que te juegue en contra. Y otra cosa, es más una opinión personal, habla con el omega, puede ayudarte.– le dijo con una sonrisa amigable.– o te puedo recetar píldoras para dormir a tu lobo, no son dañinas pero es tu decisión.

–Puedo hacerlo, pero en un dado caso, no quiero arriesgarme ya que no sé cómo reaccionaría si está cerca de ella.

–Okay, te haré la receta.– comenzó a escribir sobre una de las hojas especiales.

Harry sonrió en agradecimiento y procedió a despedirse cuando la secretaria llamó avisandole a Daryl de la próxima consulta que debía hacer.

Estando en su coche observó la bolsa de plástico negra que había dejado en el asiento de a lado, apreció con una sonrisa las hojitas verdes que sobresalían.

Encendió el auto con la idea de pasar a una tienda de regalos y comprar una caja donde la maceta pudiera caber dentro. También pensó en ponerle un bonito moño.

              •°•°•                                 


Hola, como están?

¿Les está gustando? ¿Cómo les va pareciendo? ¿Cuál fue su parte favorita?


Sin más:


All the love, Pau. Xx.

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