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𝚌𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚟𝚎𝚒𝚗𝚝𝚒𝚌𝚞𝚊𝚝𝚛𝚘



Ambos caminábamos en total silencio, en un intento de procesar lo que acabábamos de escuchar. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas alrededor de aquel maldito suéter azul. Ahora más que nunca nos quedaba claro que el incidente distaba demasiado de la explicación que la policía nos había dado, y que aquél peculiar y distintivo suéter con la enorme ballena blanca al centro no podía ser una prueba más clara de Seokjin estaba involucrado. 

Ahora necesitaba saber exactamente la verdad que había detrás. Me había prometido a mí misma llegar al fondo de todo y hasta las últimas consecuencias. 

Pero no sabía cómo. 

—Yoongi . . .—mi voz rompió el silencio que habíamos mantenido durante el camino de regreso al restaurante.

—¿Eh? —Me miró de reojo. 

—¿Y ahora? —Deseaba oír de sus labios que todo estaría bien, que tenía un plan. Que la muerte de Tae sería esclarecida. . ., que haríamos justicia—. ¿Qué sigue?

—Honestamente, no tengo idea  —detuvo su paso y me miró—. ¿Qué crees que haría Tae en nuestro lugar? —soltó y siguió caminando. Su respuesta me había dado mucho que pensar.

—Sin duda todo lo contrario a lo que quisiera hacer ahora mismo —contesté después de un rato. Había una parte de mí que impulsivamente quería correr hasta donde Seokjin y obligarlo a  confesar.

—Definitivamente —convino él, acompañado de un pequeño resoplido. 

Sabía que Yoongi también estaba molesto, con Seokjin y consigo mismo por ignorarlo todo y haber recibido su ayuda desde la muerte de Tae. Parecía que por fin comprendía que todo este tiempo había descargado su odio con la persona equivocada. Ambos nos sentíamos estúpidos por haber sido burlados por él. 

—Yoongi. . . —volví a llamar su atención y él hizo un movimiento con su cabeza . —Es extraño contarte esto a ti—  balbuceé.

Hubo un pequeño lapso de silencio y luego volteó a mirarme. —¿Vas a contarme o tengo que preguntar? 

Me reí. 

—Vi a Tae  —solté sin pensarlo más, volviendo a un tono más serio—. Fue muy real y especial, pude . . ., pude despedirme de él —la voz se me quebró en un intento por no llorar. Luego miré a Yoongi pero no vi ninguna reacción en su rostro—. Seguro piensas que estoy loca, ¿cierto? 

—Te creo —dijo, justo cuando me planteaba si había sido buena idea contarlo. Mi vista fue de nuevo a él. 

—¿De verdad? 

—Sí —sostuvo—. Yo también lo vi —afirmó  y me detuve más que sorprendida. Lo miré inquieta, esperando que compartiera conmigo un poco más. —Fue una noche antes de que Nam me llamara, también pude despedirme —dijo, con la mirada fija en sus pies que volvían a retomar el paso. Por un momento me pareció verle sonreír, así que supuse que repasaba aquel momento en su memoria.

—Wow —fue lo único que pudo salir de mis labios. 

—Honestamente, no pensé compartirlo con nadie, pero ahora que lo has mencionado. . . supongo que fue algo real o probablemente ambos estemos perdiendo la cabeza a la par. 

Nos sonreímos uno al otro en complicidad, mientras las enormes y dolorosas barreras que habíamos construido a través de los últimos años comenzaban a desmoronarse. 

—Gracias por acompañarme, Yoongi —agradecí—. Significa mucho para mí.

Él inclinó un poco la cabeza. —Tashi —habló enseguida—, lo siento. Sé que he sido muy duro contigo. Yo. . . 

—Te entiendo, Yoongi —le interrumpí—. Ha sido difícil para todos —puse mi mano en su hombro—. Creo que deberíamos dejarlo atrás —hice una pausa—. Estoy segura de que es lo que Tae habría querido. 

Vi el brillo en sus ojos. Sonrió. 

—Estoy de acuerdo. 













Entramos juntos por la puerta trasera del restaurante donde trabajaba Yeonjun. Aquella mañana me había percatado de nuevo de la presencia de los lacayos de Seokjin que me seguían a todas partes, así que Yoongi había sugerido un ingenioso plan. 

Seokjin tenía cita con algún escritor esa tarde, así que se había disculpado por no poder comer conmigo (lo cual me había evitado tener que mentir para deshacerme de él a esa hora). Había ido directo al restaurante que Yoongi me había indicado, los espías enviados por Seokjin esperarían todo el tiempo afuera creyendo que en realidad estaba disfrutando de una buena comida. Mientras tanto, Yeonjun, que trabajaba allí medio turno, me esperaría y me dejaría salir por la puerta trasera de la cocina, donde yo podría retomar mi camino para encontrarme en aquel parque con su hermano mayor. 

—¿Y cómo estuvo? —Yeonjun preguntó mientras nos guiaba a través de la cocina.

—Dejaré que te lo cuente Yoongi —contesté al ver mi reloj—. Tengo que salir ahora antes de que empiece a levantar sospechas. 

—Está bien, Noona.

Yoongi se quedó junto a Yeonjun. Ambos me vieron escabullirme entre las mesas hasta la salida del restaurante. 

Una vez dentro de mi vehículo, un par de cuadras después logré ver por el espejo retrovisor el sedán negro que me seguía. Esperé que en realidad hubiéramos logrado despistarlos. 

Durante el camino a la oficina, en el que me pareció haberme perdido en el tiempo, no pude evitar seguir dando vueltas a cada una de las palabras de Yongsun. Nadie la había atacado, Taehyung no se había acercado a defenderla. Ella simplemente caminaba de lado contrario de la acera la tarde en que Tae había sido asesinado. Había sido un testigo accidental. 

Dos jóvenes más también habían estado allí. Yongsun los describió detalladamente y, aunque para mí una de sus descripciones coincidía totalmente con Jin, la prueba definitiva había sido la mención del peculiar suéter azul que Yongsun no había podido olvidar. Aquella era la mismísima descripción de una de las prendas favoritas de Seokjin. 

Jamás me había sentido tan confundida y furiosa en la vida. Entendía la posibilidad de una mera coincidencia, pero el hecho de que él tuviera el celular de Tae me hacía querer confortarlo y obligarlo a decirme la verdad que yo ya sospechaba. Quería decirle lo mucho que mi corazón lo odiaba por haberme arrebatado a la persona que más amaba, y aún sabiéndolo, haberse acercado a mí de la forma en que lo había hecho. Estaba enojada con él y conmigo misma. Sentía repulsión por mis estúpidos y confusos sentimientos. Había sido timada, había caído en su trampa. 

Recordé las noches que había compartido con él en la intimidad buscando en mi desesperación un chispazo que me hiciera sentir al menos un poco del fuego de Tae. Podía sentir cómo la rabia me carcomía. Me sentía totalmente asqueada. 

Me encerré en mi pequeña oficina y rogué porque Seokjin no entrara en algún momento. Luchaba con una infinidad de pensamientos llenos de ira y venganza que cada vez se sentían más y más densos, nublando poco a poco mi sano juicio. 

Mi cuerpo se sentía pesado y la cabeza me daba vueltas. No sabía si quería llorar o gritar, o ambas. Decidí ignorar los mensajes que seguro provenían de los chicos queriendo saber algo. No tenía fuerza para hablarlo, dejaría que Yoongi se encargara de ponerles al tanto. 

Descansé mi cabeza directamente en el escritorio mientras volvía a aquel archivo guardado en mi móvil que contenía las fotos de Taehyung. El dolor era tan grande, que agradecí haberme quedado dormida para simplemente no tener que pensar por un momento. 

NAM_15:30

Yoongi me ha contado todo. 

¿Estás bien?



HOSEOK_15:40

¿Cómo va todo, linda? 

¿Obtuvieron algo?

JIMIN_16:15

Hey! Estoy con Yeonjun, me contó lo que le dijo Yoongi 

¿Cómo estás?



HOSEOK_16:40

Acabo de hablar con Yoongi. 

Sé cómo debes estar sintiéndote. 

Tranquila, ya pensaremos en algo. 



JIMIN_17:30

Tashi, me veré con los chicos esta noche

sé que no te será posible acompañarnos, 

pero te pondremos al tanto de todo. 



JIMIN_18:00

Por favor contéstame algo. 

JIMIN_18:15

¿Una señal de humo?

JIMIN_18:30 

TAAAAAAAASHIIIIIIII



NAM_19:10

Quiero suponer que estas muy ocupada.

NAM_19:10

Pero al menos déjanos saber que estás bien. 



YOONGI_19:30

Nam ha sugerido que lo mejor es poner una demanda

ya que tenemos testigos. Seguro Yongsun ayudará. 

YOONGI_19:30

Así que no hagas nada estúpido.

YOONGI_ 19:40

...¿por favor?



YOONGI_20:00

Contesta 

YOONGI_20:00

el

YOONGI_20:01

maldito

YOONGI_20:01

mensaje



Leí cada uno de los mensajes que se habían acumulado durante la tarde, una vez volví en sí. El estómago se me revolvió, y no sabía si era por haber dormido tanto o por la idea de iniciar una batalla legal de la que seguro no obtendríamos nada. 

¿Acaso se les olvidaba con quiénes estábamos tratando?  ¿Les parecía que eso era justicia? 

Un par de llamadas a los contactos de los Woong, y no pasaría de alguna absurda fianza y la etiqueta pública de un lamentable malentendido. Era una guerra dada por perdida sin siquiera haber comenzado. 

La cólera hirvió en mis venas llena de impotencia. Quería enfrentarlo, quería hacerle saber que yo conocía cada detalle de sus cobardes acciones. Deseaba hacerlo sufrir tanto como cada uno de nosotros lo había hecho los últimos años, anhelaba con toda el alma que la imagen de Tae lo atormentara con culpa cada día y cada noche de su maldita existencia. 

No. No quería pensar en lo que seguro habría hecho Tae en mi lugar, no quería actuar como él.  No había nada de bondad en mí en aquel momento. 

Sólo ardía dentro el enorme deseo de venganza, no me importaba absolutamente nada más que eso. No podía dejarlo impune. Si no me daban justicia, la obtendría con mis propias manos. 


NAT_20:05

¿Una demanda, Yoongi? 

NAT_20:06

Cambio de planes. 

Estoy sola en esto.    


Apagué mi celular.

















[---]

tengo un montón de sentimientoooo! 

el siguiente capítulo es el final. 


Nos leemos más que pronto! 

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