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«nineteen»

Maratón: 1/2

Decir que me siento triste sería mentir, siento más que eso. Mi corazón está roto, como si se hubiesen encargado de magullarlo a golpes. Pero padezco y soporto todo en mi soledad.

Mamá está preocupada y aunque le halla dicho que no tenía importancia cuando me encontró llorando, sabe, muy en el fondo que todo está mal. Me odio por mentirle, ahora que la tengo no he disfrutado nada de su compañía, pero la quiero ver sana, nunca le permitiré al psicópata al que llamo padre le haga daño, eso será sobre mí cadáver.

Detesto tanto toda ésta situación, aveces solo deseo que sea una simple pesadilla y que acabe de una buena vez, pero sé que eso no es así y que soy una ilusa si pienso que algo de mi vida vaya a mejorar. Me voy a tener que acostumbrar a todo ésto, a las miradas llenas de odio de mis amigos, a los comentarios envenenados sobre mí y los millones de reproches y amenzas que siempre obtendré por parte de papá.

La universidad no me hace sentir mejor, todos parecen juzgarme con la mirada, aunque no sé si es porque ya me estoy volviendo un poco loca. Pero no es eso lo que me hace ser la comidilla de los pasillos.

Hay fotos pegadas en las puertas de los casilleros a cada lado del pasillo principal y son fotos mías.

No le hubiese tomado tanta importancia, pero las fotos no son las que usualmente suelo tomarme en el estudio, son nudes y hasta a mí misma me da repugnancia verme reflejada en esos montones de cartulinas, que obviamente han sido trucadas.

Nunca en mi vida me he hecho una foto desnuda, pero es el colmo que me estén haciendo ésto.

Todos los días abortan chicas y no le toman tanta importancia, pero al parecer, todos han querido ponerse en mi contra, y, mierda, tengo tantos deseos de contarles la verdad, decirles que no soy una asesina, que yo sí quería a mis bebés. Pero no puedo.

A pasos veloces y con lágrimas en mis ojos quito cuantas fotos me son posible. Las miradas de los que pensaba eran mis amigos son de burla y hasta se ríen junto a Sana, cuando ésta apunta en mi dirección.

Y no tengo más nada que hacer, corro lejos de ellos, lejos de todos y me encierro en un cubículo del baño de chicas.

El sonido de una nueva llamada me hace sacar el teléfono del bolso. No puede ser que me marquen otra vez con número privado.

- ¿Hola?

- Ah, Clío - no reconozco la voz, está distorsionada, lo único que puedo afirmar es que es un hombre - ¿Cuánto tiempo ha pasado, bonita? Unos dos meses desde la última vez que te envié un mensaje - ríe, aunque yo no le veo gracia alguna.

- ¿Puedes dejarme en paz? Ya he hecho lo que has querido. ¿Qué más quieres de mí? - gruño.

- De todo, hermosa.

- Papá por favor deja de molestarme, estoy en la universidad.

- ¿En qué momento he dicho que soy tu padre? Ay, Clío, siempre eres tan ingenua...

- No te creo - digo confundida.

- ¿Qué es lo que no crees?

- Papá dijo que había sido él la vez del auto y la rata...

Una estruendosa carcajada de su parte me interrumpe.

- Ya dije, eres tan ingenua. No te mentiré, tu papá puede que tenga un poco de culpa pero la voz cantante no la lleva él - vuelve a reír - Te dejé un regalo junto a tu madre.

- Si le has hecho daño a mamá yo te juro que...

- ¿Qué, qué? Uhh, tiemblo de miedo. Hasta luego bonita - luego de eso la línea queda vacía

¿Qué es lo que acaba de pasar? ¿Quién es el verdadero acosador?

Me apresuro a marcar el número de Myung - mi padre - algo me tendrá que explicar. Cuando pienso que la llamada será rechazada, él la acepta de una vez.

- ¿Quién coño es el acosador? - es lo primero que digo.

- Clio, lo mismo otra vez, no, por favor - bufa de forma cansina

- Ese mal nacido me ha vuelto a llamar. ¿En qué estás metido papá?

- Ya te lo he dicho - responde con tranquilidad. ¿Cómo puede estar así de calmado con ese loco suelto?

- Sabes quién es. ¿Cierto? - lloro una vez más al no escuchar una respuesta a esa pregunta - ¿Qué más quieren de mí? Me llavaste a esa clínica drogada, hiciste que abortara estando inconsciente - Sollocé al recordar todo aquello, que aún seguía siendo doloroso para mí - Me hiciste alejarme de Jungkook y no me dejaste mencionarle nada a mamá sobre ello porque les harías daño. ¡No entiendo qué más quieren! - grito, me siento sofocada en aquel cubículo - He trabajado todo éste tiempo para ti y aún no es suficiente.

- No, no es suficiente.

- ¿Qué no es suficiente? - me reí con ironía - A ver si me suicido y así dejas de molestarme.

- Clío deja de decir tonterías - resopla.

- Vete a la mierda, tú y tú maldita agencia de modelaje. ¡Te odio!

Soy yo ésta vez la que corta la llamada sentándome en la tapa del váter tratando de calmarme. Por mis mejillas bajan ríos de lágrimas, ya no quiero seguir con toda ésta farsa.

Sería más fácil dejar de existir para que todos puedan descansar de mí.

Cuando estoy un poco más tranquila salgo del cubículo, el mundo se me cae al ver a Jisoo apoyada al lavado observando en mi dirección. ¿Qué tanto escuchó? ¿Desde cuándo está ahí?

Respiro profundo decidiendo salir de allí. Es un alivio que todos estén en clases y no me puedan notar cuando me apuro en salir. Un agarre en mi brazo me detiene cuando ya estoy en el estacionamiento, ella me ha seguido.

- ¿Qué quieres, Jisoo? - me limpio las mejillas rápidamente.

La extraño tanto, ésto se me está haciendo insoportable.

- Hablar - murmura mirando hacia otro lugar.

- No puedo, tengo prisa - le doy la espalda para irme nuevamente pero sus palabras me detienen en seco.

- Escuché todo lo que dijiste en el baño.

Me cruzo de brazos volviendo a mirarla.

- ¿Y? ¿Ahora sientes lástima por mí? - inquiero con sorna.

- ¿Por qué no nos lo dijiste Clí? - da un paso hacia a mí que rápidamente me hace retroceder.

- ¿Para qué? Igual no me iban a creer.

- Es que es..

- ¿Lo ves? - la interrumpo - Mantente alejada de todo ésto Jisoo.

- ¿Qué pasa si no quiero? - contraataca.

¿Por qué tiene que ser tan cabezota?

- ¡No querrás ver a nadie lastimado! - siseo entredientes atreviéndome a apretarle una muñeca.

- ¡Te han amenazado! - chilla colérica, su cara se ha puesto roja - ¡Iré a la policía!

- ¡No irás a ningún lugar! - le grito asustándola, es cuando me doy cuenta que le estoy haciendo daño - Quédate con tú novio tranquila y no hagas nada.

- Te extraño, Clí - esta vez ella es la que está llorando y tampoco quiero verla así.

- Eso no parecía anoche cuando me rechazaste por Sana.

Sí, me puse celosa, esa japonesa se ha quedado con todo lo bueno que una vez tuve.

- Sobre eso..

- ¡No quiero saber nada! - vuelvo a gritarle.

- ¿A ti qué te pasa loca? - me empuja la japonesa que no sé en qué momento había llegado.

Sonrío de mala gana aguantando las ganas de no irme encima de ella a sacarle los ojos.

- ¿Y a ti qué te importa? - inquiero en su contra.

- Es mi amiga, claro que me importa - frunce el ceño poniendo a Ji detrás de ella.

- Tú amiga - me río repitiendo sus palabras - ¡Qué linda! - eso obviamente es sarcasmo.

- Clí, no...

- Déjalo, Jisoo, no tiene caso - le corto - Y recuerda lo que he dicho, no te me acerques otra vez.









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Se prendió ésto 😐

Un maratón porque sí 😁 y se lo dedico a Guadii. Gracias mi niña por tu apoyo❤️

Y ya no tengo nada más que decir, nos leemos en el próximo capítulo 🤭

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