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Capítulo 3.
"Estás en mi imaginación, tan brillante, pareciera que estuvieras ahí, pero, extiendo mi mano y desapareces. No es necesario tener la razón, solamente deseo que seas como quieres, de buen corazón sonriendo hermosamente".
BTS – Film Out.
Enero 1960.
Posteriormente, había pasado una semana desde el incidente de Kim Taehyung, lo único bueno del acontecimiento fue que sus heridas en el brazo comenzaron a sanar lentamente, tanto, que no se veía las marcas.
Además, el suceso se abandonó más rápido de lo que creyó; agradecía que ninguno de los empleados les hubiese comentado a sus padres al respecto. De otro modo, el progenitor gratificó a su hijo en referencia al recado expuesto, desde entonces, no ha vuelto a verlo. Podría decirse que le enojaba, estaba consciente sobre el trabajo de su padre en la invasión militar, definitivamente, había aumentado aún más, por alguna extraña razón, también incluía a su madre acompañándolo en cualquier instante, de tal modo, residía solo en aquella viviendo, sus únicas compañías eran los empleados.
La mañana surgió más tranquila de lo normal, por lo tanto, se hallaba en la sala de estar con un libro mientras posaba sus manos lentamente grabándose los caracteres, aquel método era conocido como braille, un sistema de lectura adaptado a personas con discapacidad visual, conocido también como cecografía. Detuvo su leída al percibir unos pasos cercanos.
—Buen día joven Tae, me disculpo previamente por cortar su lectura, es para notificarle que saldré al mercado para abastecer la despensa ¿Desea pedir algo? —Preguntó Solar alegre, Taehyung asintió lentamente con la cabeza.
—Me gustaría ir contigo, por favor, si no es molestia. Además, aprovecharé a visitar el hogar de un amigo.
Mencionó, dejando su libro encima de la mesita, se colocó de pie recibieron ayudar de Solar.
—¿Primero, quiere detenerse en casa del joven Park?
El castaño negó repetidamente en tanto caminaba junto a la joven fuera de la casa.
Estando en la rúa, Taehyung escuchó el bullicio de furgonetas transitando, sujeto aún más fuerte el brazo de Solar caminando a su lado, tardando alrededor de diez minutos en llegar a su destino.
A su vez, Taehyung prestaba atención a los militares que deambulaban cerca de él, incluso, creyó haber rozado su hombro con una de sus armas, sintió escalofríos recorrer todo su cuerpo, comenzando a sudar frío, el aura de ese lugar se sentía pesado, de manera, se arrepintió no haberle mencionado primeramente a Solar quedarse en casa de su compañero Park Jimin. Consiguió oír una parte carente del diálogo que a su alrededor comentaban.
"Van a fusilarlos" "Ingresaron al puesto" "Cierra, corre" Tanto esos como otras opiniones se escuchaba, Solar -sin soltar el brazo de Taehyung- sintió como lo empujaban, las personas inquietas se amontonaron conforme seguían avanzando, un disparo retumbó por todo el espacio, impacientando a las personas que trotaban sin medir a su alrededor ocasionando que el castaño soltara bruscamente su brazo, intuyó la desesperación y angustia invadirlo, por tal motivo, una corriente de lágrimas se deslizó por su rostro.
Impaciente, Jeon Jungkook aguardaba en las afueras del mercado cerca de la barda; recapitulando, hace una semana logró sellar el fin a las vidas de (alrededor) quince personas, esperaba que movilizaran a dos chicos para fusilarlos, razón, por la cual, fueron encontrados robando algunas municiones militares, al mismo tiempo, Min Yoongi fumaba un cigarrillo también en espera de su compañero, escuchando un disparo dentro del mercado y observando a las personas correr despavorida como gallinas en parvada , Yoongi apagó su cigarrillo volteando en dirección al pelinegro.
—Hoseok, es un exhibicionista, siempre llamando la atención innecesaria.
Comenta el chico descontento, Jungkook simplemente asintió suspirando cansado de la repetitiva situación.
—Es Hoseok, no podemos esperar más viniendo de él.
—Aunque, el muy idiota me debe otra caja de cigarros.
La estruendosa risa de Jungkook no se hizo esperar, observando a su Hyung juguetear con el arma entre sus manos, dirigió su vista alrededor borrando la bonita sonrisa plasmada en su rostro al reparar un notable chico intentando hallar la salida, sin tener éxito alguno, caía al suelo de golpe buscando la manera de colocarse sobre sus pies; sin embargo, los individuos avanzado a su lado provocaron que regresara al lugar inicial por "choques accidentales", el castaño palmeaba intentando levantarse, aunque Taemin -otro militar y compañero del pelinegro- le posó el pie encima evitando su acción, Jungkook enojado trotó empujando con fuerza a Taemin apartándolo.
—¿Qué te sucede, idiota? ¿Acaso eres estúpido o te fracasan las neuronas?
Exclamó con un tono de voz alto y fuerte, auxiliando al decaído chico.
—Solo es una persona común y corriente más, no es nada importante.
La dura dicción de Taemin ocasionó que Taehyung percibiera el temor recorriendo su cuerpo, tensándose ante las palabras dichas, solamente deseaba irse a casa, admitía el error de querer salir, con lo sucedido, ya no sentía la voluntad de aventurarse otra vez.
—Es invidente, imbécil. ¿No te das cuenta? Este acto dice mucho sobre tu persona —escupió el pelinegro de forma fría y seca hacia el contrario, su expresión furiosa menos ayudaba.
Taehyung se aferró al brazo de aquel chico, esa voz tan seria y fría aseguraba haberla escuchado antes, en sí, tampoco le importaba, únicamente deseaba salir de allí encontrar a Solar para regresar u ocultarse en su habitación, su atención puesta en la discusión de dos hombres terminó al aire cuando descargas de bajas se oyeron por todo el lugar. Angustiado, sintió el dolor del horrible sonido atravesarle la dermis, por el contrario de lo que sentían aquellos hombres. Aparte, escuchó tanto los chillidos como gritos y lamentos de personas que seguían en el lugar.
Kim Taehyung no podía ver las maravillas de la vida, aunque lo sentía, para él era básicamente igual, sin lograr contenerse, cascadas de lágrimas se derramaban en silencio, detectó el desagradable aroma de la sangre y pólvora de las balas, percibió un brazo jalarlo tratando de alejarlo.
Por fuera, no veía, pero el dolor residía en su corazón a partir de ese día. Rezó, tal vez lo hizo cuando subió a una furgoneta colocándose en marcha, no rezaba por su vida, inconscientemente se hallaba a salvo, rogaba ansiando que el amor y el bien triunfara algún día así el país fuera libre totalmente. Por ahora, era un sueño lejano, sin voluntad a ser cumplido. En esa ilusión, estaba la liberación para Taehyung.
Kim Taehyung temía a varias cosas, entre ellas: El sonido de las balas, militares -armados o no- así como a la oscuridad, esa última debilidad estaba en su sistema las veinticuatro horas de todos los días por cada semana, jamás olvidaría aquel día, ese recuerdo tan deprimente, rememora tristemente cuando una de esas benditas balas lo dejo sumido en la oscuridad para siempre. Limpió su rostro cubierto de lágrimas, sintiendo su cuerpo temblar de miedo, sin tomar importancia al individuo presente, comenzó a sollozar del pavor.
—Descuida, tranquilo, todo estará bien. Te encuentras a salvo, no hay qué meter.
La suave voz del chico provocó que el castaño dejara de temblar un poco, limpió su rostro con algo de vergüenza suspirando.
—Jamás estaré a salvo, seguro. Igualmente, nadie lo estará.
Sus palabras secas hicieron que Jungkook se tensara, no pronunció palabra alguna ante su comentario, solamente se dispuso a manejar inmerso en el incomodo silencio que se había formado. Detuvo su furgoneta al visualizar el hogar del contrario, bajó rápidamente dirigiéndose al lado opuesto para ser de ayuda y orientar al chico que despacio se deslizaba palmeando la puerta. Taehyung, confundido, sin querer aguantar un segundo más cuestionó.
—¿Dónde estamos, señor? ¿Me hará daño? —Preguntó Taehyung dudoso, desconfiado con ligero miedo expresándose en sus facciones.
—Tranquilo, estamos en tu casa. Por favor, no temas, no te haré daño. Ruego me disculpes, que descortés de mi parte, ni siquiera he realizado mi presentación adecuadamente.
Una bonita sonrisa pintó el rostro del pelinegro, Taehyung palmeó cerrando cuidadosamente la puerta.
—¿Es usted el caballero que entregó la encomienda para mi padre hace una semana?
Planteó el castaño seriamente, provocando estupor en el rostro de Jungkook, asintió ligeramente, aunque, segundos después se maldijo al visualizar la expresión del chico.
—Confío asintiera, señor. No debe preocuparse, ocurre en todo momento. —Jungkook maldijo mentalmente, luego, soltó un suspiro.
—Espero me disculpes.
Evitando realizar otra tontería, tomó el brazo de Taehyung guiándolo hacia la puerta, estando a punto de tocar, la misma se abrió rápidamente mostrando a una mujer rubia, misma que visualizó junto al castaño aquella vez cuando se cayó de bruces en las escaleras.
—Joven Taehyung —Ligeras lágrimas brotaron de sus orbes, abrió sus brazos apretando al castaño, su expresión bañada en sorpresa; sin embargo, Jungkook notó su cuerpo relajarse correspondiendo el achuchón.
—Descuida Solar, me encuentro bien, después hablaremos con tranquilidad, aguarda unos minutos.
Su voz dulce y calmada generó que el pelinegro sonriera abiertamente, volteó para observar al castaño, sin querer separarla se obligó a desviar su atención colocándola en Solar, con respeto ejecutó una venia obteniendo igual respuesta por su lado.
—Por favor, Solar. Permíteme un momento con el caballero —pidió el chico, por lo tanto, la mujer se apartó del contrario entrando nuevamente a la casa, disminuyendo sus sollozos. Antes de seguirla, volteó por instinto, quedando a centímetros de invadir el espacio personal ajeno.
Jungkook percibió a Taehyung girarse en su dirección, como si lograse verlo, su mirada se encontró con aquellos preciosos luceros cuan complacido se sentía observándolos, tan expresivos, con voluntad de decir todo, pero, a la vez, nada. Incluso, vio la tranquilidad del chico, aunque... había un detalle resultante, ese fue no ver aquel brillo en sus ojos, resplandeciente, su confusión aumentó al notar la mano contraria extendida hacia si mismo.
—Gracias señor, me encuentro muy agradecido por salvarme del hombre —Expresó alegremente, ocasionando que Jungkook estuviese nervioso, por alguna razón.
—Ahora bien, me presento, mi nombre es Jungkook, Jeon Jungkook. Además, no es necesaria su gratitud...
—Taehyung, Kim Taehyung.
Su mano terminó entrelazada con la contraria, sintiendo calidez. Inseguro, sonrió ligeramente separándose.
—¿Eres militar? —Inquirió Taehyung, curioso, el pelinegro sin esperarse aquella pregunta, se inquietó.
—Sí, es correcto.
Afirmó sin orgullo alguno, notando la mirada de Taehyung reluciendo en incomodidad, tal vez, porque ha escuchado todo lo que hablan de ellos en el pueblo: "Los mensajeros de la Muerte" destacado entre los diferentes y famosos apodos que disponía su persona cómo los demás militares.
—Muchas gracias nuevamente, espero algún día lograr reunirnos, señor Jungkook —menciona el castaño jugando con sus manos nervioso.
—Espero así sea, Kim Taehyung. Es un gusto conocerte.
Susurró en confirmación el pelinegro, cuando el castaño terminó de ingresar a su vivienda cuidando no caerse; seguidamente, cerró la puerta, no obstante, permaneció un par de segundos más procesando recién lo sucedido.
¿Qué le sucedía? Tal vez, observar al indefenso chico entre todas las personas ocasionó que recordara su pasado, suspiró largamente en dirección a la furgoneta, luego de encenderla partió de allí hacia la zona militarizada. Estaba consciente que al llegar Hoseok lo citaría en su casa para conversar con relación a la repentina ausencia, por el espejo retrovisor miró la casa de Kim Taehyung desaparecer conforme avanzaba, dejando de verla al doblar en una calle, inhaló aire agotado acelerando un poco, sentía sus nervios consumirlo, no entendía aquella extraña sensación en su cuerpo, seguramente iba a enfermarse.
Kim Taehyung ingresó a su habitación en compañía de Solar, la cual, todavía continuaba rogándole disculpas por lo acontecido.
—Solar, estoy bien, tranquila, por favor, el caballero fue amable en rescatarme, gracias a él, no sucedió nada. Deja de culparte. Nada de lo ocurrido está relacionado contigo.
Su voz delicada la tranquilizó, asimismo, no se contuvo en abrazarla nuevamente, admitía tener ese tipo de afecto con los empleados, debido a que se acompañaron durante muchos años cuidando de su seguridad en cualquier momento, consideraba su familia aquellas cuatro personas, las adoraba igualitariamente, solo ellas lograron entenderlo y amarlo cómo es.
—El baño está preparado, joven — se escuchó otro tono de voz presentándose en la habitación, Taehyung y Solar terminaron su achuchón observando a la recién llegada.
—Muchas gracias, Hwasa.
La pelinegra sonrió ampliamente ante sus palabras ayudándolo a desvestirse para que entrará en la tina, sintió el agua tibia tocar su cuerpo sintiendo sus huesos destensarse, relajándose por completo, suspiró agradecido cuando ambas chicas le dieron su espacio, dejándolo, disfrutando del baño.
—Jeon Jungkook —murmuró bajito rememorando su bonita y fuerte voz.
En pocas palabras, Taehyung aborrecía a los militares, arrebatando la vida de personas inocentes, esperaba que Jeon Jungkook no termine siendo como aquellos hombres corrompidos. Sintió a su subconsciente burlarse de él gritando: "Ridículo" "Mucho", ese chico era un militar, por supuesto que debía tener las manos manchadas de sangre igual a los demás, un escalofrió recorrió su esbelto cuerpo, se hundió en la tina cerrando sus ojos.
Por tal motivo, Jeon Jungkook sí tenía las manos manchadas de sangre junto a los pensamientos intranquilos de todas las vidas que ha arrebatado a su dominio, aunque siempre habrá una que jamás olvidará.
Puede ser que Kim Taehyung sea el responsable de terminar salvándole la vida a Jeon Jungkook.
M.B
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