Capítulo 6
—¡Ya llegué!
—¡Ah, Naruto! ¿Cómo le fue a Sasuke? —su madre terminaba de acomodar unos platos, recién cerraban la pastelería que ella y su esposo, Minato, habían fundado hacía ya varios años.
—Fue interesante.
—¿A qué viene eso? —esta vez fue su padre.
—Jeje, después les daré detalles, estoy algo cansado.
—Bien, bien. —su madre le besó la mejilla, brindándole una cálida sonrisa. —Ah, te llegó una carta, la dejé en tu cama.
—¡De acuerdo!
La pastelería estaba en su mismo hogar, solo los separaba una puerta que lo llevaba a la privacidad. Apoyó su mano sobre un barandal, respirando profundo, estaba mareado. Al entrar a su cuarto, solo se dejó caer sobre la cama, apenas con el rabillo del ojo miró la carta, era una invitación.
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La hora del receso llegó, Sasuke y Sakura estaban en la azotea del instituto. Ese día estaba soleado, pero la intensidad no era tan agresiva para abrumarlos de calor, era cálido. Sakura ya había extrañado esos momentos en que solo eran ellos dos, no hablaban nada en particular, pero sí apreciaba esa compañía.
—¡¡Sasuke!! —la puerta de metal se abrió después de un gran estruendo, Naruto la había pateado, rompiendo con la atmósfera de calma. —¡Mira, ayer me llegó esta invitación! —extendió la carta.
—Es... ¿un concierto de gala? —el rubio asintió emocionado.
—¿Qué es? —la muchacha se acercó para ver el sobre. —Es el mismo auditorio en que se han presentado.
—Tómalo como un concierto amistoso, no hay nada de competencia en esto. Nos invitaron por recomendaciones, ¡ahí está tu nombre! —se posicionó de cuclillas frente a los chicos. —¿Qué harás?
Sasuke se quedó mirando por unos segundos el sobre, para después dar una media sonrisa. Volver a tocar al lado de Naruto y dar una presentación como aquella definitivamente valdría la pena, sobre todo ahora que ya entendió el punto de expresar sus sentimientos a través de la música.
—Supongo que ya pensaste en una canción.
—¡Sí! Ven. —le tomó de la mano y lo haló hacia el interior del instituto.
—¡O-oiga, espérenme!
(. . .)
Estando en el salón de música, Naruto entregó la partitura de piano al Uchiha. Indicaba que la pieza era "Mal de Amores", de Kreisler.
—¿Esta? ¿No sería mejor algo más... tú? Esta es muy aburrida.
—¡Eso es lo de menos! Solo somos unos extra, además, podemos hacer de esta canción "aburrida" algo para que el público lo recuerde. Dudo que alguien decida tocarla, así que seremos los únicos, así podremos destacar.
—¿Seguro?
Naruto solo sonrió, encaminándose hacia el estuche de su violín para sacarlo de allí. Lo tomó entre sus brazos y lo abrazo con la delicadeza que se merece.
—Lo siento... después de haberte dejado caer no merezco ser un violinista. —dijo en susurro. —Quédate conmigo un poco más de tiempo. —Sasuke solo le miró en silencio, nunca había visto a alguien tratar a su instrumento con tanto amor. Naruto se puso de pie, sosteniendo el violín del diapasón con una mano, mientras que en la otra tenía el arco. —¿Empezamos?
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Se habían quedado hasta tarde. Se dedicaron a practicar cada uno por su lado, tratando de ejecutar bien la pieza, por lo que sus avances como dúo no habían sido tan significativos. Cruzaban aquel puente en el que se lanzaron hacía ya bastante tiempo, vaya que ese puente había quedado con una anécdota para recordar en otro momento.
—¡Wow, mira!
Como si Sasuke volviera a vivir ese momento, Naruto brincó del barandal, pero no sonó que se hubiese lanzado al agua. Le siguió, solo había bajado hacia la vegetación casi debajo del puente, había una gran cantidad de luciérnagas descansando en hojas. Al alzar su mirada, topó con el hermoso espectáculo que esos pequeños insectos brindaban a la noche.
—Son tan frágiles. —el rubio se arrodilló al frente de una, mirándola brillar suavemente. —Es como si fuese a desaparecer en cualquier momento, pero aún así se mantiene brillando.
—De verdad que a veces dices cosas nada relacionadas a ti. —el Uchiha se concentró en mirar a las luciérnagas que volaban. —Es como si fueras dos personas distintas.
—Pues por un lado me gusta divertirme, y por otro me gusta apreciar hasta lo más pequeño. —volvió a levantarse, volteando hacia Sasuke. —Entonces, joven Uchiha, ¿qué tal fue su experiencia en un concierto después de tanto tiempo? —el nombrado sonrió.
