Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 5









Capítulo especialmente dedicado a LighBaneRita, espero que te guste y que seas extremadamente feliz <3 















Me sentía completamente agotado, y ya que las clases aún no comenzaban, continué colaborando con las reparaciones. Después de tomar el desayuno, ayudé en la brigada de limpieza en el salón de baile. Estar allí me trajo un espantoso escalofrío. La última vez que había estado en el lugar, había bailado entre los brazos de Alexander, había sido completamente feliz, pero poco después casi había muerto allí.

Dejando escapar un suspiro, miré a mi alrededor. Entre los que se habían unido a la brigada de limpieza en el salón de baile, se encontraban Patrick Penhallow y Víctor Aldertree; suspiré entristecido mientras los miraba.

¿Podía ser alguno de ellos?

No lo creía.

El maestro Penhallow era muy estricto, pero adoraba Idris.

Ya había pasado dos semanas desde que yo había vuelto a la academia, y en las dos semanas había visto a todos los maestros colaborar con enorme alegría para que la academia volviera a recuperarse.

¿Cómo era posible?

No quería desconfiar de ellos, pero me era imposible no hacerlo.

Hodge siempre tenía una sonrisa para mí, pero cuando yo estaba cerca de él, sentía mi corazón doler; Luke era agradable, completamente divertido, pero temía estar a su lado; Aldertree era un hombre normalmente desagradable, pero parecía incapaz de lastimar a alguien.

¿Es que aquello era posible?

Ellos eran buenas personas, o al menos aparentaban serlo, pero uno de ellos no sólo estaba pasándole información a Valentine Morgenstern y aliándose con ese demonio para matarme, uno de ellos había acabado con la vida de Tessa.

Suspiré pesadamente mientras se agachaba la cabeza.

-Ey Magnus, ¿te encuentras bien? –Preguntó Raphael acercándose a mí; yo fruncí el ceño y le di la espalda mientras continuaba con mi tarea. En aquel momento estaba ayudando a quitar el tapiz de las paredes, pues estaba demasiado dañado por fuego, así que teníamos que cambiarlo–. ¿Puedo preguntarte algo? –Inquirió el contrario, pero yo ni siquiera me molesté en responderle–. Tomaré eso como un sí –yo resoplé y rodé los ojos, intentando ignorarlo–. ¿Te he hecho algo malo?

Yo mordí mi labio mientras intentaba pensar en que responderle.

¡Por supuesto que sí! Quise gritarle, pero suponiendo que le dijera eso, él me preguntaría que me había hecho. ¿Cuál era la respuesta? No la tenía.

-No –respondí por fin mientras me giraba hacia Raphael, quien ladeó la cabeza mientras me miraba con una ceja arqueada.

- ¿Entonces por qué?

- ¿Por qué? –Pregunté despectivamente.

- ¿Por qué me odias?

-Yo no... –comencé a responder, pero no supe que decir, ¿yo lo odiaba? Hace dos semanas había pensado que sí, pero Raphael siempre me estaba ayudando en nuestros entrenamientos, además Ragnor parecía mucho más feliz cuando se encontraba cerca de él–. No te odio –admití a regañadientes.

-Pero siempre me miras con desprecio.

- ¿Y a ti qué demonios te importa? –Pregunté fastidiado.

-Me importa porque quiero a Ragnor –respondió colérico.

- ¿Qué? –Inquirí sorprendido.

-Creí que ya lo habías notado... Ragnor es un buen chico, es tierno y divertido... me gusta mucho –la expresión de Raphael, que hasta el momento estaba llena de ternura, se endureció de repente–. Magnus no eres de mis personas favoritas, eres engreído, eres odioso, siempre tan presumido. Y por tu culpa las vidas de los estudiantes de Idris están en peligro. Esta academia era un lugar seguro, pero han asesinado a una estudiante. Tessa era mi amiga y la asesinaron por tu culpa –yo hice una mueca de dolor. Él tenía razón, pero escucharlo sólo hacía la herida más grande–. No me agradas y desearía que no estuvieras aquí, pero entonces no hubiera conocido a Ragnor. Y en serio me gusta, por eso no quiero estar en malos términos contigo. Ragnor mismo me ha pedido que arreglemos las cosas.

