Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3: Un "refrescante" primer día

Bien, él no estaba sonriendo ahora. Todo lo contrario, en el momento en que las palabras <<Soy la nueva niñera>> fueron dichas, sus facciones se endurecieron y su mandíbula se tensó, haciéndome sentir más intimidada de lo que ya me encontraba.

—Así que tú eres la nueva intrusa. —Su manera tan pedante de referirse a mí me ofendió un poco.

No, no un poco, mucho.

Extendió su bastón blanco hasta que la punta de este golpeó con brusquedad mis botas negras. Entonces, dio tres pasos hacia mí para quedar cara a cara. Estaba tan cerca de mi rostro que podía ver las pecas de esparcidas en su nariz y sus ojos a través del cristal oscuro. No podía fijarme de qué color eran exactamente, ya que su ceño estaba fruncido.

—Te calculo una semana —soltó, ladeando ligeramente su cabeza, como si estuviese analizando algo—, eso porque Evan me dijo que eras joven.

—Bueno, yo iré a jugar mientras ustedes se conocen, adiós.

La angelical voz del niño interrumpió nuestro pequeño momento, cosa que me ayudó a reaccionar a la desagradable situación que me encontraba viviendo con este claramente insolente chico rico.

Sin esperar respuesta, Evan corrió lejos de nosotros, dejándonos en la misma posición. No nos habíamos movido ni un centímetro. Esto se había convertido en una especie de guerra silenciosa para ver quién bajaba la guardia primero. Y yo no pensaba perder.

—Tú no me conoces —le repliqué, haciéndome cargo de demostrar lo molesta que me había puesto su comentario.

—Claro que te conozco —espetó, con una arrogante media sonrisa naciendo de sus labios—. Así cómo a todas las que estuvieron aquí antes. Vienen por el dinero y algo más. Es el trabajo perfecto, ¿cierto? Padre, viudo, rico, poderoso, ¿bastante bien para una trepadora, no? ¿Cuánto te pagará? ¿Treinta? ¿Cuarenta la hora? A la última le ofreció cincuenta por quedarse y no renunciar, pero supongo que no pudo soportar la presión.

Me contuve para no abofetearlo ahí mismo. ¿Quién se creía que era para asumir todas esas cosas de mí? Él no tenía derecho a tratarme de esa manera sin siquiera conocerme. Cualquier imagen que tenía del chico por más atractivo que fuese, quedó aplastada por este odioso ogro lleno de mierda.

En vez de acudir a la violencia, evité dejarme llevar por sus palabras –como sabía que él deseaba— y me dispuse a destrozarlo de una mejor forma.

—¿Terminaste el berrinche? —le pregunté, alzando una ceja.

Pude ver que Theodore se sorprendió con mi reacción.

—¿Es eso lo que le dijiste a las anteriores para que huyeran tan rápido de aquí?— retomé, sintiéndome satisfecha al ver que su rostro comenzaba a lucir más y más exasperado—. Porque si es así, creo que esta vez no te está funcionando, pequeño malcriado. Sólo para que sepas, que hagas lo que hagas, digas lo que digas, no pienso irme de aquí. Necesito el dinero, no por ambición, ni por trepar posiciones, ni cualquier cosa que estés pensando, lo necesito para poder irme a la universidad.

Sus cejas se alzaron al escuchar la palabra "universidad", haciéndome sonreír satisfecha. Supongo que no se esperaba tener una niñera de su misma edad.

—Sí, tengo tu misma edad, amigo, ¿avergonzado ahora? —Di un paso atrás para poder respirar con normalidad de nuevo. Su cercanía me hacía sentir incómoda—. Porque deberías estarlo —finalicé, dejando escapar la risa que me había estado aguantando.

Un segundo después de lo que fue mi triunfal contraataque, escuché el sonido del agua chapotear y me volví rápidamente, sobresaltada. Entré en pánico cuando vi la cabeza rubia de Evan dentro del agua.

—¡Evan!

Debo admitir que en ese momento me dejé llevar por puro instinto. Me quité las botas a la velocidad de la luz y me zambullí a la piscina, nadando como pude hasta él. Mi corazón estaba golpeando dolorosamente mi pecho al momento en que lo llevaba hasta la orilla. Él parecía estar tratándome de decir algo, pero lo único que podía escuchar eran los latidos de mi corazón, bombeando en mis tímpanos.

Estaba muerta de miedo y preocupación. Apenas era mi primer día y ya casi dejaba que Evan se ahogara por estar discutiendo con el idiota de su hermano.

—¿Estás bien? ¿Cómo caíste? ¿Tragaste mucha agua? ¿Cómo te sientes? —pregunté frenética, examinándole el rostro en busca de alguna herida al caer.

—Estoy bien, Scarlett, estoy bien —me contestó, sonando más tranquilo de lo que esperaba—. Solo me caí, igual sé nadar, no tenías por qué lanzarte así, estoy bien.

