11 ‹He will pay with blood›
ANGELIQUE GONZALEZ
La presión que hacia con sus asquerosos dedos encima de mi, me provocaba demasiadas náuseas, evidentemente, él lo disfrutaba, debido a su sonrisa llena de lujuria.
Podía sentir la bilis subir por mi garganta inevitablemente, sentía mis dedos cosquillear debido al terror que inundaba mi cuerpo salvajemente.
Las escaleras que yacían frente a mi, indicaban que estaba a punto de llegar a mi tragedia, sus asquerosos suspiros se podían escuchar detrás de mi oreja.
Solía creer que este hombre no me volvería a dañar nunca más, solía creer que era libre de todas las majaderías que hacia encima de mí.
Lamentablemente, esto no se podía evitar, era mi trágico destino.
Una vez en frente de la puerta de su sucio departamento, este tocó mi vientre, acariciándolo descaradamente.
Abrió la puerta rápidamente y me adentró de un golpe, caí de bruces contra el frío suelo sin alfombra y mis rodillas dolieron severamente.
Solté un leve grito de dolor, y pude escuchar su ronca risa.
—Es hora de tu castigo por huir de papi por tanto tiempo, preciosa — sentí náuseas al recordar que Roger me llamaba de aquella manera — esperé tanto este momento.
Las lágrimas comenzaron a salir cuando sentí su cuerpo inclinarse hacia mi, seguido de eso me tomó de la cintura. Mientras metía una mano por debajo de mi vestido comenze a patalear incesantemente, intentando evitar lo inevitable.
— ¡Sueltame! — me giró en el piso, y se colocó encima de mí, apresó mis manos con las suyas y pude sentir como se restregaba encima mío, un quejido de desesperación salió de mis ahora pálidos labios. — Cerdo asqueroso.
— Llámame como quieras linda, de igual forma te voy a follar — mi cuerpo se tenso ante sus frías palabras, podía jurar que iba a vomitar la cena de hace un rato.
Comenze a mover las piernas, intentando golpearlo con estas, pero por más que lo intentaba, él estaba igual de firme que una roca.
Sus labios se aproximaron a mi cuello y comenzaron a morder insaciablemente. Las lágrimas eran delatadoras de lo mal que lo estaba pasando, mis mejillas estaban calientes de la fuerza que estaba haciendo para defenderme, pero todo esfuerzo que hacia era totalmente en vano.
Y cuando subió mi vestido y comenzó a desabotonar su pantalón, supe de inmediato que iba a ser ultrajada de nuevo.
Él lo haría, y nada ni nadie podría evitarlo.
ROGER TAYLOR
—¡Roger! — logré escuchar la voz de Freddie, detrás mío. Fruncí el entrecejo al observar a toda la banda llegar corriendo en dirección a mi coche.
— ¿Que hacen aquí? — observé a Tim subir al auto.
— Venimos a ayudarte, fue muy repentino lo que paso allá adentro — habló un tímido Brian.
— ¿Que sucede? — preguntó Freddie mientras tocaba mi hombro, intentado tranquilizarme, obviamente su acción no servía de nada ante mi impaciencia por llegar a salvar a Angie.
— Es... Angie. Su padrastro... la encontró — la cara de Fred cambio a una de susto, suponía que ya estaba al tanto del tema.
— Te ayudaremos — dijo decidido — hay que apurarnos.
Yo asenti eufórico.
— Suban al auto, rápido — los tres hicieron caso rápidamente a mis palabras y subieron al auto sin poner protesta.
— Lo evitaremos, Rog — Fred colocó su mano en mi hombro, acariciándolo suavemente.
— Esperó que si.
***
— Es aquí, en esta puerta — indicó un agitado y temeroso Tim, no dudé ni un segundo en abrir de una fuerte patada la dura madera.
— ¡Angie! — grité con un nudo en la garganta, tenía miedo de haber llegado tarde, me odiaría a mi mismo si la ese idiota la tocó
Buscamos por toda él apartamento y no había rastro de ella.
— ¡Roger! — gritó Deacon con la oreja pegada a la fría puerta del cuarto de baño. — Creo que esta aquí.
Yo corrí sin dudar ni un segundo, abrí la puerta y fue ahí donde la divisé, inmediatamente mi corazón se estrujó ante lo que estaba viendo.
Una Angelique debajo del chorro de agua, se abrazaba a si misma en el frío suelo de la regadera.
No podía expresar lo que sentía al verla así, tan frágil, tan vulnerable; la Angelique fuerte y orgullosa que estaba acostumbrado a ver, se había ido por completo.
Me acerque a ella, sin importarme que estuviera completamente desnuda, la tome de los hombros, sintiendo las leves gotas de agua caer por mi cabello, se removió bastante asustada.
— No ya no más, te lo suplicó por favor. Me duele. — pidió sollozando, un estruendoso quejido salió de mis labios. Las ganas de llorar me albergaron por igual. Pero debía ser fuerte si quería protegerla.
— Shh — acaricie su cabello delicadamente — soy Roger, amor — ella dirigió su mirada en mi dirección.
—¿Roger? — yo asenti —¿Vienes a salvarme? — preguntó con el rostro lleno de esperanza. Un nudo se apoderó de mi garganta, había llegado demasiado tarde.
— Ya preciosa, estas a salvo ahora.
Recostó su cabeza en mi mojado pecho, y un par de lágrimas comenzaron a salir de mis ojos.
— Perdoname por no protegerte, bonita — solloze amargamente — no pude salvarte a tiempo. Todo esto fue mi culpa, debí de ponerte más atención, debí de salir a buscar a ese bastardo por mi cuenta, debí de... — no pude seguir hablando debido a que una mano se posó sobre mi hombro.
— Roger, hay que sacarla de aquí — habló Freddie — antes de que ese tipo aparezca.
Yo negué efusivamente.
— Ustedes llevenla al apartamento, yo me quedaré a esperar a ese hijo de perra y juró que lo asesinare con mis propias manos.
— Roger no — habló un preocupado Brian. — estas demasiado alterado, es mejor que nos vayamos.
— No, ya les dije que me quedare, maldita sea.
— ¡Hay que irnos ya, chicos! — gritó John desde afuera del baño.
— Rog, vámonos. Ella te necesita, no la puedes dejar sola, cariño. Vámonos, tienes que estar a su lado. La llevaremos a interponer una denuncia inmediatamente, tienen que examinarla.
Brian asintió, de acuerdo con Freddie.
— Fred tiene razón, ella te necesita.
Posé mi mirada en la vulnerable chica que yacía en mis brazos y suspire. Debía estar con ella, no me despegaría ni un segundo de su lado.
Asenti en repuesta a mis amigos, me puse de pie y tomé a la chica entre mis brazos. Fred colocó una toalla encima del delicado cuerpo de la morena y le acarició un poco el cabello.
Sabía perfectamente que él estaba tan afectado como yo, pero teníamos que ser fuertes por ella.
— Tengo su ropa en la habitación contigua, llevala ahí para vestirla.
Asenti levemente y la lleve a la habitación, la recoste delicadamente sobre la cama y me incline para besar su frente.
— Todo estará bien, amor. Te lo prometo.
Pude sentir como ella tomó mi mano y le brindo un leve apretón, enseguida entró Freddie y me miró indicando que saliera.
Una vez afuera, observé a mis amigos, quienes estaban igual de consternados que yo.
Hoy sería una noche bastante larga, y es que al culparme por lo que le había pasado a la morena no podría dormir.
Pero no miento cuando digo que ese idiota va a pagar con sangre lo que hizo.
Ay basta, lloré.
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