Week 5 - I see you -
El dolor llegó a su cuerpo una y otra vez, ¿cuántas veces había sentido que todo dentro de él se contorsionaba hasta hacerlo esculpir eso que se suponía que era el líquido que lo mantenía vivo?
— Lo preguntaré de nuevo, pequeña mierda – escuchó una vez más esa voz que se convertía en su verdugo, mientras que lo tomaba por la ropa, haciendo que todo doliera de nuevo – ¿en dónde estaban? ¿Dónde está tu madre?
— N-no... lo... sé...
Otro golpe más fue propinado en su rostro, sus oídos zumbaron, sintiéndose desorientado, escuchando a lo lejos los gritos de Ryeon quien pedía que se detuviera, quería que todo terminara, pero eso solo despertó la ira del hombre que siempre había sido el culpable de que Jungkook llevara una mascarilla en su rostro para ocultar cada golpe con el que era reprendido.
Aquel hombre que había hecho tanto daño a su madre, aun siendo menor, Jungkook, tomó la valiente decisión de enfrentarse a ese hombre recibiendo él los puños despiadados, esos que lo dejaban con marcas rojas y violáceas en todo su torso, creando esas marcas horribles que siempre lo hacían parecer que participaba de peleas callejeras.
Su cuerpo estaba lleno de cicatrices debido a tantas veces que defendió a su madre y Ryeon, quería ser él quien soportara el dolor, no ellas, no lo merecían, pero él... él que había sido producto de algo no deseado, podía soportar el dolor de cargar con el peso de eso, mas no su madre y su hermana.
— Por favor, papá... no lastimes más a Koo... – los sollozos de Ryeon despertaron aún más la furia de ese hombre, quien de un solo golpe hizo que el cuerpo de Jungkook perdiera el control, dándole así paso al monstruo, al gran temido lobo de acercarse a su pobre víctima – Koo abre la puerta.
Su petición fue acatada, más el rostro que encontró al otro lado de la puerta no fue la de su hermano, era el rostro de su padre, con esa mirada descolocada que siempre tenía cuando regresaba a casa, después de mucho tiempo sin saber de él.
Sus ojos eran brillantes y grandes, tanto así que las pupilas dilatadas le hacían ver como si el color en ellos solo fuere ese negro abismal. Tenía esa manía de pasar su lengua por las encías, siempre encontrando residuos de la droga que tanto necesitaba consumir.
— Koo... – murmuró Ryeon mientras que sus pasos la hacían ir hacia dentro de la habitación, solo escuchando la respiración agitada del hombre frente a ella, que se acercaba de manera amenazante – Koo...
— Rye... – Jungkook apenas alzó la mirada desde su sitio en el suelo, intentando ponerse de pie cuando notó la aterradora escena – ¡D-déjala en paz!
— Tienes la misma mirada que ella, aunque más infantil, mi pequeña Ryeon.
— ¿Papá? No, por favor – suplicó la menor, aun sin saber muy bien qué hacer, notando que su hermano apenas y podía moverse, tenía sangre en todo su rostro y también saliendo de su boca, ¿acaso este era el lobo del que debía esconderse en la madriguera de conejo?
— Ven aquí.
El grito asustadizo de Ryeon despertó las pocas fuerzas en el cuerpo de Jungkook, quien se sostuvo de la pared y de algunos muebles mientras avanzaba hasta la habitación donde su hermana libraba una batalla que no era de ella.
La menor corrió hacia el espacio seguro, hacia la madriguera de conejo donde se suponía que debía estar oculta, tapando sus oídos y repitiendo en repetidas veces su tan conocida frase.
Vete lobo... Rye no está... Vete lobo... no me encontrarás.
Pero había cometido el error de quedarse dormida, despertando con el ruido de los golpes en el exterior, asustada por los quejidos de su hermano mayor, quien le pidió en más de una vez que se escondiera. Su madriguera estaba en el closet de la habitación, un espacio con almohadas, cobertores, una lámpara y su peluche de conejito.
Corrió tan deprisa, mas no lo suficiente porque ni bien intentó ocultarse su cabello fue tironeado hacia atrás teniendo manos grandes en su cuerpo, algo que duró solo segundos porque pronto aquel agarre se soltó de ella.
— Déjala en paz, maldito, enfermo – alzó la voz el menor, golpeando al hombre con su puño, desorientándolo lo suficiente para alejarlo de su hermana y hacerlo caer al suelo.
— Koo... Tengo miedo – Ryeon estaba en el suelo, temblando, cubriendo su rostro, envuelta en pánico – quiero a mamá... mami.
Jungkook no pudo consolar a la menor como habría deseado, pues de nuevo había recibido un golpe en su rostro, fueron mínimos segundos en los cuales se había descuidado para ver a su hermanita y recobrar el aliento, segundos que le costaron toda la ventaja que tenía.
Golpe tras golpe lo iban alejando de la realidad, el dolor en su pecho se convirtió en un entumecimiento que no le permitía poder pensar; aun en su espacio, en ese suelo frío pudo ver cómo su hermana veía aterrada la escena.
Lo siento... Rye no pude protegerte...
— ¡No! Monstruo, deja a Koo.
No... por favor... huye... escóndete... no vengas a mí...
Sus pensamientos no podían llegar a su hermanita, quien en un acto desesperado por defender a su hermano, se levantó de su sitio, no soportando ver a quien más amaba tendido en el suelo. Jungkook que siempre le regalaba una sonrisa, quien siempre le complacería en llevarla al parque, darle comida, conseguir libros para leer, llevarla al hospital en el área de niños donde podría jugar hasta que su hermano terminara de trabajar, ese que siempre la protegía ahora necesitaba de ella.
Jungkook odio su propio cuerpo cuando las fuerzas no dieron para más, ya no reaccionaba hacia los golpes que estaba recibiendo en su torso, casi destrozándole las costillas; la menor se sentía asustada de ver la escena frente a sus ojos, su amado hermano estaba escupiendo sangre y eso no era bueno, en la inocencia de Ryeon aquello no podía ser bueno.
Corrió hacía aquel monstruo, colgándose del cuello, intentando golpearlo de alguna manera que funcionara su ataque, mas aquel hombre no estaba interesado en medir su fuerza, ni siquiera la cordura lo acompañaba en aquella tarde donde sin esfuerzo tomó a la menor con una mano lanzándola lejos.
Ryeon pudo sentir un dolor en su cabeza y otro más en su cuerpo cuando se golpeó con la mesa de la habitación. Dolió por algunos segundos pudo sentir calor en su cabeza y luego algo húmedo, mientras que su vista borrosa ya no le permitió ver lo que ocurría con su hermano.
Por su parte, Jungkook comenzaba a ser vencido por una paz extraña, una que solo pudo sentir durante esas semanas al lado de Taehyung, en especial la última donde no debía preocuparse por poner el seguro en la puerta y dormir en el closet abrazando a su hermana esperando que ese hombre no apareciera y si lo hacía que no les encontrara.
Taehyung le había regalado lo mejor de su vida en unos cuantos días y eso era el verdadero significado de vivir, sin un mínimo de temor. Sin temer que Ryeon despertara con otra pesadilla, sin el temor de no poder protegerla, porque ¿cuándo había sido la última vez que se sintió tan bien alejado de las preocupaciones?
La última vez que se había olvidado de sus problemas fue la última vez que olvidó poner su alarma, siendo este el inicio de un infierno, porque todo cambiaría con un simple desliz, algo que lo hizo sentir un vacío en su corazón y quizá... solo quizá era verdadero eso que decían... donde en los momentos que estamos al borde del final la mente jugaba sucio, haciéndolo recordar.
Se había demorado solo media hora de la normal, treinta minutos de diferencia por los cuales ahora su pecho ardía y las llamadas que hacía a su madre no eran recibidas, por favor, no, no, no... solo eran unos minutos tarde. Tan solo había perdido la noción del tiempo por un instante y ahora estaba muriendo de terror.
— ¡Mamá! –Jungkook entró a la casa envuelto en miedo, el llanto de Ryeon no cesaba y la falta de respuesta de su madre lo hacía sentirse aterrado – ¡Mamá! Estoy aquí...
Avanzó por toda la sala notando el desastre que era el lugar, los sofás estaban dados vuelta, el portarretrato donde los tres sonreían, estaba en el suelo con los cristales rotos, todo a su alrededor estaba hecho un completo desastre.
Sus pasos lo llevaron hasta la habitación donde se escuchaba el llanto de Ryeon, encontrándola en su cuna, con la cara enrojecida, los ojos hinchados y su madre en el suelo al lado de ella.
— ¡Mamá! – se arrodilló a su lado, notando la sangre en el labio, el bonito vestido que tanto le gustaba a su madre estaba hecho trizas sobre su cuerpo y... Dios, las marcas en sus brazos no auguraban nada bonito – Mamá lo siento... lo siento.
— Jungkookie, está bien, no tienes la culpa.
— No, no, no, si yo no hubiera perdido la noción del tiempo en esa estúpida presentación – el menor no pudo evitar soltarse a llorar abrazando a su madre, quien apenas se quejó por los movimientos, mientras que Ryeon seguía envuelta en un mar de lágrimas – lo siento, de verdad lo lamento... prometo que no volverá a pasar, volveré puntual la próxima vez.
Solo suplicaba que no se diera una próxima vez, su madre no merecía aquel trato por parte del padre de Ryeon, quien siempre regresaba para causar dolor, sufrimiento y desprecio.
Ellos no debían estar viviendo aquello, Ryeon apenas tenía un año y medio, su madre no debía ser castigada porque Jungkook no llegara a tiempo a casa y el supuesto hombre que decía mantenerlos a salvo no debería ser motivo de miedo.
— Mamá, por favor vámonos de aquí...
Solo quería huir, salir de ahí sin mirar atrás, no importaba cuantas veces se mudarán lejos, seguiría encontrándolos y ellos escapando.
Los meses de tortura siguieron, le estaban causando más problemas de los que esperaba, era la segunda vez que era llamado a la oficina de la encargada de las becas, quien no se privó de expresar que estaba en una cuerda floja, no seguiría teniendo la beca si sus notas al final del curso era menos del promedio.
Estaba agotado tanto física como mentalmente, no podía poner cabeza en algo tan vago como el estudio cuando debería estar cuidando de su familia, ayudando a su madre, pero era por ella que seguía asistiendo a la universidad... sin embargo, ¿hasta cuándo resistiría?
— Escucharon lo que dicen de nuestro sunbaenim – la murmuración llegó hasta él, quien no era ignorante de lo que ocurría a su alrededor, solamente prefería no involucrarse – dicen que lo vieron besándose con otro chico a las afueras de la universidad.
Los rumores eran como el cáncer de la sociedad hacían que las personas buenas se convirtieran en conductores de la enfermedad, envenenando a los otros con sus palabras, como si con eso arreglaran la situación.
En realidad la hacían peor, Jungkook lo sabía muy bien, mas no podía hacer nada, no cuando aquel sunbae se trataba de Taehyung, a quien había comenzado a levantarle falsos, gracias a ciertos rumores salidos de control.
— Yo escuché que no sale del laboratorio de informática porque ahí cita a los chicos de primer año para hacer... ya saben – mencionó una chica haciendo jadear a todos en sorpresa.
— Yo escuché que le gustaban los chicos porque su hermano le enseñó eso.
Otro jadeo más se escuchó, haciendo que comenzará una molesta nube de murmullos, cosa que no toleró más Jungkook, quien se puso de pie, haciendo un estruendo con la silla y fulminando a todos con su mirada.
— Quieren callarse de una buena vez, muestren más respeto por sus mayores, es del sunbae de quien se están atreviendo a hablar.
— Tranquilo Jeon, no entiendo por qué te molesta tanto – comentó otro de sus tantos compañeros de clase – parece como si estuvieras defendiendo el honor de alguien que no se puede defender.
— Taehyung-ssi, es el más destacado en la facultad, no pueden estar hablando de él a sus espaldas.
— ¿Por qué no? Acaso tú eres parte de ese grupo selecto al que Kim Taehyung-ssi consiente, ¿es por eso que un becado como tú siempre tiene beneficios?
Jungkook no lo resistió más, no podía soportar escuchar aquello y junto con los problemas que tenía en su vida, esa fue la gota que derramó el vaso haciéndolo abalanzarse contra aquella persona, la cual por meses había hablado de él por ser un becado, haciéndolo de menos, despreciando a todo aquel que no estuviera a su altura.
Ahora se atrevía también a hablar de Taehyung, a quien más admiraba, no solo eso había sido el único sunbae que se encargaba de ayudar a todos los becados, dándoles refuerzos gratuitos después de las clases. Todos esos rumores sobre tener alumnos de primer grado solo eran eso, estúpidas habladurías sin fundamento.
Los puños de Jungkook comenzaron a estrellarse contra la cara de aquel chico, y mientras más sangre veía salir de su rostro, más quería eso, ¿de ahí la razón por la que él tenía ese gusto? ¿Por eso siempre disfrutaba la euforia de golpear?
El mundo se volvió sordo, cuando lo que tomar entre cuatro estudiantes para quitarlo de encima de aquel cuerpo inerte, Jungkook solo veía la sangre en el rostro ajeno, como un impulso más, hasta que por un segundo el rostro que estaba ensangrentado cambio, haciéndolo ver el propio.
Se estaba convirtiendo en él...
Tae... perdóname... por no decirte la verdad...
Sus sentidos fueron despertados gracias a una caricia suave y delicada, era cálida, demasiado reparadora para todo el dolor que previamente estaba sintiendo. ¿Acaso todo había sido un sueño y aún se encontraba en la habitación del mayor recibiendo esas muestras de afecto?
Quizá eso solo había sido una pesadilla de la cual apenas estaba despertando, porque nada dolía, su cuerpo no estaba adormecido, tampoco lo hacía contorsionarse en un intenso dolor.
— Jungkookie, mi bebé – esa voz, podía reconocer esa voz, aunque pasaran mil años alejado de ella... ¿Era posible? – mi cielo despierta.
Sus ojos obedecieron a la orden de la voz de su madre, a quien pudo ver claramente en el medio de la noche, sonriéndole como solo ella lo hacía cada vez que lo despertaba en las mañanas.
— ¿Mamá? – su cuerpo respondió demasiado rápido, incorporándose de inmediato, no sintiendo ni siquiera un mareo por los movimientos bruscos – ¡Mamá!
Su madre lo recibió en brazos, fue la mejor sensación del mundo, el calor de su madre era la mejor sensación de todas porque lo hacía sentir calentito en el alma. Sus lágrimas no tardaron en acumularse hasta crear la peor tormenta de todas rodando por sus mejillas.
— Estás aquí, de verdad estás aquí – Jungkook se separó del abrazo, tomando a su madre de las mejillas, abultándoselas y viendo el hermoso color rosa y vivo en ellas – te extrañé demasiado.
— Koo... ¡Sorpresa! – Ryeon se unió al abrazo, abalanzándose sobre su hermano, quien de inmediato rodeó a ambas, no queriendo que ninguna se escapara, de ahí – mamá regresó... tú lo prometiste, dijiste que regresaría.
— Mis niños, mis precisos y valientes niños, no tienen que preocuparse más. Mamá lo siente mucho, pero ya estoy aquí con ustedes para irnos.
— ¿Nos iremos? – cuestionó Ryeon tratando de ocultar su emoción – de verdad nos llevarás contigo.
— Por supuesto que sí, mi conejita... pero debemos apresurarnos antes que nos descubran y regrese.
Jungkook sonrió amplio, tomando la mano de su madre sin dudarlo, no importándole nada más que salir de ese horrible lugar del cual estaban siendo rescatados, aunque antes de salir, unos segundos antes de cruzar la puerta de su propia casa, se detuvo mirando hacia atrás, encontrando en desastre de una atroz pesadilla.
— No tienes nada que temer ahora mi bebé – murmuró su madre, llamando su atención mientras que le acunaba el rostro – él no los lastimará más, pero debemos hacer silencio para irnos.
— Pero... ¿A dónde iremos? Yo no puedo... – Jungkook lo dudó por algunos segundos, ¿qué pasaría con Taehyung, con su promesa y todo lo que vivieron? Sus manos quitaron el agarre en su rostro, comenzando a negar – no puedo irme solo así mamá... yo tengo...
— Mi conejito, sea lo que sea, ahora lo importante es salir de aquí... prometo que pronto todo será más claro.
— ¿Koo?
Jungkook observó la mirada suplicante de su hermana, quien iba en brazos de su madre. Él debía quedarse, o al menos debía decirle a Taehyung lo que estaba ocurriendo, su mano buscó en su bolsillo, comenzando a buscar su teléfono.
— Jungkook, él entenderá muy pronto.
— ¿Él?
— Koo... yo le dije a mami sobre TaeTae bonito...
— Lo prometo amor, muy pronto todo estará bien y él también lo entenderá.
El agarre en su mano fue gentil, convenciéndolo por fin de dejar ese lugar, sin mirar atrás, le llamaría a Taehyung en cuanto pudiera, le explicaría todo lo ocurrido y como su madre por fin había regresado. Quizá ahora podría presentarlos, tener una oportunidad de vivir nuevas experiencias, todos esos pensamientos hicieron calentar su corazón, aunque sintiendo un leve ardor en su pecho junto con una presión lo hicieron dudar solo unos segundos, finalmente avanzó junto a su madre... encaminándose hacia ese lugar seguro que había prometido la mujer en quien más confiaba...
Una última duda surgió al terminar de atravesar la puerta, ¿dónde había estado metida su madre todo ese tiempo?
Un accidente... una llamada... una salida tarde... un disgusto... todo eso era razón de su tortura por meses...
Su madre no podía ir por él a la universidad, su hyung estaba demasiado ocupado para atender las llamadas y Jimin tampoco podía ayudarlo en ese momento, su única alternativa terminó siendo su padre, quien no se demoró en pasar por él, encerrándolo en un silencio bastante incómodo, pero podía soportarlo, solo necesitaba que todo siguiera de la misma manera, sin que se interesara en él.
O al menos así era hasta que...
— Es extraño que llamaras a esta hora – Taehyung suspiró ante aquella frase, no era extraño el hecho de que hablara con su padre, lo poco usual era que respondiera – ¿por qué sales tan tarde? ¿Sacas cursos extra?
— Algo así – murmuró el menor abrazándose a su mochila, esperando que aquella conversación no se alargara demasiado.
— Bueno, procura estar enfocado en los estudios, es lo más importante... – Taehyung rogó internamente que aquella frase no terminara como siempre, solo por esta vez, rogaba que no fuera así... – luego podrás concentrarte en otras cosas. Me alegro de que dejaras de lado todo eso de hacer dibujos extraños.
Dibujo digital se le llamaba a eso que su padre tanto hacía de menos, era un pasatiempo que Taehyung disfrutaba porque con la impresión en digital podía crear diferentes figuras o diseños. Estaba demasiado cansado como para discutir por algo que nunca llevaría a nada.
— Quizá un día me presentes a una chica – Taehyung se sintió incómodo al escuchar eso, pues la sola mención de una pareja lo hacía recordar sucesos incómodos – sé que no tienes mucho de donde elegir, pero por favor solo no escojas el camino equivocado.
— ¿Equivocado? – su padre apretó el volante, mientras que sus labios creaban una línea fina – te refieres a tener un gusto por los hombres como hyung.
— Taehyung, ya hablamos muchas veces de esto, lo que sucedió con Yoongi es cosa del pasado.
— Para mí no lo es, cada día recuerdo que fuiste el culpable de hacer que hyung casi muera, mamá te odia por eso y destruiste la familia.
— No es mi culpa que fuera tan débil para no soportar la verdad, gustar de otro hombre es antinatural.
— ¿Por qué? ¿Qué hay de malo en amar a otro hombre?
— Jamás podrás formar una familia, la sociedad te tacharán de raro y aunque Yoongi quiera vivir una vida normal jamás lo logrará – el padre de Taehyung había comenzado a gritar haciendo más tenso el ambiente – entiende, solo quiero evitarte ese dolor.
Taehyung comenzó a respirar de manera pesada, queriendo salir de ese espacio en el que estaba encerrado, ni bien notó que el auto se detenía en un semáforo, comenzó a quitar el cinturón de seguridad, alarmando a su padre quien le sostuvo de la muñeca evitando que saliera del auto.
— ¿Qué crees que haces?
— No escucharé una palabra más contigo insinuando cosas de hyung – su intento de abrir la puerta no funcionó, pues su padre colocó el seguro – déjame salir.
— No permitiré que salgas así del auto.
— Abre la puerta.
— He dicho que no...
El sonido de una llamada entrante invadió las bocinas de la cabina, algo a lo que no colocaron atención, hasta que el padre de Taehyung puso en marcha el motor, no importando las quejas de su hijo, quien seguía insistiendo en que le dejara bajar.
— Taehyung he dicho que no. Compórtate como un jodido adulto y no como un niño consentido por tu madre, esto no pasaría si hubiera estado ahí para educarte...
El sonido de aquella llamada siguió invadiendo el lugar, haciendo que por fin tuviera la atención del mayor, maniobrando apenas cuando intentó colocarse el manos libres. Si tan solo aquel aparato no hubiera caído al suelo, si solo el padre de Taehyung olvidara por un momento el manos libres y si el auto que iba contra la vía no fuera tan cerca de ellos... quizá solo quizá...
Unas luces brillantes invadieron la visión de ambos, fue lo último que pudo ver claramente Taehyung antes de rendirse en una profunda oscuridad donde pudo percibir un dolor punzante para luego nada...
Su cabeza dolía y sus ojos se sentían demasiado hinchados, podía percibir las sábanas entre sus manos, era la segunda semana después de su cirugía, los peores momentos que esperaba nunca más volver a sentir. Estaba completamente convencido de que si el trasplante no funcionaba nunca más intentaría otro tratamiento.
Esta vez el doctor había mencionado que de no aceptar el trasplante no vería ni siquiera manchas borrosas, viviría en una eterna oscuridad, quizá no era tan malo, el tener una visión obstruida por no decir nula le molestaba más que el hecho de no ver.
Para su mala suerte debía esperar tres semanas para saber si la recuperación era la mejor, lo cual representaba quedarse más tiempo en aquel país extranjero donde su madre lo había llevado por la facilidad de obtener un trasplante para él. Quizá la tortura sería más llevadera si tuviera noticias de Jungkook.
— Tae, ¿estás bien? ¿Necesitas algo? – su madre era su mayor apoyo en ese momento, aunque para él lo único que calmaba su corazón se trataba de cierta mancha negra, la cual ansiaba poder conocer.
— ¿Sabes algo de Jungkook?
— Me temo que no mi cielo, Yoongi dice que la cafetería sigue cerrada y tampoco tiene idea de dónde más buscar...
— El hospital – murmuró Taehyung con un retumbar que amenazaba con hacerle doler el pecho – dile a hyung que vaya al hospital, el área de voluntarios, Jimin conoce muy bien, ellos deben saber lo que ocurrió.
— De acuerdo, le diré, pero tienes que estar relajado, hoy tenemos la última revisión con el doctor para saber si te darán el permiso de salir del país.
— ¿Podré volver a casa antes?
— Sí, pero debes estar muy tranquilo y prometer que no te pondrás mal si no te permiten salir aún.
Eso le levantó verdaderamente el ánimo, ya quería regresar, poder ver a su hermano... Joder, podría verlo verdaderamente y entonces tendría mayor posibilidad de buscar a Jungkook si es que nadie tenía noticias de él.
El camino hacia el hospital había sido un completo sufrimiento, el hecho de que por fin le quitarían el vendaje para saber cómo estaba su vista era algo que le emocionaba verdaderamente, le habían dicho que podría estar sin las vendas durante este tiempo, pero se sentía tan inseguro que no quería dejar la comodidad de aquella oscuridad.
La luz brillante le molestó en un principio, pero pronto su vista borrosa comenzó a aclararse poco a poco, aquellas manchas que solo eran pequeños rastros de figuras humanas ahora podía verlos, no claramente, pero sí podía distinguir el rostro rojo de su madre, completamente emocionada por notar la mejoría en sus bonitos ojos.
El doctor comenzó con los procedimientos de rutina, ver un poco de los reflejos y la reacción de la pupila, todo estaba respondiendo correctamente, algo que lo hizo sonreír.
— ¿Cómo te sientes? ¿Tienes alguna molestia?
— Me lastima la luz – se quejó Taehyung, mantenía su labio inferior atrapado entre sus dientes, evitando romper en llanto.
— Es normal, ahora por favor describe lo que puedes ver, tienes alguna sensación de dolor o quizá alguna molestia. Intenta mirar a todo tu alrededor.
Lo hizo, se sentía extraño al ver las cosas a su alrededor, habían pasado tantos meses en los que su vista borrosa era su fiel compañera que ahora le costaría de nuevo unos cuantos días el acostumbrarse a ver.
— Mamá, ¿por qué tienes el rostro tan rojo?
Su madre no resistió mucho más avanzando hasta él, envolviéndolo en un abrazo efusivo y comenzando a besarlo.
— ¿Puedes verme bien?
— Sí, lo hago, incluso veo tu maquillaje corriéndose – su madre lo volvió a abrazar, sollozando más alto, incomodando un poco a Taehyung, quien por fin podía ver el rostro de su doctor.
— Eso indica que la recuperación en esta primera etapa es un éxito, los puntos están muy sanos.
— ¿Podré volver a Corea?
— No veo problema alguno, solo intenta mantener chequeos constantes con tu doctor para que siga la recuperación.
Taehyung sonrió ampliamente mientras que aún consolaba a su madre quien no dejaba de llorar, él mismo estaba conteniendo las lágrimas, no quería llorar por algo feliz, y si lo hacía lo haría junto a Jungkook, quizá después de gastarle una buena broma luego de tanto tiempo sin saber algo de él.
— Algunas recomendaciones para ti, no puedes exponerte mucho tiempo a pantallas brillantes, es decir nada de teléfonos o televisión o computador, no queremos lastimar tan rápido tus nuevos ojos.
— Puedo vivir sin eso un tiempo más – mencionó Taehyung, sintiéndose feliz ante lo que ahora tenía frente a sus ojos, una nueva oportunidad de ver el mundo.
Jungkookie, por fin podré verte...
Yoongi se encontraba ansioso, ese mismo día regresaría Taehyung y él se encontraba en el hospital, teniendo la última oportunidad de encontrar a aquella persona por la que su hermano preguntaba día y noche. Jimin notó de inmediato su ansiedad canalizada en el feo hábito de morderse las uñas.
— Amor, te lastimarás de nuevo – murmuró el menor tomando la mano de su novio, besando el dorso de esta solo como un recordatorio – todo estará bien, ¿qué es lo peor que puede pasar?
— Que no lo encontremos. Jiminie, esto es demasiado sospechoso, una persona no puede desaparecer de la faz de la tierra, así sin más.
Bueno, en eso tienes razón, pero no sabremos nada, a menos que los busquemos en este último lugar – Yoongi no mencionó nada más, dejando demasiado intranquilo a su novio, quien le acunó el rostro para que lo viera solo a él, no importándole que estuvieran en la entrada del hospital con muchas miradas sobre ellos – escucha, sea lo que sea, estoy seguro de que lo resolveremos o al menos estaremos para Tae como siempre.
— ¿Qué si el chico lo abandonó y solo se aprovechó?
— Min Yoongi, no te permito que hables así de una persona como Jungkook, tú no lo conoces, yo tampoco, pero sé que tu hermano... él tendrá una buena razón para estar buscando tan desesperadamente, así que nuestro deber es apoyarlo. Ahora andando.
Ambos mayores se tomaron de la mano después de compartir una mirada cómplice, Jimin asintió dándole el valor que tanto necesitaba su novio, avanzando por los pasillos hasta llegar al lugar donde sé encontraba el área de voluntarios.
Jimin reconoció a Minah de inmediato, sonriéndole cuando hizo contacto visual con ella, quien gustosa se acercó hasta la pareja.
— Hola, Minah ¿cierto?
— Sí – la chica hizo una reverencia ante ambos, notando de inmediato las manos entrelazadas, ruborizándose un poco – en qué puedo ayudarles.
— Tú eres amiga de Jeon Jungkook, ¿cierto? – cuestionó de inmediato Jimin, esperando obtener una respuesta positiva, aunque la respuesta de la chica lo confundió, ya que su rostro sonrojado pasó de tener una bonita sonrisa a decaer.
— Sí... yo...
— ¿En serio lo conoces? – Yoongi se sintió aliviado de encontrar a alguien que conociera a Jungkook – puedes decirnos ¿dónde se encuentra? ¿Sabes algo de él? O siquiera está aquí.
— Bueno... Jungkook... – Minah suspiró de manera pesada bajando la mirada – está aquí... bueno...
— ¿Puedes llevarnos con él, por favor? – suplicó Yoongi sin dejar que la chica terminara de hablar.
— De acuerdo... Síganme.
Yoongi sonrió aliviado hacia su novio, quien también le devolvió el gesto, haciendo un ademán para que avanzaran detrás de la chica, por fin tenían noticias del chico, al fin tendría una respuesta para el dolido corazón de su hermanito y si debía llevar por la fuerza a Jungkook para que cumpliera la promesa con Taehyung de reencontrarse lo haría.
Debía apresurarse para ir al encuentro de ese chico perdido y fugitivo, no dejaría que se le escapara una vez más, le llevaría la sorpresa a Taehyung...
Regresar a su hogar era la mejor sensación, por fin podía reconocer cada rincón de su amado hogar, observando a su alrededor como si aquel fantasma de la última semana donde estuvo con el menor aún se mantuviera latente en su memoria borrosa. Podía recordar a Jungkook comiendo cereal por las mañanas mientras que observaba a través de la ventana el jardín.
También si iba a la cocina vendría a su memoria la risa de Ryeon preparando sus postres favoritos, a Jungkook reprendiendo por no tener cuidado y los sonidos exagerados que siempre hacía el menor cuando probaba algo nuevo disfrutándolo como si fuera todo un manjar.
Avanzó por el resto de la casa llegando hasta el salón de cine donde aún podía rebobinar las tardes enteras donde Ryeon reía al devorarse todas las películas infantiles, mientras que ellos se escabullían hacia la cocina o al pasillo con la excusa de ir por más botanas o refrescos, terminando en una tierna sesión de besos furtivos donde Jungkook siempre huía de él riendo divertido.
— Tae, cielo... Yoongi y Jimin están aquí – eso verdaderamente le emocionó porque su hyung era quien se encargaría de darle buenas noticias, quizá... y solo quizá...
Taehyung se aventuró a salir de la sala de cine entre movimientos lentos, colocándose de nuevo los lentes oscuros, queriendo poner un poco de dramatismo a su reencuentro. No podía esperar a encontrarse de nuevo con su hermano, cómo se vería después de todo ese tiempo.
Avanzó lentamente por el pasillo, sin hacer ningún ruido, esperando sorprender a los invitados, mas quien resultó obteniendo algo fue el mismo Taehyung.
— ¿Estás seguro...? – mencionó su madre en un tono bastante preocupado –, pero esto cuándo ocurrió, ¿qué sucedió? Jungkook...
— ¿Saben algo de Jungkook? – Taehyung salió de su escondite, enfrentando a su hermano, quien se veía sorprendido, un tanto más pálido y con una mirada indescifrable, su vista viajó hacia Jimin quien no pudo evitar ir a su encuentro para abrazarlo – Jiminie, ¿que ocurre?
— Tae... – sollozó el mayor abrazándolo con más fuerza, asustando verdaderamente a Taehyung, quien intentó despegarse del agarre de Jimin.
— Basta, ¿qué está ocurriendo? ¿Por qué me abrazas de esta manera? ¿Hyung? – cuestionó viendo a Yoongi y este no pudo evitar mirar hacia otro lado – ¿mamá?
— Oh mi cielo.
— ¡Basta!
Taehyung se soltó del agarre de Jimin quien tenía el rostro completamente rojo, con lágrimas cayendo sin control, ¿que estaba ocurriendo? ¿Por qué todos lo veían con lástima? ¿Por qué debían verlo así?
Yoongi intentó acercarse a Taehyung y este se alejó dos pasos de él, estando reacio ante el contacto.
— Tae...
— ¿Dónde está Jungkook? ¿Lo encontraron? ¿Está bien? ¿Qué le ocurrió?
— No podemos responder todas tus preguntas ahora, porque mejor no descansas.
— No quiero descansar, quiero saber en dónde está Jungkook y Ryeon. Saben ¿dónde está o dónde encontrarlo? – la pareja se dio una mirada rápida y culposa, siendo Jimin quien por fin asentía como respuesta – entonces quiero ir con él... si algo malo ocurrió quiero estar con él.
Los mayores no podían negarle aquello, quizá era mejor de aquella manera, el dolor debía sentirse con toda la intensidad que ameritaba y eso era lo que ocurriría en el momento que por fin Taehyung descubriera la verdad.
No tardaron mucho en volver al auto, no era tan tarde para llegar al hospital, lugar el cual le causó un escalofrío a Taehyung, esperando que solo se tratara de un lugar de encuentro. Jungkook estaba de voluntario en el hospital, esperaba que esa fuera la razón de estar estacionándose en ese sitio.
Ni bien se detuvieron, Taehyung fue el primero en salir del auto sintiendo que las piernas se le debilitaban, la respiración se le atoraba en el pecho, pero eso no evitó dejar atrás a su familia mientras que estos intentaban hacer que fuera más despacio.
Ni siquiera podía regular su propia respiración como para poner atención a las advertencias. Su primera opción fue buscar en recepción a alguien que le diera información donde estaba el lugar donde podría encontrar a Jungkook.
— ¿El área de voluntarios dónde está? – la enfermera de la recepción se sintió confundida por el repentino cuestionamiento.
— Tae – la voz de Yoongi lo alertó haciéndolo regresar la mirada – yo te llevaré ¿de acuerdo? Una disculpa señorita.
Taehyung hizo un puchero pronunciado mientras asentía, dejándose guiar por su hermano hacia el lugar donde se encontraba el área de voluntariado. Él recordaba el sonido de los ascensores, pasar por algunas salas donde revisaban algunos pacientes del área de urgencias y por último se encontraba con un gran silencio.
El pasillo por el que avanzaron no le agradó en lo absoluto porque parecía que mientras más avanzaba el lugar se volvía con un ambiente más pesado.
— Oh, de nuevo aquí – la voz de la chica la recordaba esa era ¿Minah? – a ti te recuerdo... no pensé que vendrías tan rápido.
— ¿A qué te refieres? – la pregunta de Taehyung dejó en claro que no tenía idea de lo que verdaderamente ocurría, cosa que hizo sentir un poco mal a Minah.
— No lo sabe, ¿cierto? – se dirigió completamente hacia el mayor que se encontraba detrás de Taehyung, quien le regresó la mirada buscando una explicación – si quieres puedes seguirme.
— ¿Me llevarás con Jungkook? – Minah no supo qué responder y Taehyung pudo sentir que un peso gigantesco comenzaba a aplastar su corazón – por favor llévame con él. ¿Puedes esperar por mí, hyung?
Yoongi asintió, quedándose justo ahí, esperando el momento más impactante. Porque quizá le habría gustado encontrar a Jungkook en mejores condiciones, posiblemente no era la forma de enterarse, pero qué más podía hacer. Le iba a doler horrores, solo esperaba que su hermano soportara aquello.
Por su parte, Taehyung sentía el corazón bombeando sangre en sus oídos, las piernas le fallaban en cada paso, podía sentir náuseas mientras que se acercaba a un pasillo donde se encontraban demasiados retratos hasta llegar a un espacio en especial...
Estaba lleno de flores, con algunas luces opacas acompañando el ambiente, ¿que era eso? ¿Por qué estaban en ese lugar? ¿Por qué la imagen que estaba sobre una mesa conmemorativa tenía un chico sonriente junto con el retrato de una niña? Y ¿por qué...?
— Taehyung...
No...
— Este es el memorial de Jungkook...
No... no... no...
Era imposible que algo como eso fuera real, no lo era, no podía ser verdad. Su Jungkook no era ese chico el cual tenía un memorial con muchas notas mencionando lo mucho que lo extrañarían, mensajes para un buen viaje hacia el otro lado del arcoíris, buenos deseos para un encuentro con su hermana.
¿Por qué todos esos papeles decían el nombre de Jungkook y Ryeon? ¿Por qué...? ¿Por qué?
Su poca estabilidad no lo resistió más terminando con él de rodillas llorando al punto de gritar mientras que sus lágrimas se derramaron sin control, una profunda tristeza llenó la habitación mientras que Taehyung era atacado entre recuerdos dolorosos que le hacían caer en el vacío de la negación de que...
— Jungkookie... lo prometiste... prometiste que nos encontraríamos de nuevo...
El dolor era insoportable, su pecho se apretaba en un constante intento de no dejarle respirar, cada segundo era peor que el anterior, no podría escuchar de nuevo su voz, no lo vería ni siquiera en visiones borrosas... ¿Por qué eran tan crueles para arrebatarle su felicidad?
— Lo prometiste...
— Tae – Yoongi abrazó al menor de inmediato, sosteniéndolo ni bien este buscó refugio en él – lo siento tanto.
— ¿Por qué hyung...? ¿Qué ocurrió?
— Fue... su padrastro – murmuró Minah quien también estaba llorando, completamente conmovida por el dolor de Taehyung.
— ¿Jungkook tenía un padrastro?
Minah asintió como única respuesta hasta que ella misma se armó de valor para comenzar a relatar la historia dolorosa de esa noche, donde a la sala de urgencias llegó un caso más de violencia, algo muy normal en los últimos días. El shock llegó a ellos cuando uno de los chicos pudo ver claramente que se trataba de Jungkook.
Los paramédicos intentaban hacer que su corazón siguiera bombeando sangre para mantenerlo vivo, realizando compresiones constantes y brindándole oxígeno. Su rostro estaba lleno de golpes y sangre.
Hicieron todo lo que fue posible, pero las hemorragias internas estaban estropeando el trabajo de los médicos y por último, lo que culminó con el último aliento de vida de Jeon Jungkook, fue aquel último golpe brindado en su costado izquierdo, en un órgano el cual podría parecer no tan importante, pero en cuanto es lastimado de aquella manera es completamente letal para la vida.
Hemorragia por rotura del bazo, el cual junto con el resto de órganos lastimados provocaron que no resistiera, dando su último aliento de vida a las 13:06 pm.
— ¿Ryeon...?
— Cuando los paramédicos llegaron al lugar ya no tenía signos de vida, mencionaron que se había desangrado. Tenía un golpe en la cabeza con una herida abierta, también encontraron fragmentos de vidrio en uno de sus costados.
Taehyung no había dejado de derramar lágrimas en todo el relato, ¿por qué no lo supo? ¿Por qué ocultarlo? ¿Por qué no decirlo para protegerlo? Pronto algo vino a su mente, sacando su teléfono, buscando de inmediato el chat con Jungkook, intentando que sus lágrimas no le privaran de su poca visión.
Jungkookie
Hola hyung, he escrito tantas veces este saludo que me sé de memoria lo que he borrado, pero creo que este es el definitivo.
Sé que te estarás preguntando por qué envió un mensaje tan largo y por qué te pedí que no lo leyeras hasta mucho después, pero solo quería estar seguro de que no huirás de mí después que veas mi rostro. Así que asumo que si estás leyendo esto me habrás visto, ¿qué te parezco? Espero no tener un golpe o muchas cicatrices para cuando estés leyendo esto.
Descuida, cada una tiene una historia no muy diferente, porque todas y cada una fueron provocadas por una persona. No te aburriré con mi historia sobre la violencia que viví de niño. No, al menos por un mensaje, prefiero que la conozcas de mí, mientras te la relato como tus libros.
Tengo tantos golpes en el cuerpo y en el rostro que dudo mucho que no te asustes, ¿te asustaste cuando me viste? Está bien, puedo con el dolor, lo prometo... solo por favor no me rechaces, estoy acostumbrado a las miradas que ya no me afectan, pero una tuya... hyung creo que la tuya no la resistiría... Solo dame una oportunidad para explicar todo, ¿puedes?
Jungkookie
Creo que ya me alargue más de lo que quería, pero por favor solo espera, prometo contarte toda la historia, solo pregúntame, sé que para entonces estaré listo, solo pido un poco de tus caricias y algunos besos... no te burles, pero antes de que conozcas algo de mi pasado quiero que me reconozcas...
Hyung, mi hermoso hyung... te conozco desde hace años gracias a que estábamos en la misma carrera en la universidad, pero para ti fui como un fantasma que pasó desapercibido, nunca me viste o quizá lo hiciste, pero yo era tan cobarde para hablarte que nunca me atreví a entablar una conversación contigo.
Ese día, cuando nos reencontramos, no lo podía creer, la vida estaba siendo buena conmigo porque me había dado una oportunidad. Escuchar tu risa, me da vida, escucharte hablar sin parar, me llena el alma y el hecho de que quieras conocerme, me aterra...
Quisiera permanecer en tu imaginación tal y como me veías antes de reconocerme. Sé que la imagen de mí existe en tu memoria porque tú así me imaginaste. Entonces, ¿qué opinas, soy más guapo de lo que imaginaste? Quizá siga siendo tan alto como te lo imaginaste, o posiblemente me crees un alma tan pura como tú, aunque creo que solo lo haces porque los ojos de tu corazón así me ven.
Solo pido una cosa hyung, nunca dejes de imaginarme como siempre lo hiciste, aunque ahora ya me puedas ver, sigue viéndome como antes, no me olvides, porque si tú me olvidas entonces dejaré de existir, seré un muerto en vida, un caparazón vacío...
¿Te arriesgarías a llenar a este cascarón vacío...?
Jungkookie
Sé que estarás llorando por estas absurdas palabras, así que por favor límpiate esas lágrimas y regáleme el permiso de estar en tu vida... me has dado la fuerza para luchar, ser fuerte y dejar a todos ciegos con la nueva luz que me has dado... Te quiero hyung... te quiero con este corazon tonto y roto.
Era la quinta vez en ese día que leía aquellos mensajes, ahora se encontraba en su cama, intentando dormir, mas eso era completamente imposible porque ahora jamás podría cumplir sus promesas, porque nadie cumpliría las promesas que solo él era capaz de hacer realidad...
Porque así como Jungkook llegó para iluminar sus días oscuros, ahora se había convertido en la estrella más brillante de la noche... una que jamás podrá reconocer, una que la vida le arrebató mucho antes de siquiera poder saber cómo era...
Quizá esas fotografías serían su mayor fuerza en esta dura batalla en la cual Taehyung había salido perdedor, no... no tuvieron su final feliz, no cumplieron sus promesas, todas esas sonrisas verdaderas y recuerdos cálidos dolerían una vida entera, porque su nombre se había tatuado en su corazón, con tinta permanente, esa que posiblemente era creada con hilos de recuerdos y recubierta con oro para que perdurara.
Jeon Jungkook había dejado su propia firma con tinta indeleble, dibujando estrellas, remolinos y sonrisas en los días sombríos...
FIN...
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