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Capítulo 1

Música... tiene tantos puntos de vista, para algunos significa una pasión que los llena de vida, y para otros se convierte en la obligación que los persigue constantemente. A pesar de ser tan versátil, no cabe duda que en muchas ocasiones se percibe como rígida, como si de un estancamiento se tratase.

Por un lado está Sasuke, que desde niño fue instruido en el mundo de la música gracias a sus padres, pues al descubrir que su hijo contaba con el talento innato musical, quisieron aprovecharlo al máximo. En un principio, lo disfrutaba como cualquier niño con un juguete nuevo, pero con los errores en cada nota se llegó a convertir en un castigo. Podía decir que en un principio el piano era su amigo, allí podía pasar horas sin cansarse, pero después se transformó en su enemigo.

Cada día en el instituto, en las horas libres, Sasuke solía encerrarse en el salón de música. Allí había un piano de cola negro, por lo que dejaba que los minutos pasaran entre las notas y apuntes en sus libretos musicales; simplemente estaba completando una partitura. Cuando sintió que alguien tocó su hombro, se sobresaltó apenas un poco, sin demostrarlo en su rostro, y alzó su mirada hacia la derecha, topando con una de las pocas amistades que tiene en ese lugar.

—Sabía que estarías aquí. —sonrió la muchacha.

—Sakura, ¿cuándo...

—Acabo de entrar, iba pasando y te vi. ¿No te estoy interrumpiendo?

—No. No es como que me importe mucho, lo sabes bien.

La muchacha solo hizo una mueca, oprimiendo sus comentarios al respecto. Tomó lugar en el taburete junto al pelinegro, quedando los dos un poco ajustados pues este claramente es individual; le echó una ojeada a las partituras sobre el piano, pero la verdad es que no entendía nada.

—Hay un chico en mi salón que tendrá una presentación esta tarde, quiere que yo vaya. Creo que se trata de una cita, y la verdad quiero evitar que sea así. —dijo Sakura mirándolo de reojo, esperando alguna reacción. —Me preguntaba si quieres venir conmigo.... bueno, nosotros. Le gusta la música clásica, algo extraño para su forma de ser, así que creo que pueden llevarse bien. Ya sabes, si no tenemos nada para hablar, pueden hablar de instrumentos o algo así.

—Sabes que hace mucho tiempo me alejé de todo eso, solo me dedico al piano por trabajo, no por amor.

—Pero muchas veces pareces tan... concentrado, justo como eras antes.. —le acusó con la mirada.

—Ya dije que es por trabajo, solo escribo las canciones que escucho en partitura, eso es todo. Uso el piano como guía, pero no he vuelto a tocar como antes.

Hubo un corto silencio. Ambos son vecinos desde la infancia, por lo que hacía algunos años Sakura siempre escuchaba el piano que Sasuke tiene en casa cada tarde, podían ser hasta tres horas consecutivas. Ella solía sentarse en su cama, abrir la ventana, y deleitarse con el sonido del piano. Lo consideraba como una terapia de relajación. Sin embargo, desde que los padres de Sasuke fallecieron hacía unos tres años, cuando tenían catorce años, nunca más volvió a escuchar la música; solo quedaba el hermano mayor de su amigo, pero este pasaba constantemente ocupado.

—Bien, iremos de todas formas. —se levantó segura de lo que decía. —Te veré en el parque que está cerca del auditorio a las cuatro de la tarde, ¡no faltes!

Claramente pensó en negarse, le daba escalofríos es solo pensar volver a poner un pie en ese auditorio, lugar que le trajo tantos traumas a su vida actual. El escenario, el público, todo era como sentirse dentro de una caja oscura, donde nadie puede escuchar cómo pides ayuda para poder salir. Miró la hora en su celular, aún faltaban tres horas para ir a ese parque. Quizá solo le haría ese pequeño favor, ya después no volvería jamás al auditorio.

(. . .)

Terminó apenas una frase más de la partitura y se fue a su casa, las clases las había terminado temprano, pero les permitían a los alumnos quedarse un poco más de tiempo mientras lo ocuparan en actividades en vez de holgazanear, a esos los sacaban del instituto directo a sus hogares, o donde fuese que quisieran irse, todo con tal de no tenerlos dentro del recinto sin hacer nada. Los profesores ya lo conocían, especialmente la profesora de música, por lo que incluso contaba con la llave del salón musical para cuando quisiese ir unas cuantas horas. 

Había llegado a su casa tratando de metalizarse en su siguiente actividad de la tarde. En realidad ni siquiera entendía porqué se sentía tan nervioso, él no iba a tocar frente a un público, solo sería un espectador más del recital. No tenía nada de qué preocuparse. Solo se aseguró de cerrar bien la puerta principal y salió rumbo al parque cargando solo su celular. El parque que Sakura le mencionó estaba relativamente cerca de su casa, y no se extrañó de haber topado con al menos dos personas que cargaban sus instrumentos en algún estuche caminando en la misma dirección que él, la única diferencia es que Sasuke se adentró en el parque y esos estudiantes siguieron su rumbo.

Se apoyó en uno de los árboles para cubrirse del sol, había llegado a tiempo, pero sabía que Sakura tardaría un poco más en llegar, la conocía bastante bien como para saber que siempre suele llegar quince minutos después de la hora que ella misma estipula. Pensó que podría escuchar un poco de música con sus auriculares, pero una melodía no muy lejana captó su atención. Se trataba de una melódica, y siendo honesto, no era una mala interpretación.

Normalmente nadie solía dar espectáculos en ese parque, por lo que decidió averiguar quien había tenido el coraje de hacerlo. En un campo abierto encontró a un chico que bien podía tener la misma edad que él, la melodía la estaba ejecutando ese chico, y no lo hacía nada mal. Su interpretación captaba toda su atención, tenía un buen control de su respiración para hacer que la melódica sonara hermosa. Se acercó un poco, pero pronto la canción terminó, ni siquiera conocía a ese chico como para haber pretendido acercarse más.

Volvió a mirar la hora en su celular, pronto Sakura llegaría, por lo que dio media vuelta para regresar por donde vino, pero una mano en su hombro le detuvo.

— Tú eres Sasuke, ¿no? —viró su cabeza y topó con un par de ojos azules, nunca antes había visto a una persona con los ojos tan claros como los de ese chico. Ni siquiera se detuvo a pensar en qué momento llegó tan rápido. —Sakura me ha hablado mucho de ti, y me dijo que nos acompañarías al auditorio.

—Eh... sí. —tomó un poco de distancia, era algo receloso con las personas que no conocía, además de no agradarle la idea de que invadieran su espacio personal. —¿Tú eres?

—¿Ella no te ha hablado de mí? —su rostro se mostró afligido, pero pronto aquella gran sonrisa regresó. —¡Soy Naruto! Hoy tengo una presentación en el auditorio, me sorprende que Sakura aceptara en asistir, ya sabes que no a todas las personas se les hace interesante estas actividades. —sonrió con una risa nerviosa.

—Quizá pretendías una cita con ella.

—¡¿Yo?! Bueno... —se rascó la nuca nervioso. —Sí me gusta, pero no la llevaría a una cita así, solo quiero su compañía.

—Lamento estar de mal tercio, si hubiera faltado ella me reclamaría por toda una semana. —lo decía por experiencia, de paso le servía salir un poco salir de su rutina diaria.

—No, no importa. —le palmeó la espalda, ¿acaso era así de confianzudo con todas las personas que recién conoce?

Los dos ya iban caminando juntos, Sasuke supuso que ese tal Naruto también pensaba en que Sakura llegaría pronto, ¿hace cuánto se conocieron? Si lo pensaba, no recuerda haber visto a ese chico en algún lugar del instituto, y es probable que una persona así no pase desapercibida. Además, también está metido en todo ese mundo de la música, y solo hay un salón musical en todo el recinto, ¿dónde estudiaría? Si lo veía con detalle, parecía ser una persona que hace brillar a la música; se comparaba con ese chico y él desprendía solo tonos grises mientras que ese rubio era como un arcoíris. Se preguntaba qué clase de instrumento tocaría, ni siquiera estaba enterado de concursos actuales.

—¡Chicos!

Los dos alzaron sus miradas, a unos cuantos metros se hallaba Sakura, su corto cabello lo había atado en una colita baja, y llevaba un bonito vestido. Se veía en verdad hermosa. La chica pronto se acercó, tratando de controlar su respiración agitada, para Sasuke todo ya era conocido, pues ella siempre hace lo mismo.

—Veo que ya se conocieron. —sonrió apenada. —Perdón por llegar tarde, tuve que ayudar a mi madre con unas cosas.

—No pasa nada. —le animó Naruto, dirigiendo su mirada a uno de los relojes en el parque. —¡Ah! ¡Tengo que irme, los veré allá!

—¿Eh? ¡Espera! —le detuvo Sakura, pues el chico se adelantó a unos juegos infantiles para recoger un estuche. —Aún no me dices qué vas a tocar.

Y era cierto, pues Naruto solo le había hecho la invitación, más no entró en detalles. El chico acomodó el estuche en su hombro derecho y se volteó hacia los dos chicos, Sasuke no podía entender cómo es que una sola persona podía irradiar tanta alegría como ese chico. 

—¡Ya lo verás!

Con solo ver el tamaño del estuche, además de la forma, el Uchiha supo que ese chico era un violinista. Uno de los buenos complementos para el piano, pues estos dos instrumentos unidos eran capaces de crear ambientes únicos. Lo vieron alejarse, mientras que ellos continuaron a un paso más tranquilo. 

—¿Crees que le vaya bien? —dijo la muchacha en voz bajita. —Nunca lo he visto tocar un instrumento, es un atolondrado de primera, no me lo imagino en algo así.

No respondió, pero si a como tocó la melódica tocaba el violín, pues estaría ansioso de ver qué era capaz de transmitir con un violín.

Al estar dentro del edificio los recuerdos lo trataron como miles de puñales atravesando su memoria, incluso podía verse a unos metros con sus padres, minutos antes de irse por la puerta que Naruto seguramente ya cruzó. Trató de dispersar esos recuerdos y se encaminó con Sakura hacia el auditorio principal, la última vez que ambos estuvieron allí fue hace tres años, una semana antes de que su padre falleciera, meses después fue su madre.

Tres años después el auditorio ya no le parecía tan grande, pero no podía evitar sentirse intimidado en ese lugar, sobre todo por el piano sobre el escenario que podía asegurar era el mismo que él usó en sus tiempos de pianista más juvenil. Había bastante gente, y los murmullos sobre su persona no se hicieron esperar, pudo percatarse que habían algunos que se preguntaban qué lo había llevado a él, un pianista, a una presentación de violinistas. Ya sabía que su nombre se había hecho algo conocido en ese tipo de ambientes. Hizo caso omiso y buscó un buen lugar donde sentarse.

Las luces bajaron su intensidad para captar todas las miradas en el escenario, Sakura tenía un folleto con los nombres de todos los participantes, y ahí fue cuando se dio cuenta que Naruto estaba en una competencia, específicamente en las preliminares. Sería el cuarto en presentarse.

La canción a presentar en las preliminares sería de Beethoven, Sonata de Violín No. 8, Kreutzer. Los primeros competidores no lo hicieron nada mal, pero habían unas cuantas personas en el público que para cuando fue el turno del tercer participante ya empezaban a bostezar, pues todos tocaban de la misma manera. La diferencia la marcó este tercero, pues su música transmitió desconfianza y miedo, por lo que más de uno centró toda su atención en él a la espera de que su miedo le traicionara y lo hiciera cometer un error; sin embargo, el chico logró terminar la canción, pero su calificación no sería la mejor.

—¡Sigue Naruto! —Sakura volvió a animarse, quitándose el sueño que tenía.

El muchacho se adentró en el escenario, esta vez vistiendo unos zapatos y pantalones negros, dignos de un evento formal como ese, y una camisa de botones blanca. Si bien no es una vestimenta totalmente formal, era lo suficientemente apta para esa ocasión, además de darle una presencia diferente a las de los antiguos participantes. Notó que le había sonreído a la chica que sería el acompañamiento en el piano, para después posicionar el instrumento en su hombro y tomar aire.

Empezó con notas suaves, al igual que la pianista. A pesar de ser la misma canción, Naruto provocaba que se percibiera de una manera difícil de explicar, ahora todos los espectadores tenían sus mirada sobre él. Incluso Sasuke podía imaginarse a los demás participantes atentos detrás del escenario.

Notó su expresión diferente en solo un segundo, mismo segundo en que Naruto empezó a transformar la canción de Beethoven a una más violenta y llena de energía, el mismo acompañante tuvo que acelerar los tiempos para tocar lo más similar posible al participante rebelde. No se parecía en nada al Naruto que Sasuke conoció hace menos de una hora, ahora era una persona totalmente diferente. Simplemente no sabía cómo es que alguien puede tocar con tanta pasión.

Incluso a la hora de la presentación podía compararlos y ambos son diferentes, Sasuke se estructuraba a la partitura, mientras que Naruto estructuraba la partitura a sí mismo. Por un momento sintió pena por la mujer que tocaba el piano, pues podía apreciar su congoja ante tal participante. La velocidad con la que digitaba y realizaba las arcadas eran dignas de un profesional en el instrumento, ¿será que lleva tocando el violín desde niño? O quizá solo era un prodigio...

Al finalizar su presentación, no podía faltar la radiante sonrisa en el rostro de Naruto, junto a las grandes ovaciones que recibió del público. Todos aplaudían lo más fuerte que podían, gritándole lo bien que lo fue su interpretación; aunque al tratarse de una competencia, Sasuke ya podía imaginar a los jueces.

—¡No pensé que fuera tan bueno! —la muchacha se veía emocionada.

—¿Por qué lo dices?

—Pues si lo conocieras creo que pensarías lo mismo. —el rubio ya se estaba retirando del escenario después de hacer una pequeña reverencia junto a la mujer que fue su acompañante. —Es pésimo en los estudios y en muchas cosas, pero supuse que debía de tener algún talento... ¡y sí que lo tiene!

Su talento era innato.

—¿Crees que pueda ganar la competencia?

—No sé... no creo que califique, mucho menos que pueda ganar. Estas competencias se ganan por puntos, y no se obtiene ninguno si se ignora la partitura original.

—Pero a todos les encantó, ¡¿cómo no podría ganar?!

—Estaría bien si se tratara de un recital normal, que de hecho creí que era solo eso. —tomó el folleto entre sus manos. —Pero estando aquí vi que era una competencia, y las reglas son diferentes.

Las luces volvieron a encenderse, era hora de un corto descanso antes de continuar la competencia. 

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