—Creo que sentí todo lo que me dijiste en estas semanas, todas las personas tienen algo que expresar en su corazón. Quizá había sentimientos de rivalidad, querer ser el centro de atención o solo querer llegar a una persona. Todos los participantes tenía algo diferente.
—¿Y tú? ¿Qué tenías en tu corazón en ese momento?
Sasuke le miró, la mirada de Naruto mostraba que su pregunta era en serio, no había ni una pizca de broma como siempre suele hacerlo. Uno de sus puños se cerró con fuerza, tragando grueso.
—Estabas tú.
Estaba convencido de que quería seguir explorando la música bajo la visión de Naruto, quería poder llegar a su mismo nivel, ser ese músico capaz de transmitir sus sentimientos con solo una canción. Sentirse uno solo.
—Volvamos ya. —Sasuke pasó a su lado, subiendo el desnivel para volver a la acera, Naruto se quedó mirando unos segundos más a las luciérnagas.
—"No cuentes con que yo siempre esté a tu lado para ayudarte..." —su voz salió en un susurro, era otra frase que guardó en su memoria desde que la escuchó.
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Los días empezaron a pasar, cada tarde Naruto y Sasuke se reunían en el salón de música para practicar la canción de la gala. No pasaban dos minutos y caían en una gran discusión, Naruto reclamaba que el piano debía de sonar más elegante, mientras que Sasuke alegaba que el acompañamiento no debía de opacar al violín. Sakura solo se paraba fuera del salón y los escuchaba pelearse. Las primeras veces se preocupó de que verdaderamente tuvieran problemas entre ellos, pero pronto se percató de que era su forma de entenderse, pues a cada intento la canción salía mucho mejor.
Ese día se quedaron los tres hasta caer la noche, se reunieron en un parque. Estaban a solo un día del concierto, por lo que tomarse un descanso no les caería nada mal a los dos chicos. Pronto habría cambio de estación, y con él, venían los festivales nocturnos, con fuegos artificiales.
Sentados alrededor de un tronco, cada uno tenía una varita con chispa en su mano. Estaban lo bastante ocupados como para asistir a los festivales; Sakura, bueno, ella era porque si no asistía con ellos, no era lo mismo. Por eso los acompañaba cada vez que podía.
—Oigan, ¿no han pensado qué harán en el futuro? —los dos chicos la miraron. —Es decir, pronto saldremos de la secundaria e iremos a una universidad. Aunque bueno, pensaría que ustedes irán a una de música.
—Aparentemente sí asistiré a una, pero no lo he terminado de decidir. —admitió el Uchiha.
—Yo... tampoco lo he pensado. —el rubio bajó la mirada, para después ponerse de pie y mirar al cielo. —Por ahora haremos que el público del concierto se divierta.
Los otros dos chicos se miraron entre sí, esbozando una corta sonrisa. Naruto, por su lado, dejó de sonreír aprovechando que les daba la espalda.
(. . .)
El concierto ya había empezado. Los asientos estaban repletos, pues esta vez no había un jurado ni una competencia, cualquiera podía entrar para disfrutar el espectáculo, tan solo debían de inscribirse en la entrada. Sasuke estaba afuera en compañía de Sakura, ya tenía puesto su traje negro formal para presentarse, pronto sería hora de los invitados, y ellos abrían ese número. El problema es que Naruto no aparecía, ya le había llamado varias veces y lanzaba a la contestadora, la misma Sakura había ingresado al auditorio para preguntar si alguien lo había visto.
—No, nadie sabe de él. —regresó agitada donde Sasuke.
—¡¿Dónde diablos está metido?! ¡El violín es lo más importante en este concierto!
—Deberías de ir, yo me quedaré aquí y seguiré llamándolo.
—Trataré que atrasen nuestro turno, serán más accesibles por ser un concierto de gala. Con suerte y nos dejan al final. —suspiró nervioso. No podía pararse en el escenario y tocar solo, él fue invitado como acompañante, Naruto como instrumento principal. —Avísame si sabes algo de él.
—¡Sí, ve!
Se adentró en el auditorio a paso apresurado, debía de encontrar a alguien encargado de dirigir el concierto e ir llamando a los siguientes en presentarse. Contaba con pocos minutos para poder resolver su problema con Naruto. A lo lejos vio a una chica sosteniendo un violín en sus manos, tenía un bonito vestido largo y su cabello atado en un moño, supo quién era por el gafete que colgaba en su cuello. Se acercó procurando no parecer invasivo, pero sí debía de apurarse.
—Disculpa, eres la última en presentarse, ¿verdad?
—E-eh... sí. —sus mejillas se sonrojaron, bajando su mirada al instante.
—Por favor, ¿podría tocar después de ti? Mi violinista está... —ni siquiera lo sabía. —Viene en camino, es Naruto Namikaze.
—¿Naruto?
—Sí, pronto es nuestro turno y no puedo salir a...
—No. —la chica ya había escuchado de él, incluso algunos comentaron que ansiaban poder ver a ese chico presentarse. —No puedo hacer ese favor, yo... fui la ganadora del concurso en que ustedes participaron, y esta vez soy la protagonista, me toca cerrar esta gala. Será su problema por llegar tarde, es su culpa.
—De acuerdo, lamento haber pedido algo así. —su ceño se frunció ligeramente, quizá debía de cancelar la actuación.
—Su estilo de vida debe de ser desordenado, igual a su música. Creerá ser muy especial por haber sido invitado solo porque dio una buena presentación a pesar de haberse detenido a mitad de canción, por eso no le importa llegar tarde en un día así. —el Uchiha empezaba a molestarse. —Es mejor si no se presenta, nadie necesita de un músico que se dedica a modificar las partituras, están hechas para seguirse.
—Serás la última en participar, pero el protagonismo lo tendremos nosotros. —dio media vuelta, no permitiría que alguien se atreviera a insultar la música de Naruto. —Nos vemos.
Avanzó hacia los demás músicos, un organizador por fin apareció para indicarle que era su turno, solo le ignoró, pues preguntó por Naruto, y siguió caminando hasta salir del escenario. Aún no entendía por qué Naruto se ausentó, si todos esos días habían ensayado muy duro para poder presentarse, pero tampoco estaba dispuesto a dejar que hablaran mal del violinista que sin duda hubiese robado el protagonismo de todos.
Presentaría la canción en nombre de Naruto.
Claramente los espectadores se extrañaron, pues solamente él se presentó en el escenario. Se sentó frente al piano y pronto comenzó a tocar, estaba molesto con aquella chica por la manera tan descarada en que había insultado a Naruto, le demostraría que estaba equivocada. Quizá él no estaba en el concierto, pero podía dejar sobre ese escenario la esencia de Naruto con solo tocar el piano como lo haría él con el violín. Su música empezó violenta, por el enojo en su interior, pero no se había percatado de ello pues su parte auditiva lo había abandonado al empezar.
En un principio se había negado a tocar esa canción pues su padre siempre la escuchaba, fue uno de esos días que mostró el entusiasmo por querer ser pianista, quería regalarle a su padre esa canción con sus sentimientos. Sin embargo, eso nunca fue posible.
Su padre no le había enseñado a tocar el piano con violencia, pues en las primeras veces siempre le recalcó que debía de ser suave con las teclas. Cambió la forma en que tocaba a una más suave, imaginando que su padre estaba en el público y ese era el momento de demostrarle todos sus sentimientos como hijo. Ya no sentía ese miedo, pues la noche anterior Itachi había regresado a casa después del último concierto, y ambos habían charlado.
(. . .)
—¿Estarás mañana en el concierto?
—No creo, me tomó por sorpresa que tan pronto participaras en otro concierto.
Ambos hermanos estaban en el jardín trasero, sentados en una banca mientras observaban el cielo. Hacía mucho tiempo que no conseguían ese espacio privado.
—Estoy seguro de que nuestros padres estarían orgullosos de ti.
—No pienso lo mismo, no he seguido las partituras como él siempre me enseñó. Y eso súmale que no puedo escuchar cuando estoy tocando, nunca sé si estoy haciéndolo bien o mal. Posiblemente me odiaría.
—Eso jamás, sé que ustedes pasaron por cosas bastante duras, pero papá siempre se mantuvo orgulloso de ti. Ese día no creas que no hice nada. —se refería a aquella pelea que tuvieron en el auditorio, días antes de que su padre falleciera- —Él sabía que se había pasado contigo, incluso quiso disculparse, pero no se presentó la oportunidad de que fueras al hospital; estaba desesperado, cada día se preguntaba si podrías vivir de la música, quería que fueras un buen músico que seguía las partituras para siempre destacar entre los demás, sabía que le quedaba poco tiempo y al menos quiso dejarte esa enseñanza. El último día yo estuve con él, me dijo que había sido un pésimo padre, todo por haberte reprimido en tocar con tus sentimientos. Lo último que me dijo es que esperaba que continuaras tocando el piano, pero esta vez a tu manera.
—¿De verdad?
—Sí, se sentía orgulloso de ti, porque no importaba qué tan duro te pusiera el camino, siempre lograste dar la talla. —le revolvió los cabellos con una sonrisa, ese gesto hizo sentir a Sasuke como un niño. —Si quieres que papá se sienta feliz, deja que tus sentimientos te guíen mañana en la gala. Toma tu problema de audición como un don, podrás percibir la música de otra manera.
(. . .)
Era como si su presentación se repitiera, el público estaba asombrado de la lluvia de sentimientos que llevaba esa canción. Solo podían pensar en amor, pues era lo que Sasuke llevaba en su corazón en esos momentos, el amor de un hijo hacia sus padres. La imagen de su padre juzgándole desde la gradería se la había creado él mismo, si volteaba a ver ligeramente, ya no estaba ahí.
Quizá terminaría de tocar la canción, saldría, y podría ver la sonrisa de sus padres y su hermano, orgullosos por su presentación. No podría verlos a los dos, pero al menos trataría de tocar con su corazón para que les llegue, donde sea que estén.
Al tocar las últimas notas no se había percatado que sus mejillas tenían rastros de lágrimas, se limpió rápido y se levantó para hacer una reverencia ante el público y retirarse. Extrañamente se sentía relajado, estaba seguro de que a Naruto le hubiese encantado estar ahí, ya después se encargaría de hacerlo pagar por abandonarlo después de todas las discusiones que tuvieron en el salón de música.
Regresó a la sala de espera de los músicos y sacó su celular, lo había silenciado por completo, por lo que no se dio cuenta de la llamada perdida de Naruto. Entró a su lista de contactos y buscó su número para llamarle, pero le respondió una mujer.
—Ah... hola, ¿Naruto está por ahí?
—¡Ah, debes de ser Sasuke! Soy Kushina, la mamá de Naruto. Fui yo quien te llamó, disculpa si fue en medio de la presentación, mi hijo... tuvo un desmayo y en este momento está en el hospital, quizá podrías ir a verlo. —su voz se apagó, Sasuke sintió un palpitar fuerte en su pecho, ¿de nuevo estaba en el hospital? —Créeme que se ausentó no porque quisiera, él estaba emocionado, él te explicará mejor, ¿si?
—Sí, iré a verle. Gracias.
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Sus pasos resonaron por los pasillos del hospital, ya había averiguado el piso y número de habitación. Tendría que disculparse personalmente con Sakura, pues cuando salió del auditorio la vio en la entrada, pero siguió caminando para tomar lo más rápido posible el autobús; mientras viajaba le dejó un mensaje donde le indicaba que después le explicaría con detalle, y que no se preocupara. En ese momento se sintió un pésimo amigo.
Abrió la puerta de la habitación y su padre se hallaba sentado en esa camilla, al parpadear, Naruto le saludaba con un gesto de mano y una sonrisa.
—¡Hola! Iba avisarte ayer que no podría ir al concierto, pero mi celular se quedó en casa. Mamá vino a verme hace unas horas, le pedí que te llamara, supongo que al final te presentaste por cómo vienes vestido. —era verdad, ni siquiera se había quitado el traje. No pasó por alto el vendaje en la cabeza. —Lo siento.
—¿Cómo te encuentras? —se adentró en la habitación, cerrando la puerta detrás de sí.
—¡Perfectamente! Pero aún así no pude salir hoy, me harán unos exámenes. —Sasuke pensó que ya le había dicho lo mismo.
—Ya te habían hecho unos la última vez, fue hace poco tiempo.
—Eh, son unos que en ese momento decidieron no hacer. —miró por la ventana. —Esta vez me golpeé la cabeza, así que tomará un poco más de tiempo que pueda salir. Solo iba caminando por mi casa, me mareé y me caí, ¡salió muchísima sangre! ¡Me asusté mucho! —levantó ambos brazos. —Mamá y papá se asustaron mucho, así que me trajeron aquí, cuando desperté estaba en esta camilla. ¿Cómo te fue en el concierto?
—Supongo que bien.
Se sentía incómodo, no le gustaban los hospitales. Deseaba que Naruto le dijera que en verdad estaba bien, que solo le harían esos exámenes y regresaría al instituto como todos los días, los dos volverían a verse en el salón de música.
—¡¿De verdad tocaste solo?! ¡Vaya sorpresa se debieron de llevar todos! —soltó una carcajada. —Era un concierto de violín, no tiene sentido. ¿Tanto afán tenías de ser protagonista?
—¡¿De quién fue la culpa que tocara solo?! —le miró enojado. —En un principio toqué porque se habían burlado de ti, pero después fue por mis padres.
—Me hubiese gustado tocar contigo una vez más...
Ambos se quedaron en silencio.
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