Jungkook estaba apoyado en la puerta de su auto, viendo como a unos metros de distancia, su novio se despedía de Taehyung con caricias y besos de amor.

La luz de la mañana lo ponía de mal humor, odiaba despertar temprano cuando no tenía clases, pero ver a Yoongi tan feliz y risueño, le aliviaba el pesar.

Luego de contemplar un largo y profundo beso francés guiado por el mayor, los vio acercarse a él y no pudo evitar reír al ver el caminar adolorido del mayor.

-Te lo encargo- Sonrió Kim al llegar a su lado y ver como Yoongi intentaba llegar al asiento del copiloto pese al dolor.

-Lo cuidaré- Asintió cuando la puerta de Min se cerró. -Ten cuidado de regreso a Seúl-

-Espero volverte a ver- Sonrió abrazando al azabache que palmeó su espalda a modo de un abrazo amistoso. -Pero si le llegas a hacer daño, te juro que te corto las pelotas-

Jungkook abrió los ojos de par en par al oir la voz grave y profunda de Taehyung contra su lóbulo, habiéndolo tragar duro por el repentino cambio de personalidad.

-Lo mismo digo- Susurró separandose algo asustado, pero ver de nuevo la sonrisa cuadrada de Kim lo hizo sonreír algo incómodo.

Taehyung saludó a Yoongi con la mano y se dirigió a su auto mientras Jeon entraba en el asiento del conductor a un lado del mayor, que bajó la ventanilla sin haber oído lo que los otros dos se dijeron.

-¡Avisame cuando llegues a Seúl!- Gritó para que el castaño lo oyera. -¡Y envíale mis saludos a Jimin!-

Salieron del estacionamiento tras el castaño, emprendiendo el camino contrario hacia la casa de Min, no sin antes pasar por una pastilla para el dolor muscular en la farmacia.

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