2 ✗ Un poco más cerca
»Tal vez solo necesitamos estar un poco más cerca«
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Alfred no estaba nada feliz cuando supo toda la historia. No es que creyera que Jerome fuera culpable, pero Alfred tenía esa capacidad de sentir la vibra de las personas y Jerome no le inspiraba confianza. Aún así lo aceptó, solo por que el amo Bruce lo ordenó. Él no iba a dejar de molestar hasta tener a ese niño pelirrojo en su mansión.
—Te puedes quedar aquí—Bruce señaló la pieza que Alfred preparó a regañadientes.
—Gracias— Jerome asintió y Bruce se retiró a su habitación.
Se preparó para dormir y pensó en como podría ayudar a su nuevo invitado. Algo se podría hacer para que Jerome se quedara en Gotham con una mejor vida. No es como si Gotham fuera la mejor ciudad, pero al menos ahí Bruce podía garantizarle un trabajo seguro en su empresa, si Jerome aceptaba.
Estaba a punto de dormir cuando escuchó un ruido en la habitación de al lado. La de Jerome. Se levantó y salió a ver que pasaba. La puerta estaba entreabierta, y Jerome estaba sentado en la ventana.
—¿No puedes dormir?— Bruce entró suavemente.
Jerome dio la vuelta y negó.
—Estoy bien—
Bruce notó como el pijama de su padre le quedaba grande. Se adentró al cuarto y se sentó a su lado.
—Sé que todo es tan repentino y cuando esto pasa no quieres hablar con nadie —habló dulcemente —Pero si en algún momento deseas hacerlo, puedes hablar conmigo. Ambos sabemos como se siente cuando cuando la oscuridad quiere entrar—
Bruce se levantó y le deseó buenas noches. Jerome miró como salía, no quitó su vista de su espalda y Bruce supo eso. Al siguiente día, Jerome fue quien se acercó a él. Ambos estaban en el jardín.
—Hey, ¿aun esta en pie la propuesta de hablar? —Jerome le sonrió un poco.
—Claro.
Bruce le invitó a sentarse en la banca, a su lado. Una vez sentado, Jerome suspiró.
—La otra noche, cuando mencionaste la oscuridad, ¿qué querías decir?—
—Oh, bueno —Bruce se movió nervioso —Cuando pasó lo de mis padres sentí como si no fuera yo. Como si todo fuera un mal sueño, del que no podía despertar. Como si estuviera cayendo en un oscuro pozo, y a nadie pareciera importarle realmente —
Ambos miraban al frente. Un silencio se hizo presente, hasta que Jerome lo rompió.
—Yo me sentí de esa forma aun con mi madre viva —Bruce volteó la vista al perfil de Jerome. —Ella no era una buena madre, nunca se preocupó por mi. Ni siquiera tenía un padre.—
Sin darse cuenta, Bruce tocó la mano de Jerome con la suya. Un simple apoyó que significó mucho para el pelirrojo. Después de eso nadie dijo nada, solo observaron el paisaje. Alfred les llamó para comer y después se acompañaron en el salón de su padre.
°°°
—¿Quieres una galleta?—
Ambos leían y Bruce le ofreció un plato con galletas recién hechas por Alfred. Jerome tomó una y al momento de hacerlo notó algo en la mano de Bruce.
—¿Qué te pasó ahí?—
Jerome señaló la pequeña marca en la palma de su mano. Una cicatriz de lo que fue una quemadura.
—Fue un accidente, me quemé —Bruce quitó rápido la mano y no habló mas del tema. Jerome no le contó en ese momento de las cicatrices que tiene en su cuerpo.
°°°
—¿Tienes alguna pista sobre la madre de Jerome? —Bruce hablaba por teléfono con Jim.
—Aun no, Bruce —lo escuchó suspirar
—¿Cuánto más le darás a seguimiento? Quiero decir, en caso de no encontrar alguna pista sobre el asesino —
—A lo mucho una semana, tengo otros casos pendientes y——¿Que sucederá con Jerome? En caso de quedarse en Gotham, ¿cuál será su destino? —
James suspiró al otro lado de la linea. Comenzaba a molestarle tanta atención de Bruce a ese pelirrojo.
—Escucha Bruce, aun si quisiera quedarse no puedo hacer nada contra el sistema legal. No tengo tanta autoridad como quisiera y——Pero yo si, soy Bruce Wayne. Buscaré una forma——Bien, solo...ten cuidado, ¿si?—
Bruce sonrió. Le encantaba cuando Jim se preocupaba por él.
—Bien, tu también. Adiós Jim— y colgó.
Cuando dio la vuelta, Jerome lo veía de frente.
—¿Escuchaste algo?
—Si. Lo siento, no pude evitarlo —
—Esta bien —le sonrió. Quería hablar con Jerome de varias cosas y pensó en salir a tomar algo fuera de la mansión —¿Quieres salir de aquí un rato?—
Jerome le devolvió la sonrisa ladeaba. Bruce le avisó a Alfred que saldría con Jerome, que no era necesario que lo acompañara. El mayordomo se negó pero al final obedeció el mandado del joven amo.
Así que Bruce y Jerome caminaron en un acogedor silencio hasta la ciudad. Llegaron a un café pequeño y barato. Ambos pidieron malteadas de chocolate.
—Quería discutir algunos temas contigo, Jerome —habló nervioso moviendo la pajilla se su vaso.
—¿Sobre qué? —respondió simple aun tomando de su malteada. Lucía tan joven e inocente que Bruce se armó de valor para poder hacer lo posible por su nuevo amigo.
—Como oíste en la llamada de James, el caso de tu madre podría durar abierto una semana, después quedará cerrado y deberás elegir que hacer —lo miró fijamente, ahora mas confiado —Si quieres quedarte, te ayudaré en lo que pueda y quieras, claro. Solo debes decirme si quieres quedarte en Gotham —
Jerome dejó de tomar su malteada y fijó su mirada en la ventana. Viendo la gente de la calle. Parpadeó unos segundos y regresó la mirada a Bruce.
—¿Podría decirte mi respuesta más tarde? Quisiera pensarlo más—
—Claro —le sonrió en apoyo.
Tomaron el resto de la malteada en silencio. Bruce comenzaba a gustarle la confianza con la que pasaban el uno con el otro. Él no tenía amigos de su edad y aun cuando Jerome le llevaba tres años, quería que fuera ese amigo.
Salieron de la cafetería y caminaron otro rato más, tomarían un taxi hasta la mansión.
—Bruce
Jerome le llamó y Bruce se detuvo a su lado.
—¿Qué pasa?—
—Antes de elegir quedarme o no, quisiera saber algo—se acercó un poco a él —Aun no comprendo porque insistes en ayudarme. No me conoces lo suficiente, no sabes el tipo de persona que soy. No realmente. —
Bruce lo miró a los ojos.
—Sé que no nos conocemos, pero siento que puedo confiar en ti. Yo no soy alguien de muchas amistades pero siento que podemos llegar a ser amigos. Ambos hemos pasado por situaciones similares y podemos apoyarnos entre si —le sonrió —Entonces que dices, ¿aun quieres saber más? ¿Elegirás quedarte?—
Jerome sonrió de lado y abrió la boca para hablar, pero alguien interrumpió.
—Mira nada mas, el niño huérfano del circo. Vi el triste caso de tu mami muerta, supongo que ya te dio la bienvenida la pintoresca ciudad de Gotham —un chico, como de su edad aproximadamente, llegó riendo con un grupo de amigos —Oh, y esta acompañado. ¿Es tu novio acaso?—
El chico era gordo y de cabello rubio, seguro de la calle. Se acercó más a Bruce y lo examinó de cerca.
—¡Pero si es el otro huérfano, solo que este millonario, Bruce Wayne!—
Su pandilla de cuatro chicos los rodearon y Bruce se tensó al ser reconocido.
—¿Por qué no regresas al callejón de donde saliste? —Jerome se puso delante de Bruce y desafío al rubio.
—¿Y perderme la reunión de huérfanos? Ni hablar —se escuchó el sonido de una navaja ser sacada y ambos se tensaron—Danos todo lo que traigas, niño rico—
Antes de poder poner sus manos sobre Bruce, Jerome le dio un golpe en la cara. El rubio perdió el equilibrio y los otros chicos se lanzaron a golpear a Jerome. Dos lo atacaban, mientras otros dos estaban sobre Bruce.
Bruce no traía nada de valor y sin eso no dejarían a Jerome. Optó por ayudarlo lo más que pudiera. Él también atacó a los otros dos que podía. Recibió golpes pero no más que el pelirrojo. Una sirena de policía sonó cerca y los chicos pararon los golpes para salir huyendo. La patrulla ni se paró a ver que pasaba pero Bruce aprovechó eso para ayudar a Jerome y caminar a un taxi.
Cuando llegaron a casa, Alfred estaba en la cocina, ocupado con la cena. Bruce solo gritó que habían llegado y estarían arriba. Llevó a Jerome a su habitación y sacó un kit de primeros auxilios.
—Ah—gimió cuando Bruce pasó un algodón sobre el corte de su ceja. Por suerte nada parecía ser profundo como para necesitar sutura.
En el momento que pasaba suavemente el algodón por su cara, pudo apreciar las facciones del pelirrojo más de cerca. Era obvia la mayoría de edad. Jerome era mas maduro, tal vez la vida lo hizo así.
Dio una vista más y limpió toda la sangre con cuidado. Lavó su propia cara y se plantó frente a Jerome con una leve sonrisa.
—Gracias por tratar de salvarme. La mayoría de los golpes los recibiste tu—
—Esta bien, después de tantas palizas por tu madre te acostumbras al dolor —rió sin humor y Bruce cerró los ojos lamentándose por la vida de Jerome. Nadie debería pasar por eso.
Vio como Jerome se acostó en su cama y cerró los ojos, como dormitando. Bruce se acostó a su lado, queriendo saber más sobre la vida de su nuevo amigo.
—¿Puedes contarme, ya sabes, más sobre tu vida en el circo... el cómo era tu madre?—
Jerome suspiró y después de unos segundos en silencio, habló.
—El vivir ahí no era tan malo, algunos eran buenas personas...pero mi madre no—hizo una pausa, como recordando —Desde que tengo memoria siempre estaba ebria y siendo abusiva. Se acostaba con quien pudiera, y hasta los incitaba a golpearme junto con ella—
Bruce se mantuvo en silencio, con las manos juntas, viendo al techo. Jerome miraba la nada mientras recordaba.
—Yo solo era un niño que no sabía porque mi madre me odiaba, porque no tenía padre, o amigos. Porque no tenía otra vida... —Mientras hablaba su voz se hacía más pesada y Bruce estaba cayendo en el sueño. Cuando llegó a la ultima parte, ya no la escuchó porque cayó dormido—...Así que pensé, si no tengo otra vida, puedo hacerme una. Por ello hice lo que hice. Por eso maté a mi madre.—
Jerome sonreía lleno del recuerdo de ver a su madre por fin muerta. Sintió tanto gozo y liberación que tenía que compartirlo. Bruce parecía comprenderlo, por lo que se lo dijo. Volteó la vista y encontró el cuerpo dormido del menor. Sonrió ante la escena y se acomodó a su lado.
Para esa noche, Jerome había decidido. Él se quedaría. Por su nueva vida y libertad. Por Bruce Wayne.
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