3 ✗ Los sentimientos cambian a las personas
»Los sentimientos cambian a las personas. Las pueden hacer fuertes, o las pueden hundir en la locura«
°°°
Cuando Bruce despertó al otro día, recordó la aventura con su nuevo amigo. Sonrió y se alistó para bajar a desayunar. Jerome no estaba por ningún lado, pero si Alfred.
—Buenos días, amo Bruce, aunque supongo que deben ser buenos gracias a la noche que tuvo—
Bruce hizo una mueca. Al mayor no se le pasaba nada.
—Lo siento, por no decirte y eso —tomó asiento en la pequeña mesa de la cocina —Pero todo fue tanto que caí dormido, además no quería preocuparte. Jerome fue quien puso la cara para ayudarme y quedó peor —recordó el rostro de Jerome y sintió curiosidad por donde estaría —Hablando de Jerome, ¿donde está?—
Alfred alzó una ceja por el breve relato. Claro que el notó los golpes en el rostro del joven pelirrojo, su piel blanca los hacia notar. Pero, sobre lo que insinuó fue sobre la extraña confianza que tomó el joven amo por el chico del circo. Cuando entró al cuarto en la noche, ambos estaban dormidos juntos. Jamás vio que Bruce tomara tanta confianza con alguien, menos de alguien como de su edad.
—Salió hace poco a la estación de policía. Al parecer van a cerrar el caso de su madre y verán que procede con él—
Bruce comenzó a comer sus tostadas, pero al escuchar sobre el destino de su nuevo amigo paró de golpe.
—¡¿Por qué no me avisaste antes?! ¡Debemos ir, rápido Alfred!—
Tomó su abrigo y lo empujó al auto. Llegaron en menos de diez minutos a la estación. Jim estaba ahí, hablando con Jerome en su escritorio.
—Jim
El nombrado dio vuelta.
—Ya se me hacia raro que no estuvieras para defender a tu nuevo amigo—cruzó los brazos.
Jerome miró un momento a James. Ya tenía sus sospechas sobre él y el problema que sería.
—Perdón por el retraso. ¿De qué hablaban?
—Jerome dice que se quedará en Gotham, pero yo no puedo ayudarlo para evitar el orfanato—Jim habló.
—Como he dicho antes, yo si. Solo dime a quien le corresponde dictar eso y yo me encargo—le respondió decidido.
Jerome sonrió de lado al ver el enojo del detective. Al parecer lo prefería a él y eso le gustaba. Mucho.
—Bien—gruñó y tomó una nota donde escribió el nombre y dirección del responsable a cargo —Ve aquí, que te acompañe solo Alfred. Iré a verte después—
James le dio una breve mirada a Jerome antes de dar la vuelta y notó la mirada de autosuficiencia de este. Aun no confiaba en ese niño, su instinto de detective se lo decía. Y su instinto nunca falla.
—Vamos, Jerome—Bruce le sonrió como niño que acababa de salirse con la suya. Notó como los moretones de su cara eran más visibles que la de él.
Jerome le siguió y entraron al auto. Regresaron a casa, ahí Bruce le contó sus planes a Alfred.
—¿Quiere adoptar a ese jovencito? —Alfred alzó las cejas sorprendido.
—Prácticamente —se encogió de hombros —Quiero darle un trabajo estable en la empresa, también estudiar si lo desea—
Alfred sabía que los Wayne les gustaba apoyar a la gente con menos recursos. Darles nuevas oportunidades y una mejor vida. Pero lo hacían en forma de donaciones a instituciones o eventos elegantes para recaudar fondos, no personalmente a alguien que creyeran necesitarlo. No es que no quisiera ayudar a ese pobre huérfano, pero algo dentro de él no le gustaba la idea.
—Lo haré, solo si me dice la razón por tan repentino interés en ese chico en particular —
Bruce suspiró un momento y empezó a explicar.
—Desde que lo conocí en el circo supe que ambos pasamos por lo mismo —explicó moviendo un poco sus manos, como queriendo transmitir sus pensamientos y emociones —Ambos perdimos a nuestros padres. Yo te tuve a ti, y a Jim, pero él no. Quiero ayudarlo y sé que él puede ayudarme a mi. Siento que puedo confiar en él, y en este corto tiempo, se ha hecho mi amigo—
Alfred suspiró al ver la decisión y sentimiento al hablar que decidió aceptar. Esa misma tarde fue personalmente, junto con Bruce, a encargarse de que Jerome Valeska pudiera vivir con ellos.