-Sí –refunfuñé molesto–. También me lo ha dicho a mí, quiere que tú y yo nos llevemos bien, pero no entiendo porque...

-Quiero empezar una relación con Ragnor. Una relación formal. Ragnor... bueno con todo lo sucedido, él no sabe qué pasó con su familia, la han estado buscando, pero se encuentra desaparecida. Tú, por otro lado, eres lo más parecido a un hermano que Ragnor tiene...

-Somos hermanos –afirmé y Raphael asintió.

-Sí, lo sé, no me agrada en lo absoluto, pero si quiero iniciar una relación con Ragnor, debo llevarme bien con su familia. Tú eres su familia y...

- ¿¡Cómo lo haces!? –Pregunté de repente y quise golpearme por eso.

- ¿Cómo hago qué? –Indagó Raphael atónito.

Yo ya había metido la pata, al menos podría librarme de mi duda.

- ¿Cómo lo haces? ¿Cómo lo haces tan feliz? No lo entiendo, Ragnor y yo siempre hemos sido los mejores amigos, pero parece que estar cerca de mí lo hace miserable. Raphael, dime la verdad, ¿Ragnor me culpa por todo lo que le sucedió? ¿Es que acaso Ragnor me odia? –Pregunté con tristeza; Raphael ahora sí parecía verdaderamente sorprendido.

-Por supuesto que no, en serio eres estúpido, ¿verdad?

- ¡Oye...!

-Él no te odia, pero se siente culpable.

- ¿¡Culpable!? –Pregunté confundido–. ¿Por qué se iría a sentir culpable?

-Jem, Isabelle, Alec, tu padre, y lo admito, yo, le hemos hablado a Ragnor lo que su desaparición te hizo. Una parte de ti murió cuando creíste que él había muerto, y aunque ahora sepas que Ragnor está vivo, aquella parte no volverá a vivir. Mira, yo no te conozco de antes, pero Ragnor sí, y dice que puede notarlo, dice que antes eras feliz...

- ¡Soy feliz ahora! –Lo interrumpí con brusquedad y Raphael asintió.

-Lo sé, no lo entiendo bien, no te conozco y no conozco tu vida antes de Idris, pero dice que algo te falta.

-No lo entiendo –gruñí.

-Ni yo tampoco, es cosa de Ragnor y deberías hablarlo con él... sólo me queda decirte que él no te odia, él te ama, eres su hermano, y por eso yo estoy aquí. Quiero arreglar las cosas porque quiero a tu hermano. Nunca había sentido por nadie lo que siento por él, pero tú eres parte fundamental de su vida, si dejar de discutir contigo es lo que necesito para ser parte de la vida de Ragnor, entonces lo haré, ¿qué dices? ¿Crees que podamos dejar este estúpido conflicto que ni siquiera sé por qué se armó?

-No quiero perder a mi mejor amigo –refunfuñé–. Ya lo perdí una vez, no quiero volverlo hacer.

- ¿Y qué tiene que ver eso conmigo?

-Ahora está todo el tiempo contigo, parece que nunca tiene tiempo para mí –pateé el suelo con irritación y Raphael rió amargamente.

-Ustedes son increíbles.

- ¿Qué? ¿¡Por qué!? –Pregunté con el ceño fruncido.

-Porque Ragnor piensa lo mismo de ti, siempre dice que tú estás todo el tiempo con Alec o con Isabelle. Creo que Ragnor, en parte, se culpa por eso. Cree que porque se alejó de ti ahora ya no lo quieres.

- ¡Pero eso es realmente estúpido! 

-Díselo a él, cree que ahora los niños Lightwood son tus mejores amigos y que en tu vida ya no queda espacio para él. Magnus yo no te estoy quitando a tu mejor amigo, pero tú mismo te has encargado de alejarlo –Raphael suspiró dramáticamente–. Deberían hablar, los dos se adoran, no pierdan su amistad por una estupidez tan grande como ésta.

Yo medité las palabras de Raphael antes de asentir al tiempo que lo miraba con amargura.

-Así qué no quieres quitarme a mi mejor amigo.

-Por supuesto que no –Raphael rodó los ojos–. Jamás lo haría. Sé lo que significa para ti y sé lo que tú significas para él. Son hermanos y nada romperá eso. Quiero a Ragnor, en verdad lo quiero, así que, ¿podemos dejar de discutir? –Preguntó nuevamente.

