Capítulo 40.

-¡porque prefiero comprar ropa online! - le decía a mi amiga mientras reía.

- ¿pero por qué?

- primero que nada, hablemos de los cambiadores. Las cortinas ¡nunca cierran! Y te exponen a las demás personas, y el punto de los cambiadores es poder no depilarme y poder seguir comprando algún short si quiero. Y si tienen puerta, ¡no tienen parte de abajo! Y ahora seguimos igual, mis piernas se ven igual ¡soy una persona corta! - respire y reí.

- ¿y pero qué pasa si compras algo online y no es lo que pensabas?

- prefiero eso, antes de que las trabajadoras te anden atrás "¡pruébate esto! ¿Has visto esto nuevo? ¿Quieres algo que vaya con eso? ¡Dale!" No no no.

Angie rió - yo sigo prefiero comprar en el lugar, además, que me persigan me hacen sentir necesitada mujer.

Yo reí y negué con la cabeza.

- entonces... ¿cuando te vas con Tom?

- mañana - sonreí.

- ¿van a estar solos? - Angie me miró picara.

- no empieces mujer - reí - es solo un fin de semana.

- ¡igual! Van a una casa en la playa, en el medio de la nada, y van a estar solos. No soy yo la que tiene la mente sucia.

- ¡si! - reí - yo no dije nada y vos ya salís con eso.

Angie rió y me tiro una almohada que tenía en su alcance.

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- ¿sabes qué haría este fin de semana más perfecto todavía? - dijo Tom mirando el camino mientras manejaba.

Yo lo miré - ¿que?

- que salga el sol, pero tú sonrisa me ilumina el día. Así que, ya es un fin de semana perfecto - sonrió y me miró por un segundo.

Yo reí y baje mi mirada - eres tan cliché a veces.

- pero te encanta.

- generalmente no me gusta, pero viniendo de vos, por alguna razón, me encanta.

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Al llegar a la casa de playa de la familia de Tom, bajamos nuestras mochilas y entramos a la casa.

Habíamos decidido tomarnos el fin de semana los dos solos, ya que después de las fiestas, que son en unas semanas, ya tenía que irse para promocionar su nueva película, Spiderman: Homecoming, y no nos vamos a poder ver por unos meses. Así que tomamos el tiempo que tenemos ahora y lo aprovechamos al máximo.

- se ve que tú deseas se volvió realidad - dije mientras miraba como el sol se asomaba por detrás de las nubes - ¿ya es perfecto?

Tom sonrió y me abrazo por detrás mientras mirábamos por la ventana - con vos el día ya es perfecto - y me besó el cuello, perdiéndome en la respiración de él sobre mi.

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- ¡Tom! Si me llegas a tirar a la pileta te juro que te mato - dije corriendo por el patio de la casa.

Tom reía y seguía persiguiéndome. Era más rápido así que me alcanzó y me agarro de la cintura.

- ¿yo tirarte? ¿Cómo puedes pensar eso de mi? - me alzo y me llevó al borde de la pileta.

- no te atrevas, Holland.

- ¿que tal si me tiro con vos?

- ¡no!

- tarde

Sin esperar mi respuesta se lanzó con migo a la pileta y el agua fría llego a mi cuerpo. Subí a la superficie y me acomodé el pelo ya que lo tenía en mi cara.

- ¡te odio! - le grite a Tom mientras lo golpeaba juguetona mente en el pecho.

- me amas - me tomo por la cintura y me besó.

- no puedo mantenerme enojada con vos.

Tom rió y unió nuestros labios otra vez en un beso.

Después de jugar un rato en la pileta, decidimos salir ya que se estaba volviendo tarde y el frío llego a nuestros cuerpos. Nos secamos y entramos a la casa. Me cambie e hice un rodete desordenado con mi pelo.

Me dirigí a la cocina para hacer la cena, agarre los ingredientes para hacer pasta y me dispuse a seguir los pasos para prepararla.

- te voy a hacer una salsa que hace mi mama, te va a encantar.

- todo lo que hace tu mamá me encanta - Tom se sentó en frente mío en la mesada - tiene magia.

Yo reí y probé la salsa - ven, pruébala.

Tom se acercó a mí y me estiré la cuchara con salsa para que la pruebe.

- está deliciosa, se ve que saliste con su talento.

Yo reí y negué con la cabeza - puedo hacer algunas recetas, las demás son mucho más complicadas - reí y termine de hacer la cena con la ayuda de Tom.

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- te ves preciosa - Tom reía mientras me hacía una barba con la espuma del baño que habíamos hecho.

- ya lo sé, gracias - dije y reí.

- mi turno - Tom agarro con la mano espuma y se hizo una barba larga con ésta.

Yo reí y me limpie la cara.

- ¿de que te ríes? - Tom puso su voz más gruesa y volví a reír - ¡te ordeno que no te reías de tu rey! ¡no le faltes el respeto a tu rey! - volví a reír.

- ¿quien se supone que eres?

- ¿un... rey? - yo reí - ¡te ordeno que pares! - me tente aún más - ¡no quieres saber qué pasa si sigues riendo!

- ¿que me va a pasar rey?

Tom sonrió pícaro y se lanzó encima mío colocándose entre mis piernas y besándome.

- si ese es el castigo, no creo que te hagan mucho caso tus sirvientes - yo reí.

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- Tooooom

- ¿que, darling?

- quiero helaaaaado, por favooooor.

- son las dos de la mañana, amor

- por favooooooor.

- amor...

- Chris Evans no me trataría así - me cruce de brazos y me senté en el sillón cuál nena de dos años.

- tiene 15 años más que vos, darling.

Le saque la lengua y me volví a cruzar de brazos.

- está bien - dije - ¿que tal si jugamos a quien se rinde primero en tocar al otro? El que pierde, hace lo que el otro quiere.

Tom me miró pícaro y sonrió - está bien.

- prepárate para perder, Holland.

- ya lo veremos, Reedus.

Me senté en sus muslos y lo empecé a besar rápidamente, con mis manos en el respaldo del sillón.

- no vale.

- todo vale en este juego, Tommy.

Sin esperar una respuesta uní nuestros labios otra vez, pero esta vez poniendo mi lengua dentro del juego. Mientras el beso seguía, me acercaba más al cuerpo de Tom.

Pude sentir como Tom no aguantaba más y ponía sus manos en mi cintura acercándome más a él.

Me separe de él y sonreí.

- ¿ves? Te gane. Ahora, prepárame el helado, perdedor.