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Capítulo 2


Gabriel pasó un buen día en el instituto, había monadas por todos los sitios. Había conocido por casualidad al famoso Dean Winchester y encima de todo le había quitado al primer ligue del curso, se sentía espléndido. Para celebrarlo se dirigió a una máquina expendedora para comprar cualquier dulce.

Su hermano  pequeño Castiel y él se habían mudado  hacía relativamente poco. Eran hermanastros realmente, mismo padre pero diferente madre. No tenían la mejor relación de hermanos pero tampoco lo peor. Pero a Gabriel le encantaba gastar bromas y Castiel era víctima de ellas a veces. Su listo y noble hermanito era según la gente  guapo, pero Gabriel solo lo veía como el típico chico metido en sus cosas, borde cuando lo molestaban mucho y amante de los gatos. Castiel sacaba muy buenas notas y no le gustaba nada la gente muy prepotente, Gabriel pensó que si su hermano conocía a Dean Winchester, seguramente se odiarían.

Al contrario que su hermanito, a Gabriel le encantaba la noche con sus fiestas, los dulces, ligar y hacer bromas. No sacaba notas tan altas como Castiel, pero con sus 18 años iría a una buena universidad. Le gustaba estar rodeado de cualquier bombón, tanto como chicas como chicos. Había tenido alguna noche metido en las sábanas con algún chaval pero habían sido menos veces a comparación que con chicas. Él nunca había sentido un enamoramiento fuerte, de hecho nunca se había enamorado, ni lo necesitaba. Le gustaba acostarse y tener sexo para después borrar la cara de la otra persona y seguir su camino. Según  él llevaba una buena vida.

Cruzando por los pasillos pasó por delante del gimnasio que tenía las puertas abiertas. Por curiosidad se asomó para ver el sitio y se dio cuenta de que había varios chicos jugando al baloncesto. Iban con sus ropas deportivas, es decir, pantalón corto y camiseta de tirantes, rojas. Gabriel los miró a todos “ Nó, no vale ninguno la pena.” Hasta que escuchó el ruido de una puerta abrirse y ver un chico bastante alto entrar en la sala con una enorme sonrisa.

Gabriel no pudo contener abrir los ojos y la boca al ver al perfecto sujeto que acababa de entrar. Aquel chico podía representar la perfecta figura sexual del hombre: alto, moreno, unos ojos brillantes y verdes, sonrisa perfecta, musculoso con un cuerpazo excelente y una voz preciosa. Tenía una expresión de la cara amable y buena, según como habló con sus compañeros era el típico chico súper simpático y bueno que haría caer las bragas a más de la mitad del instituto. Gabriel parpadeó, ese chaval tenía que ser un dios o algo así, ¿ y aún así la gente hablaba más de Dean Winchester ? ¿ Estaban ciegos o que ?

Sam se dio cuenta de que había un chico en la entrada del gimnasio y que además lo miraba a él. Sam se puso nervioso, la mirada de aquel desconocido parecía inspeccionarlo de pies a cabeza. Se acercó a él, Gabriel que vio que el chico perfecto se acercaba a él, no pudo omitir una sonrisa juguetona:

- Hola soy Sam, soy el capitán del equipo de baloncesto del instituto. Perdona que me acerqué así de repente, pero te he visto mirando al equipo y pensé que querías unirte.

En verdad Sam no pensaba eso, sino que era una simple escusa para saber quién era. Realmente el desconocido no tenía pinta de deportista, además era más bajito que él, aunque eso no importaba porque todo el mundo era más bajo que el:

- Encantado soy Gabriel Novak, es un placer conocerte.

- ¿ Novak ? ¿ No tendrás por casualidad un hermano pequeño que se llama Castiel ? Está en mi clase.

“ Me cago en mi puto hermano. Joder qué suerte tiene.” Pensó Gabriel:

- Si, mi hermanito Castiel. No hace falta que le preguntes por unirse al equipo te dirá que no.

Sam se rió un poco, a Gabriel le dio un calentó en la zona privada:

- Bueno, ¿ y tú Gabriel ?  ¿ Qué te parece ?

- Por favor llámame Gabe, suena mejor. Pues si te soy sincero, me gusta mucho este deporte ( mentira ) pero no soy muy alto como tú así que me aplastan fácilmente.

Sammy se rió otra vez, Gabriel se estaba calentado más:

- Bueno no pasa nada, espero verte en las gradas animándonos.

- Ni lo dudes. – le sonrió pícaramente al capitán – Estaba andando por aquí por casualidad, es un fastidio ser nuevo y no conocer el instituto, me pierdo fácilmente.

Mentía obviamente pero si eso podía darle una oportunidad para estar con aquel bombón, pues que Dios lo perdonara por mentir:

- ¡ Oh !  Si quieres, podría enseñarte el instituto después del entrenamiento.

- Sería estupendo, Sam. Esta bien conocer a alguien por aquí.

Cuando pronunció al nombrado lo hizo con la intención de ponerlo nervioso y en cierto modo lo logró. Sam sonrió y estrecharon la mano, luego el capitán volvió con su equipo y Gabe salió del gimnasio.

Olvidándose del dulce, se fue directo a los baños. Tenía un problema en la entrepierna que gritaba ayuda. Se encerró en unos de los compartimientos y empezó a masajear su miembro con la misma mano que hacía unos minutos había estrechado con Sam. No tardó mucho en acabar y quedarse apontocado en el baño. Sin duda, este curso sería muy interesante.

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