03. ‹Pinche Alfredo›
— Freddie, quiero irme ya — la pelinegra habló tímidamente cuando la música volvió a resonar por todo él bar.
Él chico le miro divertido debido a lo ocurrido minutos atrás, sonrió ampliamente hacia la chica para seguido tomar su mano y caminar hacia la salida del bar; Angelique dirigió una última mirada hacia el escenario y observó rápidamente a aquella banda; aún tocaban una canción algo pegadiza cuando su vista volvió hacia Freddie; sonrió debido a que el show le había encantado. Su amigo tenía razón cuando dijo que amaría a la banda, esperaba volver pronto a escucharlos de nuevo.
Una vez afuera del bar, ambos chicos suspiraron.
— Espero que lo disfrutarás corazón, fue un gusto para mi enseñarte un poco de la diversión por la que es caracterizado mi hermoso país.
La morena sonrió tímidamente, y es que aquel intrépido chico habia sido el primero en mostrar algo de empatia para con ella; al recordar esto le provoco una punzada de dolor en el pecho. Realmente no quería despedirse de Freddie, tenía miedo de perder a la única persona decente que había encontrado.
— Fue un gusto para mi conocerte cariño, no quisiera despedirme pero... — suspiró profundamente — tengo que irme. Mañana tengo que inscribirme en la universidad.
— Oh — se sorprendió el moreno — asumo que iras a la misma en la que yo estoy, la Ealing Art College.
— Asumes bien, diseño gráfico es lo que estudiaba en México y quiero continuar aquí.
— Otra cosa que tenemos en común — la morena fruncio el entrecejo.
— ¿Ah si? ¿Y cuáles son las otras cosas? — Freddie sonrió.
—Que somos un par de inadaptados buscando adaptarse a algo que sabemos que no va con nosotros. Nuestro propósito no es quedarnos estancados cariño, sobresalir en nuestro destino.
La morena sintió su rostro calentarse poco a poco, aquel chico había acertado con sus palabras; pero era tan tímida que no se lo había contado a nadie. No quería ser parte del montón, ella quería sobresalir.
— ¿Como te diste cuenta de eso en tan poco tiempo? — ambos comenzaron a caminar lentamente — digo, nos acabamos de conocer.
— No lo se — Freddie se encogió de hombros — al verte tan tímida pero a la vez tan eufórica observando a la banda, pude darme cuenta; o tal vez soy intuitivo y lo adivine.
Ambos dejaron salir una sonora carcajada, se detuvieron en la esquina de donde se encontraba el bar, se miraron por unos segundos y asumieron que tenían que despedirse.
— Bueno, tengo que irme, mañana sera un largo día — cerro sus ojos y los apretó fuertemente; recordando de lo que sería participe al día siguiente, en aquel baresillo de quinta.
— Si quieres... — habló Freddie, rascó su nuca nervioso — si quieres puedo pasar por ti en la mañana; digo sólo si quieres.
— Sería estupendo — sonrió ella, sacó un block de notas que guardaba en su bolsa, junto a un bolígrafo, escribió su dirección y se la entregó al chico.
— Mañana a primera hora entonces, que descanses corazón.
Bulsara se acerco lentamente y le plantó un pequeño beso en la mejilla, la morena sonrió de nuevo.
— Descansa Freddie.
Ambos dieron media vuelta y se dirigieron a sus propios apartamentos.
Angelique caminaba lentamente mientras se sonrojaba un poco, Freddie realmente le había parecido un chico sumamente increíble, y estaba feliz de tener un amigo.
Pero rápidamente recordó que estaba sola en las obscuras calles londinenses y eran casi las dos de la madrugada, observó a su alrededor en busca de algún objeto contundente que tomar.
Divisó una enorme roca a lo lejos y corrió rápidamente hacia ella, la tomó y la metió en su bolsa.
Suspiró profundamente y se encaminó hacia su apartamento.
Hacia ya casi dos semanas desde que la joven mexicana había llegado a Londres, una semana y media laborando en aquel bar, y una semana continuando sus estudios.
Hoy seria su día de descanso, y estaba completamente aliviada respecto a eso, aunque cada dos noches iba con Freddie a escuchar tocar a su ahora banda favorita; le era más placentero saber que podría divertirse un poco más de lo debido.
— Una cerveza, por favor — pidió al chico de la barra, una sonrisa amarga se dibujó en su rostro al recordar que la mayoría del tiempo, ella era la que solía tomar los pedidos. Ser mesera era un trabajo demasiado criticado, la mayoría de las personas lo asociaban con tener sexo con los clientes; cuando la mayoría del tiempo no era así. Al menos no para ella.
El chico le entregó su cerveza, le dio un sorbo y observo a su alrededor, en espera de su amigo; el show estaba por comenzar y este no aparecía por ningún lado.
La banda tocó un par de canciones y aunque estaba disfrutando del espectáculo que eran aquellos implacables músicos, su amigo no hacia acto de presencia y eso la ponía nerviosa de sobremanera; así que pidió un par de cervezas más.
El alcohol le subió rápidamente al cuerpo, podía sentir a las personas dar vueltas y más vueltas.
Pidió una cerveza más y después de tomársela de un solo tragó, se aventuró a ponerse de pie.
— Oh, dios — dijo cuando se sintió con náuseas, tomo a un chico de el brazo, dispuesta a pedirle ayuda pero este la empujo de nuevo hacia la barra.
Se quedo ahí por alrededor de una hora, el alcohol desaparecía de su torrente sanguíneo poco a poco.
El chico que atendía la barra le observó extrañado.
El show había terminado y por consecuente ella había decidido marcharse; salio de aquel bar como pudo, caminando lentamente.
Una vez en la acera dio un fuerte suspiró, para después observar detalladamente cual dirección tomar para dirigirse a su apartamento.
Una vez eligió la que creía era la adecuada, tomó camino hacia ella.
Una fuerte risa salió de su pecho, sopesando la ridícula situación en la que se encontraba.
Ebria en medio de las obscuras calles de Londres, aparentemente no había aprendió la lección.
Sin embargo eso no le preocupaba, lo que la tenia realmente consternada era que Freddie no se había aparecido en toda la noche.
— Pinche Alfredo — dijo mientras reía — lo ves, no te veo un día y ya hasta te puse nombre mexicano, güey.
Mientras caminaba no se percató de que había llegado a una parada de autobuses, pero mientras se acercaba a ella un grupo de jovenes rebeldes se hacia más visible para ella.
El hipo fue la única respuesta que tuvo ante aquella sorpresa de ver a los jóvenes de pie haciendo payasadas en la acera.
Sin embargo, la chica no paso desapercibida para Jeremy, el líder que aquella pequeña banda de vándalos. Quien al divisarla, codeó un poco a sus compañeros.
— Hey chicos, miren —. dijo mientras señalaba con la cabeza — lo que tenemos aquí.
Una sonrisa llena de cinismo y obscenidad se apoderó de su rostro.
Angelique detuvo su paso y se dio media vuelta, dispuesta a marcharse y huir de la horrible situación de la que sería parte; pero no pudo evitarlo.
Cinco chicos se acercaron eufóricamente hacia la joven, encerrándola en un pequeño círculo difícil de esquivar para la morena.
— Un gusto preciosa, Jeremy —. él chico extendió su mano con una sonrisa llena de cinismo, haciendo estremecer a la chica.
— Es una pena que no pueda decir lo mismo — al momento se sorprendió por la facilidad con la que había mencionado aquellas palabras, pero solo le encontró una explicación lógica; estaba ebria.
— Oh cariño, te has ganado boleto — él chico se acerco rápidamente a ella y le arrebato la chamarra de un tirón, sobresaltando a la morena.
Acerco sus labio a los de Angelique y le besó, la morena respondió mordiéndole fuertemente.
— ¡Eso dolió! — gritó él chico, mientras se masajeaba su dañado labio.
— Dejenme sola, malditos enfermos.
Jeremy respondió dándole una fuerte bofetada, lo que ocasionó que la chica gritara fuertemente.
Ocasionando que un coche que se acercaba lentamente se detuviera; la persona que conducía pudo escuchar él grito de la pobre chica.
Salió del auto disparado para después tomar a Jeremy por la solapa de su chamarra de cuero sintético.
—¿Porque no te metes con alguien de tu tamaño, maldito idiota? — Angelique elevó un poco su rostro y cuando observó quien era su salvador su entrecejo se fruncio fuertemente.
Él mismísimo Roger Taylor estaba frente a ella, con él puño en alto, a punto de golpear a aquel chico quien ahora se encontraba realmente asustado.
Youngblood actualizada! Esperó que les gustará, las jamo mil.
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