Jerome se pasó la tarde en el jardín. Cuando Bruce llegó, se sentó a su lado.
—Está hecho —sonrió emocionado —Puedes quedarte en Gotham, y en la mansión si lo deseas—
—Gracias —le respondió serio. Él no sabía como expresar eso que sentía. Jamás tuvo amor por parte de alguien y no sabía como expresarlo. Tal vez ese fue el problema de Jerome, confundir el amor con obsesión.
—¿Quieres entrenar? Alfred me enseña a veces a como defenderme —
—Está bien.
Ambos se cambiaron de ropa y entrenaron en el jardín. Alfred recibía los golpes de Bruce mientras Jerome daba vueltas corriendo. Después de un rato, Jerome empezó a hacer flexiones y Bruce miró por un momento cuando sus músculos se marcaban por el movimiento. Un golpe lo trajo a la realidad rápidamente.
—Ojos en el objetivo, amo Bruce —Alfred se burló y Bruce siguió golpeando.
Jerome se acercó cuando Bruce dejó de golpear.
—¿Quiere intentarlo, joven Jerome?—
Jerome asintió decidido a aprender. Él jamás había peleado en serio, si se defendía por momentos en el circo, e incluso aquella vez con Bruce, pero no sabía como hacerlo bien. Solo lanzaba golpes y debía encontrar una forma profesional.
—Separe la piernas y suba los brazos. Así, en guardia. Gire la cadera para tomar impulso en el golpe. Así, bien —Alfred enseñaba y Jerome obedecía.
Sus golpes eran más fuertes que los de Bruce y aprendía más rápido también.
—Bien. Buena primera lección —respiraron cansados —¿Algo en especial para cenar?—
Bruce se encogió de hombros sin saber, Jerome por su parte habló.
—Quisiera cenar espagueti, hace mucho que lo pruebo—
Alfredo asintió.
—Espagueti será, ahora vayan a darse un baño. Apestan.—
Bruce rió levemente y miró a Jerome.
—Si vas a quedarte deberíamos ir mañana de compras —Jerome iba a hablar pero Bruce lo cayó enseguida —Y no me importa lo que digas, iremos—
Jerome sonrió de lado ante la forma de lograr lo que se proponía ese chiquillo. Pensando que siempre tiene el control sobre la situación, lástima que ahora Jerome estaba en el juego.
Ambos se bañaron y Jerome se cambió de ropa por la que trajo con anterioridad. Claro que el tenía ropa, solo que estaba algo vieja y era poca. Todos cenaron en pequeñas pláticas sobre un pequeño Bruce. El menor pedía que pararan y Alfred seguía avergonzándolo con Jerome.
°°°
—Oye J, ¿qué te parece este suéter?—
Como Bruce amenazó, fueron al centro comercial a la mañana siguiente. Entraron a la tienda favorita de Bruce, ahí venden suéteres y pantalones como los que usa. Jerome no tenía un estilo en especial, él simplemente usaba algo cómodo y abrigador.
Miró el suéter en color morado con toques de verde. La combinación era extraña pero por el corte se veía elegante.
—Me gusta.
Bruce terminó comprándole tres pares de pantalones, dos suéteres y algunas camisas. Una de cuadros, otras básicas y unas más elegantes. Ropa interior y complementos. Después fueron por un bocadillo.
—¿De qué tienes antojo? Creo que pediré unas papas —Bruce veía el menú del restaurante.
—No coman mucho, después no comerán cuando lleguemos —regañó Alfred.
—Solo son papas, comeré lo que hagas. Lo prometo —rodó los ojos divertido —¿Ya sabes que pedir, Jerome?—
—Supongo que las papas suenan bien —dijo pensando.
Ordenaron y comieron. Bruce sintió que se divirtió como hace mucho no lo hacia. Alfred notó eso. Jerome por su parte, le gustó el estar así. Rodeado de la atención de Bruce, sintiendo que en verdad podía quedarse ahí para siempre.
°°°
Dos días después, en la central de policía de Gotham.
—Oye, Jim—Bullock entró y vio a James con unos papeles en sus manos. Él supo sobre que eran —Ay no, ¿quieres dejar ese caso? Esta cerrado amigo, ya no es nuestro problema—
—Lo sé, Hardy, pero siento que hay algo que no vemos —dejó los papeles y frotó su cabeza afligido.
—A mi tampoco me agrada del todo el niño del circo, tiene vibra de rarito, pero a parece que tu amigo Wayne le tiene confianza por lo que me has contado —
El hecho de que Bruce estuviera muy interesado en el pelirrojo era otro asunto que estresaba al detective. ¿Por qué se sentía de esa forma cuando veía a ese tipo junto con su Bruce? Espera, ¿su Bruce?
Aun puede sentir al mal sabor de boca con la salida de la anterior noche. Simplemente no soportaba a ese niño revoloteando alrededor de su amigo. Solo que no sabía el porque. ¿Será que Jim estaba sintiendo más que amistad por el menor? No. Imposible.
Bruce es un niño de quince años y él ya un adulto de casi treinta. Aunque fuera verdad lo que sentía, era totalmente imposible algo entre ellos.
Movió la cabeza despejado esa idea de su mente y concentrarse en algo más lógico. Como en el que no confiaba en el chico. Y es que el caso estaba tan cerrado que se le hacía sospechoso. Ninguno de los acusados fue, todos tienen coartadas con sentido, hasta el niño tiene la suya. Si estaba en la biblioteca ese día, la encargada lo vio estar ahí. James no tenía nada sobre que investigar.
—Necesito algo, sé que hay algo que no estamos viendo. Mi instinto nunca falla —
—Tal vez sea hora de afinar tu instinto—
James negó. Estaba por rendirse cuando una voz llamó su atención.
—¿Detective Gordon?
Jim miró a una pequeña niña, no más de 10 años. Cabello castaño corto y ojos verdes.
—¿Si?
—Soy Natasha. Quisiera hablar con usted sobre el caso de Layla Valeska -
James miró a Bullock un momento, este asintió y se fue.
—Sientáte y cuentáme de que quieres hablar —
La niña se sentó frente a él, aun en el escritorio. Jim pensó que el circo se había ido esta mañana, pero al parecer todavía no.
—Ese día que apareció muerta, yo estaba limpiando a los caballos. Vi cuando ella estaba gritándole a Jerome, siempre estaba gritándole —la niña movía sus dedos asustada —Entonces él se fue. Ya no volví a verlo hasta más tarde, antes de empezar el show. Él hablaba con el señor Cicero, el ciego vidente —
Jim enderezó su espalda y se acercó más. Él jamás escuchó de un señor Cicero. Según la gente del circo Layla no tenía grandes amistades verdaderas, menos su hijo.
—¿Oíste sobre que hablaban?
Natasha asintió.
—Él le decía que se calmara, que todo estaría bien. Le dijo algo de un hacha y Jerome se fue —Natasha paró un momento y suspiró triste —Jerome no es mala persona, sé por lo que ha pasado. Todos en el circo lo saben, y tal vez así puedan ayudarlo —
James asintió procesando la nueva información. Le dio las gracias a Natasha con una sonrisa y vio como la niña se iba sola, Jim sintió pena por ella. ¿Jerome era igual? No importa ya, ahora el chico era un asesino y debía buscar pruebas para atraparlo cuanto antes.
—¿Qué te dijo la pequeña, Jimbo?—
—¿Recuerdas que dijo Jerome esa vez en el interrogatorio, sobre quien fue la ultima persona con quien habló?—
—Claro —Hardy asintió —Antes de ir a la biblioteca habló con su madre, sobre que ella le pidió hacer algo. Después que regresó ya no la vio, tampoco habló con nadie más. El chico no es muy social que digamos—
—Exacto.
El detective se paró de inmediato y tomó sus cosas antes de salir, Bullock iba a su lado como un buen compañero.
—¿Eso en que nos ayuda? —preguntó aun sin saber. Ambos ya estaban en el auto, aun cuando Bullock no sabía a donde iban —¿A dónde demonios vamos?—
—Vamos a casa del Sr. Cicero. El circo se va esta tarde pero él se quedará en Gotham por alguna razón, la cual siento que ya sé —Jim le miró un momento antes se regresar la vista a la carretera —Al parecer Jerome nos mintió, si hubo una última persona con la que habló. ¿Puedes adivinar quien fue?—
—Cicero
—Exacto. Algo me dice que él sabe la verdad—.
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