Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

Sakura iba caminando tranquila hacia el instituto, a su alrededor habían más estudiantes. No se había topado con Sasuke en el camino, al menos esperaba encontrarlo antes de que inicien las clases, debía de preguntarle si al final el día anterior se vio con alguna chica. 

—¡Dije que serás mi acompañante! 

Ella, al igual que los chicos que estaban cerca, voltearon a sus espaldas después de escuchar ese grito. Había reconocido esa voz, se trataba de Naruto; sin embargo, lo que más le sorprendió, era que venía persiguiendo a Sasuke.

—¡¿Qué parte de "no puedo hacerlo" es la que no entiendes?!

—¡Cállate y participa conmigo! 

Ambos chicos esquivaron a los estudiantes y siguieron su carrera hacia el instituto, Sasuke sabía que la única salvación que tenía era dentro de su salón. No podía creer que de ir caminando tranquilo, escuchando música, recibió un golpe por la espalda por parte de Naruto. El día anterior se había negado completa y rotundamente, solo huyó de Naruto y regresó a su hogar, no pensó que el rubio quisiese cobrar venganza. Le había dicho que quería tocar la introducción de Saint-Saëns y Rondo Capriccioso, además de que el mismo día le entregaría la partitura que le corresponde.

Antes podía considerar el instituto como un sitio donde podía relajarse, pues tenía las horas libres, el salón de música y demás cosas, pero Naruto se había encargado de transformar todo en una horrible tortura. Incluso puede asegurar sin temor a equivocarse que ese rubio idiota llegaría a convencer a Sakura con también molestarlo para ser un acompañante. Las cosas fueron empeorando poco a poco, en las bocinas del instituto empezaron a reproducir la canción que Naruto escogió, y simplemente no podía ignorarla; el salón de música estaba lleno de hojas con la partitura, sus propios libros tenían la partitura y un mensaje de Sakura, pues reconoció la letra, donde le decía que fuese el acompañante de Naruto. Y cuando pensó que todo podría tranquilizarse en su casa, su habitación también tenía partituras por todo lado, y al abrir la ventana para reclamarle a la Haruno, topó con que la ventana de ella también tenía hojas pegadas. En ese momento odió que ambos fueran vecinos.

Al cabo de una semana empezó a resignarse, se encerraba en el salón de música y se concentraba en la canción, imaginando que tocaba el piano y cuáles teclas debía de tocar, pero aún así no lograba hacerlo.

Ese día Naruto y Sakura salieron juntos del instituto, desde que los dos se aliaron para convencer a Sasuke han pasado más tiempo juntos.

—Estoy segura que va a aceptar, tu presentación es mañana, no te dejará solo.

—De todas manera necesito que alguien me ayude, mi primer acompañante canceló. —se dejó caer en el asiento del bus, esa tarde caía una lluvia que no tendría piedad ni de los paraguas.

—Lo llevaré arrastrado si es necesario. —apretó ambos puños, nada la llenaba más de emoción que imaginar a Sasuke nuevamente tocando sobre un escenario.

—Aún así... ¿crees que sea buena idea obligarlo? —a veces en su habitación se detenía a pensar en ello.

—Con Sasuke a veces hay que insistir, sé que terminará aceptando, lo conozco. De una forma u otra ha estado practicando la canción. —sonrió emocionada.

—De verdad te gusta Sasuke, ¿no es así? —esbozó una sonrisa, ya había notado hacía tiempo que cada vez que la pelirosa hablaba del Uchiha sus ojos brillaban y no dejaba de sonreír. La chica desvió la mirada, tratando de ocultar el rubor en sus mejillas.

—Sasuke es como un hermano para mí, desde niños siempre hemos estado juntos. ¿Sabes? Si él vuelve a tocar el piano o no estará bien para mí, aunque no niego que me encantaría volver a escucharlo como antes. Si él decide dejarlo definitivamente, quiero que sea por su decisión, no por terceras personas. Desde ese día es como si se hubiera estancado. —miró por la ventana, le dolía cada vez que lo recordaba en aquella presentación donde se detuvo a mitad de la canción, esa vez no pudo terminar y se retiró del escenario. —Quiero que mínimo toque el piano una vez, siento que esa será la forma de que pueda seguir adelante, con o sin el piano. —alzó la mirada, enfocándose en su parada. —Bien, aquí me bajo... no veremos mañana.

—¡Nos vemos!

La chica se bajó y el bus volvió a arrancar, la voz ya programada de una mujer sonó en los parlantes repartidos a lo largo del autobús, indicando que la siguiente parada sería en el hospital.

(. . .)

Para el medio día ya la segunda ronda de preliminares había dado su inicio, sin embargo, Naruto aún no se hallaba en el auditorio, pues estaba en el instituto buscando a Sasuke por todos lados. El único lugar que le hacía falta era la azotea, lo único que esperaba es que no se hubiese ido a su casa o a comer en algún otro lado. Abrió la puerta metálica y miró a ambos lados, avanzando unos cuantos pasos.

—¿Qué haces aquí? —escuchó la voz de ese pelinegro a sus espaldas. —Deberías de estar en el auditorio, idiota.

Naruto no le dijo nada, tan solo agarró el estuche de su violín y se lo lanzó con todas las fuerzas con la única intención de golpearle. Sasuke, por acto reflejo, dejó caer la bebida que tenía en su mano para atajar el instrumento, no podía creer que el propio dueño de un instrumento tan delicado como ese fuese un completo descuidado.

—¡Vine por ti! ¡Vamos al auditorio!

—¡Te dije mil veces que no! Hay especialistas en ser acompañantes, y yo no soy uno de esos. No puedo tocar el piano. —dejó el estuche apoyado en una pared, mientras que él se dejó caer en el suelo.

—No es que no puedes, ¡es que no quieres! Todo lo que me has dicho hasta ahora son solo excusas para no enfrentar tus miedos. —dio unos pasos al frente. —Está bien si te asusta, pero esta vez no estarás solo en el escenario, ¡me tendrás a mí! Está bien, aceptaré lo que dices de no poder escuchar el piano, y sé que tampoco practicaste la canción, pero solo te quiero a ti como mi acompañante. 

El Uchiha le miró, no se esperó esa respuesta por parte de alguien que solo estuvo acosándole toda la semana. 

—Ninguno de los dos está en condiciones de tocar, pero lo haremos. Podremos hacerlo mientras tengamos la oportunidad y haya una audiencia que nos escuche. Tocaré con todo mi esfuerzo, así las personas que me escuchen no se olvidarán de mí, podré estar en sus corazones por siempre. Solo te pido ese favor, aunque sea que me ayudes un poco...

De pronto Naruto ya no era el mismo chico que siempre sonreía, ahora en verdad le estaba pidiendo ayuda. Quizá termine arrepintiéndose, pero en el fondo no quería abandonarle en algo de suma importancia.

—Está bien, seré tu acompañante. —se levantó del suelo, tomando el instrumento en sus manos y acercándose a Naruto para entregárselo. —Pero no te prometo que todo salga bien, ¿estamos claros?

—Me conformo con que participes conmigo.

Si acaso contaban con unos pocos minutos para llegar al auditorio, la suerte fue que Sakura estaba fuera de instituto con su madre en el auto. Ambos chicos se habían puesto de acuerdo una vez más para ir por Sasuke, mientras que Naruto le buscó por todo el instituto Sakura le estuvo marcando a su madre para que llegara lo antes posible.

En todo el camino el Uchiha estuvo repasando una y otra vez la partitura, sentía la presión encima y temía no poder aprenderla. ¿Qué haría si se pierde en medio de la presentación? Ni siquiera él saldría afectado, su reputación ya estaba manchada como para importarle, pero esta vez se trata de Naruto. Simplemente no quería ser el causante de un fracaso. Quizá sentiría un poco más de tranquilidad si ambos hubiesen ensayado una sola vez, pero como no estaba en sus planes ser un acompañante, simplemente no consideró que algo así fuese necesario. Nunca antes pensó que se pararía en un escenario sin haber ensayado la canción a presentar, incluso con varios concursantes delante de ellos ya podía oler sus errores a ejecutar. 

Veía la partitura una y otra vez, ni siquiera se enfocaba cuando llamaban a otro concursante; habían televisores que mostraban a los jóvenes en escena, esa música llegaba a sus oídos. Para Sasuke aprenderse una partitura no era un inconveniente, normalmente solo la escuchaba un par de veces y ya podía tocarla sin problemas, pero esta vez habían unos cuantos factores en contra. Uno se trataba de hace un par de años que no toca frente a un público, y le aterra que su fobia desarrollada le juegue una mala broma; otro punto es la desconfianza que le genera no haber tocado esa canción, la conoce, claro está, pero nunca la ha ejecutado; el último es que Naruto es claramente un violinista sin control.

—¡Bien! Casi seguimos nosotros. —el rubio se paró al frente suyo, ya estaba vestido y con su violín en mano. —Oye, ya que no ensayamos, ¿qué haremos con el tempo? ¿Intenso o no?

En ese punto, el Uchiha estaba volviendo a tomar muy en consideración el retirarse de esa competencia; por un lado cada fibra de su cuerpo le gritaba que lo hiciera, pero por otro sentía el compromiso de no dejar a Naruto sin acompañante. Claro que podía tocar sin uno, pero la experiencia musical no sería la misma. y eso podría ponerlo en desventaja contra los demás jóvenes.

—¿Crees que Sakura ya esté en el público? Me había dicho que estaba emocionada por vernos tocar juntos. —nuevamente Sasuke le ignoró, su mirada estaba fija en aquel libreto musical. Con un marcado tic en su ojo, tomó al muchacho de la solapa para golpear ambas frentes. Resintió por un segundo el dolor, y poco le importó la mirada de los demás, pero volvió a erguirse y le miró. —¡¿Ya te calmaste?!

—¡¿Qué diablos crees que haces, idiota?! —le fulminaba con la mirada, el color negro y azul se hacían frente en miradas, al menos hasta que Naruto se acercó demasiado, a percepción de Sasuke. 

—No se concentres tanto en la partitura, o acabarás encerrado en ella. Solo mírame cuando estemos allá. —la mirada oscura se suavizó. —Toda esta semana estuviste escuchando la canción, además que viste muchas partituras. Podemos hacerlo.

—¡Número catorce, Namikaze Naruto, ve preparándote! —escucharon a lo lejos.

—¡Vamos! —le agarró de la muñeca para halarlo hacia aquella puerta que debían de cruzar para poder acceder al escenario.

Siempre le habían dicho que debía de tocar tal y como indicaba la partitura, pero Naruto convertía cada melodía en algo propio, ¿acaso podría seguirle el ritmo? Si era honesto consigo mismo, no se creía capaz. Ese rubio era sencillo, pero a la vez atrevido, podía compararlo con una montaña rusa de emociones; es como si fuera la libertad hecha persona.

—Bien, ¿estás listo? —se detuvieron al borde de donde el público podría verlos. —Lo haremos bien, después de todo, la música es libre.

Sasuke dirigió su mirada al frente, el piano estaba allí, esperándole. Esos pocos pasos los percibía como si se hallara en un largo pasillo. Los dos caminando juntos hacia sus posiciones, poco a poco entre el público fueron reconociendo al pelinegro, pues había dejado una gran huella entre los pianistas de su edad; su presencia allí solo había provocado que el público pusiera el cien por ciento de su atención sobre ellos. Algunos se sintieron confundidos por ver a un pianista, que es un solista, participar como acompañante, ¿sería capaz de hacerlo bien? Mientras que otros los calificaron como una pareja completamente discordante, por un lado Sasuke era como una máquina, todo lo ejecutaba siguiendo la partitura al pie de la letra; mientras que Naruto... bueno, ya él había dejado suficientemente claro lo que era capaz de hacer con una canción. Eran polos opuestos.

Empezaron a tocar, ambos siguiendo la partitura. Era un inicio tranquilo que le dio confianza a Sasuke, aún podía sentir la presión de estar allí presente; quizá si seguían tocando así podrían terminar la canción sin ningún problema, después solo se iría y evitaría a Naruto a toda costa para evitar volver a caer en un compromiso como ese. Sí, definitivamente eso haría. 

Sakura les miraba emocionada, después de tanto tiempo por fin volvía a ver a  Sasuke tocar el piano en ese escenario. En principio se había sentido mal consigo misma por haberlo llevado a eso, pero confiaba con que todo saldría bien. 

Sasuke miró a Naruto por un segundo, quien le miró de reojo y esbozó una sonrisa antes de acelerar el ritmo de la canción, obligándolo a él a hacer lo mismo. Ya fuese que aceleraba o volvía al ritmo correspondiente, el Uchiha podía sentir la tensión subiendo por sus piernas. En realidad la canción no era larga, pero su paz se esfumaba a cada nota que tocaba. Su mente le traicionó, justo como aquella vez en el piano de la cafetería, devolviendo a aquel incidente que le marcó su carrera como pianista.

A sus ojos, las notas abandonaban el pentagrama y se iban volando como aves, mientras que de nuevo volvía a sentirse como si se hallara  en el fondo del mar. No importa qué tan fuerte tocara las teclas del piano, no podía escuchar nada, ni siquiera a Naruto tocando el violín. No sabía qué estaba pasando, pero el público se percató que ambos cayeron en un descompás. Naruto viró un poco su cuerpo, podía verle preocupado y completamente enjaulado en el pánico que le provocaba estar ahí, sin embargo, no podía dejar de tocar. El Uchiha no fallaba ni una nota, pero tocaba incluso más rápido de lo que lo hacía Naruto.

Las personas empezaban a sentir desagrado por el sonido tosco del piano, incluso deseando que se detuviera y dejara al violinista en un solo. Y de hecho, como si les hubiera leído la mente, así lo hizo. Sasuke retiró sus manos de las teclas y las apoyó sobre sus piernas, tratando de respirar profundo, ignorando los comentarios de las personas. Al menos agradecía que Naruto continuara con su presentación.

O eso era lo que aún pensaba, pues aún no escuchaba nada de música. Al abrir sus ojos, se percató de que Naruto también había dejado de tocar, los murmullos en el público no se hicieron esperar; la canción estuvo a punto de terminar, y el hecho de que el concursante se hubiese detenido, era la falta más grave en ese tipo de concursos. Significaba quedar descalificado.

—Sasuke... —le miró con una sonrisa. —Otra vez.

Era complicado de entender, ¿acaso no sabía que ya no tenía caso volver a empezar? No importa si esta vez tocaban perfecto, ya Naruto no podría pasar a la siguiente ronda, pero entonces, ¿por qué seguía tocando?

Mírame...

Recordó que le había dicho antes de que entraran ahí. Sabía que nuevamente estaba buscando una excusa para ya no tocar, pero estaba presente frente al piano por Naruto, al menos le debía el favor de haber arruinado su oportunidad de triunfar en esa competencia. O al menos sentía esa deuda encima después de lo que hizo. Su dedos nuevamente presionaron las teclas del piano, sin embargo, seguía sin escucharlas y el compás permanecía perdido.

Al avanzar la canción, Naruto debía de tocar con más fuerza para imponerse en la presentación, ese era el riesgo de tocar con otro solista. Sasuke no había sido entrenado para ser un acompañante, desde niño fue entrenado para ser un solista, y le estaba declarando la guerra a su violín con cada nota. Ambos luchaban por ser el instrumento dominante, aunque el Uchiha no estaba consciente de la fuerza con la que tocaba. El público se halló envuelto en esa disputa musical, ¿en qué momento dejó de ser una presentación casual para un concurso?

Podía escuchar a Naruto, y solo eso le bastaba para poder terminar la canción esta vez. La última nota fue en dúo, ambos agitados por tremenda presentación que dieron, el público en un rotundo silencio, hasta que poco a poco fueron aplaudiendo y lanzando ovaciones a ambos muchachos. En realidad Sasuke no sabe del todo qué tal salió, pero por la reacción de la gente podía hacerse una idea, su mirada se enfocó en Naruto, le correspondía ahora posicionarse a su lado.

—De algo estoy seguro. —dijo en voz baja después de que ambos hicieran una reverencia. —Estas personas no nos olvidarán, y yo tampoco voy a olvidar este momento... incluso si muero. Gracias por ayudarme. —ambos se miraron, y Sasuke pudo notar las lágrimas que asomaban por aquel par de ojos azules.

Los dos se encaminaron hacia la puerta que los había llevado ahí, ni siquiera era necesario esperar a ver los resultados. Sasuke iba detrás de Naruto repasando lo que acababa de decirle, y está seguro de que él no fue quien ayudó en esa ocasión, sino a él lo ayudaron. La mirada decidida de Naruto al tocar la había inspirado. Al salir de sus pensamientos, se enfocó en la espalda de Naruto, deteniéndose al ver cómo se desplomaba en el suelo; sus reflejos acataron a sostenerlo en brazos, ni siquiera se fijó en dónde cayó el violín.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro