Soy afortunado.

Nací en este mundo para no estar solo. El destino me trajo aquí con un propósito. Algunos tienen eso más claro que otros.

Todo se trata de un azar. Puede que tengas que aguantar una vida cargada de sufrimiento simplemente para acabar muriendo solo, o puede que tengas éxito y seas recordado por aquellos a los que dejaste marca cuando seguías vivo. Pero tenías un propósito.

Creo en el universo. Creo en el destino. Creo en el efecto Mariposa, en que cualquier nimiedad puede cambiar tu rumbo y el de otros. Creo en que nada pasa por casualidad y en que todo tiene un porqué.

Tengo unos ideales que protegería con mi vida, unos valores arraigados en lo profundo de mi alma y un corazón que seguirá latiendo hasta que no quede rastro de lo que una vez fui.

Tengo seres queridos, algunos postizos y otros de sangre. Digan lo que digan, la familia también se elige. Tengo seis hermanos de distinta madre, y por ellos iría a la guerra. Seis hermanos que me salvaron de mí mismo y me convirtieron en quién soy; un chico feliz y orgulloso de su presente, libre de su pasado y dispuesto a vivir un futuro. Soy todo y nada al mismo tiempo.

Soy fuerte, más de lo que jamás fui. Cada día soy mejor que el anterior y aprendo algo más sobre la vida. No estoy solo, y eso es lo que me impulsa para seguir adelante. Lealtad, confianza, amor, un hogar... No me falta de nada. No pretendo ser presuntuoso ni arrogante. Todo lo que deseo es expresar lo que siento, porque, si los románticos pudieron hablar de sufrimiento, ¿por qué yo, un chico libre y contemporáneo, no puedo decir lo feliz que estoy? ¿Qué hay de malo en un acto tan inocente como el de querer hacer saber al mundo que pienso comérmelo? Soy joven y tengo un hambre voraz. Eso es un hecho que nadie puede cambiar.

La juventud es fugaz, como cualquier otra etapa que debe experimentar el ser humano, por eso hay que aprovecharla como si tan solo tuvieses un día para disfrutarla. Haz locuras, arriésgate, sé temerario, sé osado, sé valiente, sé gentil, sé honesto, sé humilde. 

Ama y sé amado. Enamórate de la chica que siempre espera contigo en la parada de autobús; enamórate del chico que siempre te consuela cuando estás triste; enamórate de ese amanecer aterciopelado que indica un manaña, un nuevo día; enamórate de las experiencias, de la adrenalina, de la felicidad. Enamórate de la vida. 

Enfrenta tus miedos. No dejes que te arrebaten tu tiempo. No permitas que te consuman, que beban de tu alma. Enfréntate a tu peor enemigo; enfréntate a ti mismo. No te sientas afligido por haber fracasado. Inténtalo de nuevo. Otra vez. Y una vez más. Déjate la piel. La victoria es solo una palabra vacía si no has recibido heridas durante tu ascenso.

Todo merece la pena cuando sabes que alguien estará ahí para sujetarte. Todo es más fácil cuando ese alguien te recuerda que hagas lo que hagas no caerás, que siempre va a estar ahí, en las buenas y en las malas.

Captura en tu mente esos momentos al igual que una polaroid un hermoso paisaje, los momentos que de verdad importan y los que algún día podrás narrar a tus nietos con una sonrisa dibujada en la cara.

Corre, sé libre, que nadie te detenga. Finjamos que por un día no existen los límites ni las barreras. Soñemos con que todo está permitido. Coge ese tren sin destino fijo y siente placeres que nunca te planteaste que podían existir.

Descúbrete a ti mismo.

Quiérete. Cuida a tu gente. Protegeos los unos a los otros y comprometeos con el compromiso. Descifrad qué significa realmente la amistad. Reflexionad sobre el camino que habéis elegido. Descubrid cuál es vuestro propósito.

Hay que reír y llorar. Hay que enfadarse y gritar de frustración. Habla de las injusticias. Aprende a perdonar. Nunca te calles lo que sientes o pienses. Exteriorízalo, porque realmente no hay quien pueda ganarle a la voluntad de un espíritu jovial. No te lamentes; rectifica. Aprende de tus errores y superarás en sabiduría a tu cuerpo. 

Sé el dueño de tu vida y nunca olvides quién fuiste en esos años felices. Vive tu presente y deja que poco a poco se convierta en un bonito recuerdo.

Porque la juventud podrá ser efímera, pero es eterna en nuestros corazones.