Capítulo 8
Sammy no estaba tranquilo. Su novia estaba besándolo pero él no estaba disfrutando nada. Se había quedado preocupado por Gabriel, había desaparecido borracho y no lo veía por ningún sitio:
- ¿ Qué te pasa ? - preguntó su novia cabreada.
Sam miraba a todo el mundo, ni pista de su amigo. Tenía una mala sensación, se sentía culpable de haberlo dejado ir borracho y solo. Se soltó del agarre de Ruby se alejó. Empezó a buscarlo por toda la casa, chocando con gente y oliendo a alcohol. Cada vez se estaba poniendo más nervioso, temía que le hubiera pasado algo.
Cansado de dar tantas vueltas, se separó de la gente y se apontocó en la pared, sudando y nervioso. Y fue ahí cuando lo vio. En una esquina de la sala, alrededor de cuatro chicas Gabriel jugueteaba con ellas bebiendo. Estaba más rojo, se reía y tocaba a la chicas, que al parecer disfrutaban. Sammy lo observó, su amigo parecía pasarlo bien sin él. Apretó sus labios y fue directo hacia dónde Gabe estaba, se sentía de repente enfadado de verlo allí rodeado de tantas chicas. Un calor enorme le subió a Sam y su corazón latía muy rápido.
Gabriel lo vio venir desde la otra punta de la sala. Es verdad que estaba algo borracho, pero eso suponía un peligro para él, porque borracho uno lo dice todo a la cara. Ignorando a las chicas de su alrededor, se dio la media vuelta y empezó a andar en otra dirección. No quería ni podía ver a Sam, no ahora. Tenía alcohol fluyendo por todo el cuerpo y eso hacía que la lengua se le fuese de más. Dentro de poco perdería su estado de conciencia y pronto iniciaría la etapa de borracho insconsciente. Y si Sam lo encontraba en esta etapa y ya que estamos en la que estaba ahora, tal vez pudieran surgir problemas.
Ya eran las casi las cinco de la mañana en la casa. Se había ido ya casi toda la gente, solo quedaba gente muy borracha por lo suelos o gente follando en habitaciones vacías. Gabe intentaba acelerar el paso de la huida de Sam, mientras que este intentaba alcanzarlo pero la gente se le tiraba encima. Gabriel salió al jardín con la piscina, la zona de detrás de la casa. No había nadíe allí, pero se notaba que había habido gente bañándose allí porque todo estaba salpicado de agua y la luces de la piscina encendidas. Tenía que encontrar algún lugar para esconderse de Sam, no quería hablar con el:
- ¡ Gabriel ! - lo llamó Sam desde atrás.
Gabe se puso nervioso “ Oh mierda, no hay nada para esconderse.” Sam entró en el jardín mirando a su amigo, quería una explicación de esa huida de él. Lo llamó de nuevo y eso asustó a Gabriel, quien resbaló del susto y cayó de espaldas a la piscina.
Peor fue el susto de Sam, que gritando el nombre de su amigo no se lo pensó 2 veces y se tiró a la piscina. El agua fría le sentó bien para calmar ese fuego interno que había llevado en la busca y captura de Gabe. Lo tomó en un abrazo entre el agua y subieron juntos a la superficie. Ambos necesitaban una bocanada de aire y todavía juntos, respiraron agitadamente. Gabriel tosió fuertemente, se acababa de dar cuenta de lo que acababa de pasar, ya no había vuelta atrás. Sammy todavía lo sujetaba aferrándolo contra su pecho, menudo susto había pillado. Una vez que se calmaron, Sam empezó a hablar:
- ¿ Estás bien ? ¿ Te has hecho algo ?
Gabe movió la cabeza negando, Sammy suspiró aliviado:
- Menos mal…
- Hubiera sido mejor que me dejaras ahogarme Sam.
Sammy parpadeó, creía haber escuchado una cosa muy fea, pensó que tenía agua en los oídos:
- Perdona ¿ qué has dicho ? No te he entendido bien.
- He dicho que hubiera sido mejor que me dejaras ahogarme.
Si, lo había escuchado bien. Sam lo miro sorprendido, no sabía qué decir. Gabriel esbozó una sonrisa triste, ¿ cómo se atrevía Sam a mirarlo con esa cara después de todo lo pasado ? Gabe se rió y lo miró. Ahora estaban allí, los dos abrazados y empapados por el agua. Iluminados por la tenue luz de la piscina, los ojos de los dos brillaban. Gabriel miraba a Sam, con esa cara dulce y toda la ropa pegada a su masculino y sexy cuerpo. Esos ojos que poseeía, que era como mirar al paraíso:
- Eres muy cruel Sam Winchester, muy cruel.
Sammy iba a decirle que si de verdad no se había golpeado la cabeza o que había bebido en la fiesta para decir semejante cosa, pero no le dio tiempo. Gabe había estirado uno de sus brazos, había apontocado su mano en la mejilla de Sam, haciéndole bajar un poco la cabeza y darle un beso. Fue un beso simple, no quería asustarlo encima de todo. Los labios de Sam eran dulces, y eso a Gabriel le encantaba. Todo lo de aquel capitán de baloncesto le fascinaba. Se maldecía a sí mismo de amar a un ser como el, tan sumamente perfecto e inalcanzable.
“ No llores por favor, no ahora “ fue el único pensamiento que le llegó a la cabeza mientras solo sentía los labios de Sam Winchester.
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