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[2]

Hace dos semanas exactamente fue la primera vez que Jungkook escuchó esa voz tan grave y seductora tan de cerca.

Y es que él había sido tonto en aquel momento. Tan tonto por creer que estaba seguro dibujando debajo de aquel árbol, a unos pocos metros de donde un grupo de chicos jugaba fútbol.

Aquella bola llegó en un pestañeo, escuchó la voz ronca de alguien gritando "cuidado" no logrando su objetivo de hacerlo reaccionar a tiempo, pues sintió un fuerte impacto a un lado de su cabeza, haciendo que esta se hiciera hacia atrás abruptamente, colisionando a su vez con la fuerte madera del árbol que tenía detrás de él.

Dejó escapar un quejido de lamento, llevando sus manos a su cabeza adolorida, sintiendo como las cuencas de sus ojos se llenaban de lágrimas, dejando escapar unas cuantas que recorrieron su rostro hasta caer por su barbilla.

Escuchó algunos pasos acercándose, quiso levantarse, dejando caer de sus piernas el cuaderno de dibujo, pero el mareo se lo impidió, volviendo a caer de culo, y ahora agregándole un nuevo dolor a su cuerpo.

—¡Lo siento mucho! De verdad, no fue mi intención —escuchar esa voz le transmitió escalofríos, era de las pocas veces que no se había dado cuenta de que esa persona se encontraba a su al rededor.— ¿Te encuentras bien? ¿Te has lastimado?

Limpió sus lágrimas con rapidez, esperando a que no se diera cuenta de que aquel golpe lo había hecho llorar. Levantó su mirada por fin, para observar al dueño de aquella voz.

Era guapo, por supuesto que lo era, llevaba esa banda en su cabeza, algo que básicamente lo caracterizaba, esta le recogía el cabello hacia arriba, dándole volumen y dejando ver una frente amplia, que solo hacía resaltar más sus ojos alargados y redondos, mismos que poseían pestañas largas y abundantes.

Nunca lo había visto de cerca y eso solo hizo que su belleza lo dejara sin aliento. Aquel rostro no podía ser de este mundo. Jungkook lo conocía, él sabía quién era, pero sin duda ese hombre que estaba en frente, no podía saber ni un poco de su existencia.

Su nombre era Kim Taehyung.

Y era el chico que le gustaba.

—¿Te comieron la lengua los ratones? —Kim Taehyung habló nuevamente, sus ojos mirando inquisitivamente a Jungkook—, ¿o ha sido por el golpe? ¿podría haberte movido los cables de tu cabeza? ¡debemos ir a la enfermería! —gritó de pronto, acercando su mano hasta su brazo.

A penas un roce, a penas las yemas de sus dedos rozándolo, pero lo suficiente para hacerlo reaccionar y separarse de inmediato de su agarre.

—¡Hola, sunbae-nim! —habló, con demasiada fuerza, inclinando su espalda para saludar, nervioso. ­—¡Mi nombre es Jeon JungKook, estudiante de primer año de Derecho! ¡Me encuentro perfectamente, no debe de preocuparse, sunbae!

Taehyung observó la parte trasera de la cabeza del chico en el momento en que se inclinó para saludarlo, notando algo rojizo manchando su cuello.

—Mierda... —Susurró—, por supuesto que no estás bien, Jeon Jungkook.

Esas palabras tomaron desprevenido al peli negro, pues en cuestión de nada, Taehyung lo había tomado del brazo, no dándole tiempo de esquivarlo, encaminándolo hacia la enfermería.

La electricidad que viajó por su cuerpo, lo hizo temblar, se maldijo, rogándole a buda que por favor no notase todo ese millar de sensaciones que tan solo ese toque le estaba generando.

No pudo dejar de pensar tampoco en que, por primera vez, su nombre podía ser como una melodía si era Kim Taehyung quien la entonaba.

—¿Jeon Jungkook? Tierra llamando a Jungkook-ssi —alguien dijo de manera graciosa.

Entonces fue consciente de que se encontraba en una de las cafeterías del campus, la gente iba y venía, frente a él estaba Kim Taehyung con una mirada juguetona, viéndolo curioso. Las orejas de Jungkook se enrojecieron, se llevó la mano hasta su frente, como sin con eso pudiese esfumar los recuerdos que se amontonaban en su cabeza.

Los dos estaban en una mesa ya con sus respectivos pedidos, compuestos ambos por una taza de samgyetang, en palabras simples: sopa de pollo y ginseng.

—Lo siento, sunb... quiero decir, Hyung.

—¿Siempre eres tan despistado? —se burló el mayor, mientras se llevaba una cucharada de sopa a su boca, haciendo luego un sonido gutural de satisfacción.— ¡Delicioso!

—Solo ando un poco despistado este día

—Solo un poco, claro. ¿A dónde van tus pensamientos, Jungkook?

—¿Mis pensamientos? —siempre están llenos de imágenes tuyas, Hyung, quería decir—. Nada en especial —terminó mintiendo por segunda vez en el día.

Esperaba no se le hiciera costumbre.

—Me imagino que tampoco sabes lo que estaba diciendo —agregó entonces, Tehyung. El menor se encogió, con vergüenza.— ¡Já! Yo que quiero darte mi amistad y tú que me pagas ignorándome —dramatizó.

Lo cierto es que lo hacía porque le parecía divertido ver esa cara de confusión en Jungkook, era tierno, era como un bebé.

— Estaba preguntándote cómo te estaba tratando este semestre, pero creo que es una pregunta aburrida, así que la cambiaré por... ¿qué haces para divertirte?

Jungkook dejó la cuchara a un lado de su plato, la primera mentira de ese día era haber dicho que él no había almorzado, cuando hace menos de quince minutos se había atorado de hamburguesas y estas ni si quiera terminaban de digerirse adecuadamente cuando entonces sucedió su encuentro con Taehyung y lo demás es historia.

Tuvo que hacerlo, no podía permitirse dejar pasar la oportunidad, no cuando Taehyung se veía tan dispuesto a acercarse hacia él de una manera amistosa.

Después de todo, por algo se empezaba y él lo aprovecharía al máximo.

—Dibujar —respondió, esta vez con sinceridad—, me gusta dibujar, Hyung.

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