Yo fruncí el ceño, pero asentí.

-Supongo que, si Ragnor es feliz contigo, debo ser feliz yo también.

-Espero que lo seas –afirmó Raphael.

-Perfecto, entonces supongo que ya no te odio, a menos que lastimes a mi mejor amigo, en ese caso, sólo quiero recordarte qué seré un rey muy poderoso y multimillonario, así que, si llego a ver a Ragnor llorar por ti, le diré a mis soldados que te busquen, que te descuarticen y que preparen un buffet con tus entrañas, ¿entendiste?

Raphael rodó los ojos.

-Por supuesto que sí, su majestad –soltó con desprecio y yo me crucé de brazos.

-Es enserio, Raphael, no quiero que lastimes a Ragnor.

-No lo haré –aseguró el chico–. Pero ahora ponte a trabajar, porque tienes que descansar muy bien. Esta noche tenemos que entrenar y... –Raphael miró a su alrededor–. Una reunión muy importante. Por favor dile lo mismo Alec. Jem ya está harto de que ustedes dos lleguen tarde –refunfuñó antes de darme la espalda y salir a paso vivo de la habitación.

Yo lo miré con desconfianza.

Definitivamente Raphael Santiago no me agradaba ni un poquito, pero si aceptarlo hacía feliz a Ragnor, no dudaría en hacerlo.

Esperaba que realmente no me decepcionara.

















-Estoy muerto –musité mientras me tiraba a la cama; Alec rio con cansancio mientras se sentaba a mi lado y me acariciaba el cabello.

-Lo sé amor mío, así que descansa, yo volveré para que vayamos a entrenar.

- ¿Te vas? –Pregunté haciendo un puchero y Alec asintió.

-Ya sé que los dos estuvimos muy ocupados hoy en las reparaciones, pero he quedado en jugar ajedrez con Jace y ya sabes cómo se pone de dramático si no paso tiempo con él.

-La reina del drama –canturree y Alec soltó una suave risita mientras besaba la coronilla de mi cabeza.

-Mira quién lo dice –se burló antes de alejarse de mí para dirigirse hacia la puerta de mi habitación–. Nos veremos en la madrugada, y te prometo que mañana nos saltaremos el servicio comunitario para hacer un picnic en el bosque, ¿bien? Ahora debo irme. Te amo.

Yo miré a mi Garbancito sonriendo. Después de lo ocurrido en el baile de invierno, Alec no perdía la oportunidad de decirme lo que sentía por mí; me había explicado que se sentía aterrado y que haría lo que fuera para protegerme, pero qué siempre se encargaría de recordarme lo mucho que me amaba, por si las cosas salían mal y no lo podía decir de nuevo. Esperaba que no salieran mal, odiaría no volver a escuchar aquellas palabras salir de los labios de mi dulce Alexander.

-También te amo Garbancito.

Alec me sonrió con ternura antes de salir de la habitación, y yo, sintiendo una enorme paz, me dejé llevar en los brazos de Morfeo.























(♧◑ω◑)☞♡☜(◐ω◐♧)























-Magnus –llamó alguien, pero parecía tan lejano que ni siquiera le preste atención–. Magnus –volví a escuchar, pero esta vez más cercano–. ¡Magnus, imbécil! –Gruñó y ahora aquella voz se escuchaba mi lado.

Mis pestañas revolotearon en un intento de abrirse. Me costó disipar el sueño, pero por fin había despertado; solté un pequeño gritito al ver a Ragnor muy cerca de mí. Sin poder evitarlo, tomé la almohada y lo golpeé en la cara con ella.

- ¿Por qué siempre me tienes que despertarme así, idiota? –Reprendí mientras intentaba que mi ritmo cardíaco se normalizara–. ¿Qué demonios qué quieres? –Pregunté adormilado.

-Magnus, ya ha pasado el toque de queda, todos están en su habitación.

- ¿Qué hora es? –Sonsaqué frunciendo el ceño–. ¿Ya debemos ir a los entrenamientos?

-No, aún falta una hora.

- ¿¡Entonces por qué me despiertas!? –Inquirí molesto antes de volver a recostarme y cubrirme completamente con mis cobijas, las cuales Ragnor me quitó con facilidad–. ¿¡Qué quieres!? –Pregunté de nuevo y esta vez más irritado.

-Magnus debemos irnos.

- ¿Qué? –Pregunté confundido–. ¿A dónde?

-Magnus, he estado pensando desde la primera reunión que tuvimos con Jem, y creo que en el lugar que me tenían hay algo importante. Creo que incluso puede ser la pieza que falta en el rompecabezas –explicó y por su expresión angustiada, comprendí que hablaba en serio.

El sueño se había disipado y todos mis sentidos estaban alerta; me concentré en las palabras de mi mejor amigo.

- ¿A qué te refieres?

-Debemos irnos –urgió de nuevo.

- ¿Pero si quieras sabes dónde te tenían?

-No exactamente, pero conozco a alguien que sí lo sabe y debemos buscarlo. No es muy lejos de aquí... bueno quizá a un par de horas. Si queremos llegar pronto, tenemos qué largarnos ya, quizá para mañana al mediodía estemos en el lugar.

-Ragnor no te entiendo, ¿quieres que nos vayamos? Eso puede ser peligroso, además, ¿quién es esa persona? ¿Podemos confiar en él?

-Yo confío en él y entiendo si no quieres ir, pero yo iré solo si es necesario... supongo que tengo más oportunidades si vas conmigo.

- ¿Y por qué no se lo pediste a Raphael? –Exigí saber con amargura.

-Jamás me dejaría ir, es por la misma razón que tuve que venir antes de que Alec llegara aquí, parece tu sombra –la voz de mi mejor amigo también estaba impregnada de fastidio y resentimiento–. Jamás te dejaría ir a una misión tan peligrosa –señaló Ragnor con molestia.

Yo medité las palabras de mi mejor amigo antes de resoplar. Tenía razón, después de lo ocurrido en el baile de invierno y de todas las persecuciones que habíamos sufrido en Alacante, Alec jamás me dejaría exponerme. Y se suponía que yo debería ser prudente, lo más correcto era negarme a ir y no deja ir a Ragnor. Nos estábamos exponiendo demasiado, ya nos habían intentado matar en veces anteriores, era demasiado peligroso. Aquello era lo más irresponsable para hacer, y sin embargo me puse en pie con un profundo suspiro mientras me dirigía al armario. Tomé la ropa más cómoda que tenía, me cambié rápidamente y me giré para mirar a Ragnor, antes de encogerme de hombros.

-Está bien cuál, ¿es el plan?























Resultaba que el plan de Ragnor en realidad era yo. Al parecer mi amigo creía que con todo lo que había aprendido con Meliorn y Seelie, podríamos escapar fácilmente de los guardias... y bueno, mi amigo tenía razón. Nos costó un poco, pero después de bajar los muros y escabullirnos por entre los bosques, ya nos encontramos frente a la enorme reja para salir de la academia.

- ¿Ahora qué idea tienes, Sherlock? –Pregunté mirando retador a Ragnor–. Alec no tardará en ir por mí a la habitación, y cuando se dé cuenta que no estoy allí, avisará a todos, entonces, ¿cómo lograremos salir de aquí? –Y en serio esperaba que mi amigo me diera una idea, saltar los muros era imposible, median cuando menos veinte metros, y la reja un poco más. Cuando me di cuenta lo que planeaba Ragnor, lo fulminé con la mirada–. Eres un idiota, ¿verdad? No lo pienso hacer –gruñí y mirándolo con resentimiento.

-Oh vamos Magnus, hablé con tu padre, sé que has hecho cosas más locas, y recién bajamos los muros, esto no es tan difícil de escalar, hagámoslo.

-Por supuesto que no lo haré, esta reja debe medir por lo menos veinticinco metros, es demasiado alto.

-Vamos Magnus, acabamos de bajar los muros de la academia, miden mucho más, y tu habitación queda en el onceavo piso, ¿en serio te da miedo escalar la reja?

-Por supuesto que sí, esto es completamente diferente...

-Magnus es nuestra única opción, es esto o perder la pista que tenemos, tú quieres saber la verdad y yo quiero que tú estés a salvo. Sólo lo lograremos si descubrimos que está pasando, Magnus por favor –suplicó Ragnor, yo lo fulminé con la mirada antes de ver la reja; tragué grueso.

Si bien era verdad que no parecía tan difícil de escalar, un paso en falso y le facilitaría las cosas a Valentine, ya no tendría que matarme, lo haría yo mismo.

-No lo sé –musité con duda.

-Por favor, eres Magnus Bane, estoy hablando del loco Magnus Bane, me has contado de tus aventuras... y tu padre también. Magnus, ingresaste a tu escuela en la noche, huiste de la policía, jugaste en las vías del tren, ¿en serio crees que no podrás con una reja?

Yo suspiré rendido y asentí.

-Sí, creo que puedo lograrlo... sígueme y por favor Ragnor, puede que yo haya hecho todas esas cosas, pero tú no, así que ten mucho cuidado –advertí.

-Estaré detrás de ti amigo, todo estará bien.

Yo asentí nuevamente y comencé a escalar la reja intentando no mirar hacia abajo. Estaba aterrorizado, tenía miedo a caer. Si bien era cierto que los muros de la academia eran más altos, también era cierto que eran mucho más firmes. A medida que Ragnor y yo íbamos escalando la reja, esta se movía. Yo sabía que no se caería o se partiría, pero eso no impedía que mis nervios gritaran en busca de auxilio. Una vez llegamos a la cima, Ragnor y yo nos sentamos a descansar. Mis nudillos se pusieron blancos de lo fuerte que apretaba la baranda para no caer, pero al menos lo más difícil había pasado.

-Bien, lo logramos –casi celebré con la voz temblorosa antes de ver a Ragnor–. ¿Estás seguro de lo que haremos?

-Magnus, en este momento es la única opción que tenemos –señaló Ragnor–. Ahora sólo tenemos que bajar y...

- ¡Magnus! –Se escuchó un grito a lo lejos.

Nuevamente mis nervios se dispararon, no veía a nadie cerca, pero conocía esa voz, la reconocería en cualquier momento y en cualquier lugar, no importaba qué tan suave sonara.

- ¿Alexander? –Pregunté suavemente a la nada.

- ¡Demonios Magnus, ya se dieron cuenta! –Ragnor me miró con terror–. Tenemos que bajar y tenemos que bajar ahora mismo.

Yo estaba funcionando en automático, por lo cual, simplemente asentí y con enorme cuidado, comencé a bajar las barandas hasta que lo vi, a lo lejos, incluso desde la distancia, a pesar que nos separaban más de treinta metros de distancia, podía mirar el horror brillar en sus ojos color zafiro; a su lado se encontraba Jem, mirándome con enorme tristeza, y junto a ellos también estaba Raphael, lanzándonos una mirada emponzoñada. Ninguno de los tres se veía nada contento.

Ragnor y yo comenzamos a bajar la reja aún más rápido, y miré como de su bolsillo Jem sacó un teléfono celular, marcó rápidamente un número y segundos después, la reja comenzó a temblar.

¡La puerta se estaba abriendo!

-Maldición –espeté mientras miraba hacia abajo. Un enorme vértigo se apoderó de mí, aún quedaban por lo menos dos metros para llegar al suelo. No tendríamos tiempo para bajarla toda.

-Nos han atrapado –Ragnor maldijo–. Supongo que eso es todo...

-Salta –hablé sin pensar y mi mejor amigo me miró aterrado.

- ¿¡Qué!?

-Ragnor no podemos perder esta pista, tenemos que saltar. 

-Pero...

-Te espero abajo amigo –antes qué si quiera pudiera procesarlo, me solté de las rejas.

Lancé un aullido cuando caí sobre mi trasero desde la altura; Ragnor me miró aterrado y se soltó. Por supuesto, el idiota cayó sobre mí y un torrente de maldiciones se escapó de mis labios antes de empujarlo.

- ¿Estás bien? –Pregunté preocupado.

Ragnor asintió aturdido.

-Sí, por supuesto si, ¿y tú?

-Yo también –respondí con voz ahogada.

Me dolió ponerme en pie, no estaba nada bien, pero no teníamos tiempo, Jem, Alec y Raphael se acercaban corriendo rápidamente. Ragnor me tomó del brazo y nos internamos rápidamente en el bosque. Lo último que pude ver fue la mirada enfurecida de Alec.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro