«twelve»
Maratón: 1/3
Un grito desgarrador se escucha en la habitación, esa niña está llorando otra vez.
- Ayúdame - solloza - Clío ayúdame - es lo único que pide.
No entiendo por qué me pide ayuda a mí si ella es mi versión pequeña.
- No, vete.
Mi garganta se siente seca, me siento raramente enferma. Ya no quiero seguir soñando con lo mismo.
- Clío...
- ¡Déjame, no... no quiero!
Siento el toque tibio de algo en mi frente que me hace incorporarme como un resorte en la cama. Estoy respirando irregular y sudando frío, creo que voy vomitar.
- ¡Clí!
Reconozco esa voz.
Jisoo tiene semblante preocupado cuando me giro a verla.
- ¡Ji! - me resguardo en sus brazos destilando un mar de lágrimas - Yo, no quiero soñar más.
- Lo sé, ahora estoy aquí contigo - acaricia mi cabello.
- Duele - sollozo apretando mi pecho, es como si hubiese algo que me asfixiara - Demasiado.
- ¿Desde cuándo empezaron las pesadillas otra vez?
Su pregunta me hace llorar más fuerte, parece incierto que todo se había detenido desde que cierto pelinegro había llegado a mi vida. Lo extraño, echo de menos sus besos y abrazos y la paz que sentía cuando dormíamos juntos.
- No había tenido ninguna desde que estaba con Jungkook - decirlo me cuesta, es como si una parte de mí se rehusara a dejarle ir por completo.
- ¿Estaba? - inquiere con confusión.
- Nosotros, hemos terminado - hago un puchero recostando mi cabeza en sus muslos, ella enreda sus dedos en las hebras de mi cabello brindándome tranquilidad, también había extrañado a mi amiga.
- Ay, Clí. ¿Quieres hablar sobre ello?
Niego tapándome el rostro con mis manos. ¿Por qué me siento tan mal?
- Solo quiero dormir.
Y quizás no volver a despertar.
- Me quedaré contigo ésta noche. ¿Está bien?
Asiento mirándole con nuevas lágrimas en mis ojos, los de ella están cristalizados, besa mi cabeza y no se va, se queda como me prometió que haría.
A la mañana siguiente, todo se siente pacífico y apacible. Jisoo aún duerme, tiene la respiración pausada, ojalá pudiera dormir como ella. Me levanto y cierro las cortinas para que no le de la luz del sol en los ojos.
El timbre escandaloso de mi teléfono móvil suena estruendosamente en la mesita de noche.
Número desconocido otra vez.
- ¡Ay calla esa porquería antes de que lo tire al retrete! - se queja la pelinegra colocando una almohada en su cabeza.
Quisiera reírme de ella, pero la verdad estoy nerviosa.
- ¿Hola? - pregunto con miedo.
- ¿Clío? ¿Eres tú cariño?
- ¿Señora Jeon? - inquiero con incredulidad.
No puedo creer que su nieto le haya hecho llamarme porque a él no le contestaba. Eso sería ridículo.
- ¿Cuántas veces te diré que me llames abuela? - suspiro al escuchar la indignación reflejada en su voz, adoro a esa señora.
- Lo siento.
- ¿Linda, tienes tiempo?
- ¿Puedo saber para qué?
- No tiene nada que ver con el orangután de mi nieto, sé que han peleado...
¿Peleado? A usted al parecer no le han contado la verdadera historia, la verdad, yo tampoco le diría algo así a mí abuelita, la mataría de un infarto. Quizás luego hasta resucite y termine cortándole el pito a mi ex, eso sí sería digno de admirar.
- ¿Puedes venir?
- ¿Él estará? - dejo caer, asustada.
- ¿Él? Ah, no, tranquila, yo me encargo de él, cariño.
- Está bien - suspiro rendida - Allí estaré.
- Te estaré esperando, linda. Hasta más tarde.
- Hasta luego.
Me quedo ensimismada observando la pantalla del teléfono. ¿Por qué insistiría tanto la señora Sul?
- Y yo voy contigo - doy un saltito al escuchar a Jisoo recién despierta.
- Pensé que seguías dormida.
- Ese ringtone horroroso acabó con mi descanso - se queja.
- ¡La música de Harry Potter no es horrorosa!
- Si, si, como tú digas.
La miro mal, eso la hace reír y corre al baño encerrándose allí, sabe que si la atrapo le quitaré las extensiones que lleva puestas, por estar insultando mis películas favoritas.
[...]
- Hola - saludamos mi mejor amiga y yo a la empleada que nos abre la puerta de la mansión Jeon.
- La señora Sul las espera en el salón - nos hace saber con amabilidad.
Nos adentramos a la propiedad, Jisoo observa con ojitos curiosos todo a su alrededor y murmura cosas sin sentido.
- Esta casa es una pasada.
- ¿Te gusta?
- Me encanta - susurra ante la mirada de la señora de la casa que se ha parado de su cómodo sillón para recibirnos.
- Mi niña - me abraza con cariño, le devuelvo la acción con una sonrisa, mamá me hubiera abrazado así - Hola linda - le dice a mí amiga - Me han dado buenas referencias sobre ti.
- ¿Sobre mí? - inquirie incrédula, sus ojos van hacia mí y luego regresan a Sul que está sonriendo.
- Kim Jisoo, eres una excelente modelo.
- ¿Me conoce?
- La señora Sul es diseñadora - le digo bajito.
- ¿Jeon Sul? - chilla ella.
- Has tenido la misma reacción que Clío cuando me reconoció - se burla la mayor - No se queden paradas, siéntense.
- Gracias - le digo - ¿Puedo saber por qué quería que viniera?
- Clío, hay una persona que desea verte - sus ojos se ven un poco tristes de repente.
No quiero volver a ver a su nieto, me aterra tenerlo cerca y que pueda hacerme algo, está loco.
- No quiero ver a Jungkook - me quejo, mi amiga me golpea el brazo reprochándome con la mirada - Solo digo la verdad, ni quiero estar cerca de él.
- ¿Puedo saber lo que ocurrió entre ustedes? - inquirie la mayor.
- Mejor que no, no quiero que tengan problemas entre ustedes.
- ¿Por qué iríamos a tener problemas nosotros?
- No quiere sembrar la semilla de la discordia entre ustedes por ella - responde Jisoo por mí - Eso es lo que quiere decir.
- De todas formas, no hablaba sobre mi nieto - se excusó ella.
- ¿Quién más querría verme que no fuera él? - pregunto intrigada.
- Es..
- Señora, aquí está el té que pidió - le interrumpe la empleada - Acabo de hacer éste pie de calabaza, espero les guste.
- Muchas gracias Jukyeon.
¿Pastel de calabaza?
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