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Capítulo 3: Enriquecido de amor

El cuarto de estudio personal para JungKook era un santuario de arte de todo tipo, un lugar en donde la vista se perdía entre los cuadros, colores y hojas, de tantos objetos llamativos no sabría qué admirar primero porque siempre había algo nuevo que llenaba un pequeño espacio de las estanterías o libreros, a menos que su prometido entrara o estuviera sentado en el banquillo al centro haciendo sus labores.

Solo entonces toda la atención caería solamente en él, como una abeja con una flor; atraído por su belleza y dulzura, su presencia era magnifica y prepotente.

Sí, JungKook estaba terriblemente enamorado del castaño de ojos verdes que sacaba la punta de su lengua al estar concentrado en su trabajo, demasiado metido en sus apuntes como para notar que lo veía desde un sillón individual. Si le dieran a elegir entre toda su fortuna y el chico que capturó su corazón en una irrompible caja, estaría en bancarrota pero felizmente al lado de su más grande amor.

ㅡCariño ¿cómo te va, ya casi?

ㅡLos detalles, es lo únicoㅡ dijo en un tono desinteresado.

Llevaba toda la mañana encerrado en ese cuarto con tazas rodeándolo, botellas y refrescos, algunas hojas estaban hechas bolitas en el basurero y otras pedazos en el suelo. Realmente no tenía ánimo ni interés.

ㅡEso es buenoㅡ manteniendo un distanciamiento considerable, sus pasos se dirigieron a la pared de cristal, observando la calle, las copas de los edificios y el cielo celeste pintado con nubes blancas. Era un buen día.

ㅡ¿Necesitas algo? Me pone nervioso que estés aquíㅡ murmuró con cierto tono irritado sin dirigirle la mirada.

ㅡTe estoy esperando cielo, podemos ir a almorzar, le di lo que quedaba del día a Guri Yeo ¿te parece?

El castaño rió con un deje de molestia.

ㅡNo puedo creerlo, le das el día así como así, no estoy en condiciones de salir, tengo demasiado trabajo por parte de la oficina, los diseños y los modelos que están en crisis tal parece, ve tú solo si quieres pero ahora no me molestes.

Los labios de JungKook se apresaron en sus dientes y con una sonrisa suave ocultando su evidente dolor, fue hasta él, dejándole un beso en la mejilla siendo bastante cuidadoso.

ㅡNo quise molestarte, nos vemos más tarde, buena suerte, te amoㅡ un sonidito afirmativo fue lo único que escuchó.

Si era sincero, extrañaba recibir palabras dulces, besos largos que no lo dejaban irse, pero comprendía que era el trabajo de su novio y eso lo estresaba, no lo culpaba, además se había esforzado mucho para llegar hasta dónde estaba y por eso ponía demasiado empeño.

En su Mercedes-Benz rojo, se podían escuchar canciones pop, hits lanzados recientemente, mientras esperaba que el semáforo cambiara a verde su pequeño corazón no pudo evitar llenarse de celos cuando vio en las banquetas que paseaban parejas con alegría, desbordantes de cariño. Aunque más que celos, era tristeza, profunda tristeza abarcada por sus recuerdos pasados.

No supo en qué momento su relación había comenzado a dejar partes perdidas que por más que regresara a sus pasos no los encontraba y eso lo desesperaba, desconocía en momentos al chico que desayunaba con él en silencio, que dormía a sus espaldas y no en sus brazos, Taehyung solía reír con otros por compromiso y eso le causaba gracia antes no obstante lo hacía ahora con él, parecía estar con él por compromiso y no porque lo sintiera, ese solo pensamiento aterraba de sobremanera al rubio, pensar en un fin para su relación en la que trabajó con esmero desde que lo conoció para ganar su confianza, su aceptación, su amor.

Amor.

¿Cuánto habrá repetido ya esa palabra llena de carga, de la que depende su felicidad?

JungKook era un hombre feliz claro que sí, pero lo era aún más con Taehyung a su lado, era como completarlo de cierta forma, una en la que solo él podía entender, personas ajenas le llamarían dependencia emocional pero no era así, simplemente Taehyung pintaba mejor su vida.

Cuando la luz finalmente dio a verde cediéndole el paso a su destino, aunque ¿a dónde iba realmente? Solo salió del departamento sin demasiado entusiasmo de querer estar en un lugar tan grande, como un pequeño perdido en una feria con su palito de algodón de azúcar, sin su padre.

Suspiró, parando en un local donde habían maquinas de monedas para sacar figuritas. 

La maquinita era pequeña por lo que tuvo que agacharse, al final obtuvo un pequeño oso negro de plástico, llevándoselo consigo guardándolo en una parte del auto.

Nuevamente se vio vagando en las calles de Seúl buscando un local donde almorzar, recordando uno que visitaba cuando era adolescente, con esa idea condujo hasta una residencia poco recurrida escondida entre una zona verde.

Estacionándose bajó del auto, activando la alarma por cualquier cosa. Subió unas pequeñas gradas que lo adentraron a un comedor tradicional fusionado con lo moderno por las luces led, las lamparas colgantes y la música que estaba a un volumen bajo, no habían más que dos parejas y un anciano, él fue a sentarse casi al centro y cerca de la salida, indagó en el menú hasta reconocer un plato y de inmediato el sabor se le hizo presente, esperó a que le atendieran y amablemente ordenó.

Mientras esperaba no supuso que tomaría un jugo de limón sumamente ácido, por que los celos estaban presentes, esos celos que se burlaban de él pero no hacía más que hacer caso omiso al burlón de su reflejo.

Dos chicos que se tomaban fotos con la comida para sus redes sociales, sonrió de lado con un recuerdo proyectándose en ese mismo local.

Un Taehyung de diecisiete años y un JungKook de diecinueve, una primera cita dónde empezaban un camino para saber si eran compatibles, si es que el corazón de Taehyung podría amar el de JungKook.

Podía ver como al adolescente de cabello gris se le ruborizaban sus mejillas al momento en el que su acompañante decía algún cumplido bonito sobre su rostro, su ropa, su sonrisa. Podía ver la belleza de esa temporada en dos corazones que recién habían brotado esperando para florecer y convertirse en un precioso árbol de cerezo.

Pero ¿acaso las flores estaban perdiendo sus pétalos? ¿el árbol se estaba desmoronando?

ㅡJungKook, te invitan una sodaㅡ la empleada del restaurante había dejado una botella de soda en su mesa, era bastante joven porque lucia de secundaria, así que omitió el que ella lo haya hecho, pero pronto vio al frente en la recepción, un viejo amigo alzando la mano con una sonrisa amigable.

ㅡSeoJoonㅡ pronunció desde su lugar, el sujeto se acercó hasta la mesa, sentándose frente a él, alzando su mano para desordenar su cabello haciendo que se despeinara y luciera como un joven relajado y no un adulto desdichado.

ㅡTanto tiempo de no verte Jeon, te olvidas de los amigos.

ㅡPara nada, precisamente vine a recordarte, parece que te gusta más este local que el restaurante ¿te la pasas aquí?

ㅡAlgunas veces, vine a dar una vuelta y supervisar, hay muchos recuerdos también. Por cierto, no veo a tu pareja ¿está en el baño? Podría invitarlos a un especial que acaba de salir.

El rubio medio sonrío, viendo la puerta del baño imaginando que su novio saldría distraído para luego sonreír enormemente por la presencia de su amigo, pero no era así.

ㅡEres muy amable, pero Taehyung tuvo demasiado trabajo hoy, no quise hostigarlo y salí yo solo.

ㅡEntonces tomaré su lugar como acompañante esta tarde, traeré el especial y la próxima podrás comerlo con élㅡ sonrió antes de levantarse de su asiento, yendo a la cocina sin poder evitar soltar un suspiro triste por las expresiones de su menor.

Lo había notado, como el brillito de sus ojos no estaba cuando lo dijo, deseaba al menos animarlo en esa soledad temporal con buena comida, como le decía su madre a su cuñada.

JungKook tuvo al final un buen día en compañía de SeoJoon que lo hizo reír durante un gran rato, la comida también había ablandado su ánimo. Prometió volver cuándo se despidió.

Al regresar a su casa, saludó al portero deseando buenas noches, subió por el ascensor tarareando una canción, una vez estuvo dentro vio todo oscuro, supuso que su novio ya estaba dormido por desvelarse pero lo encontró riendo en una llamada mientras salía de la cocina en bata, una risa que él extrañaba.

No preguntó con quién hablaba solo fue hasta él para darle un beso en la mejilla y Taehyung medio sonrío yendo al sillón con su taza, no dijo nada y se retiró a la habitación, al día siguiente tenía trabajo y debía descansar.

Si volvía a plantear el problema de su fortuna y su pareja, estaría nadando en la riqueza del sentimiento; amor. Pero solo estarían sus inversiones.

Un pequeño recuerdo de JungKook
¿dependencia o un inexplicable amor?

¡Gracias por leer!

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