CAPÍTULO 16
Los oscuros pasillos estaban desolados y los tacones de Isabelle creaban un eco cada vez que chocaban contra el suelo mientras ella daba cada paso. Mi corazón estaba completamente acelerado, mis manos sudaban y yo sentía que no podía respirar.
Tres meses, habíamos esperado tres meses para que Hodge quisiera hablar, ¿por qué lo hacía hasta ahora? No tenía ni idea, pero tenía que escucharlo, tenía que averiguar que quería esa maldita rata traicionera. Isabelle me había advertido que Jem se pondría difícil con mi decisión de aceptar hablar con Hodge, pero no importaba, aquel era un avance y no habíamos tenido uno en mucho tiempo, no desperdiciaría aquella oportunidad.
Isabelle y yo caminamos por un rato más hasta llegar al salón de computadores, aquello ya no me sorprendía, es decir, hacía tres meses sí que lo había hecho, jamás había visto tecnología dentro de Idris, pero aquel lugar estaba lleno de aparatos electrónicos que ni siquiera yo conocía.
Como siempre, Jem se encontraba hablando con Luke y Aldertree mientras que Livia y su hermano Tiberius estaban en los computadores trabajando arduamente. La primera en vernos fue Jocelyn, que estaba sirviéndole café a todos los presentes; sus cejas se elevaron tanto que casi se confundieron con su melena rojiza.
– ¿Magnus? ¿Isabelle? ¿Qué hacen aquí? –Preguntó asombrada.
Jem sé giro bruscamente y me miró sorprendido antes de lanzarle una mirada envenenada a Isabelle.
–Te dije que...
–Lo sé, pero no podemos decirle mentiras –rechazó la chica.
–No es mentirle...
–No pueden ocultarme la verdad –interrumpí frunciendo el ceño mientras me cruzaba de brazos–. Mira Jem, sé que me quieres proteger, pero si esa rata quiere hablar conmigo, yo aceptaré.
–Magnus puede ser peligroso, ¿y si te dice mentiras?
– ¿Y si no lo hace? Jem, no creas que soy inocente y que le creeré todo lo que me diga, pero si puede ayudarnos a saber algo del por qué está pasando todo esto, porque secuestraron a Ragnor, porque quieren matarme, quién quiere hacerlo... porque Hodge casi mata a Alec... –mi voz se rompió y tragué grueso antes de negar–. No puedes negarme el derecho a decidir, es lo que hacía mi abuela con mamá, ¿eso es lo que tú quieres para mí? –Supe que había hablado demasiado cuando el rostro de Jem palideció y él suspiró pesadamente antes de negar.
–No Magnus, no es lo que quiero para ti... está bien... danos unos minutos por favor, organizaré todo.
–Jem... lo siento, yo no...
–No Magnus, tienes razón eres un hombre, aunque para mí siempre serás un niño, mi niño, yo sé que eres un hombre y tienes derecho a decidir, solo ten mucho cuidado, ¿quieres?
–Lo haré –aseguré sonriendo de lado–. Estaré bien –sin poder evitarlo y sin saber de dónde surgió aquella fuerte necesidad, me lancé a los brazos de Jem y escondí mi rostro en su pecho. El director se tensó por unos segundos, pero después me rodeó con sus brazos antes de pasar sus delgados dedos por mi cabello, creando una caricia qué hizo que mi alma se tranquiliza por completo–. Gracias por cuidarme.
–No hay de que mi niño –susurró Jem suavemente junto a mi oído–. Déjame encargarme de unas cosas y luego podrás entrar a hablar con él, ¿te parece? –Preguntó con voz dulce; yo asentí y a regañadientes me separaré de él.
Jem acarició delicadamente mi rostro antes de plantarme un suave beso en la frente y alejarse junto con Luke y Jocelyn para preparar todo. Isabelle y yo nos acercamos a los mellizos.
– ¿Qué hacen? –Preguntó Isabelle con voz cantarina.
–No lo entenderías –respondió secamente el chico yo solté una risita.
Ya me había acostumbrado a él. Tiberius siempre era tan seco y directo, que parecía que vivía en su propio mundo y no le gustaba que nadie entrara en él, solo se lo permitía a su mejor amigo y a su hermana melliza, el resto parecía estar completamente aislado para él. Livia nos lanzó una mirada llena de disculpas antes de negar.