Tardé un momento en procesar lo que me había dicho. Toda la adrenalina del momento se convirtió en vergüenza rápidamente y me vi a mí misma volteándome hacia Theodore, quien, por supuesto, tenía una engreída sonrisa en su rostro.

—¿Avergonzada ahora? —dijo en voz alta y en un tono burlón—. Porque deberías estarlo.

Y sin decir nada más, comenzó a caminar dentro de la casa, sin dejar de sonreír.

En resumen: Llevarme con este chico no sería nada fácil.

***

Aunque fuera difícil de creer, mi día laboral mejoró.

Gracias a Dios, Theo no se cruzó más en mi camino en el transcurso de la tarde y logré pasar el tiempo tranquila junto con Evan, jugando en el jardín o simplemente viendo la TV. El niño era rayo de sol, tal como Letty me había dicho. Siempre quise tener un hermanito a quien pudiese cuidar y mimar, pero como ya saben, con una madre como la mía, no podría darme ese lujo.

Para cuando el señor Patterson volvió a casa, ya era hora de cenar. Evan y yo habíamos ayudado a Letty a hacer una deliciosa cena y a preparar la mesa.

—¿Cómo te ha ido en el primer día, Scarlett? —me preguntó William, deshaciéndose de la chaqueta de su traje y dejándola en el espaldar de su silla—. ¿Has conocido a Theo?

Evan dejó escapar una risita.

—Sí, lo conoció. Y papi, me caí a la piscina y Scarlett se lanzó a salvarme con su ropa puesta.

¿Era yo o él se estaba burlando de mí?

Creo que sí.

—No tenía idea de que sabía nadar. —Me encogí de hombros, sintiéndome avergonzada.

El señor Patterson se echó a reír a carcajadas, haciéndome sonrojar aún más.

—Lo siento, no debí reírme, lo siento —se disculpó, tapando su boca con una mano, aguantando la risa.

Bueno, debía admitir que me habría reído de lo ocurrido si el odioso de Theo no me lo hubiese echado en cara.

Hablando del ogro... ¿no bajaría a cenar con su familia?

—¿Debería llamar a Theo para que venga a cenar? —le pregunté al señor Patterson, confundida de que fuese el único que faltaba en la mesa.

—Oh, no, él... Él no cena con nosotros, siempre lo hace en su habitación. —Pude ver la incomodidad pasar por los ojos del hombre.

—Eso me recuerda... —intervino Letty, extendiéndome un plato de comida con una pequeña sonrisa—. ¿Puedes llevarle la cena al joven Theodore? Es que mis piernas están cansadas y Ángelo no está por acá cerca.

Estaba casi segura de que había alguna otra intención oculta.

¡Letty, pensé que estabas de mi lado en esto de pensar que el chico ciego era desagradable!

—Bien. —Traté lo más posible de no sonar tan fastidiada—. Descuida, lo haré por ti.

—Gracias, linda, eres increíble.

Maldije para mis adentros mientras subía las escaleras. Lo menos que quería era verle la cara de nuevo, lo cual era absurdo porque prácticamente me estaban pagando por hacerlo y era algo así como obligado.

¡Qué buena suerte la mía!

Tuve el impulso de tocar, dejar el plato en el suelo e irme, pero sería bastante malo de mi parte y estaría rebajándome a su nivel. Debía demostrarle que el incidente de la piscina no me había afectado para nada.

Toqué la puerta un par de veces y esperé respuesta, impaciente. Unos largos segundos después, esta se abrió y por un momento, me olvidé del plato en mi mano al ver los marcados abdominales de Theodore destacando en su torso desnudo. Pero no, eso no fue realmente lo que me tomó fuera de guardia.

Fueron sus ojos.

Sus ojos... eran... increíblemente... hermosos.

Ni siquiera podía describir la mezcla de colores. Azul celeste, verde claro y motas doradas; una perfecta combinación de los tres. Era como... era como todos los colores de la Tierra mezclados en un par de ojos.

—¿Letty? ¿Ángelo? — Pegué un salto, saliendo de mi trance—. ¿Eres tú, Ángelo? ¿La cena está lista?

—No... soy yo. —Aclaré la garganta con fuerza, recomponiéndome de aquel momento de debilidad.

Y tal como esta mañana, al escuchar mi voz, el rostro de Theodore se endureció.


Nota de la autora:

Coño, Theodore, ¿pero cómo podemos odiarte con esos ojos que te gastas? Y ese cuerpo, y, y, y... bueno todo. Para ayudarles un poco, les dejé una foto de Theo allí arribita.

Pero bueno, la historia apenas comienza y ya tendremos tiempo de amarlo u odiarlo más. ¡Sigan disfrutando!

Besitos ;)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro