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Capítulo 10

Como se lo esperaba, pasó a la siguiente etapa. Lamentó a todos los que vio entristecerse cuando colocaron las listas de los seleccionados, pero en parte le convenía mantenerse entre los mejores, de esa manera podría asegurar un cupo en la universidad que anhela en ese país, así ya no tendría que irse al extranjero. Pronto las celebraciones de año nuevo llegaron, todos esos días su hermano se mantuvo en casa, pero aún así procuró haber ido al hospital aunque fuesen pocos minutos, pues ni siquiera en esa fecha Naruto pudo salir.

En cierto modo se sentía preocupado, si bien Naruto se notaba más animado, físicamente no mejoraba. No quería pensar de más las cosas, tampoco sacar conclusiones antes de tiempo, pero no podía hacerse de la vista gorda ante lo que era obvio. Solo deseaba que llegara el día en que Naruto le de la noticia de que sería dado de alta. ¿En qué momento llegaron a eso? Hace unos meses practicaban juntos para los concursos, y ahora...

Sus prácticas no terminaron con las preliminares, al contrario, pasar la etapa significó aumentar la constancia y provecho de cada minuto que tenía con el piano. Para su suerte, también había aprobado todos los exámenes del instituto, quizá pudo haber obtenido mejores calificaciones, pero no le importaba ser el mejor en ello. 

—¿Hoy también irás al hospital? —le preguntó Sakura, ambos muchachos iban bien abrigados, el frío aún azotaba con fuerza. Ambos habían retomado las cosas como antes, sin tener que asistir a clases, pasaban más tiempo juntos aprovechando las vacaciones. 

—Sí, ya ves que no perdona que deje de ir a verle muchos días, pero también se atreve a regañarme y me dice que me vaya a practicar. A veces no lo entiendo.

Unas gotas de lluvia empezaron a caer sobre ellos, quizá Naruto tendría que perdonarle esa vez. Aún estaban lejos del hospital, y Sasuke no podía permitirse un resfriado en esos momentos, por lo que los dos fueron a una cafetería cercana a su posición para esperar que la lluvia parara, o en su defecto, protegerse de ella. Se sentaron cerca de la ventana, solo estaban ellos en el local, pidieron unos cafés y se limitaron a mirar a las personas que corrían en busca de refugio. 

—A veces prefiero que llueva.

—Tal vez no digas lo mismo cuando sea un diluvio. —el muchacho cerró los ojos, recargándose en el asiento acolchonado, el ambiente le relajaba mucho cuando no habían tantas personas cerca. 

—Pudiste haber ido con Naruto, no te hubieras mojado tanto.

—No pasará nada si falto hoy, se enojará al principio, pero después será el mismo idiota de siempre. —apoyó los codos sobre la mesa, llevando sus manos a la taza para calentarlas. —Además, debe de estar cansado por las rehabilitaciones.

—¿Puedo... preguntarte algo? —se mostró incómoda, Sasuke la miró esperando que hablara. Sakura apretó sus manos, temblaba un poco. —Sé que sonará estúpido, y probablemente te rías de mí, pero no puedo evitar pensar en algo así cuando veo la forma en que te expresas de Naruto, y tu mirada cuando piensas en él o vamos a visitarlo. A ti... ¿te gusta Naruto?

De todas las cosas que pudo haber imaginado que Sakura preguntaría, nunca pensó que esa sería. Definitivamente lo había sacado de su zona de confort, no era la primer persona que le tocaba un tema como ese. Si bien él mismo ha pensado en ello, y sabe la respuesta a esa pregunta, no se siente del todo cómodo admitiéndolo a otra persona, mucho menos a alguien como Sakura. Sabe los sentimientos de la muchacha a su persona, desde que la chica se interesó en él se pudo percatar, por lo que sabe que su respuesta debe de ser cuidadosa. No está en sus intenciones lastimarla más de lo que hacer esa pregunta tuvo que hacerlo.

—Sabes lo que pienso respecto a una "pareja", no le presto atención a lo que la persona es por fuera, solo me interesa...

—Dime. —le miró, había determinación en sus ojos. Sasuke se separó de la mesa y apoyó su espalda en el respaldo, sin quitar la mirada de encima de ella.

—Sí. 

El silencio se apoderó del ambiente, provocando que se volviera realmente incómodo, solo la lluvia los hacía mantenerse conscientes en el momento que están pasando. Sasuke no supo si lo mejor sería irse o quedarse a esperar una reacción de su amiga, aunque ya podía ver una gran desilusión en esos ojos verdes. Parecía molesta.

—¡Eres un tonto! —la chica se levantó de su asiento y golpeó la mesa con ambas manos, las tazas de café vibraron. —¡A Naruto no le gustan los chicos! Lo conozco hace mucho tiempo y sé que siempre se ha interesado en chicas, ¡nunca se fijaría en ti!

—Ya lo sé. —respondió sonriendo, al muchacha pareció sorprenderse. Algunos empleados de la cafetería tenían  la mirada sobre ellos, asegurándose que la situación no pasara a más. —Nunca dije que esperaría algo más de él, solo me gusta, nada más. Las personas se fijan en otras, y muchas veces solo es un sentimiento pasajero. No le doy importancia, solo sigo concentrándome en mis cosas.

—Pero sigues estando en todos esos concursos por él...

—Tal vez, pero en cierto modo también lo hago por mí y pensando en mi futuro. Ver a Naruto en el hospital me recuerda mucho a mi padre, no pude complacerlo a él viéndome triunfar como pianista, pero ahora Naruto confía en que lo lograré, y quiero darle ese gusto. No sé qué tan grave sea su salud, pero pase lo que pase, al menos me sentiré bien de que él pudo verme avanzar. —tomó su taza para darle un sorbo, ya se estaba enfriando. —Eso es todo.

—Al final... ¡no te quedará más opción que quererme a mí! —la muchacha tomó su bolso y salió de la cafetería corriendo, sin importar que afuera aún estaba el diluvio.

Sasuke no supo si eso era un aviso de lo que sería su futuro y algo que los sentimientos encontrados de Sakura la obligaron a decir, suspiró agotado, sabía que la situación podía joderse un poco. Por ahora lo mejor sería dejarla tranquila, ella misma necesitaría pensar.

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Unas cuantas semanas más y ahora Sasuke se estaría enfrentando a las finales, y la verdad es que no se estaba concentrando del todo. Vivía al lado de Sakura, por lo que la veía todos los días, y daba por hecho que ella le estaba evitando; él la saludaba y ella solo se iba en dirección contraria, quizá todavía no estaba lista para volver a hablar con él.

Ese día Sasuke optó por ir al hospital, ya se imaginaría los reclamos de Naruto debido a su ausencia de toda una semana. Al menos podría contrarrestar sus palabras al decirle que se ha estado esforzando lo suficiente para volver a quedar entre los mejores, o esa es su esperanza. Esta vez sus contrincantes serían más rudos verdaderamente apasionados con sus canciones. Sintió su teléfono vibrar, era una llamada de Naruto.

—¿Hola? —ya estaba oscureciendo, por suerte estaba cerca del hospital. 

¡Ah, Sasuke! Llamaba para decirte que no es necesario que vengas a visitarme, sé que las finales están cerca, así que sería mejor que aproveches ese tiempo practicando. —apretó su celular, aguantando las ganas de gritarle debido a que se encontraba en mitad de la calle. —¡Solo era eso, adiós! —el mismo chico terminó la llamada.

¡¿Cómo podía hacerle eso?! El mismo Naruto fue quien casi le había amenazado con que estuviese yendo seguido al hospital, y ahora le pedía que ya no se presentara más. Volvió a guardar su celular en el bolsillo de su sudadera y dio media vuelta para regresar a casa, no pudo evitar en pensar si en una de sus visitas había hecho algo malo, hacía dos semanas de su charla con Sakura, ¿será que ella le dijo algo? No, no lo creía posible. Volvió a sentir la vibración del dispositivo, era otra llamada de Naruto.

—¡¿Qué quieres?!

¡Mira en el cielo, un avión! ¡Es un vuelo nocturno! —aún con su molestia palpable, alzó la mirada, en verdad había un avión. —¿Lo ves?

—Sí.

¡Genial! Es como si estuviéramos juntos.

—Me dijiste que no fuera a verte al hospital.

Sí, pero no dije que no te llamaría. ¡Oh, está volando bastante bajo!

Lo consideraría un verdadero idiota, de una u otra forma Naruto siempre se encargaba de mantenerse presente en su vida, incluso si estaban separados. Ya estaba a solo unas cuadras de su casa.

—Iré a verte. 

—¿Eh? Te dije que no es necesario, cada vez queda menos tiempo para finales. Además se está haciendo de noche.

—El tiempo no importa... —esbozó una sonrisa, se sentía un completo idiota haciendo tanto por una persona que jamás lo vería de otra manera, pero Sasuke quería aprovechar al máximo ese sentimiento juvenil. Estaba seguro que era amor lo que sentía por Naruto, ya no quería ignorarlo, y tampoco le importaba las consecuencias. —Quiero verte.

.

.

.

.

No dudó en pasar por alguna panadería para llevarle algo dulce, la de los padres de Naruto se salía de su trayectoria. Quizá el chico preferiría algo preparado por sus papás, pero al menos no llegaría con las manos vacías. Ese día es su visita más tarde, estaban por ser las siete de la noche, pronto se acabarían las horas de visitas, aunque fuese se quedaría cinco minutos. Antes de terminar la llamada, Naruto también le había dicho que quería verlo.

Subió al piso correspondiente por el ascensor, ya algunas enfermeras le conocían, por lo que no le detuvieron cuando se estuvo acercando a la habitación de Naruto. Curiosamente la puerta estaba abierta, pero su cuerpo se tensó cuando vio a un par de enfermeras entrar apresuradas acompañadas de un carrito con lo que parecían ser medicamentos. 

—¡Llama al doctor! —ordenó una de las enfermeras a otra que iba de paso, la muchacha asintió y se apresuro en busca del hombre.

El muchacho se sintió paralizado por unos segundos, pero el temor que se instaló en su pecho fue lo que necesitaba para volver a moverse. Se apresuró a la habitación, quedándose de pie en el marco de la puerta, tenía la suficiente consciencia para saber que no debía de entrar.

—¡Aguanta, el doctor llegará pronto! —las dos enfermeras que antes habían entrado se veían agitadas, mientras una le administraba medicamentos por medio de una sonda, la otra le hablaba al chico. —¡Respire, joven Namikaze! ¡Aguante un poco más! —vio la mano de Naruto, se sujetaba de las sábanas con fuerza, luchando por sobrevivir a esa crisis —¿Me escucha, joven Namikaze? ¡Joven Namikaze, míreme! 

Sintió como si su corazón se hubiese detenido al ver que la resistencia que Naruto ponía se desvaneció, aparentemente por haber quedado inconsciente, o eso es lo que Sasuke anhelaba que sucediera y no lo peor. El doctor pasó a su lado, Sasuke sabía que no podía quedarse ahí, y tampoco quería seguir viendo eso. Por impulso, retrocedió y buscó salir del hospital. De todas formas sabía que en tanto las enfermeras se percataran de su presencia lo sacarían.

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Tenía miedo.

¿Y si una recaída como esa tan solo era un aviso de lo que podía venir? Sasuke no se había atrevido a acercarse al hospital, temía lo que sus ojos pudiesen ver en esa habitación; sin embargo, sí trató de llamarle, pero Naruto no respondió. No hallaba paz para concentrarse en sus prácticas, el recuerdo de ver a ese chico siendo atendido por el doctor en emergencia no lo dejaba tranquilo. Su solución fue ir a la panadería de los señores Namikaze, ahí le dieron la noticia de que esa recaída lo llevó a terapia intensiva.

Eso había sido lo que necesitaba para dejar cerrada la puerta de la habitación donde estaba el piano, ya no tenía la motivación para seguir practicando. Se quedaba en su habitación con los recuerdos golpeando su mente, dejando su celular al lado en espera de una llamada que sabía en esos momentos no podía llegar. 

—¿Sasuke? —escuchó al voz de una mujer, él yacía acostado en su cama tapando sus ojos con el antebrazo, ya se imaginaba quien podía ser. De todas maneras, las noticias vuelan. —Voy a pasar. —la puerta de su habitación se abrió, dejando ver a Sakura con una notoria expresión preocupada. —¿Qué haces? La competencia está cerca. —no le respondió.

Supuso que Sakura quería distraerlo de alguna manera, pero él no quería seguir. Otra de sus motivaciones era volver a un escenario en compañía de Naruto, pero ahora ese sueño se alejaba con cada minuto que pasaba. Sin motivación, ¿qué haría?

—Tienes... tienes que seguir practicando, sabes que Naruto también desea que... —al parecer ni ella sabía qué hacer o decir.

—¿Por qué tiene que acabar así? —sentía el ardor en sus ojos, por eso no quería moverse. Apretó sus cobijas con la otra mano. —Ya no quiero intentarlo.

Nada fue capaz de devolverlo a las prácticas, no le importaba si lo llamaban idiota o lo que fuese por dejar de lado una meta por algo como eso, pero cuando su corazón está involucrado las cosas son muy diferentes. Hace unos años solo seguía las reglas impuestas por su padre y uno que otro profesor que llegó a tener, como si de un títere se tratara, pero desde que Naruto llegó a su vida fue cuando sus sentimientos empezaron a gobernar sus canciones. Sin un corazón ilusionado y lleno de emociones, ¿qué le queda?

Sabía que los días estaban pasando, a como se imaginaba al resto de rivales practicando hasta sentir dolor en los dedos, mientras él ya se había resignado incluso a presentarse en la final. Sakura se daba cuenta de ello, pues ya no escuchaba el piano ni por un minuto; eso la motivó a visitar a Naruto y ponerlo al tanto de lo que sucedía, el chico solo sonrió entristecido y miró por la ventana. Había logrado superar la terapia intensiva, pero su cuerpo se vio verdaderamente afectado.

Sasuke iba saliendo de su casa cuando su celular vibró, era un mensaje. Ese día tenía que ir a comprar la comida del mes, Itachi volvería a casa esa noche y quería tener todo preparado. Sus ojos se abrieron al ver quien enviaba el mensaje, era Naruto, diciéndole que fuese al hospital.

No le respondió, pero aún así fue. Ya no le importaba si le regañaba por más de dos semanas sin verse, no quería engañarse con el panorama que está claro para cualquier cercano a Naruto.

Abrió la puerta evitando mirarlo.

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