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Capítulo 7: Entre paradojas

Hace tres años en medio de la enfermedad de su única hija y con deudas interminables, una mujer de sesenta años buscaba trabajo en distintos sectores en los que la aceptaran pese a su edad, la necesidad del dinero era tanto que no le importaba de qué fuera, solo necesitaba llegar a casa y darle su medicamento y estabilidad a su hija.

Cuando entró a un restaurante el dueño del lugar la aceptó después de una prueba de cocina, sin embargo obtuvo quejas de algunos clientes por ser lenta y vieja.

Un día un hombre temperamental había arrojado sopa caliente a sus pies porque supuestamente estaba fría, no hubo heridas graves, pero si una casi bofetada que nunca llegó, al menos no a su rostro.

Frente a ella estaba un muchacho joven que vestía elegante y casual, portaba grandes aretes de plata, a simple vista parecía delicado pero sostenía la muñeca del hombre fornido y mayor con bastante fuerza, tanta que el otro hacía muecas por el dolor.

El joven parecía sonreír ante la debilidad del otro, el hombre rendido salió junto a una mujer del local cuando los otros meseros salieron, justo antes de que el dueño llegara para ver el proceso de su nueva mesera, que no esperaba renunciara a solo dos semanas de empezar.

Recibió un pago accesible pero no era suficiente, cuando salió de la oficina se encontró con el mismo joven, su rostro era bastante atractivo con su mandíbula remarcada, sus ojos verdes brillaban a través del cristal de sus gafas.

El muchacho al verla alzó su mano llamando su atención, la mujer entendió que se dirigía a ella y se acercó un momento dispuesta a agradecerle, pero sus palabras fueron reemplazadas por la grave y tranquila voz del castaño.

ㅡMi novio y yo no tenemos suficiente tiempo para mantener nuestro apartamento ordenado o comer decentemente en la noche. Si quiere agradecer mi ayuda, preséntese mañana a primera hora a esta dirección.

La mujer sostuvo el papel entre sus manos, su mirada interrogante y confusa hizo que el más joven rodara los ojos con evidente fastidio.

ㅡSi no quiere el trabajo no vaya, no es una obligación, de todas formas trescientos dólares quincenales no son nada.

La expresión indecisa de Guri Yeo pasó a una incrédula, sus ojos cansados abriéndose de sobremanera ante la cantidad que se mencionaba. Eso sería más que suficiente para un mes, si lo pensaba, podría pagar tantas cosas.

El atractivo muchacho se retiró del lugar, despidiéndose del dueño con una sonrisa mediana y una última mirada a la mujer. En ese momento pensó que el cielo la estaba recompensado después de tanto sacrificio.

Como se le fue indicado, llegó a la residencia Jeon a primera hora. Decir que se impresionó por el apartamento es poco, era como una mansión, aunque lo supuso por la zona rodeada de edificios grandes para gente de estatus alto. Un segundo joven la había recibido como a una invitada, sirviéndole una taza de café y conversando con ella. Tuvo el gusto de conocer a Jeon JungKook, él la trató como a un ser humano. Conversaron un rato en la mesa y al poco tiempo llegó el castaño llamado Taehyung, apodado por la farándula Vante.

Él a diferencia del otro, era más frío, serio e inquisitivo, le hizo algunas preguntas sobre la limpieza, su cocina y sus horarios buscando uno adecuado. Al final del día fue contratada cuando JungKook dijo que la mujer era dulce y agradable, fue suficiente para el castaño que no dijo nada más que una palabra junto a una sonrisa de labios.

ㅡContratada.

Durante un tiempo de prueba JungKook había entrado en confianza con ella, le hablaba como si fuera su propia madre, aunque Guri Yeo no sobrepasara los límites establecidos, le correspondía sus charlas y cocinaba sus comidas favoritas, nunca dejó de llamarlos por sus apellidos aunque Jeon se quejara. Poco después gracias a su trabajo y la paga, logró pagar tanto medicamentos como consultas para su hija, a los dos años ya tenía suficiente dinero para una prometiente cirugía.

Ella estaba sumamente agradecida con la pareja Kim Jeon.

Pero en esos cuatro años que llevaba con la pareja siempre había notado que el risueño era JungKook mientras Taehyung se mostraba meramente tosco pero no menos romántico hasta hace meses. Igualmente solía ser algo agresivo con los otros, su temperamento solía cambiar con irregularidad, podía exigir que la cena estuviera hecha en cierto tiempo o pasar de largo a su habitación. Era una persona intimidante, su mirada era asfixiante en cierto modo, él único que parecía no ahogarse en ella era su pareja, pero hasta ella sabía que habían momentos en los que se cansaba.

Kim Taehyung no era precisamente demostrativo con los demás, solo respondía por cortesía.

Posiblemente por las conductas pasadas a las que estaba acostumbrada se le hacía difícil entender al muchacho que reía frente a la televisión con un plato de ramen y una bebida que él mismo se había preparado, el joven Kim nunca antes había soltado tantas carcajadas frente a ella o siquiera sonreía, se asustaba en ocasiones pero en momentos se le escapaba una que otra sonrisa, sin duda Taehyung era encantador con esa nueva viñeta de chico bueno.

Era muy dulce.

Habían personas como el que entregaba paquetes que se había quedado mudo al ver a Taehyung abrir la puerta para firmar, verlo sonreír y agradecer por su servicio, otro como el chófer que una vez se había detenido en una tienda de ropa de marcas bajas porque al Sr. Kim le parecía lindas pero no las compraba porque no tenía dinero, pero se detenía por un helado que un ancianito vendía bajo el sol en lugar de ir a una tienda más cara, de su gusto.

En tres semanas la forma de actuar de Taehyung había dejado la casa patas arriba y a todos creyendo finalmente en los milagros.

ㅡSeñora Yeo, ¿puedo ayudarla en la cocina?

Taehyung intentaba ayudar en algo porque no le gustaba sentirse inútil, además disfrutaba de la compañía de la anciana porque le recordaba a su abuela por su cocina y sus ojos pequeños entre las arrugas. La mujer le dio una corta mirada, estudiando su comportamiento, una mirada que ponía nervioso a Taehyung.

Sabía que no debía y estaba mal, pero agradecía al cielo por el raro alzheimer del muchacho, por convertirlo en una versión paralela a él.

ㅡComo desee Sr. Kim, ¿puede con los vegetales sin cortarse?

ㅡPor supuesto, en casa solía ayudar a mi madre, a mi hermano no le gustaba cocinar así que me llamaba a mi, aunque de todas formas quemaba más de algo. 

La mujer alzó una ceja curiosa, era la primera vez que hablaba sobre su familia o parte de su vida, cuando lo dijo notó en su mirada un atisbo de tristeza, pero ella no tuvo que preguntar nada cuando él ya daba una respuesta ante su pensamiento.

ㅡCuando me fui de casa lo último que hicimos juntos fue kimchi, dijo que si quería ser independiente debía aprender a cuidarmeㅡ hizo una mueca, frunciendo los labios ㅡSolo logré sobrevivir con ramen y comida de microondas un buen tiempo.

ㅡUn día podría prepararle kimchi Sr. Kim, solo debo comprar los alimentos.

Los ojos de Taehyung brillaron sonriéndole a la mujer como agradecimiento, continuando con su tarea de los vegetales, le dio una mirada al reloj notando que ya casi eran las siete.


Era la hora de la cena y JungKook planeaba llegar temprano, tenía resuelto lo de ese día en la empresa, solo tenía que preocuparse por una reunión al día siguiente, el resto estaba en orden.

Se recostó unos momentos en su silla estirando sus piernas y brazos, soltando un jadeo cuando su espalda se sintió mucho mejor. Inevitablemente su vista viajó hacia el cielo donde los colores jugaban entre ellos hasta crear una bonita vista ante la caída del sol, habían dos nubes muy cerca de la otra, parecían gemelas hasta que una comenzó a avanzar y tomar otra forma.

Se dio la vuelta hacia su escritorio, donde su computador aún mantenía la pantalla encendida mostrando miles de teorías sobre el universo y su extensión. Se encontraba divagando entre tantos textos minutos atrás en busca de un índice de ayuda para Taehyung.

El tema del pelinegro parecía ser más complicado de lo que esperaba, porque no encontró nada que realmente fuera de ayuda, además también buscaba respuestas para su prometido, el que ama y lo ama a él.

El repentino cambio también le estaba afectando, no saber nada acera de su paradero le hacía crear historias locas que apenas si le encontraba sentido, como el que se fusionara con el otro Taehyung hasta que quedara solo su mente.

Restregando su rostro entre sus palmas volvió a caer contra su silla.

ㅡ¿Qué puedo hacer? Lo extraño tanto.

ㅡLo ves todas todos los días Jeon, no seas exageradoㅡ el rubio volteó hacia Jung, el hombre entraba con su aura tranquila y una sonrisa suave en sus labios, antes de tomar asiento le dejó al menor un vasito con vodka. ㅡSé que el tema de Taehyung es sensible para ti pero ten paciencia, existen probabilidades de que te recuerde, por momentos, segundos o días, pero lo hará JungKook.

El menor sostuvo el vasito hasta darle un solo trago, su garganta ardió e hizo una mueca de la que su compañero se burló

ㅡAgradezco tu apoyo Hoseok aunque es más complicado de lo que parece.

ㅡCreo que no podré entenderlo del todo, por cierto ¿qué haces aún aquí? Podrías estar cenando en la comodidad de tu casa.

ㅡEstaba terminando algunos pendientesㅡ miente tratando de cerrar las ventanas de su computador, pero esa acción llamó la atención de Hoseok, que de manera inmediata se puso de pie para curiosear lo que trataba de ocultar su menor.

ㅡ¿Por qué estás leyendo la paradoja del gato de Schrödinger? Creí que odiabas la física luego de casi reprobar el semestre por la materia.

ㅡEs simple curiosidad, ya sabes, para entenderlo después de algunos años, ahora que lo veo son temas realmente interesantes Jung.

ㅡNo me digas que crees en eso de los multiversos, las siete versiones de cada persona y todo ese mundo ficticio. No, no me respondas, eres un admirador de Marvel después de todo.

El rubio frunció el entrecejo y mordió su labio inferior, pensando en que estaba experimentando de alguna forma la paradoja.

La paradoja.

Sus ojos se expandieron ante el miedo que recorrió su cuerpo, sus manos comenzaron a apretar el vasito de vidrio.

La sola idea de que su prometido estuviera muerto y el otro vivo, remplazándolo lo asustó. Dejó el vasito en el escritorio y peinó su cabello hacia atrás, su vista viajando a cada parte de su oficina en busca de respuestas por parte del universo, respuestas que nunca tendría.

ㅡJungKook, ¿te encuentras bien amigo?

ㅡE-estoy bien, solo... ㅡ exhaló, viendo al castaño directamente a los ojos ㅡHoseok, quisiera preguntarte algo.

ㅡAdelante, soy un libro abierto.

ㅡSi tu pareja desapareciera repentinamente un día y al siguiente se encuentra otra persona en su lugar, pero es idéntica a tu pareja ¿qué crees que harías?

Hoseok ladeo el rostro ante la pregunta, esperaba cualquier cosa, tal vez que JungKook le preguntara sobre Taehyung pero la pregunta era extraña, no sabía que responderle.

ㅡ Seguramente colapsaría. ㅡdijo simple, alzando los hombros despreocupado ㅡCreo que ya estás alucinando demasiado, lo mejor será que te vayas a casa y dejes de darle vuelta a la física que no es lo tuyo, yo también debo irme, finalmente conseguí una cita con Seok Jin ¿no es genial? Saluda a Tae de mi parte y cuéntale mi hazaña por favor.

JungKook soltó una pequeña risa por lo animado que se veía su amigo al salir de la oficina en dirección a su cita, la emoción que desbordaba era evidente.

Se puso de pie tomando sus pertenecías del escritorio, como su celular y una carpeta que debía guardar en su casa, antes de apagar el computador le dio una última leída al texto.

"El gato está vivo y muerto a la vez pero en ramas diferentes del universo"

Frunció el entrecejo, negando y cerrando rápidamente las pestañas, seguidamente lo apagó y se retiró de su oficina. Su chófer lo esperaba, lo saludo de forma cordial y emprendieron camino al departamento.

De repente JungKook necesitaba urgentemente ver a Taehyung.

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