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Extra 1 ✗ Lo que pudo ser

Hice esta parte para todos aquellos que deseaban smutt, malditos enfermos xd. Asi que si eres fan del Jim×Bruce, no leas esto. Es por tu bien.

Básicamente es el capítulo ocho, pero si Jerome y Bruce hubieran tenido relaciones en la casa de los espejos, ya de ahí sigue el hilo normal, claro que con algunos pequeños cambios con ese nuevo evento. Espero les guste. ;)

✗✗✗

—¿Qué dices Bruce? —Jerome tomó un sombrero y se lo puso con toda gracia —¿Tenemos algo de diversión antes del evento principal? —se acercó más a Bruce—Tienes cinco segundos para correr. Si logras escapar, te dejaré ir, si no...tendrás un castigo—

Jerome lo soltó y Bruce corrió un poco, estando aun desconcentrado. Después de dos segundos, se dió cuenta de lo que pasaba y corrió más rápido. Supo que no llegaría muy lejos por los miles de seguidores que tenía Jerome en el lugar, pero tal vez podía enconderse hasta que Jim lo encontrará. Así que corrió y entró al lugar más cercano. Este resultó ser la casa de los espejos.

Se escondió y respiró rápidamente. Después de unos minutos, escuchó pasos entrar. Jerome supo donde estaba.

—¡Brucey! —gritó con tono agudo e infantil —Sal de donde quiera que estes —

Bruce pudo observar el cuerpo sonriente de Jerome por los miles de espejos del lugar. Él estaba relajado y disfrutando del juego, pero Bruce no. Jerome fue un amigo para él, pero ya estaba cansado de su actitud desquiciada. Debía ponerle un alto.

—¡¿Dónde estás, Brucey?!

—Aqui estoy.

La figura de Bruce apareció frente a Jerome, decidido a aceptar lo que pasará. Estaba con la cabeza en alto y con puños cerrados en coraje.

—Oh, mírate —rió de forma floja —Tienes tanto de mi ahora mismo que no puedes negarlo —

—No soy como tú —levantó sus brazos en posición de pelea y se acercó dispuesto a enfrentarlo.

—Entonces vamos, demuéstrame que me equivoco —Jerome rió gravemente y procedió a pelear.
Ambos lanzaron golpes y los esquivaron. Bruce se estaba cansado y Jerome solo reía de su capacidad de aguante —Recuerda que entrenábamos juntos, Brucey —

Bruce se lamentó de la verdad. Jerome sabía lo básico de pelea gracias a sus entrenamientos juntos. Pensar en sus viejos tiempos juntos le dió el impulso que necesitaba.

—Antes...cuando te consideré mi amigo —se lanzó con fuerza. Un golpe cayó en el perfecto rostro de Jerome —Cuando pensé en ayudarte. Cuando pensé que necesitabas ayuda y quise dártela —dos golpes más llegaron y Jerome se tambaleó sin poder evitarlos —¡Cuando estabas ahí para mi! ¡Cuando creí que seríamos tu y yo para siempre! —Bruce alzó la voz golpeando a Jerome. Este cayó y Bruce se subió en sus caderas para seguir golpeando lleno de furia. —¡Cuando estábamos tan bien juntos, teníamos un futuro y tal vez algo más! —

El coraje venció a Bruce. Vio el pequeño cuchillo de Jerome tirado y lo tomó para acercarlo a la garganta del pelirrojo. La oscuridad que tanto quería negar y mantener lejos, estaba tomándolo. Lo que tanto Jerome quería que viera, ahora podía verlo.

Bruce era igual que Jerome.

El cuchillo estaba pegado en su garganta. Solo un leve movimiento más y estaría por dentro de su tráquea. Solo un movimiento más y Jerome estaría muerto. Eso es lo que quería, ¿no? Eso era lo mejor para Gotham, y él, pero no estaba seguro de si eso quería.

Vio a Jerome sonriente y lleno de sangre, ansiando el último golpe. Entonces no pudo hacerlo. Suspiró y bajo el mango. Jerome rió alto.

—Mi turno —Jerome lo tomó por sorpresa y lo hizo girar. Ahora Bruce estaba debajo, a su mercer —Te dije que si te atrapaba tendrías un castigo —se acercó más a su rostro. Bruce notó que la sangre combinaba bien en Jerome. Aún con ella seguía siendo atractivo.

Bruce esperó que tomara el cuchillo y lo matara de una vez, pero eso no fue lo que pasó. Cuando se dió cuenta, Jerome estaba besándolo. Bruce sin pensar dos veces, le respondió. Lo tomó del cabello y besó con la misma fuerza. Jerome lo tomó de la cadera con una mano y con la otra agarró su cuello de forma posesiva. Porque aún cuando Bruce se negara, él sentía una extraña atracción por el pelirrojo. La adrenalina del momento, junto con los líos de su cabeza, lo llevaron a querer más de Jerome.

Bruce había besado muchas veces a James, pero ninguna fue como Jerome. Jim era lindo y sexi, pero Jerome era exitante y posesivo. Para Bruce fue como un tranquilizante y una droga. Lo estaba calmando y haciendo adicto al mismo tiempo.

Gimió cuando Jerome jaló de su cabello y empezó a chupar su cuello. Dejaba marcas y Bruce deseaba más. Gimió bajito y enterró sus uñas en la espalda del pelirrojo. Sintió una fría mano bajar por su espalda, hasta la zona íntima. Soltó un leve quejido cuando sintió los hábiles dedos de Jerome queriendo quitar su pantalón.

—Vamos, Brucey-boy, ayúdame un poco. Yo sé que quieres esto tanto como yo—susurró de forma ronca sobre sus labios.

Bruce gimió en respuesta y se dejo ir. Movió sus caderas y ayudó a sacar su pantalón. Jerome aprovechó el movimiento y sacó su camisa. Tardó un poco pero lo logró. Volvió a besar al menor con fuerza y necesidad. Bruce gimió cuando los dedos de Jerome regresaron camino abajo, solo explorando y prendiéndolo. Sin poder más, quitó él mismo su suéter y atrajo al psicópata para otro beso ardiente. 

El pelirrojo besó el cuello con fuerza, con la necesidad de dejar marcado lo que era suyo. Bruce solo gemia, moviendo las caderas con ansias. Él jamás había llegado tan lejos con ninguna persona, ni con James.

—¡Ah, Jerome!—gritó cuando el nombrado empezó un lento movimiento en su miembro. Solo lo tocaba de arriba a abajo, mientras seguía jugando con su cuello por momentos.

—Eres simplemente delicioso, pequeño Bruce—gruñó acelerando el movimiento.

Bruce gimió en respuesta y reaccionó enterrando la uñas en los brazos desnudos del mayor. Sintió algo en su cuello, pero no le dio importancia por el momento en que se encontraba. Fue menor la concentración en lo ajeno cuando un dedo se coló entre sus gluteos. Brincó por el acto pero lo dejó ser. Pronto todas las sensaciones se intensificaron y fue mucho.

—Jerome, ¡ah!, Jerome—arqueó la espalda por el placer. Sentía que se correría en cualquier momento.

Jerome no quería que pasara eso aun. Por ello quitó sus pantalones de forma rápida, escupió en su mano y talló la saliva en su crecido miembro.
Bruce aprovechó no sentir nada para ver el lugar. Pudo verse en los miles de espejos del lugar. No sabía lo que veía. Ese no era él. Se veía mal. Todo cabello despeinado, sonrojado y su cuello lleno de marcas, y hasta con sangre. No pudo pensar más porque Jerome regresó para lo principal.

Abrió sus piernas y se metió entre ellas. Tocó desde la cadera hasta, subir a su cuello con una mano. Lo tomó con fuerza y se insertó con ansias. Bruce arqueó la espalda y gimió por el repentino golpe. Ansió respirar, pero Jerome le apretó la tráquea. Jerome empezó a moverse de forma lenta pero certera. Bruce se apoyó en los brazos que intentaban estrangularlo. Todo su cuerpo se movía con los movimientos del pelirrojo. Quería gemir, quería llorar, quería respirar. Quería todo.

Jerome lo soltó cuando vio que estaba cambiando de color y tomó ambos brazos para subirlos por la cabeza del menor. Bruce empezó a respirar ansioso, pero cambió cuando las embestidas fueron más duras. Era su primera vez, no sabía que esperar, pero todo fue demasiado. Jerome lo tenía sometido, golpeaba fuerte y preciso, y la vista de los espejos no ayudaba.

—Espero recuerdes este momento por el resto de tu vida. Nadie jamás te hará sentir como yo. Nadie—susurró gruñendo en su oído.

Nunca paró, al contrario, aumentó las embestidas. Bruce gemia alto, arqueaba la espalda e intentaba aferrarse a algo para aguantar. Pero no pudo hacerlo por mucho tiempo. A los segundos explotó en un mar de nuevas e increíbles sensaciones.
Gritó el nombre del pelirrojo y apretó con sus piernas las caderas del mayor. Jerome llegó al tiempo, con un grito ronco en el oído del menor. Dio suaves embestidas, mientras los restos del orgasmo se iban.

Ninguno se había sentido asi antes, y jamás lo sintieron con nadie más.

—Bueno, eso fue magnífico pero hay otras cosas que hacer— Jerome se levantó y salió un poco lento.

Bruce gimió cuando salió e intento saber que hacer, o decir. Solo Jerome provoca eso en él. Vio su sucio reflejo en el espejo y no sabe como debe sentirse. Pensó que lo estaba olvidado cuando empezó a salir con James. Ahora todo esta revuelto. Jamás ha querido admitir lo que siempre supo. Esta enamorado de ese chico psicópata de cabello rojo.
Cerró los ojos cuando sintió que las lagrimas querían salir. ¿Por qué no puede ser como los demás? Como los otros niños de su edad. Con padres, e intereses amorosos normales.
Sintió una mano tomarlo de su barbilla y se encontró con unos temerosos ojos verdes.

—Hey, tierra llamado a Bruce —rió entre dientes, pero Bruce vio el miedo y confusión en sus ojos. Jerome estaba asustado sobre lo que pasó. El mayor tenía miedo de los pensamientos de Bruce, de si le hizo daño o si estaba arrepentido.

—Solo...solo no quiero aceptar la realidad. No estoy asustado de ti, si no de mi—

Jerome inspeccionó su rostro unos momentos antes de hablar.

—Siempre lo hemos sabido, por eso quería que lo vieras. Por eso debemos estar juntos—susurró en sus labios cuando empezó a acercarse lentamente. Bruce no lo impidió.

Recibió el dulce beso, aun con restos pequeños de la sangre de Jerome cuando él lastimó su labio.

—Vámonos, salgamos de aquí. Nos iremos de Gotham, empezaremos una nueva vida—Bruce habló desesperado al pensar en lo que deseaba.

—No—Jerome dijo firme y lento —Aquí es tu hogar, donde ambos pertenecemos. Ambos podemos ser grandes juntos —

Bruce podía aceptar una vida enamorado de Jerome Valeska, pero aun no podía pensar en una vida donde fuera como él. No quería eso.

—Jerome, yo...

Unos gritos y ruido los interrumpieron. Bruce se asustó y Jerome reaccionó rápido a ponerse su ropa. El menor lo siguió y ambos salieron. Un caos, mayor de que ya estaba, los recibió. Había policías por todos lados, estaban atrapando a los seguidores de Jerome. Bruce vio todo sin saber aun no muy bien que hacer. Jerome le dio una opción cuando lo tomó de la mano y comenzaron a correr a una salida.

Ambos corrían entre el caos. Jerome buscando una salida, Bruce sin saber muy que estaba buscando. Encontraron una. Había unos seguidores queriendo salir en una camioneta robada. Jerome sonrió y les hizo señas con una de sus usuales risas.

—Hora de irnos, cariño.

—No lo creo.

Ambos voltearon al oír esa familiar voz. Era Jim.

—Jim—habló Bruce. Nunca supo que hacía. Ni en ese momento, ni después.

—Solo te doy la opción de dejarlo ahora y puede que tenga compasión de ti. Tal vez te envié a Arkham y te vaya bien—gruñó mientras se acercaba con su arma en mano.

—¿Tendrás compasión de mi, Jimmy? ¿Aun después de lo que hice a tu querida cuidad, a tu querido novio?—rió bajo y tomó más fuerte a Bruce. Lo jaló a su lado y con su mano tocó el cuello del menor, revelando asi las marcas en él.

Bruce miró a James con miedo. No de Jerome, o de él, sino de James. Siempre hubo un cariño por él y no quería hacerle daño. Jim solo gruñó con furia y se lanzó a atacar a Jerome. Bruce quiso ayudar pero alguien lo sacó de la pelea. Era Alfred.

—Alfred, debes dejarme ir. No puede matarlo, no lo dejaré —forcejeó y corrió lejos de su tutor. Debía evitar que Jim hiciera algo que no soportaría.

—¡Amo Bruce!

Bruce corrió cuando vio como se alejaban entre la pelea. Jim daba golpes al rostro de Jerome. El pelirrojo no era tan experto en pelea como el rubio. No era justo. Jerome no podía ganar ahí. Por ello, Bruce corrió y corrió lo más que pudo. Sintió el tiempo paralizarse. El ruido y caos del lugar no existió. Llegó con miedo y exasperación al lugar donde las personas que amaba intentaban acabar con la vida de la otra...pero no fue a tiempo.

Se congeló al oír el arma y a alguien caer. Abrió la boca para gritar, pero no pudo. Él sabía que no podían estar los dos en su vida, que alguno acabaría con el otro, y siempre supo quien tenía más probabilidades de ganar. Pero dolió como el infierno verlo, todo en primera fila.

Jerome cayó al suelo con una gran mancha de sangre en el atuendo blanco. Jim jadeaba por la lucha, y Bruce se paralizó en su lugar sin reaccionar. En todo ese tiempo jamás pudo saber como actuar ante la muerte de quien más amó.

Unos brazos lo jalaron lejos. Quiso patalear, pero su cuerpo no respondía a lo que quería. Tal vez se sentía cansado de tantas emociones. Cansado de no tener una vida normal, de no tener lo que deseaba. Cuando se dio cuenta, estaba en su mansión con Jim abrazándolo. James susurraba disculpas y promesas de que todo estaría bien ahora.

—Todo estará bien ahora, Bruce. Olvidaremos esto pronto y seguiremos adelante —acarició su cabello cuando lo recostó en su pecho. Bruce cerró los ojos. Negándose a la realidad, negándose a la vida. Él no deseó esto. No deseó enamorarse de un imposible. No deseó romper el corazón de la mejor persona. No deseó estar ahora con un alma vacía.

Tiempo después, las cosas siguieron un ritmo y Bruce siguió las promesas de Jim al fingir que todo estaba. Se concentró en la empresa de su familia y de olvidar el pasado. Olvidó sus sueños y su emociones. Aceptó cuando James Gordon le ofreció pasar el resto de su vida con él. Aceptó la boda y un futuro normal, aun cuando nada fue normal. No con él teniendo otra identidad, una que ocultó a su prometido. Y cuando el día de la boda llegó, también esa pequeña esperanza al oír esa noticia.

—Acaban de avisarme. El cuerpo de Jerome no esta.



















































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