–No tienes por qué responder así, Ty –reprendió cariñosamente antes de revolver el cabello de su hermano–. Seguimos investigando los antecedentes de Hodge, es muy complicado, pareciera que su vida empezara desde que comenzó a trabajar aquí...
–Livvy, eso no es posible –refunfuñó Ty y su hermana rodó los ojos.
–Lo sé y es por eso que estamos investigando, probablemente Hodge ni siquiera sea su nombre, lo cual nos complica todo. No hay fotos de él más que la que presentó aquí, ningún historial, es como si solo existiera para nosotros... pero lo lograremos.
–Por supuesto que lo haremos –aseguró Ty e Isabelle acercó una silla para sentarse en ella.
–Excelente, ¿los puedo ayudar en algo?
– ¿En qué ayudarías tú? Estoy seguro que no sabes manejar todos estos programas –respondió Ty y Livvy rió nuevamente.
–No te preocupes Isabelle todo está bien... aunque... ahora que lo pienso... –Livvy toqueteó su labio con la punta de su dedo índice, en un gesto pensativo–. Alacante es un reino muy influyente, y estoy segura que tienes muchos contactos...
–Por supuesto –afirmó Isabelle–. ¿Por qué?
–Si lo que nosotros creemos es cierto y "Hodge" no es su verdadero nombre, entonces es más probable que tú puedas averiguarlo, conoces mucha gente que conoce mucha gente, ¿no crees que quizá con una foto de él alguien pueda saber algo?
–Uy... es algo arriesgado. No queremos que alguien sepa que lo tenemos... pero supongo que, si no hay otra opción, lo haré, ¿tienes la foto? –Preguntó Isabelle jugueteando con mi cabello.
–Por supuesto –Livvy buscó entre un montón de carpetas que tenía, cuando la encontró, se la tendió a Isabelle–. ¿Cuándo crees que puedas tener la información?
–Pues si me prestas tu computadora, le enviaré la foto ya a mi hermanito. Si alguien puede ayudarnos a encontrar información bastante rápido. Es un nerd experto en meterse en lo que no debe.
– ¡Excelente! Gracias Isabelle, sé que tú puedes ayudarnos –afirmó Livvy.
– ¿Y yo podría...?
–No –interrumpió la chica cuando me dispuse a hablar–. Con lo que nos puedes ayudar es interrogando al hombre, si quiere hablar contigo es porque tiene algo importante que decir. Ayúdanos con eso.
–Es verdad –por primera vez Ty alejó su mirada de la computadora y se enfocó en mí, sus ojos grisáceos parecían mirar dentro de mi interior y me sentí algo incómodo–. Solo tú puedes averiguar lo que trama. Hazlo hablar. Magnus, nos han dicho que eres demasiado impertinente; no lo seas, contrólate, hazlo hablar, no lo presiones. Se está muriendo de hambre, está desesperado por el encierro. Si pidió hablar es porque espera conseguir algo con ello. Tú solo escucha y haz las preguntas adecuadas.
Yo tragué grueso y asentí lentamente, pero antes de que pudiera decir algo, alguien me tocó el hombro; sin saber el porqué, yo lancé un fuerte grito aterrado y Mark me miró sorprendido.
–Oye chico, ¿estás bien? –Inquirió ladeando su rostro.
–Sí, sí... sí lo estoy –musité posando una mano en mi pecho, tratando de controlar mi respiración; el corazón me latía violentamente, estaba más asustado de lo que yo quería admitir y las palabras de Ty me habían dejado paranoico.
–Sí... claro... –Mark me miró preocupado antes de encogerse de hombros–. Como sea, todo está listo. Hodge te espera para hablar. Tendrás que entrar solo, fue una de sus exigencias, no habrá en cámaras de video grabándolo, no quiere que hayan pruebas de nada de lo que diga, así que solo contamos contigo Magnus.
–Sin presiones –solté con sarcasmo y Mark me sonrió de lado.
–Lo siento chico, pero las cosas son así...
–Enfócate –habló Ty y nuevamente su mirada estaba fija en aquel computador.
Yo miré a Isabelle con nerviosismo y ella tomó una de mis manos para besarla suavemente.
–Ánimo tigre, todo irá bien, y si necesitas algo solo grita.
Yo asentí de nuevo y con las piernas bastante temblorosas, me puse en pie y me dirigí hacia aquel lugar.
Era hora de buscar la verdad.
o(≧o≦)o
–Ten cuidado mi niño –fue lo último que dijo Jem antes de cerrar la puerta.
La habitación estaba apenas iluminada por una lámpara amarilla que colgaba del techo, y yo tragué grueso al verlo allí. Hodge estaba tirado en el suelo, lleno de polvo y con la ropa completamente desgarrada. Lo que realmente me sorprendió fue ver unos enormes grilletes rodeando sus muñecas y sosteniéndolo contra una pared, sus tobillos también estaban rodeados por unas cadenas que parecían pesadas; tan pronto como su mirada se dirigió hacia mí, quise salir corriendo de aquel lugar.
Sus ojos, rodeados por enormes bolsas oscuras, que en algún momento había sido tan amables y llenos de comprensión, ahora estaban llenos de hostilidad y odio; en su boca, que siempre estaba posada una sonrisa gentil para con todos, ahora destellaba una mueca llena de burla. Su cabello, que normalmente permanecía tan arreglado, ahora estaba completamente sucio y revuelto.
–Hola Magnus, qué gusto verte –saludó con voz frívola e intentó acercarse, pero las cadenas se lo impidieron, el hombre soltó un quejido lleno de fastidio y se recostó contra la pared–. Me veo patético, ¿verdad? –Preguntó con pereza–. Aunque estoy seguro que te alegras de verme así.
–Yo no soy tan repugnante como tú, Hodge, no me alegra tu miseria... pero no voy a negar que siento un fresco al verte aquí, al menos no estás pasándole información a Valentine sobre nosotros, pero tú miseria no me devolverá a Alexander.
Por un momento aquella mirada hostil desapareció, siendo reemplazada por una llena de preocupación.
– ¿Alexander está...?
–No, por fortuna no lograste tu cometido.
–Qué lástima... aunque siempre habrá una segunda oportunidad, ¿verdad? –Soltó con burla y tuve que contenerme para no matarlo.
–Pero tampoco está muy vivo que digamos –solté con odio.
– ¿Qué pasó con él? –Preguntó con mofa.
– ¡No te importa! ¿¡Querías hablar conmigo, verdad!? ¡Entonces habla! –Demandé.
Hodge me miró en un profundo silencio por un largo rato antes de asentir.
–En todo caso lamento que esté vivo... quizá muera –respondió por fin.
– ¿Hiciste que viniera aquí para que te mate o realmente necesitas decir algo? –Pregunté con furia; Hodge suspiró pesadamente y cerró los ojos.
–Me disculpo... estoy algo cansado.
–Quizá si hablaras te trataría mejor –sugerí con irritación. Quería irme de allí.
–No, no lo harían, pero eso no importa.
– ¿Vas a hablar sí o no? –Pregunte fastidiado, sabía que Ty me había dicho que no lo presionara, pero estaba harto, no quería perder el tiempo, si me había hecho ir hasta allí, esperaba que fuera por algo importante.
–Que impaciente, igual que tu abuela...
– ¿Fue ella quién te contrató?
–No, jamás lo haría, es demasiado débil y estúpida.
– ¿Entonces? –Pregunté frunciendo el ceño–. ¿Fue Valentine?
Una profunda carcajada salió de los labios del hombre y quise golpearlo en el rostro en aquel momento, pero debía controlarme, ¿qué era tan divertido?
–Us-ustedes son tan es-estúpidos –dijo por fin cuando se pudo controlar, aunque aquellas palabras salieron con pequeñas carcajadas–. Si no es blanco es negro, ¿verdad? Solo existen dos bandos para ustedes, los buenos y los malos –el hombre negó y escupió lejos, casi dándome en los zapatos–. Repugnante. Definitivamente Magnus, eres un niño –parecía mirarme casi con tristeza–. Un niño que se vio envuelto en toda esta miserable guerra llena de odio, de codicia, de avaricia, de estúpidos adultos sedientos de poder. Es lo único que quieren.
– ¿Y tú qué quieres?
–Yo solo quiero estar del bando ganador. Y lo estoy.
–No, no es cierto, Valentine jamás ganará.
–Eres patético en verdad –soltó Hodge mirándome con desprecio–. No conozco a ese imbécil, se nota que es un idiota... enfrentar a Lilith tan de frente. Solo un estúpido mostraría su rostro... mi amo jamás lo haría.
Me sorprendió por un momento. No dije nada. Mi mente corría a mil por hora.
¿Cómo?
Si mi abuela no lo había contratado... y Valentine tampoco, entonces...
– ¿Para quién trabajas? ¿Qué quieres de nosotros?
–Lo interesante de la monarquía, Magnus, es los sedientos que están todos por adquirir la corona. Están dispuestos a jugar sucio, engañar y asesinar, todo por el poder. Por supuesto en esto hay más en juego que una corona, pero quién es rey de Edom, suele ser el que controle todo el consejo. Es interesante cómo funciona el mundo, las personas del común creen que pueden tomar sus decisiones, qué deben votar bien por sus gobernantes –Hodge lanzó una amarga risotada–. Son tan estúpidos que no saben que son un simple cúmulo de títeres manejados por los grandes mandatarios del mundo. Qué idiotas.
– ¿De qué estás hablando Hodge? Estás loco, ¿para quién trabajas? –Pregunté de nuevo, esta vez más impaciente y lleno de terror.
–También es curioso cómo se puede manipular la verdad y cómo se pueden manipular las personas, ¿sabes? Se de buena fuente que tu abuela no quería poner el nombre de su hijo bastardo en ese registro... pero el libro desapareció, supongo que la estúpida de Lilith no contaba con que Valentine robara aquel libro y fuera él quién pusiera el nombre del chico allí. Es una lástima, su único pecado fue nacer. ¡Vaya que error!
– ¡Ash no es un error! –Grité con odio impregnado en mi voz, estaba lleno de resentimiento al recordar las palabras de Ash en el comedor.
Magnus, ¿tú crees que yo soy un error?
¡No! ¡No lo era! Sus padres eran unos estúpidos irresponsables, pero Ash jamás sería un error, me negaba a creerlo.
–Por supuesto, eres un niño muy romántico, estoy seguro que crees que no lo es, pero sí, es un bastardo que no debió nacer... le quitó el lugar a mi señor.
– ¿Tu señor? –Pregunté aún más confundido.
–Es tan patético que no sepas nada de tu familia. Me das tanta lástima...
–No sé de qué...
–Leviatán. Él reinará, no importa cuánto te cuiden, no importa si el bastardo de Lilith está vivo. Leviatán reinará así tenga que adornar el palacio de Edom con sus cabezas... será una decoración bastante rústica –musitó pensativo.
– ¿Qué? ¡Estás loco! ¿Leviatán?
–Apuesto que quieres saber la verdad... qué lástima, no podrás, el único que te lo puede decir soy yo... y no lo haré –la mirada de Hodge fue tan oscura, que sentí como el alma se me escapaba del cuerpo–. Solo quería darte un consejo, niñito idiota. Renuncia, o él hará que los estudiantes de Idris se ahoguen en su propia sangre, acabará con todos tus amigos, empezando por el estúpido de Alexander Lightwood. Él debió morir... era mi misión –Hodge trató de correr hacia mí, pero las cadenas lo detuvieron–. ¡YO DEBÍA MATARLO PARA COMPLACER A MI AMO! ¡ALEXANDER LIGHTWOOD MORIRÁ!
– ¡Cállate! –Grité, queriendo llorar.
–Leviatán reinará –repitió Hodge sonriendo abiertamente antes de echar su cabeza hacia atrás.
Todo pasó demasiado rápido, escuché un sonido completamente desagradable y luego una tos brusca proveniente del hombre, comenzó a retorcerse.
¡Se estaba ahogando!
– ¡Ayuda! –Grité fuertemente–. ¡Jem! ¡Luke! ¡Jocelyn! ¡Alguien por favor! –Llamé golpeando la puerta desesperadamente.
Cuando mi director entró al lugar, ya era demasiado tarde, la cabeza de Hodge cayó hacia adelante y un trozo de carne descendió de su boca. Quise vomitar en aquel instante. Se había arrancado la lengua con sus propios dientes. Ahora estaba muerto... y yo estaba tan aturdido que ni siquiera noté cuando Jem me rodeó con sus brazos para sacarme de aquel lugar. Solo podía pensar en las últimas palabras de aquel hombre.
Leviatán reinará.
¿Quién demonios era?
¿Quién era el enemigo?
Espero que les guste, un beso y nos leemos la otra semana.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro