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CAPÍTULO 11











El bosque quedó en completo silencio, solo se escuchaban el ulular de los búhos y el viento soplar por entre las ramas de los árboles. El silencio perduró un par de minutos, nadie quería romperlo, pero por supuesto fue Jem el valiente que lo hizo.

–Bueno... supongo que después de ese estallido, no queda mucho por decir –soltó con desánimo–. Magnus, sé que no te agradará lo que voy a hacer, pero Alec tiene razón, no puedes seguir arriesgando tu vida así...

–Pero...

–No Magnus, quiero que tengas algo en claro, yo sí te ayudaré a cumplir tu promesa, tienes toda la razón, no es justo que ese chico esté pasando esas penurias, no sé si es Lilith, Valentine o los dos quiénes esconden su existencia, pero nadie debería avergonzarse por existir –me sorprendió escuchar a Jem hablar de tal forma, puesto que su voz estaba impregnada de veneno–. ¿Es culpa de ese joven que tu abuela lo hubiera tenido fuera del matrimonio y con la persona menos deseada? ¿Es culpa de ese chico tener a dos psicópatas controladores y con sed de poder, de padres? –Abrí mi boca para responder, pero Jem lo hizo por mí–. No, por supuesto que no es su culpa... y aun así está pagando las consecuencias por ello –el director se pasó una de sus manos por el rostro. Era un claro gesto lleno de cansancio y desespero–. No, definitivamente no me parece nada justo, y lo ayudaremos Magnus, te juro que yo te ayudaré a sacarlo de allí... pero por ahora necesito que te controles y que tengas paciencia. Por más que odie decirlo, ese chico ha estado muchos años encerrado, podrá esperar un rato más, no será mucho, lo juro, pero tienes que entender que en este momento tú eres más importante para nosotros. Magnus, te ayudaré rescatar al chico... pero tendrás que esperar, no solo por tu seguridad, sino porque Lilith no puede saber que sabemos su secreto...

–Así que de ahora en adelante se va a tratar de esto, ¿verdad? –Preguntó Isabelle y su nivel de resentimiento era el que yo mismo sentía–. ¿Nos mentiremos los unos a los otros?

–No tan así –interrumpió Will–. Supongo que hay dos bandos, los que quieren utilizarnos y los que queremos utilizarlos.

– ¿Quiénes son los malos? –Preguntó Ragnor y casi parecía deprimido.

Jem soltó una risita llena de amargura antes de vernos con tristeza.

–Todos –respondió sin más. 







٩(͡๏̯͡๏)۶







El resto de la semana, en la academia se vivió un ambiente fatal, la tensión se sentía en todo el lugar, Alec estaba furioso conmigo, y no era el único, Jace se había unido al equipo de odio; Clary apoyaba su novio y Simon simplemente había dicho que no quería problemas con nadie; Raphael se había alejado de todos, porque en realidad estaba furioso con Ragnor, así que mis mejores amigos y yo nos encontrábamos aislados. Nadie se quería juntar con nosotros, fuera porque Jonathan había regado el rumor de que nosotros éramos unos parias rechazados, o porque nuestros amigos estaban demasiado molestos para dirigirnos la palabra.

–No lo soporto más –refunfuñó Ragnor tirando la cuchara sobre su plato y regando sopa por la mesa en la cual nos encontramos nosotros tres solos; una gotita de sopa caliente me cayó en la cara dándome un pequeño quemón y yo solté una maldición antes de fulminarlo con la mirada.

–Entonces deja que se enfríe...

–No me refiero a la comida, idiota, me refiero a esto, ¿hasta cuándo van a seguir molestos? –Yo suspiré mientras jugaba con mi tostada, desmoronándola entre mis dedos.

–No lo sé, hasta que se solucione... todo... quizá... –respondí con desánimo y sin siquiera estaba seguro de aquella respuesta.

Isabelle resopló mientras recostaba su frente en la mesa.

–Genial –soltó con sarcasmo–. ¿Y hasta cuándo será eso entonces?

–No lo sé... supongo que solo tenemos que obedecer...

–Sí, claro, es fácil decirlo cuando estás acostumbrado a estar castigado en este lugar, por favor Magnus, llevo una semana levantándome a las cinco de la mañana para arreglar el jardín, limpiar la piscina, sacudir borradores, organizar libros y mucho más, ¿hasta cuándo estaremos castigados?

Yo solté una risa ronca.

–Esa respuesta si no te la puedo dar, supongo que será hasta que la psicópata de mi abuela decida que ya hemos recibido el aleccionamiento correcto, pero celébralo, tú no tienes que vivir lo que yo he vivido.

Y aquello era verdad, parte de mi castigo también había sido recibir las mismas clases que Isabelle, ahora definitivamente me estaba preparando para la monarquía, ya no había duda, ahora sí era definitivo, sería el rey de Edom. A menos que pudiera lograr que Ash fuera el próximo heredero de ese lugar, yo no tenía opción, lo cual era un asco, porque sin importar que fuera un hijo ilegítimo de la corona, él era la primera opción en reinar, pero dudaba que eso fuera a pasar. ¿Por qué debía hacerlo yo? Aquello no era nada justo.

–Bueno esto apesta, estoy cansada de ser rechazada, ¿qué tal si por tan solo una noche nos saltamos las reglas y nos divertimos?

Tanto Ragnor como yo la miramos con reproche.

– ¿Sí recuerdas lo que te conté de mi abuela? –Le pregunté a la chica–. La amenaza que me hizo, en verdad no quiero más problemas.

–Lo sé, pero creo que necesitamos un descanso. Nuestra vida es un desastre, Valentine te quiere muerto, tu abuela te quiere sumiso, Alec está furioso con nosotros dos y Raphael –Isabelle se dirigió a Ragnor–. No te quiere ver nunca más, somos jóvenes, deberíamos tener sexo y alcoholizarnos.

–Gracias por la propuesta Isabelle, pero preferiría no hacer lo primero con ninguno de ustedes dos –refunfuñé sin entender a donde quería llegar.

La chica soltó una risa cantarina.

–Ni yo, gracias, pero creo que podemos hacer lo segundo... irresponsablemente, por supuesto.

Yo suspiré negando antes de soltar una risita y mirarla arqueando una ceja.

–Claramente no hay otra forma de hacer las cosas –señalé divertido–. Bueno, ¿y qué se te ocurre, querida?













(╯◕_◕)╯
















–Isabelle, esto es mala idea... la última vez que estuve aquí, las cosas no salieron nada bien –musité preocupado–. Además, no debimos saltarnos la reunión nocturna.

La chica me sonrió emocionada.

–No te preocupes, esta vez hablé con alguien importante... además, dijimos que sería irresponsablemente, eso incluye no ir a la reunión de hoy.

– ¿Quién es esa persona importante? –Pregunté frunciendo el ceño.

–Alguien que tiene influencias –respondió Isabelle y nos guiñó un ojo antes de golpear la puerta.

Esperamos un par de segundos antes de que alguien abriera, y me sorprendí al verlo allí; de cerca era mucho más atractivo. El hermoso chico de ojos color azules verdosos nos sonreía con complicidad antes de hacerse a un lado y dejarnos pasar.

–Bienvenidos a mi lugar especial –saludó.

-Cállate idiota –soltó Isabelle entre risas mientras lo empujaba–. Este era mi lugar especial mucho antes de que tú llegaras.

–Sí bueno, ya llegué, y recuerda, soy casi dueño.

–Por supuesto que sí –se burló la chica con malicia mientras se quitaba rápidamente la ropa quedando en bragas y sostén, justo antes de saltar a la piscina.

–Que liberal –soltó el chico mirándola con burla.

–Lo siento, ¿debería avergonzarme? –Preguntó ella–. Es decir, estoy en medios de tres gays.

–Soy bisexual –soltamos aquel chico y yo al unísono.

–Si tienen novio, son gays para mí –afirmó Isabelle apoyada en la orilla de la piscina.

–No puedo argumentar ante esa lógica –afirmó Ragnor mientras se quitaba los zapatos y doblaba sus pantalones para sentarse junto a la piscina, y metía los pies en ella.

– ¿Así que tienes novio? –Le pregunté a aquel desconocido.

–Por supuesto que sí. ¿no lo sabías? –Preguntó Isabelle y al parecer se dio cuenta de algo–. Oh... no, por supuesto, no los he presentado. Magnus, él es Mark Blackthorn, él es... ¿Cómo te describes, querido? Ah sí... amante de Kieran.

– ¿Qué? –Pregunté atónito–. ¿Kieran? O sea, ¿nuestro Kieran? ¿El encargado de limpiar la piscina?

–Por supuesto que sí –señaló Isabelle–. Y Kieran, él es Magnus.

El chico me sonrió de una forma tan malévola, que aquello me sorprendió.

–Claro... tú eres el encargado de ensuciar la piscina que mi novio limpia –soltó divertido.

Yo me sonrojé hasta las orejas antes de fruncir el ceño.

–Así que tu novio te contó...

–Por supuesto que lo hizo, y sigue muy molesto con Alec y contigo.

– ¿Se conocen? –Inquirí sorprendido.

–Por supuesto que sí, es un gran chico, tienes suerte.

–No lo sé –musité de repente desanimado–. Si todavía es mi novio, supongo que sí...

Kieran pareció avergonzado por sacar el tema a colación, pero antes de que pudiera decir algo, Isabelle interrumpió.

–Nada de eso –Isabelle salió de la piscina y se sacudió como si fuera un perro–. Vinimos aquí para olvidarnos de los problemas, no para llorar por ellos. Mark, ¿trajiste lo que te pedí?

El rubio sonrió brillantemente mientras rodaba los ojos.

–Me extraña que preguntes querida mía –soltó antes de dirigirse a las bancas, detrás de una de ellas estaba escondida una caja.

– ¿Qué es? –Preguntamos Ragnor y yo al unísono.

–Nuestra medicina, traída directamente desde la oficina de Jem –respondió Mark mientras tomaba una botella de un líquido color ámbar y la destapaba.

–Les dije, nos vamos a divertir de la forma más irresponsable –canturreó Isabelle.

Yo suspiré con dramatismo.

–Claro, alcoholizarnos con la probabilidad de morir ahogados en la piscina me parece una forma bastante irresponsable –solté antes de sonreír y tender mi mano para que me dieran un poco de aquel licor–. Que viva la irresponsabilidad.

Mark, que ya había servido tres vasos con aquel licor, los tendió hacia nosotros, sonriendo brillantemente.

–Que viva la irresponsabilidad –respondió el chico sonriendo.

–Sí, que viva –habló alguien detrás de nosotros, con aquel tono de frialdad y enojo que tan bien conocíamos.

–Mierda –soltó Isabelle echando su cabeza para atrás.

–Esto no es lo que te imaginas... –musitó Mark y por su tono de voz, me di cuenta que en realidad estaba aterrado.

– ¿En serio no es lo que pienso Mark? ¿No es verdad que el chico que traje para qué me ayudara a controlar a los más irresponsables, robó el licor de mi oficina para embriagarlos junto a la piscina? –preguntó Jem molesto.

–Bueno... sí, es lo que parece –respondió Mark–. Pero aun así los estoy cuidando, te lo juro.

–Sí, se nota –respondió el director con frialdad–. Magnus, creí que le habías prometido a tu abuela que no te perderías ninguna de las reuniones.

–Sí... bueno esto...

–No te preocupes, fue mi culpa por confiar en ti...

–Vamos amor, ya no los molestes más –interrumpió Will abrazando a Jem por la espalda. ¿Cuándo había llegado? No lo había notado, pero allí estaba, y nuevamente me sorprendí. ¿Es que acaso era Jace el único que no había notado la relación de su hermano con el director? –. Tú no vienes a regañarlos.

– ¿Ah no? –Preguntó Ragnor sorprendido, y Will soltó una risita.

–No, se dirigió a su oficina llamar a Lilith y notó qué su licorera estaba completamente vacía, así que canceló la reunión y suponiendo donde estaban, nos dirigimos hacia aquí.

– ¿Por qué la cancelaste? ¿Por qué no fuimos? –Inquirí sorprendido.

–Porque Magnus –el director habló mientras se acercaba lentamente a mí, antes de arrebatarme el trago–. Nosotros hoy nos vamos a divertir y a celebrar.

– ¿A celebrar? –Preguntó Isabelle frunciendo el ceño–. ¿Celebrar qué? Nuestra vida es un asco, estamos todos amenazados. Jem, esta no es una fiesta para celebrar...

–Claro que sí lo es... o bueno, ahora lo es.

–Ya basta Jem, ¿de qué rayos hablas? –Preguntó Mark completamente confundido, tan confundido como todos nosotros nos sentíamos.

Will sonrió abiertamente.

–Lo encontramos, ¿a quién? –Preguntó Isabelle cansada del suspenso.

Jem prácticamente desocupó el licor que había en el vaso, antes de responder.

–Al infiltrado.

– ¿Qué? –Pregunté lleno de emoción y terror. ¡Habían encontrado a la persona qué nos estaba jugando sucio! Estaba feliz porque por fin habíamos logrado avanzar algo... y al mismo tiempo tenía tanto miedo de sentirme decepcionado–. ¿Quién es?

–Magnus, esta es una reunión de celebración, relájate –soltó el chico–. Alec, Jace y Raphael junto con Luke y Hodge están armando el plan.

Aquello calmó un poco mi corazón.

Bueno, al menos ninguno de ellos era el infiltrado... y no es que estuviera desconfiando de Jace, pero el saber que esos dos maestros eran de confianza aliviaba mucho mi corazón.

– ¿No deberíamos ayudarlos?

–Magnus –esta vez habló Will mientras negaba–. ¿No lo has escuchado? Esta noche es de celebración. Ya mañana podremos preocuparnos por ello... además el plan ya debe estar en marcha, mañana sabrás de quién se trata, por ahora, a celebrar –señaló Will mientras le arrebataba el vaso de licor a Ragnor y se bebía todo el líquido.

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