Episodio VI.
Capitulo 6:
El anhelo de una gran amistad.
Se sentía como un sentimiento lejano. Nunca lo pensó realmente, la magnitud de su amistad con Sarada.
A veces, ella no podía pasar el rato con él porque tenían diferentes deberes. Cuando eso ocurría, eso estaba bien. Sabía que la Uchiha iba a volver por él.
—Uzumaki-san ya llegó, Kawaki —Informó Shizune, con amabilidad—. ¿Puedes esperarme un poco? Necesito guardar unas cajas que una estudiante de secundaria me va a traer y luego..
—Estaré bien, no se preocupe —Se puso la mochila al hombro y se levantó—. Naruto ya debe estar muy preocupado.
Era raro decirlo. Hace un año, simplemente no podría haber pensado que su padre adoptivo se preocupaba tanto por él. Como si fueran una verdadera familia.
Ahora, lo único que Naruto siempre esperaba de él es que alguna vez le dijera ‘papá’. Una vez lo escuchó mientras el Uzumaki hablaba por teléfono, Kawaki se prometió nunca más oír conversaciones ajenas de casualidad.
¿Quién sabe qué cosas había dicho sobre él?
—Ah, sí. Por favor, ve con cuidado —Se sorprendió, fue lo único que alcanzó a decir—. Puedes volver a desmayarte.
Kawaki no esperó ni un segundo más, solo abrió la puerta de la enfermería y la cerró una vez salió por ésta.
En tan solo un día, ya estaba demasiado cansado como para volver mañana a la escuela. Esa repentina lejanía, las palabras. Todo lo que Sarada le había dicho lo tomó por sorpresa.
Podía disculparse. ¿Tal vez hablarle?
Suspiró, no tenía ni la menor idea de cómo reaccionar ante esa situación. De hecho, Kawaki creyó todo ese tiempo que Sarada era una muy buena amiga, pero que no se preocupaba por él.
Sin embargo, ¿por qué insistía tanto en saber el pasado? Para conocer a una persona, no debía importar sus acciones del pasado. Naruto se lo había enseñado todo ese tiempo.
—Tch, mi cabeza me duele.
Pasó por mucho, hasta entonces, no podía seguir pensando en nada más que le hiciera sentir mal.
Kawaki solo quería creer que todas esas cosas que Sarada le había dicho, no significaban un adiós ni que estaba cansado de él. Pero era demasiado complicado de procesar.
Hace tan solo unos instantes, antes de desmayarse, estuvo con aquella mujer. Sumire Kakei, o al menos, era el nombre que utilizaba todo el tiempo para presentarse con otras personas.
En realidad, él la conoció como la verdadera Sumire Shigaraki. Ella fue su novia, la quiso como una, pero nada resultó bien.
—Disculpa, ¿puedes ayudarme con la puerta?
Una voz más aguda le habló. Kawaki dirigió su mirada a la derecha, se encontró con una niña de secundaria que claramente estaba cubierta por una montaña de cajas que llevaba.
Estaba tan cerca de irse, pero pensó demasiado en todo lo que ocurrió. Kawaki solo abrió la puerta, haciéndole espacio a aquella chica.
—¡Ah, gracias!
Vio como pasaba con cuidado hacia dentro, pero por un segundo vio su rostro de perfil. Esa chica se parecía mucho a aquel chico que era amigo de Sarada también.
No recordaba su nombre, pero eran muy parecidos.
Dejó de sujetar la puerta y simplemente la puerta se cerró por sí sola. Mientras, Kawaki sacó su teléfono y comenzó a caminar por el pasillo.
Ni un solo mensaje nuevo, para ser sincero, estaba acostumbrado a enviarle mensajes a Sarada cuando ella no lo hacia dentro de un rango de dos horas, pero ahora no sabía si era correcto.
Ella se había enojado con él. Cometió un error. Tenía que disculparse.
Como le había dicho Naruto, cuando hay errors hay que disculparse.
Buscó el contacto de Sarada y de inmediato, se metió en el chat.
En el pasado, si alguien le hubiera dicho que iba a tener una amiga no le creería. No, ni siquiera era solo una amiga, ya la trataba como su mejor amiga.
Ella era importante para él, incluso aunque quisiera negarlo. Sarada era su mejor amiga, se había hecho un lugar en su corazón cuando menos lo esperó.
Sin embargo, ¿y qué sí ella de verdad se había cansado de él? Al final, siempre sucedía. Toda la gente termina dejándote solo.
Presionó la barra para escribir, pero dudó. ¿No era muy pronto? Lo mejor era esperar a que Sarada se relajara un poco y ella volviera a él, como siempre. Estaba inseguro respecto a eso y le molestaba preguntarle a alguien sobre eso.
Continuó caminando por el pasillo en dirección a la salida de la escuela, es ahí donde estaría esperando su tutor. Sabía que estaría mejor si pasaba un rato con Naruto y que de seguro se olvidaría por un momento por todo lo que pasó el día de hoy.
Sin embargo, en su mente aún seguían las palabras de Sumire. El enfado de Sarada. Todas las cosas que vivió en el pasado con sus dos padrastros.
Definitivamente, era algo muy incómodo.
Guardó su teléfono y siguió caminando. A pesar de que los mareos no se habían ido por completo, estaba un poco mejor y si le decía algo así a Naruto, él estaría muy preocupado.
Sería muy complicado para Kawaki comprender un poco de eso. No estaba muy acostumbrado a las muestras de afecto.
De hecho, las detestaba.
Sin embargo, Sarada... Aún con su personalidad tan molesta, lo convenció de ser más honesto y amable con los demás. Lo ha hecho pensar más sobre su futuro.
Le cambió la vida, aunque fuese un poco, una Uchiha lo hizo.
No estaba seguro, la verdad es que estaba aterrado de regresar a la misma oscuridad que antes. Si se decidía por abrir la boca y contarle a alguien más que Naruto, se sentiría pésimo. Perdería la compostura. Estaría obligado a recordar y contar todo lo vivido en ese momento solo para callar la curiosidad de Sarada.
Aunque fuese doloroso, ella quería saberlo. Por más duro y cruel que suene, Sarada le había pedido hablarlo. Sin ella a su lado, él se sentía solo.
Era como regresar al inicio, cuando entró a la Academia y aún seguía teniendo esa personalidad desastrosa. Ahora, solo estaba más calmado.
—¡Tch, ten cuidado!
Había chocado con alguien, iba tan pensativo que no se dio cuenta. Era sorprendente, había cambiado tanto que ya no insultaba tan seguido. La culpa fue del otro chico, ese idiota no lo había visto y lo golpeó en el hombro.
Se dio la vuelta, al no escuchar que le respondió, pero finalmente vio de quién se trataba.
—Ja. No lo puedo creer.
Sí, ellos dos no se habían visto desde la última vez que se prometieron jamás volverse a ver. Incluso si estaban en el mismo pasillo, ninguno de los dos se dirigía una sola mirada ni de casualidad.
Se trataba de una eterna Ley de hielo. Pero hoy, esa Ley de hielo se rompió por simple casualidad. Ambos eran invisibles para él otro y siendo provocado o no, se habían vuelto a mirar.
—¿Qué? ¿Te sorprende verme? Ahora, no hay forma de que te burles.
Miró a Mitsuki y solo bufó, él era molesto. Sus ojos tan afilados como los de una serpiente, le molestaban. Siempre se quejó de eso con Sarada.
Allí estaba la única cosa que tenían en común.
Uchiha Sarada.
—¿Burlarme?
Desde la última vez que discutieron, Sarada tuvo que entrometerse porque ninguno de los dos pudo detenerse. Ellos dos, fuera cierto o no, se odiaban mutuamente. Fue un año entero en el que se dio cuenta de que Mitsuki no le agradaba y nunca lo iba a hacer.
—¿De qué me burlaría? Realmente, eres un idiota por pensar eso.
Según Sarada, sin importar cuánto odiara a una persona, debía seguir siendo respetuoso y amable. Sin embargo, ¿eso de verdad aplicaba con Mitsuki? Era algo lógico, ninguno de los dos actuaría con cortesía.
No después de esa tremenda discusión de hace un año.
—Tus modales de chico vulgar aún no se van, ¿no es así? —respondió—. Tratar a los demás como idiotas ha sido muy común en ti.
—¿Eso es un problema para ti? Vaya... —Sonrió fanfarrón—. No pensé que seguías preocupándote por mi, Mitsuki. Te lo dejé bastante claro esa vez, ¿no? Eres molesto.
Se dio la vuelta, no podía dejar esperando a Naruto. Ya estaría demasiado preocupado cuando lo viera.
—Ya lastimaste bastante a Sarada, ¿para qué me preocuparía por ti? —respondió—. Tú, puedes ir por tu cuenta. Eres tan egoísta y tú personalidad es desagradable.
—Ahora que lo pienso, vamos a participar juntos en el Festival, ¿no? —murmuró, lo había recordado—. Tendrás que soportarme por todo un mes.
—¿Soportarte? Sé que no te interesa esto, así que si quieres déjamelo a mí y a Boruto —Se cruzó de brazos—. Le diré a todo el mundo que tú, el mayor delincuente, se escapó de sus deberes.
Era verdad. Habían rumores suyos de que era un delincuente juvenil, solo porque se vestía de esa manera y su rostro tenía la cara de uno.
La verdad es que nunca fue un delincuente juvenil.
Kawaki sujetó el mango de su mochila y suspiró. Si quería arreglar las cosas con Sarada, tenía que hacerle caso en todos los pedidos que alguna vez le dio. Uno de esos, era participar en el Festival.
—¿Pensabas que me iba a escapar? Cuando supe que me tocaba contigo, ansiaba participar —Sonrió—. Me preguntaba, ¿hasta qué punto Mitsuki podría soportar esto? Además, ese tal Boruto... He escuchado que es importante para ti. Que ustedes dos, son una pareja.
Lo provocó. Era cierto que fue una mala idea hacerlo, pero había una razón de peso para eso. Estaba seguro que Sarada se había metido en la elección de grupos, es decir, tenía cierto presentimiento de que así había sido por lo entrometida que era.
—Ni se te ocurra..
—Sólo mantente tranquilo —Farfulló, comenzando a irse—. Te veré mañana, Mitsuki.
En realidad, fue de puro azar que hubiese adivinado que esos dos tenían algo. Jamás le prestaba atención a los rumores, de hecho, nunca le importaban. Así que, menos escucharía los rumores de segundo de preparatoria.
Ya tenía suficiente con todo lo que pasaba en su vida. Incluso, qué es lo que haría una vez terminara preparatoria.
No estaba preparado para ese momento de su vida.
Y estaba a menos de un año de llegar al final de su año escolar, era aterrador pensarlo.
De todas formas, habían ciertas cosas que le interesaban todavía.
—Naruto, ya cálmate...
—¡Pero Kakashi-sensei..! ¡¿Él está bien?! Me dijeron que era un chico sano, pero si ahora..
Por esa misma razón, nunca quiso preocupar a Naruto. Él era un muy buen padre, algo que no le correspondía. Lo hacía sentir mal.
Sin embargo, también era suficiente para él. Porque lo hacía sentir que había un lugar al que podía regresar y que siempre, alguien lo esperaría.
—Naruto, ya estoy bien... —habló, deteniendo el enorme caos—. Mírame, Shizune-sensei hizo bien su trabajo..
Pero Naruto lo abrazó. Para Kawaki, fue tan sorprendente que no supo reaccionar. Él no estaba acostumbrado a dar abrazos ni a recibirlos.
—Pareces mamá primeriza, Naruto. Kawaki ya es un adulto —Se quejó con gracia Kakashi— y no creo que le guste que se preocupen tanto por él.
—¡Ah, es cierto! —Se separó—. Lo lamento, Kawaki. Pero ¿es verdad que todo está bien? ¿Seguro que ya te sientes bien?
Fue extraño. Demasiado.
¿Qué tan preocupado podía estar por él? Después de todo, solo era su hijo adoptivo.
Ni siquiera había crecido durante mucho tiempo con él, solo fue un año. Un año en que Naruto había ganado un lugar demasiado importante en su corazón.
Si él fuera su verdadero hijo, ¿estaría así de asustado y pérdido? De seguro, habría crecido con la mejor infancia de todas.
Ni siquiera habría apartado a Sarada por su propio egoísmo.
—Sí, ya estoy un poco mejor —murmuró—. Gracias por preocuparte.
—Estaba demasiado preocupado, ¿sabes? —habló Kakashi—. Deberías saber cuándo detenerte, Kawaki. Naruto ya estaba armando caos aquí. Se preocupa mucho, es un buen padre.
Sí, también estaba consciente de eso.
Solo que aún le asustaba mucho romper ese límite y comenzar a llamarlo “papá”. ¿Y sí todo terminaba mal? Cuando él estaba en medio, siempre algo malo terminaba sucediendo.
Como pasó con Sarada.
De todas formas, ya pensaría en qué hacer. En algún momento, se lo diría todo.
Es lo que ella siempre quiso. Después de tanto tiempo siendo amigos, Sarada le había contado casi toda su vida y la mayoría del tiempo le quería contar algo nuevo.
Incluso le había dicho sobre la situación tan delicada que tenía con su padre.
Él, en cambio, siendo una persona de pocas palabras nunca tuvo el valor de decirle la verdad sobre su pasado. El porqué era cómo es.
Y por qué ya ni siquiera cree en las personas.
Ahora, por esa misma preocupación, perdió a su mejor amiga.
Anhelaba tenerla a su lado otra vez.
***
—¿Por qué Sarada no estaba contigo? Pensé que estaría muy preocupada —preguntó, mientras terminaba de poner los cubiertos—. De hecho, me pareció muy raro no verla ahí.
Kawaki no respondió. Siguió cocinando el almuerzo porque Naruto no cocinaba mal, pero la mayoría terminaba quemada. Así que, con todo el tiempo que pasó solo, aprendió a cocinar.
De todas formas, solo desvió la conversación.
—No creo que debas preocuparte tanto por mi salud, solo fue un simple mareo —murmuró—. Me desmayé, pero desperté rápido. Estoy bien.
—Nunca te has resfriado, tienes buena salud, ¿eh? —repitió—. ¿Sabes? Kawaki, a penas cumpliste los 18 hace unos meses, pero eso no significa que dejes de ser mi hijo.
“Mi hijo”. Esas palabras resonaron en su mente y lo pusieron ansioso. Ahora que lo pensaba bien, nunca habló con Naruto sobre cómo le hacía sentir estar con él porque siempre lo entendió a la perfección. Fue paciente e incluso, lo comprendió.
Hasta esperó que él mismo se adaptara a esa nueva vida.
—Me preocupa un poco, ¿quizás es muy estresante la prepa? —pensó en voz alta—. Yo en preparatoria salí por poco, nunca quise estresarme por esas cosas.
—Me encontré con mi ex novia, es todo.
Apagó el fuego, comenzando a contar lo que sucedió.
—Sarada está molesta conmigo, nunca le he contado sobre lo que pasó antes y... —dudó, pero confiaba en Naruto— me molesta recordar. Estoy seguro que esa mujer le dijo algo a Sarada.
—¿Ex novia..? Oh sí, la hija de los Shigaraki —recordó, con mayor seriedad—. ¿Qué te dijo? ¿Estás bien?
Naruto ya sabía todo. Por eso es que confiaba tanto en él, sobre todo, porque fue demasiado comprensivo con él. Incluso, sabiendo todas las cosas que hizo en el pasado, él lo siguió viendo de la misma forma.
Como un niño al que tenía que cuidar y proteger.
—Solo fueron cosas extrañas, nada más —Evitó decir la verdad—. Dijo que se alejaría, pero de seguro le dijo algo malo a Sarada. Tch. Que crea lo que quiera.
Comenzó a servir la comida, era arroz con curry. Normalmente solo comería un dulce, pero Naruto le había dicho que debía alimentarse mejor, así que todos los días cocinaba algo distinto.
Obviamente, escondía el hecho de que era él mismo quien se cocinaba sus propios bentos.
—Si fue capaz de creerle a Sumire, ¿para qué la buscaré? Fue una idiota.
—Te preocupas mucho más de lo que crees, Kawaki —Se ubicó a su lado, recogiendo los dos platos servidos—. Si no te importara, ni siquiera me lo dirías.
Naruto se llevó los platos y Kawaki suspiró. Ya estaba hastiado de esa tontería.
—No vas a la escuela conmigo, no lo sabes.
—Lo sé muy bien, eres demasiado orgulloso para admitirlo —Se sentó en la mesa— y bueno, un poco terco. ¡Igual que yo en preparatoria! De todas formas, habla con ella.
Se dio la vuelta, dispuesto a decirle que no era la mejor idea porque lo que ella buscaba era saber su pasado y según, comprenderlo mejor. Entender su mal comportamiento.
Sin embargo, ¿quién le diría que eso pasaría?
—¿Hablar? —Cerró la olla y se dio la vuelta—. Ella siempre es quien me habla primero. ¿Cómo se supone que lo haga?
—Kawaki, eso es muy irresponsable y muy mal educado —comentó—. Dejar que una chica siempre te busque, ¿no es un poco, no sé, muy raro?
—Tch, hablaré con ella.
Se acercó para sentarse en la mesa y comer. Le molestaba un poco, es cierto, pero de alguna forma Naruto tenía razón. Fue muy poco educado de su parte permitir que Sarada fuera la interesada, aún si solo eran amigos, eso es muy poco caballeroso.
El hecho era que nunca lo tomó en cuenta, él solo se preocupaba por cosas menores y ya está.
Supuso que eso era solo culpa suya. Sarada fue la única persona que siempre quiso acercarse a él sin ningún prejuicio.
Debía considerar su esfuerzo y hablar con ella.
De ser necesario, le contaría un poco de su pasado.
No estaba dispuesto a perder esa amistad que, en el pasado, nunca había tenido.
Prefería cumplir con su enorme curiosidad antes que perderla como amiga.
Ella, por más molesta que fuera, era muy importante para él.
Solo le asustaba mucho que Sarada dejara de verlo como la persona que era ahora.
—Tu curry es muy delicioso, Kawaki.
Lo miró y solo continuó comiendo. Por más pequeño que fuera, esa felicitación de Naruto le alegró.
Era el mejor tutor que alguna vez ha tenido.
Y sabía que podía recuperar su amistad con Sarada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro