CAPÍTULO 4
Capítulo especialmente dedicado a natagray312, gracias por leerme <3
Espero que te guste
Me sentía libre, y tan feliz.
Correr en Nueva York no se parecía en nada, y al mismo tiempo, causaba la misma sensación de libertad y aventura. El resto había desaparecido, ahora me encontraba completamente sólo en medio del bosque, y no me importaba. No me importaban los peligros que hubiera en aquel lugar, no me importaba estar solo porque quizá estuviera perdiendo la carrera, no me importaba el castigo, no me importaba absolutamente nada. Mis piernas se movían a gran velocidad, el viento helado golpeaba mis mejillas, sonrojándolas. Mi cabello estaba completamente revuelto y el frío se colaba entre mi ropa.
Y no me importaba en absoluto.
Solté una sonora carcajada mientras corría...
...y corrí hasta llegar al claro. Como supuse, allí se encontraba Clary y Ragnor, Simon apenas estaba alejándose del claro, pero los otros chicos se veían terribles, sus mejillas estaban completamente sonrojadas; los dos estaban agotados, ¿y yo? Yo me sentía feliz, me sentía vivo, me sentía libre.
- ¿Cómo es que te encuentras tan fresco? –Preguntó Ragnor con agitación, yo sonreí con orgullo.
-Cuando desapareciste, tuve una época de rebeldía...
-Sí, me lo mencionó Jem –habló mi mejor amigo totalmente cansado–. ¿Qué tiene que ver?
- ¿Recuerdas a Meliorn y Seelie?
- ¿Qué? Sí, los pandilleros de la escuela, creí que habrían sido expulsados, ¿qué tienen que ver contigo?
-Creí que lo sabías, parecías muy informado de mi vida –señalé caminando junto con él.
-Lo estaba, pero de tu vida después de que entraste a la academia, antes realmente no sé mucho, sé que estuviste en problemas, pero eso recientemente me lo han contado.
-Bueno verás, comencé a salir con ellos –Ragnor me miraba como si no pudiera creerse aquello–. Tienes razón, por supuesto que nos expulsaron a los tres de muchos institutos, pero siempre permanecimos juntos, no dejábamos de cometer uno que otro delito. Siempre estábamos huyendo de la policía, de vez en cuando nos colábamos en el metro o estábamos jugueteando en las vías del tren –solté una risotada al recordar como esperábamos que el tren se acercara, para salir huyendo de él–. Era estúpido, pero me sentía libre. Supongo que aprendí a correr bien... huía mucho. Toda la adrenalina... –suspiré pesadamente mientras agachaba la mirada–. Bueno, el meterme en problemas me distraía, y por un segundo dejaba de pensar en ti... entonces la pérdida ya no era tan dolorosa –mi voz se quebró, mi mejor amigo me miró aturdido antes de tomarme en sus brazos.
-Magnus, yo no sabía que la habías pasado tan mal.
-Sobreviví, al igual que tú.
-Sobreviví porque te recordaba, y quería volver contigo –musitó Ragnor y yo sentí una enorme tristeza inundar mi corazón.
-Y yo sobreviví porque trataba de olvidarte... claramente no funcionó.
-Eso ya no importa –Ragnor acarició delicadamente mi cabello y volví a sentir a mi mejor amigo como antes–. Eso ya no importa porque ahora estamos juntos, somos hermanos y nadie cambiará eso.
-Hermano –repetí abrazándolo con fuerza. Ragnor asintió mientras se separaba de mi
-Sí, hermanos... y me alegra que hayas aprendido a correr rápido, pero eso no impedirá que te gane –soltó burlón antes de salir corriendo.
Una nueva risotada se escapó de mis labios y dejé que mis piernas volaran nuevamente contra el viento.
Claro que Ragnor era mi hermano, pero no por eso lo dejaría ganar.
Esta era mi carrera y yo saldría triunfante de ella.
╰( ͡° ͜ʖ ͡° )つ──☆*:・゚
Al final no había salido tan triunfante como me hubiera gustado, no quedé en último lugar, puesto que llegué antes que Simon, Clary y Ragnor, pero los demás ya se encontraban estirándose en el tatami cuando yo entré. Alec me miró con orgullo, y a pesar que estaba completamente sudado, me tomó en brazos y me besó con dulzura.
-Lo lograste –me felicitó llenándome el rostro de suaves besos.
- ¿Lo dudabas? –Pregunté arqueando una ceja.
-Por supuesto que... bueno... yo... quizá un poco –admitió a regañadientes–. ¿Recuerdas la vez que tuvimos que encontrarnos con Ragnor? Aquel día casi mueres –se burló.
- ¡Oye eso no es justo! –Refunfuñé–. Había tenido que bajar los muros escalando, tenía la mano lastimada y no tenía la ropa más cómoda para correr.
-Excusas –se burló Isabelle–. Yo les gané a todos, y aquella vez estaba en tacones. Hoy no fue nada para mí –aseguró la chica, sonriendo victoriosa. Jace le lanzó una mirada iracunda a su hermana.
-Presumida –soltó con fastidio.
- ¿Qué? –Dejé escapar una suave risita–. Isabelle querida, ¿me estás diciendo que tú derrotaste al teñido?
- ¡Ya te dije que soy rubio natural! Además –Jace chasqueó la lengua–. Que Isabelle haya llegado de primero, no significa nada, simplemente tuvo un golpe de suerte.
-Síguete repitiendo eso hasta que te lo creas –se mofó Isabelle y Alec le dio un suave golpecito con el hombro.
-Ya basta, ¿no ves que le has herido el ego? Por favor, no lo tortures más.
Yo solté una risita mientras me recostaba en las piernas de Alec. Tuvimos que esperar un par de minutos más mientras regresaban los demás. Ragnor fue el último en llegar, y parecía realmente abatido, pero su entristecimiento no duró mucho, pues Raphael lo recibió con una sonrisa enorme y tres suaves palmadas en la espalda, dados con evidente cariño. Nuevamente miré con odio al moreno mientras invitaba a Ragnor a sentarse junto a él.
-Todos lo han hecho excelente –felicitó Jem.
-No todos –se quejó Ragnor, decepcionado de sí mismo.
-No te preocupes, has pasado por mucho, tu cuerpo aún sigue malherido, me sorprende que lo hayas hecho tan rápido –consoló Raphael y yo chasquee la lengua.
-Admite tu derrota Ragnor, yo te gané y eso que no hace mucho me quitaron la férula –celebré.
-Pero yo les gané a todos –vitoreó Izzy.
-Ya basta –reprendió Jem con suavidad–. Y Raphael tiene razón, Ragnor, no te castigaremos, hiciste una muy buena carrera y tuviste un buen tiempo. Es verdad, tu cuerpo está todavía muy herido. Felicitaciones, chicos, lo han logrado, pero esto apenas comienza.
- ¿¡Qué!? –Preguntó Clary aterrada mientras caía de espaldas en las piernas de Jace–. ¿Hay más?
-Por supuesto que sí, hemos probado su velocidad y es excelente –Jem parecía realmente complacido–. Pueden huir tranquilamente de un lugar si lo llegan a necesitar, por supuesto la meta es mejorarlo, pero basta de carreras por hoy. Ahora, a lo que nos atañe: la defensa personal. Alexander, Jace, Raphael, ¿pueden venir para acá un momento, por favor? –Los mencionados asintieron y se pusieron en pie antes de caminar hasta quedar cerca del director, quien lo señaló con un gesto tan elegante que quedé totalmente sorprendido–. Estos son nuestros mejores tres estudiantes en defensa personal...
- ¡Ey! ¿Y yo qué? –Se quejó Isabelle completamente ofendida–. ¡Soy excelente y sé lo mismo que Alec y Jace!
-Por supuesto que sí Izzy –afirmó Jem con cariño–. Pero los chicos se encargarán de enseñarles a los demás, por supuesto, con ayuda de nosotros los maestros. Pero Clary es la única chica en el grupo y quiero que tú personalmente le enseñes a ella, cuando sientas que esté lista, se unirán a la clase –Isabelle sonrió orgullosa y abrazó a Clary por el cuello, pero esta última no parecía tan emocionada de tener a su cuñada enseñándole a dar patadas–. Cómo iba diciendo, Alec, Jace y Raphael son expertos en artes marciales. Gracias a sus padres y su prevención, Alec y Jace han tomado clases de karate, judo, Jiu-jitsu, taekwondo, y esgrima. Jace tomó clases independientes de Kendo y Alec es un perfecto arquero –yo miré con orgullo a mi Garbancito, quien parecía avergonzado de que enlistaran sus cualidades; Jace alzó el mentón y sonreía con suficiencia–. Por otro lado, tenemos a nuestro maravilloso Raphael...
-Sí claro, maravilloso –solté con voz emponzoñada y las personas a mi alrededor me miraron sorprendidas, especialmente Ragnor, estuve a punto de avergonzarme, pero, ¿por qué? ¿Qué tenía de especial Raphael?
-Bien... –Jem me miró extrañado–. Cómo iba diciendo, Raphael tiene un excelente historial, su padre es militar, por lo cual Raphael también tiene algunos conocimientos de Kung fu, Jiu-jitsu, y por supuesto, entrenamiento militar de alto grado. Ellos se encargarán que ustedes aprendan a defenderse. Los demás maestros, que también cuentan con excelentes conocimientos de defensa personal, los guiarán.
- ¿Y tú? –Pregunté arqueando una ceja.
-Bueno, yo tengo conocimiento de la lucha cuerpo a cuerpo... –respondió el director y yo solté una risotada, sin poder evitarlo, sonreí con malicia.
-Por supuesto que sí, soy testigo de ello.
Jem, entendiendo el doble sentido de mis palabras, me miró mal, pero sus mejillas quedaron completamente sonrojadas; Will, que se encontraba detrás de mí, golpeó con fuerza mi cabeza. Dolió, pero había valido la pena.
-Ya basta, ahora los chicos escogerán a quien quieren enseñarles, ellos serán sus maestros de forma permanente, así que no intenten evitarlo –por un segundo pensé que Jem me estaba hablando a mí, pero luego noté que su mirada realmente se dirigía a su pequeño y caprichoso novio. Yo reí burlón y Jem me fulminó con la mirada antes de resoplar–. Como sea, es hora de empezar, ¿Alexander?
-Magnus –habló mi novio sonriendo feliz–. Por supuesto, ven conmigo –yo sonreí orgulloso mientras corría para reunirme con él. Alec me tomó en brazos y Jem rodó los ojos.
-Nadie se esperaba esto –dijo con sarcasmo–. ¿Jace?
-Simon, tú serás mi alumno –habló el teñido con aburrimiento.
-Por el Ángel –se quejó Simon y se veía atormentado, pero para todos estaba claro que ese par eran muy buenos amigos y se alegraban de estar juntos,
-Bueno –Jem habló–. Supongo que Will, te vas con Raphael, y Ragnor vienes conmigo...
-En realidad –interrumpió Raphael–. Me gustaría quedarme con Ragnor, por supuesto, si no te molesta.
-Ragnor aún sigue algo delicado...
-Yo me encargaré –aseguró Raphael–. Créeme, lo trataré muy bien,
Jem lo miró con duda y aunque yo odiaba que Ragnor estuviera con Raphael, el hecho de que los dos estuviesen juntos me daba la oportunidad de molestar a Jem; claro que no la dejaría pasar por nada del mundo.
-Yo creo que es perfecto –hablé y Raphael me miró con desconfianza; Ragnor y Jem parecían estupefactos–. Ragnor estará muy bien con Raphael, sabrá cómo tratar a mi mejor amigo. Además, ¿no dijiste que eres un experto en la lucha cuerpo a cuerpo? De seguro te encantará practicar con Will, será una experiencia... excitante para los dos.
Jem me fulminó con la mirada y se cruzó de brazos.
-No lo sé...
-No le veo nada malo –interrumpió Luke, tan inocente de la situación, que quise soltar una risotada.
-Por mí está bien –aseguró Hodge–. William y tú son muy unidos. Además, Raphael ayudará a Ragnor, y vaya que el chico necesita mucha ayuda. Raphael es el más experimentado, será útil para que Ragnor avance con rapidez. William, por otro lado, es tan bueno como Jace y Alec, se criaron juntos, tuvieron la misma educación. Harán una pareja perfecta –afirmó Hodge.
Yo sonreí orgulloso.
-Perfecto, entonces supongo que estamos todos listos. A entrenar –canturreé divertido antes de ver a Hodge–. Y no te equivocas, Will y Jem harán una pareja realmente... interesante –solté con mofa, pero Alec me tomó del brazo y me arrastró lejos antes que pudiera decir algo más.
Aquello era estupendo.
Sería el mejor entrenamiento del mundo.
Era el peor entrenamiento del mundo.
Me sentía realmente frustrado. Alec me ha explicado que lo primero que me iba a enseñar era algo sencillo, una llave nombrada mata león. Se suponía que consistía en neutralizar a mí atacante mediante un ahorque en el cuello. Alec me lo había explicado. Se colocaba un brazo por delante del cuello y el otro brazo por detrás, ejerciendo presión en las carótidas. Se suponía que me sería muy útil, porque al aplicarla de manera adecuada, podría hacer desvanecer a mí atacante por un corto tiempo, lo suficiente para defenderme o huir, si era el caso. Lo había intentado, pero era imposible. Alec tenía demasiada fuerza y en ninguno de los intentos había logrado algo.
-Es porque eres demasiado bajo –me quejé tirándome en el tatami. Alec soltó una risotada mientras se arrodillaba frente a mí.
- ¿Sabes? En realidad, el que yo sea un poco más bajo que tú, nos ayuda mucho. Se supone que deberías poder dejarme sin conciencia... al menos un poco aturdido. Deberías poder someterme –reprendió mi chico.
-Te puedo someter, claro que sí, pero no puedo hacer esa cosa –refunfuñé.
Alec soltó una suave risita y me tomó de la mano mientras me levantaba.
-Vamos intentarlo de nuevo, yo sé que tú podrás.
Yo suspiré y lo volví a intentar, Alec fingió ser mi atacante y por algún extraño descuido darme la espalda; me arrojé hacia él y puse uno en mis brazos alrededor de su cuello como se supone que debía hacer. El otro brazo servía como palanca para poder sostener mejor el agarre, pero Alec, tomándome de la cintura, me dio una vuelta, pasándome por encima de él mientras se inclinaba. Mi novio me tumbo directamente al tatami de espaldas, tal y como lo había hecho en veces anteriores. Solté un fuerte quejido y fulminé con la mirada a Alec quién parecía un poco irritado.
-Vamos Magnus, no es tan difícil, ni siquiera lo estás intentando. Tú puedes hacerlo.
-Eso lo dices porque eres demasiado fuerte. Quisiera verte intentando tumbar a alguien de tu peso y de tu tamaño. ¡Es imposible!
- ¿Me estás llamando gordo? –Preguntó Alec arqueando una de sus cejas.
-Por supuesto que no, sólo que eres demasiado... –lancé un grito frustrado mientras me sentaba y me cruzaba de brazos haciendo un puchero–. Ya no quiero entrenar más.
-Magnus por favor, es el primer día y no hemos avanzado nada. Clary ya logró esquivar un ataque de Isabelle, Simon pudo detener a Jace, y Ragnor... bueno, Ragnor lo está intentando.
- ¿¡Y yo no!? –Pregunté molestó–. Me siento cansado, me estás dando una paliza y siento todo el cuerpo dolorido. No es justo.
-Magnus... –comenzó Alec, pero el sonido de alguien aclarándose la garganta lo interrumpió; Alec y yo nos giramos para verlo, y allí se encontraba Raphael.
- ¿Todo bien chicos? –Preguntó.
-No –respondió Alec con frustración–. Magnus aún no logra la llave mata león y es algo muy sencillo.
-Lo es en realidad –afirmó Raphael y yo lo miré con odio.
-Oh tú vete a la....
-Pero... –me interrumpió Raphael–. No es el fuerte de Magnus.
- ¿Qué? –Preguntó Alec.
-Alec creí que lo entendías, pero al parecer no es así. Magnus tiene razón, tienes los brazos enormes, toda tu fuerza se centra en ellos. Practicaste esgrima y arquería, eso te dio una fuerza gigantesca en tus extremidades superiores, pero Magnus no. Por supuesto, hay que trabajar en ello, quizá le recomiende a Jem que inscriba en las clases de Magnus, el gimnasio.
- ¿Más estudios? –Pregunté con frustración y Raphael asintió.
-Lo necesitas, pero Alec –Raphael se volvió a girar hacia mi novio–. Miré a Magnus correr, lo hace rápido, incluso para estarse recuperando todavía de su herida en la pierna...
- ¡Ya me encuentro bien! –Me quejé.
-Magnus, que te hayan quitado la férula no significa que ya estés perfectamente, te cayó un candelabro de más de diez kilos encima, pero te estás recuperando y lo puedo notar. Tus piernas son delgadas y largas, pero fuertes. Corres muy bien... y puede que Ragnor me haya comentado que solías correr con tus amigos antes de que entraras en la academia. Eres veloz, tienes mucha fuerza en las piernas y tenemos que aprovecharlo –señaló Raphael y miró a Alec con seriedad–. ¿Qué tal si el lugar de enseñarle a Magnus una llave en la cual se necesita fuerza en los brazos, intentas instruirlo en una llave para alguien que tiene gran fuerza en las piernas? Intenta la palanca de brazo.
-Pero eso también es con los brazos, ¿o no? –Pregunté y Raphael rodó los ojos.
Por un segundo Alec se quedó callado, sopesando las palabras de Raphael, antes de asentir.
-Tienes razón –dijo por fin–. No lo consideré, supongo que sólo esperaba que Magnus aprendiera algo para defenderse ya.
-Pero utiliza sus puntos a favor, su fuerza se concentra en la parte inferior.
-Sus piernas –asintió Alec.
-Exacto –Raphael palmeó el hombro de mi novio–. Inténtalo, sé que le irá bien.
Yo miré a Raphael sorprendido mientras se dirigía nuevamente hacia Ragnor para continuar con su entrenamiento. Sin poder evitarlo, fruncí el ceño.
- ¿Acaso él acaba de ayudarme? –Pregunté confundido.
-Lo hizo –afirmó Alec–. Y no sé qué problemas tengas con él, pero es un buen chico, soluciónalo –mi novio me tendió la mano para que me pusiera en pie–. Ahora intentémoslo.
- ¿Crees que pueda?
Alec me miró con atención mientras acariciaba su mentón.
-Puedes hacer todo lo que te propongas, si te esfuerzas. Raphael tiene razón, si huías de la policía, debes de tener una fuerza enorme en tus piernas. No perdemos nada con intentarlo. Ahora a entrenar –musitó mi Garbancito ayudándome a levantar, antes de explicarme cómo se supone que debía hacerlo.
Se escucharon tres golpes en el suelo, señal de que Alec ya no podía más. Yo sonreí orgulloso.
¡Lo había logrado por fin!
Aquella llave constaba en tomar uno de los brazos de Alec, estirándolo hacia el suelo entre mis piernas mientras levantaba ligeramente la pelvis hacia arriba y tiraba fuertemente del brazo de Alec hacia fuera. Al ver la cara enrojecida de Alec, lo dejé libre antes de ponerme en pie. Mi chico se estiró sobre el tatami mientras tomaba una profunda respiración.
- ¡Eso es Magnus! –Ragnor saltó sobre mi espalda haciéndome caer al suelo junto a mi novio; mi mejor amigo quedó encima de mi espalda–. ¡Lo has logrado, idiota! –Celebró Ragnor revolviendo mi cabello. Yo solté una risita antes de empujar a Ragnor hacia un lado.
-Sí, sí, pero bájate que pesas –refunfuñé mirando con ternura a mi mejor amigo; Jem se acercó a nosotros sonriendo abiertamente.
-Felicitaciones Magnus, hiciste una palanca de brazo perfectamente ejecutada, me alegra.
-Gracias Jem –sonreí con falsa inocencia–. ¿Cómo va tu entrenamiento con Will?
La sonrisa del director se esfumó y me dio una mirada oscura antes de rodar los ojos.
-Muy bien chicos –dijo en voz alta–. Creo que eso es todo por hoy, pueden irse a descansar, maestros –Jem se giró hacia Luke y Hodge–. Ustedes también.
Yo asentí y seguí a mi novio completamente agotado hacia los lockers dónde estaban nuestras cosas. Alec y yo nos cambiamos rápidamente, pero justo cuando íbamos a salir de la habitación, Raphael se acercó a nosotros.
- ¿Chicos creen que puedan esperar cinco minutos?
Yo fruncí el ceño.
- ¿Qué? ¿Por qué? Estoy agotado y quiero irme a dormir.
-Por favor –dijo el chico con amargura; yo suspiré con dramatismo y asentí antes de sentarme en el suelo, Alec se sentó a mi lado y tomó mi mano para jugar con mis dedos.
- ¿Qué crees que quiera? –Preguntó y yo me encogí de hombros.
-No tengo ni idea, pero como sea, espero que sea rápido.
-Estoy agotado –musitó mi hermoso novio en medio de un bostezo y yo lo miré con ternura.
-Chicos –llamó Ragnor–. ¿Pueden venir un segundo?
Alec y yo nos pusimos en pie y con enorme cansancio, arrastramos nuestros pies hacia el otro extremo del salón. Nuestra sorpresa fue enorme al percatarnos que todos se encontraban allí, todos menos Luke y Hodge.
- ¿Pasa algo? –Pregunté extrañado.
-Sí, es hora de la reunión –respondió Jem.
-Pero... –comenzó Alec–. ¿Dónde están Luke y Hodge?
-Verán chicos, haremos un grupo donde entrenaremos, y haremos pequeñas reuniones, faltan algunos estudiantes los cuales aún siguen en vacaciones...
- ¿Quiénes? –Pregunté con curiosidad.
-Imasu Morales –contó Jem–. Julian Blackthorn, Emma Carstairs...
- ¿Tu sobrina? –Preguntó Will genuinamente sorprendido y Jem asintió.
-También se nos unirá el hermano de Julian, Mark...
-Creí que estaba en un intercambio –señaló Isabelle asombrada.
-Lo estaba, pero con la situación de la academia ha decidido regresar, tres de sus cinco hermanos estudian aquí, supongo que quiere echarles un ojo para que no se metan en líos –el director me miró con preocupación antes de volver a hablar–. Y por supuesto, también se nos unirá Catarina Loss, claramente ella se encuentra en la lista de los seleccionados.
-Espera un momento, ¿qué? –Musité sorprendido–. ¿¡Catarina!? ¿¡Ella va a regresar!?
-Por supuesto que sí –Jem me miró atónito–. ¿Por qué no lo haría?
-Bueno ya sabes... Tessa era su mejor amiga, supuse que no quería volver al lugar donde murió.
-Es verdad que Catarina está pasando un mal rato –afirmó Jem–. Es duro el regreso, pero me pareció injusto no hablarle de los entrenamientos que tendríamos. Ella misma me pidió estar, dice que es lo mínimo que puede hacer ya que no pudo salvar la vida de Tessa. Espera poder ser útil para salvar la vida de alguien más...
-No entiendo –interrumpió Alec–. ¿Vamos a hacer un grupo secreto donde pocos alumnos estarán? ¿Qué con eso? ¿Por qué Hodge y Luke no están aquí?
-Haremos dos grupos –aclaró Raphael y Alec lo miró confundido.
- ¿Dos grupos?
-Por supuesto que sí –habló Will–. En uno se encontrarán todos los maestros, y en otro sólo estaremos presentes nosotros.
-Y no todos los alumnos que estén en el grupo de entrenamiento se nos unirán –explicó Jem–. Por ejemplo, Imasu Morales no asistirá a estas pequeñas reuniones...
- ¿Y Catarina? –Pregunté.
-Por supuesto que sí, es la única. Los Blackthorn no asistirán tampoco, igual que Emma Carstairs...
- ¿No confías en tu sobrina? –Inquirió Will frunciendo el ceño.
-Por supuesto que sí, pero no quiero que esté dentro de todo esto. Nosotros estamos involucrados porque de alguna u otra forma estamos conectados con Magnus –Jem suspiró pesadamente–. Quiero poder enseñarles a defenderse a los estudiantes en quién más confío, pero no quiero ponerlos en riesgo a todos. Isabelle, Alec Jace, Simon y Clary están aquí porque son íntimos amigos tuyos, Magnus. Y ya sabemos qué Valentine está detrás de tu cabeza, o en todo caso, detrás de las personas que más te importan. Por supuesto, eso también incluye a Ragnor y Catarina. Él es tu mejor amigo y ella... bueno tengo entendido que también es muy cercana a ti...
-Espérame un momento –interrumpió Alec–. ¿Valentine? –Mi novio parecía realmente sorprendido–. Pero dijiste que no sabías quién...
-Esa es otra cosa. Los entrenamientos para defensa personal los tomarán todos los estudiantes con los maestros presentes, pero la información más importante sólo se reservará para aquellos en los que, tanto Lilith como yo, confiamos plenamente.
- ¿Así que era mentira? –Pregunté–. ¿Por qué?
-Ya te lo dije Magnus, dentro de los maestros que se encuentran en la junta directiva, hay un espía.
-Jem... –empezó Isabelle aterrada–. ¿Crees que el Luke o Hodge...?
-No importa lo que yo crea....
-Luke es mi padrastro y lo amo. Confío en él –interrumpió Clary–. Pero no espero que ustedes lo hagan. Y si hay que dejarlo fuera de esto, no le veo el problema.
-Yo confío en Hodge –aseguró Isabelle–. Pero Clary tienes razón. En este momento tenemos que ser imparciales, dejar nuestros sentimientos y creencias fuera. La vida de Magnus está peligro, al igual que la de nosotros. Tenemos que ser prudentes.
Yo asentí mientras repasaba toda la información.
- ¿Así que dentro del grupo secreto habrá un grupo más secreto que somos nosotros? –Pregunté asombrado.
-Exactamente –Jem asintió.
-Y ahora ya sabemos quién es el culpable –musitó Alec.
-Exactamente, es Valentine Morgenstern quién está detrás de todo esto –gruñó Will furioso.
-No lo entiendo –siseé con suavidad–. Sí ya sabemos que es Valentine, ¿no podemos detenerlo? No sé... denunciarlo a la policía o quizá...
-Magnus, ¿recuerdas lo que me dijiste sobre los policías que estaban la noche que Ragnor desapareció? –Preguntó el director; yo fruncí el ceño y estaba a punto de negar, pero entonces lo recordé.
-La policía está aliada con Valentine –entendí.
-No toda, por supuesto –se apresuró a decir Jem–. Pero no sabemos quiénes sí y quiénes no. Si Valentine tiene comprada la policía, nada nos asegura que no sea lo mismo con los jueces, con abogados, con cualquier persona lo suficientemente importante. No podemos dar un paso en falso.
-Exactamente –habló Raphael con cansancio–. Por ahora sólo podemos protegernos y dejarle todo eso a Lilith.
- ¿Pero qué es lo que quiere? –Pregunté lleno de frustración–. Por supuesto, aparte de asesinarme.
-Supongo que no busca exactamente asesinarte –habló Clary–. Papá sólo quiere sacarte del camino...
- ¿¡Qué!? –Miré a Clary como si acabara de conocerla–. ¿¡Papá!?
-Creí que ya lo sabías –Clary rió con amargura–. Luke es mi padrastro, pero mi papá biológico es Valentine...–la chica agachó la mirada–. Mamá estuvo casada con un psicópata asesino... lo siento –se disculpó Clary, atormentada; yo la miré con tristeza antes de tomarla de la mano.
-No es tu culpa, no elegimos a nuestros padres, pero sí podemos elegir quienes queremos ser, y te conozco lo suficiente para saber que no quieres ser como él.
-Para nada –afirmó Clary–. Espero que no dejes de confiar en mí.
-Mi pequeña zanahoria, yo jamás dejaré de confiar en ti, lo prometo.
-Excelente chicos –felicitó Jem–. Porque ahora necesitamos estar más unidos. Y Clary tiene razón, Valentine en realidad sólo quiere sacarte el camino.
- ¿Por qué? –Preguntó Simon y por primera vez lo vi enojado–. ¿Qué le hizo Magnus? ¿Robarle su yerno?
-Tiene más razones que los problemas amorosos de Magnus –el director se acercó a mí y posó sus manos en mis hombros–. ¿Recuerdas que te dije que los Morgenstern quería volver a ser parte de la junta? Supongo que quieren presionarte para que aceptes, ya que tu abuela no lo hará.
-Yo tampoco, no le tengo ningún cariño a los Morgenstern, en especial al pequeño y caprichoso de Jonathan –miré a Clary frunciendo el ceño–. ¿Cómo es que estás emparentada con ese idiota? Tú eres adorable –afirmé y la chica se sonrojó.
-Hay más –aseguró Alec–. Algo que no estamos viendo. ¿Asesinar a Tessa por presionar a Magnus sólo para que acepte ser parte de la junta? No puede ser algo tan sencillo.
-Y no lo es, Lilith está investigando y se ve aterrada –Jem suspiró pesadamente–. Chicos, si puedo ser sincero con ustedes, siento que falta algo más, una pieza en el rompecabezas.
- ¿Algo que mi abuela no sabe? –Pregunté.
-No, no exactamente –Jem suspiró y enterró su rostro entre sus manos, estuvo así por un largo tiempo mientras Will le acariciaba el cabello con suavidad. El director suspiró de nuevo antes de alzar la cabeza–. Si les soy sincero, creo que Lilith estás ocultando algo.
- ¿Por qué lo haría? –Preguntó Isabelle–. Su nieto está en peligro, ¿no dice que lo quiere mucho?
-Y lo hace, ella está luchando por proteger a Magnus, pero siento que hay algo que ella no quiere que nos enteremos.
- ¿Y que podría ser? –Inquirió Jace.
-No lo sé –Jem suspiró mientras se encogía de hombros–. No tengo ni idea, pero Alec tiene razón, ni siquiera Valentine podría llegar al extremo de asesinar sólo por tener un puesto en la junta, hay algo más –Jem me miró con seriedad–. Y tiene que ver contigo.
- ¿Conmigo? ¿Por qué?
-Magnus –Ragnor habló por primera vez–. ¿Recuerdas lo que te dije en el claro, aquella vez que nos encontramos? Hay alguien a quién no le conviene que tú subas al trono, está claro que ese alguien debe ser Valentine, pero ¿por qué porque se empeña tanto en que tú no seas rey de Edom?
-Supongo que no sabes la respuesta –hablé con resignación y mi mejor amigo negó, pero me dio una extraña mirada que no supe identificar.
-Nadie lo sabe –dijo Jem–. Pero te prometo averiguarlo. Mi prioridad eres tú, mi niño –Jem nos miró a todos–. Mi prioridad es que todos ustedes estén bien, chicos, y no sé qué secreto se guardan esos dos, pero lo averiguaré.
-Lo averiguaremos –aseguró Isabelle con dureza.
-Por supuesto que sí, confío en ustedes, por eso he creado este grupo. En este momento son las únicas personas en las que confío.
-Y nosotros confiamos en ti –afirmó Will dándole una tierna mirada a Jem.
Yo tosí, ocultando una risita.
-Por supuesto, algunos confiamos más en ti que otros.
Jem me miró con irritación y Alec me dio un suave codazo.
-Supongo que si eso es todo... –habló mi chico–. Es hora de dormir.
-Por supuesto –Jem asintió–. Todos a su habitación... a su respectiva habitación –hizo énfasis, claramente para Alec y para mí; yo le di una sonrisa socarrona.
-Eso mismo te digo, amigo mío, pero...
-Ya basta –Alec me tomó del brazo y me arrastró fuera de la habitación–. Basta Magnus, vas a hacer que nos castiguen.
Yo lo miré con orgullo.
-Valdría la pena –aseguré ignorando la expresión de fastidio de mi novio.
Aquello era divertido, pero ahora había cosas más importantes en qué pensar.
¿Qué estaba sucediendo? Y lo más importante, si las sospechas de Jem eran ciertas, ¿qué estaba ocultando mi abuela?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro