𝚌𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚍𝚒𝚎𝚣
Regresamos tal como habíamos llegado. Tae insistió en tomar un taxi, pero terminé convenciéndole de tomar el tren y bajar dos estaciones antes para comprar teokkbokki en nuestro puesto callejero predilecto. No tuve que decirlo dos veces. Me tomó de la mano con una enorme sonrisa y me llevó a la primer tienda de conveniencia que divisó para comprarme un par de sandalias y darle una tregua inmediata a mis pies cansados por los tacones —gesto que agradecí enormemente—.
La gente seguía mirándonos un tanto extraño, pero esta vez en realidad no me importó. No sabía si era precisamente por todo lo que Tae me había dicho más temprano, o si mi cabeza estaba más ocupada dándole vueltas al extraño suceso de la fiesta. Intenté concentrarme en el alivio que me provocaba ir con Taehyung antes de que mis propios pensamientos terminaran jugándome una mala pasada —como usualmente era cada que no les ponía un alto—.
Tae me sorprendió poniendo sus saco sobre mis hombros en cuanto sintió las primeras gotas caer. Aún nos quedaban al menos tres cuadras para llegar a mi departamento cuando comenzó a llover con más intensidad. Sentí que Tae jaló de mi brazo suavemente con la intención de correr y refugiarnos antes de que termináramos empapados, pero me resistí.
—Vamos, o atraparás un resfriado —me explicó, confundido por mi oposición.
—¿Sabes que si corres te mojas más? —exclamé y luego sonreí—. Vayamos lento, ¿sí?
Tae se dio por vencido en cuanto le dediqué aquella sonrisa. Sabía que mi argumento no lo había convencido del todo, habría sido mejor ser directa en un inicio y decirle la verdad: que quería caminar románticamente con él bajo la lluvia. Pero supe que él lo había entendido cuando sentí sus labios en mi frente y su mano libre entrelazarse a la mía. Caminamos tranquilamente debajo de la lluvia que se intensificaba conforme avanzábamos. Pero no era como lo había imaginado, la ropa se sentía pesada y el agua caía por nuestras frentes impidiéndonos abrir bien los ojos.
—Tashi. . . —me miró con los ojos entrecerrados, después de haber caminado un buen tramo. No habíamos esperado que las gotas cayeran con tanta fuerza y de forma tan tupida. El pobre no podía más, y yo tampoco—. ¿Podemos . . . ?
Asentí y esta vez fui yo quien jaló de su mano y eché a correr antes de que él terminara de hablar. Escuché sus risitas detrás de mí.
Sin duda aquel momento distaba de la escena romántica que había ideado en mi cabeza. La lluvia cayendo suavemente mientras Tae me besaba y mi pie hacía el famoso "bop" al que Mia Thermopolis de Genovia se refería. Taehyung titiritaba de frío, mi maquillaje estaba corrido y como podíamos nos esforzábamos por llegar al edificio. No pude evitar reírme a carcajadas mientras me movía intentando no caerme.
Una vez dentro, nos importó poco el agua que escurríamos y que dejaba pequeños charcos detrás de nosotros mientras subíamos hasta mi apartamento. Entramos con prisa y cerré la puerta detrás de mí, esperando que nadie nos viera y nos declarara culpables por el desastre en las escaleras. Me recargué en la puerta, aliviada, y me eché a reír en cuanto vi el pelo de Taehyung —que había perdido todo su volumen y caía recto y pesado a los lados de su cabeza—. Me acerqué para despeinarlo y darle un poco de forma. Él sacudió su cabeza después de que yo lo hiciera, deshaciéndose de algunas gotas de agua que aún seguían chorreando en la punta de los mechones de su cabello.
Busqué de inmediato un par de toallas y coloqué una sobre él, Tae comenzó a frotar su cabello para secarlo y yo lo imité.
—Me veía gracioso, ¿cierto? —preguntó y yo me reí.
—Sí, un poco —admití.
—Bueno, es una suerte que al menos uno de los dos aún luzca fenomenal —detuvo su tarea con la toalla y estiró su mano para acariciar mi mejilla—. Te ves preciosa.
Preciosa yo. Con el pelo enmarañado y los restos de lo que había sido un buen maquillaje, ahora corrido. Sonreí imaginando mi apariencia, no había tenido tiempo de mirarme al espejo, pero estaba segura que "un completo desastre" me describía mucho mejor.
—Mentiroso —susurré en sus labios, pues sin darme cuenta, ambos nos habíamos acercado demasiado. Repentinamente el ambiente se sentía diferente. Tragué saliva.
Taehyung me dedicó una breve sonrisa antes de besar mis labios.
Mis manos se colgaron a su cuello inmediatamente, acariciando su nuca y su cabello húmedo. Las manos de Tae bajaron a mi cintura mientras nuestros labios comenzaban a conocerse mejor por primera vez. Aquel beso era totalmente diferente a los anteriores, carente de cualquier rastro de timidez.
Entonces, por impulso, mi lengua acarició suavemente el borde de sus labios y, aunque sentí cómo Tae se paralizaba por un instante, me sorprendí cuando sentí la invitación que me hacía a su boca. Su lengua tímida se encontró con la mía, y en cuestión de segundos las pequeñas chispas terminaron por iniciar la combustión. Mi corazón agitado y nuestra respiración jadeante conforme el beso evolucionaba a uno cada vez más apasionado. Sus pulgares se movían entre beso y beso, acariciando mis caderas. Quemaban, ardían sobre mi piel.
Mis manos en respuesta abandonaron su cabello y, sin dejar de besarle, me tomé la libertad de comenzar a desabotonar su camisa húmeda. Noté su nerviosismo, pero no me lo impidió. Mis palmas acariciaron su torso desnudo y, en esa posición, lo empujé delicadamente al sillón detrás de nosotros.
—Cielo, yo . . . —su voz era más profunda de lo que usualmente era, más sensual, lo interrumpí con mis labios.
—¿Mmm? —fue lo único que logré decir. Él no respondió, parecía perdido entre mis besos y el vestido que se levantaba dejando ver mis piernas mientras me acomodaba a horcajadas sobre él.
Esto era mejor que el "bop" que me prometía la princesa Mia.
"Bop". De pronto me sentí curiosa y deslicé mi mano acariciando por debajo de su vientre.
Taehyung me detuvo la mano enseguida, agarrándome con fuerza por la muñeca. Sus labios dejaron de moverse y se echó hacia atrás, terminando el beso. Me sentí muy confundida. Así como el ambiente había cambiado de repente minutos atrás, en este momento, volvía a hacerlo radicalmente.
Observé sus labios hinchados, sus mejillas sonrojadas y su cabello despeinado. También noté un rastro de culpa en sus ojos.
—Tashi. . . eh. . . yo. . .
Sentí que deseaba incorporarse y respondí quitándome de sus piernas inmediatamente.
—No quiero. . .
—No quieres estar conmigo. —Lo interrumpí. Era obvio.
—No es eso, es solo que. . .
—Dime qué sucede, Taehyung. Cuéntame por qué me tratas de esta forma —intenté mantener la calma, pero habían muchas dudas atrapadas—. Dime por qué no me besas, por qué me evades todo el tiempo. . .
Si bien sus besos en mi frente, mejillas y manos eran tiernos —y me bastaban para sentir su cariño—, algo dentro de mí dolía cada que le sentía escapar tajantemente de mis labios y de mi tacto.
—Tashi. . ., ¡ah! —las palabras parecían no poder salir de su boca.
—Honestamente, me confundes mucho —Di un paso atrás cuando él quiso acercarse a mí—. Me haces sentir especial y luego hay momentos en los que me rechazas abruptamente. ¿Es por que en realidad no te gusto? ¿No lo suficiente como para que quieras algo más conmigo?
—Lo siento, Tashi, es mi culpa. Yo. . ., yo debí decírtelo desde el comienzo.
¿De verdad había algo que le impedía acercarse a mí? El corazón se me hizo nudo al escucharlo. No había contemplado la idea de que me volvieran a romper el corazón, solo podía pensar en lo ingenua que había sido.
—Vete, Taehyung —no lo miré a los ojos, no quería que me viera llorar. No iba a deshacerme, al menos no frente a él. Le abrí la puerta—. Por favor, vete. Es lo mejor.
Ni siquiera vi su reacción. Cerré la puerta en cuanto dio un paso afuera y me dejé caer al suelo, abrazando las piernas a mi pecho. No quería pensar en nada, pensar me hacía sentir mucho peor.
—Vamos, cielo —escuché su voz tranquila del otro lado de la puerta, más o menos a mi altura. Supuse que Taehyung también estaba sentado en el piso—. Hablemos, por favor.
Una pizca de esperanza se plantó en mí. Estaba acostumbrada a que Ian me ignorara y huyera al primer signo de confrontación. Pero ahí estaba Tae —a pesar de que lo había corrido de casa— esperando que pudiésemos intercambiar palabras.
Aún así, no dije nada. Me quedé sentada en silencio, esperando que se fuera. La simple idea de perderle me estrujaba el corazón, pero una parte de mí sentía que era mejor sufrir en aquel momento y no después.
Permanecí al menos una hora recargada en la puerta. Con la mente vacía. Intentando no pensar.
Miré a la distancia el enorme reloj de la sala. Suspiré. Ya había sido suficiente.
Me incorporé, decidida a quitarme el vestido húmedo y lanzarme a la cama. Rechacé la idea de tomar un baño, no tenía energía suficiente ni siquiera para una ducha. Seguro cogería un resfriado, tal como él lo había predicho.
—¿Tashi? —oí la voz de Tae al otro lado después del ruido que provocó el choque de mi brazo con la puerta sin querer. Estaba casi segura de haberle escuchado irse después de que le ignoré la primera vez. —Sé que no quieres hablar, lo entiendo. Y sé que quizá no quieras más nada conmigo, pero. . . —resopló—. Al menos déjame explicarte que no se trata de ti. Es decir, sí. . .—corrigió de inmediato—, pero no hay nada malo contigo.
No sabía qué decir. Si no era yo, ¿de qué se trataba?
¿Hijos? ¿Un matrimonio oculto? ¿Seguía amando a otra persona? ¿Era espía del gobierno? ¿Un semidiós en la tierra? ¿O quizá no le iban las chicas?
Me tiré suavemente de nuevo en el piso, tenía derecho a saber qué ocurría. Quería escucharlo de su propia voz.
Taehyung escuchó mis movimientos.
—Está bien si no quieres verme. Solo escúchame, Tashi.
—Te escucho, Taehyung —dije, sin más.
—Gracias —susurró—. Y-yo no sé cómo decirlo. . ., nunca supe cómo, por eso no lo mencioné antes. No sabía cómo ibas a tomarlo —Por el tono de su voz pude percibir lo mucho que estaba costándole aquello—. Me pone nervioso todo esto —soltó—. No se lo he dicho a nadie antes, bueno, a excepción de mi hermano y mi mejor amigo —hizo una pausa—, y aunque no me molestan por eso, la primera vez que se los conté se rieron, por eso creí que los demás también se burlarían. La verdad es que temía que no quisieras salir conmigo debido a ello. . .
¿Qué tan grave tenía que ser como para que prefiriera guardárselo?
—. . . ahora sé que tenías derecho a saberlo al comienzo, era tú decisión. Aceptar salir aún así conmigo, o, decidir que esto no era lo tuyo —estaba dando vueltas en lo mismo, nervioso. Me contuve para no pedirle que fuera de inmediato al punto—. Tashi, lamento mucho lo que sucedió hoy. Lamento mucho por lo que te he hecho pasar los últimos meses. No es porque no quiera hacerlo, te evado porque sé que si no lo hago terminaré rompiendo mi promesa. . . , y de verdad no quiero romperla.
¿Promesa? ¿Qué clase de promesa?
—Bueno... —contestó, como si pudiera leerme la mente—, sé que a ella no le importaría, pero a mí sí. . . esto significa mucho para mí.
—¿A qué te refieres? —No pude seguir conteniéndome. Tenía muchas preguntas y él me daba pocas respuestas—. ¿De qué hablas, Taehyung?
—Escucha, amo a mis abuelos, ya te he contado que crecí bajo su cuidado mientras mis padres trabajaban arduamente para levantar el restaurante. Mi abuela era la mejor —deduje que había sonreído al decirlo, su voz lo delataba—, aprendí muchísimo de ella.
Yo seguía sin atar cabos. ¿Qué tenía que ver todo esto con su abuela?
—Cuando murió —continuó Taehyung—, le prometí que tal como ella con el abuelo, esperaría hasta el matrimonio.
¿Eso era? Me sorprendí.
—Ambos fueron el primer amor del otro, no hubo nadie más antes ni después —hizo una pausa—. Siempre quise experimentar lo mismo que ellos, así que decidí guardar mi corazón. . . Y otras cosas también —agregó, tímido.
Me incorporé despacio y abrí la puerta. Lo vi sentado, recargado entre la pared y el dintel.
—Eres la primer chica con la que salgo —me confesó, mirándome a los ojos desde su posición. Luego se incorporó de un movimiento, quedando frente a mí—. No quería abrumarte. . . , o que huyeras ante mi falta de experiencia. No estaba listo para decírtelo en ese momento, pero tampoco quería dejarte ir, sentía que tenía que confesarte lo que estaba sintiendo por ti. . .
—Tae —logré decir, interrumpiéndolo. Tenía que confesárselo yo también—, creo que has elegido a la menos indicada.
—Entiendo, Tashi —vi su rostro entristecerse—, sé que hay necesidades que yo no puedo satisfacer. . .
—¡No, Tae! No me refiero al sexo, puedo vivir sin él, si eso es lo que te preocupa —aclaré, su rostro volvió a iluminarse, aún así, me miró confundido—. Es solo que tú te has guardado, y yo. . . —ahora era yo quien no sabía cómo decirlo— . . . ya ha habido alguien antes que tú.
—Lo sé —dijo, y me sonrió. No entendía por qué lo decía tan despreocupado. Momentos atrás acababa de decirme que quería vivir un amor como sus abuelos, quienes habían sido el primer amor el uno del otro.
Se me hizo un nudo en la garganta.
—Creo que deberías entregarle tu corazón a alguien que lo merezca, Tae. Alguien que se haya guardado entero como tú.
—Tashi. . . —me llamó y yo levanté la mirada para encontrarme con sus ojos tiernos—, no porque hubiera alguien, quiere decir que ese alguien fuera tu primer amor —acarició mi mejilla—. Yo esperé porque quería hacerlo así, y nunca conocí a nadie que me hiciera querer iniciar una relación. Ahora pienso que quizá fue porque siempre estuve esperando por ti —noté su sonrojo después de decir aquello.
Me pregunté por qué era tan lindo todo el tiempo, y si era natural que una persona como él existiera. En ese momento entendía al fin que no me evitaba porque no quisiera estar conmigo, sino que era tanto su deseo también, que me evitaba para no fallar a su promesa.
—No sé exactamente qué sucederá con nosotros o en qué punto estamos —reconoció—. No quiero que te sientas presionada. Simplemente, si así lo quieres —enfatizó—, disfrutémoslo y dejémoslo ser —sus ojos se clavaron en lo profundo de mis pupilas—. Descubramos si soy yo tu primer amor.
Tragué saliva. ¿Aquello quería decir que él daba por hecho que yo sí era el suyo?
Me reprendí a mí misma, todo el tiempo había decidido pensar en lo peor, y había terminado encontrándome con una persona noble, transparente y fiel a sus ideales.
—Y yo que pensé que había alguien más —confesé.
Taehyung me miró asombrado y luego se rio. —¿Enserio?
—Sí. Creí que yo no te gustaba lo suficiente o que seguías viéndote con alguien —le dije—. Hoy el corazón se me hizo un nudo cuando te vi colgar la llamada en la fiesta, justo cuando nos vimos. Pensé que estabas ocultándome algo.
—Oh —se sorprendió—. No pensé que pudieras malinterpretarlo.
Me moría por preguntarle con quién hablaba, pero sabía que eso era demasiada intromisión de mi parte.
—¿Recuerdas el anuncio en el tren? —me preguntó.
Negué con la cabeza. —¿Anuncio?
—Sí. Justo el que estaba a un lado de la puerta. Estaba escrito a mano con un montón de colores.
En ese momento recordé que Tae estaba entretenido mirando hacia la puerta. Era eso lo que atrapaba su atención. No me había percatado de lo que decía el cartel.
—Creo que ya recuerdo. La verdad es que no leí qué anunciaba.
—Llamó mi atención el gran "HOPE WORLD" escrito en el medio con letras amarillas. Luego leí que se trata de un pequeño grupo de personas que se junta para llevar bocadillos y dar algunas clases de música y baile a los niños de bajos recursos en las afueras de Goyang. La intención es que inviertan su energía y tiempo con otras cosas, antes que la ociosidad los atrape en situaciones que podrían evitarse.
—Wow. Suena realmente bien.
—Eso mismo pensé —sonrió emocionado—. Cuando te fuiste, aproveché para marcar el número del cartel. Me contestó un tal Jung Hoseok, me explicó un poco más de su visión y quedamos de vernos el próximo fin de semana. Quiero ofrecerme para ayudar.
Vaya, no era nada de lo que yo pensaba. Confirmaba una vez más que mi mente era buena para hacerse historias. ¿Cuándo entendería?
—Justo me despedía cuando te vi llegar —continuó Tae—. Me moría por contarte, pero luego vi tu expresión tensa y supuse que no era el momento indicado.
Tenía razón, no le habría puesto demasiada atención. Mi cabeza seguía divagando aún en la conversación con el Sr. Woojin y el padre de Seokjin.
—¿Puedo hacer una pregunta más? —agregué un par de segundos después. Si iba a prometerme a mí misma dejar de hacerme ideas en la cabeza, tenía que ser honesta y preguntar directamente si tenía algún pensamiento rondando.
—Las que quieras —me sonrió.
—El chico de la fiesta. . . ¿lo conoces?
Tae pensó un poco, recordando a qué me refería. Sus ojos se abrieron confundidos al instante.
—Yo no. ¡Pero creí que tú lo conocías! —Se llevó la mano a la barbilla mientras pensaba—. Me di cuenta que nos observaba desde que llegamos a la recepción. No dejaba de vernos. Para serte honesto, pensé que sería algún compañero tuyo, ya sabes. . ., enamorado de ti.
—¿Qué? —exclamé—. Y yo creí que sería algún novio celoso, que lo conocías a él o a la chica con la que bailaba.
Tae se echó a reír.
—¡Vaya! Qué enredo.
—Lo sé.
Él suspiró, perdido un poco en sus pensamientos.
—No me molesta, digo, es natural que robes las miradas y corazones. Eres preciosa y la persona más agradable que conozco. . .
—Después de Jimin —bromeé.
—Claro, después de Jimin —él siguió mi juego—. Pero —siguió con el tema—, la verdad es que me incomodó mucho la forma en que nos miraba. Jamás me había sentido así antes. Lo descubrí cercano a nosotros en todo el tiempo que estuvimos allí, por eso preferí abandonar el lugar, espero que no te molestara —se disculpó.
—Descuida, yo también me sentía incómoda. Irnos de allí fue la mejor idea.
Ambos guardamos silencio por un momento.
—Tae. . .
—Dime —él levantó la vista.
—¿Quieres pasar? Cenemos, calentaré el tteokbokki —ofrecí tímidamente.
Tae asintió y dejó de recargarse en el dintel de la puerta para pasar a mi departamento. —Gracias.
—De nada —sonreí.
—Tashi, entonces . . . —me tomó de la mano antes de que me diera vuelta para sacar el pastel de arroz del recipiente en la bolsa— sobre lo de hoy, lo que pasó, lo que te he contado. . .
Suspiré y tomé su otra mano.
—Debo confesar que habría preferido saberlo al comienzo, así tal vez me hubiera evitado tantas confusiones e ideas en mi cabeza —hice una pausa—. Creí que no te gustaba lo suficiente. . . ya sabes. . ., como para. . .
Taehyung puso su índice delicadamente sobre mis labios y sonrió.
—Todo lo contrario, cielo. Hay tanto sucediendo dentro de mí, que necesito poner límites antes de que mi razón se nuble.
Tomé sus mejillas entre mis manos. —Ahora lo sé —lo miré a los ojos—, y quiero que sepas que estoy bien con eso. Te quiero, Tae, y respeto tu decisión —por su sonrisa tímida, supe que aún pensaba en nuestra escenita en el sillón—. Borrón y cuenta nueva, ¿te parece? Olvidemos lo que ha pasado hoy, no debes preocuparte —rocé tiernamente la punta de su nariz con la mía—. Te prometo de ahora en adelante que no pasará nada que no queramos que suceda.
—Pero, no quiero que te sientas presionada a aceptar algo que. . . —pronunció, aún preocupado—. . . es sólo que cuando se renuncia a algo que quieres solo por alguien más, de ninguna manera funcionará. . .
—Shhh, cielo. Está bien por mí, te lo prometo —lo interrumpí—. Voy a poner de mi parte para ayudarte con ello, quiero hacerlo —le dije, sabiendo que probablemente sería más que difícil en algunas ocasiones. Pero en ese momento podía sentir que mi cariño era más grande aún, y que podría con ello.
Pude ver el alivio en su mirada. La tensión había desaparecido. Por alguna razón me sentía todavía más cercana a él, más aún de esta forma que de la manera en que estábamos a punto de intimar. Me puse de puntillas para alcanzar su frente con mis labios y le besé.
Él sonrió.
—Te quiero, cielo.
—Te quiero, Tae.
ººº
ldhasjkdfgjsdgfhj
se imaginaban que fuera esta la razón detrás de todo?
díganme si Tae no es el más lindo del mundo
Sorry que tarde entre capítulo y capítulo, quiero darles las gracias por su cariño y por seguir mi historia (merecen un Tae en sus vidas, o sea, todo lo bueno del mundo) <3
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