«four»
- Fue un accidente.
Le estoy contando a mi padre lo que ha sucedido con mi coche, por una parte comprendo que esté enojado porque el auto costó una fortuna, pero también puede ponerse en mi lugar y aunque sea preocuparse un poco por su única hija.
- ¿Cómo es que a ti no te sucedió nada? No tienes ni un solo rasguño - inquiere bufando, estaba al salirle humo de las orejas y al parecer a la bruja de madrastra le hacía gracia todo el asunto.
- ¿Querías que estuviera dentro del auto cuando lo chocaron? - le grito por primera vez en mi vida.
- ¡Quizás sí! - alza también la voz.
- ¿Qué?
No puede ser cierto que mi propio padre quiera que muera y todo por un estúpido auto.
- Sal de aquí ahora, Clío, no quiero verte - señala la puerta de su despacho.
- Mamá debió llevarme con ella - hipo con un nudo en la garganta, ya quiero llorar otra vez.
- Pero no lo hizo y sabes por qué - vuelve a gritarme - Porque le importas una mierda...
- Mentiroso. No es cierto, sí me quiere, ella me ama, ella lo dijo antes de marcharse...
- ¡Cállate! - me da fue una bofetada que voltea mi rostro y hacd sangrar mi labio inferior por un corte con su sortija.
Mis sollozos van en aumento, sintiéndome ahora mismo una escoria en ésta familia. Quiero irme lejos y no volverle a ver nunca más, una estupidez, pues no puedo valerme por mí propia cuenta, la estúpida niña mimada se adaptó a ser solo una muñeca de adorno.
- ¡Oh, Dios mío! Myung no hagas ésto por favor.
Si no fuera porque me estoy deshaciendo en lágrimas me reiría con todas mis fuerzas, Yeri me envuelve en sus brazos protegiéndome del enojo de mi progenitor, no sé que bicho le habrá picado.
- ¡Suéltame! - la empujo y salgo directo a mi habitación.
Solo tengo ganas de llorar hasta quedarme sin fuerzas y dormir y tal vez jamás despertar.
[...]
Universidad de mierda, no sé ni por qué asistí hoy, ah, cierto, se me olvidó que mi padre me amenazó con no pagar más mi carrera si no lo hacía.
Ahora todos me miran como si fuese un bicho raro, no es mi culpa que el señor Myung me halla abofeteado y tenga un moretón en la mejilla y un corte en mi labio aparte de que está inchadísimo, eso el maquillaje no pudo taparlo.
El sonido de una bandeja siendo puesta sobre la mesa y el chirrido de la silla a mi lado me alerta de que alguien ha tomado asiento. Como no, nada más y nada menos que el cara de rata.
- Si viniste por una disculpa por lo que te dije ayer estás perdiendo tu tiempo - espeto recogiendo mi bandeja para largarme lo más pronto posible.
Él bufa pasando la lengua por la cara interna de su mejilla y jala mi brazo, termino sentada nuevamente.
- ¿Qué quie..
Ya iba a gritarle pero el muy condenado no sé por qué se ha tomado el atrevimiento de tocar mi mejilla con sus largos dedos.
- ¿Qué te ha pasado?
No puedo concentrarme en formular una respuesta si me está acariciando de esa manera, es raro, él es raro, por qué se preocuparía por mí.
- ¿Quién lo hizo? ¿Mmh?
Sus ojos están fijos en mis labios, bueno más bien, en la herida que está allí.
Vuelvo a la realidad cuando conecta su mirada oscura con la mía, qué es ésto y por qué me hace sentir como si Usain Bolt estuviera haciendo una carrera en mi estómago.
Con un carraspeo se aleja de mí, pero igual sigue observándome esperando por alguna respuesta de mi parte.
- Tropecé.
Él suelta una carcajada negando varias veces.
- Nena, no me mientas.
- ¿Por qué te mentiría?
- Porque tienes miedo, tus ojitos hermosos lo dicen.
Desgraciado, lo odio por tener la razón.
- Eso no te importa - espero entrando en crisis, así que me voy apresurada sin dejarle decirme algo más.
¡Ash! ¿Por qué me siento nerviosa?
Quisiera cerrar los ojos y desaparecer de la realidad, por lo menos un momento.
Llego a mi casillero a guardar algunos libros que no utilizaré más en todo el día, ojalá y pueda saltar de tercer semestre hasta el último y largarme de ésta universidad que ya se me hace detestable.
- Clí.
Me detengo al escuchar la voz de mi mejor amiga, tiene la mirada cansada y cuando me ve entreabre sus labios observándome anonadada.
- ¿Qué...
- ¿No estabas molesta conmigo? - la detengo antes de que comience con su interrogatorio que dicho sea de paso no me apetece escuchar.
- Lo estoy...
- Entonces puedes volver por donde viniste - suelto sin tapujos.
- ¿Cómo puedes ser tan desalmada?
Río sin gracia al escucharla, en serio que no quiero hablar con nadie y ella no me está ayudando, voy a perder la paciencia.
- Tal vez porque se me da la gana - suspiro poniendo el código en el candado de la taquilla.
- No sé ni por qué sigo siendo tu amiga - auch, eso dolió.
- Pues no lo seas, Jisoo - resoplo dándole un golpe a la puerta de metal - Mira no quiero hacerte daño, pero déjame tranquila.
- Yo..
- ¡Ah!
Mi grito resuena por todo el pasillo, los estudiantes comienzan a aglomerarse a mí alrededor observando el desastre que hay en mi casillero. Una rata está muerta ahí dentro, tiene clavos en sus patas como si estuviera crucificada y hay sangre esparcida por todas mis pertenencias.
- ¿Pero qué mierda? - balbucea mi amiga poniéndose a mi lado abrazándose a mí torso.
Quién sea el que lo halla hecho lo voy a descuartizar en menudos pedazos.
Número Desconocido:
Un pequeño regalo.
¿Te gustó?
Tenías que haber visto tu cara🤣
Te amoooo~
¿Está aquí? El desgraciado está aquí. Miro a mí alrededor observando a todos, quién podría ser.
- ¿Otra vez?
El chillido de Jisoo me aleja de mí objetivo arrebatando el teléfono de mis manos leyendo los mensajes que habían entrado antes. Lleva el móvil a su oreja, lo está llamando.
- ¿Por qué no contestas, ah? Desgraciado - vuelve a gritar, ésta vez a la pantalla del aparato electrónico.
- ¿Qué sucedió?
Jimin llega hasta nosotras seguido de Tae y Jungkook que tiene una cara de querer asesinar a alguien.
La menor de los Kim apunta hacia el caos y explica cosas que ni siquiera entiendo porque he quedado en estado de shock, primero los mensajes y notas, luego mi auto y ahora ésto, definitivamente alguien quiere hacerme daño, pero quién es.
- Nena. ¿Estás bien? - pregunta el chico nuevo al que no quiero cerca.
Pero como la idiota asustada que soy en este momento, me tiro a su pecho sollozando, sus brazos se aferran a mí cintura acercándome más a él y coloca su mandíbula encima de mi cabeza.
- Tengo miedo - admito en medio de mi llanto.
- Todo estará bien, princesa.
Me parece irreal la manera en la que me siento protegida por él, es extraño.
- No voy a dejar que nada te pase - me aprieta más en su abrazo y yo se lo devuelvo porque se siente cómodo y verdadero.
Tal vez me equivoqué y Jungkook en realidad sí es un buen chico.
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