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Jungkook guardó su celular nuevamente tratando de retener la sonrisa, Jimin estaba en camino para allá y su hyungie ya se pondría feliz.
— Esta bien Yoonie hyung, si no quiere ir al centro comercial, lo entiendo. — Yoongi destapó sus ojitos y lo miró incrédulo.
— ¿En serio? — Su voz se escuchó amortiguada por la cobija cubriendo sus labios y ronca por el llanto.
— Si hyungie, no salgamos, está bien. — Repitió. — Pero al menos vamos a la sala hyung, ¿Si? — El menor comenzó a hacer berrinche, Jungkook pellizco su pierna logrando que se calmara. — Ya hyung no sea chiflado, vamos a ver un maratón de Outlander.
— A Jiminnie le gustaba Outlander. — Recordó con un deje de tristeza.
A Jiminnie lo verá ahora, cállese y párese ya.
— Vamos hyung, la tele nos llama. — Tomó la mano de su hyung y básicamente, lo arrastró desde su habitación a la sala de estar.
Yoongi miraba la televisión sin decir nada, su mirada ausente y su aura deprimía a cualquiera.
Jungkook comenzó a sentirse nervioso, sabía que en cualquier momento Jimin llegaría y no sabía que podría pasar, solo esperaba que ambos estuvieran bien.
El timbre sonó, Yoongi al parecer ni siquiera lo escuchó y miró a Jungkook con confusión en cuanto lo vio pararse como loco.
El menor abrió la puerta y vio a su lindo novio del otro lado de la puerta, Jungkook salió sin hacer ruido y en cuanto miró hacia hacia un lado, vio a Jimin ahí, sus ojitos estaban hinchados y tenía unas ojeras muy notorias bajo ellos. Y cuando miró por sobre el hombre de Jimin, se sintió molesto y confundido.
— Vamos Jiminnie hyung, creo que no se dio cuenta de que me salí. — Le alentó Jungkook, abrazándose al torso de Taehyung. — Le advierto que el lugar es un desastre y Yoongi esta aún peor. — Jimin asintió sus nervios se hicieron presentes.
Abrió la puerta con sigilo para tratar de no hacer ruido y entró al departamento. Justo como Jungkook le dijo, el lugar estaba completamente mal, Yoongi era alguien muy pulcro y ver su hogar de esa forma, hizo que se preocupara aún más.
Y después vio a Yoongi, con sus codos recargados en sus rodillas y cubriendo su rostro con sus manos, sus orejitas estaban rojas y leves sollozos escapaban de sus labios, Jimin apretó sus labios y su corazoncito dolió hacerlo así.
— ¿Qué forma de tener tu departamento es esta, pequeño? — Preguntó parándose frente a él con los brazos cruzados. Yoongi de inmediato levantó la mirada y sus ojitos brillaron. — ¿Y te parece correcto faltar a la universidad por un semana entera? Min Yoongi, debería de golpearte ahora.
— Ji-Jimin... ¿Qué haces...
— Levanta tu pálido trasero de ahí, vamos. — Yoongi obedeció rápidamente, Jimin lo miró y sus ojitos se llenaron de lágrimas. — ¿Creciste? ¿O siempre has sido más alto que yo? — Preguntó con la voz rota.
— B-Bueno, desde siempre te saco unos cuantos centímetros y-
Jimin lo interrumpió en cuanto se aventó hacia el menor para poder abrazarlo, Yoongi se quedó por un momento sin corresponder el abrazo, apretó sus puños nervioso, eso no estaba bien, le prometió a Hoseok no volver a buscar a Jimin y mucho menos verlo de esa manera de nuevo.
— Jimin, no. Espera. — Le habló tratando de separarlo. — Y-Yo estoy con Kihyun ahora y-
— Ya se todo lo que pasó, Yoonie. — Admitió, el menor de inmediato guardó silencio. — Hoseok me dijo todo, los mensajes, lo que te pidió...
— ¿De verdad? — Jimin asintió. — ¿Porqué?
— Él pensó que... No nos pondríamos tan mal, al menos que no duraríamos mucho tiempo deprimidos y se sintió muy culpable.
— Se que es tu hijo, pero tengo tantas ganas de golpearlo, Jimin. — El mayor rió contagiando a Yoongi.
— Yo también, no lo voy a negar. Pero no lo haría nunca, aunque tú... — Jimin alzó sus cejas.
— Puede que tal vez se me escape un golpecito. — Le siguió el juego.
— De hecho, Yoonie...
— ¿Qué? — Le preguntó con algo de miedo.
— Él quiere hablar contigo, mi amor. — Yoongi alzó una ceja. — Escúchalo, por favor. Se que lo que hizo no es correcto, pero trata de entenderlo, ¿Si? — Le pidió dejando caricias en su nuca.
— Tal vez. — Respondió disfrutando de los mimos.
— Él esta aquí, bobo. Hablen ahora. — Yoongi gruñó y asintió rendido.
— Tal vez esa bromita de golpearlo, se haga realidad. — Advirtió.
— ¿Estabas bromeando? — Le preguntó Jimin sorprendido y Yoongi rió. — Esperaba que lo hicieras de verdad.
— Que agresivo, es tú hijo.
— Pues por mi hijo duré en abstinencia un mes. — Le susurró y Yoongi estalló en carcajadas, abrazando al mayor y llenándolo de besitos.
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