pero está todo el tiempo
Hola a todos los lectores que se han tomado el tiempo de leer esta cosa, lamento las lágrimas y la espera. Pero tengo un par de anuncios para ustedes.
El primero es que probablemente edite está historia en unos días porque estoy toda imbécil, pero así re imbécil. Resulta que estaba haciendo unas cuentas y estoy muy tonta. Y hay unas cuentas que no me dan en respecto a fechas, así que estoy viendo si lo edito o... Me como unas tres semanas de abril, mayo y junio 🙃
Y la otra cosa es que como se habrán dado cuenta, no tengo ni idea de cómo se llama el guardaespaldas de Harry jajajajaja, Dios me perdone así que... ¿Me ayudan a ponerle nombre?
Mi amor me dijo que podía ser Robert o Mike, pero estoy abierta a sugerencias.
Sin más que decir, disfruten el capítulo. Y muchas gracias por sus votos y comentarios, me hacen la persona más feliz del mundo.
POV. Harry 28/15 años
Harry despertó temprano al siguiente día, tenía dos turnos en la panadería ahora que estaba de vacaciones, el dinero extra nunca le iba mal a nadie y menos ahora que estaba ahorrando todo lo que tenía para comprarse una entrada al concierto de The Script, vendría el siguiente mes y él de verdad quería ir con todas sus fuerzas.
Ya tenía el permiso de sus padres pero necesitaba con urgencia el boleto o no valdría para nada el permiso. Aún le faltaban un par de libras y estuvo rogando desesperadamente a su jefa que lo dejara hacer un turno doble, no lo consiguió. No obtuvo más que un par de horas extras y la posibilidad de hacer todo el sábado completo con una buena paga. Él lo tomaría si le daban la oportunidad.
Así que se levantó, tomó un baño, su uniforme del trabajo, bajo a la cocina donde su madre no lo dejo ir a ningún lado sin antes tomar un poco del desayuno, regreso para lavarse los dientes y salió de su casa hacia el trabajo. Mañana rutinaria, era algo que lo hacía sentir grande, y de pronto entre las calles le vino a la mente el hombre de ayer. Y tuvo la necesidad de voltear a todas partes para ver si lo encontraba. Pero no hubo suerte. Saludo a un par de personas que lo conocían por el trabajo y después de 5 minutos cruzo la puerta de cristal con la siempre confiable campana anunciando su llegada.
Limpio las bandejas y las pinzas, acomodo el pan que recién estaban sacando, y fue a traer bolsas del almacén para guardar el pan antes de que dieran las 9 y oficialmente cambiará el letrero de cerrado a abierto.
Fue un turno agitado y apenas iba iniciando, pero cerca de las 11 de la mañana cuando a Harry le pidieron darle una limpiada a los vidrios que daban a la calle, lo vio pasar en la banqueta contraria mientras retiraba el jabón con el mini jalador. Llevaba pantalones negros y una sudadera con el gorro puesto pero aún así sabía que era él, justo cuando pensó que solo era su imaginación el hombre volteo su rostro para cruzar la calle y lo contempló en toda su gloria, el mismo rostro bonito que había visto la noche anterior. A Harry le temblaron las piernas porque pensó que entraría a la panadería, pero siguió derecho lo perdió de vista gracias a qué no quiso ser tan intenso para abrir la puerta y mirar más allá.
DOCE HORAS TREINTA Y CINCO MINUTOS DESPUÉS DE LA DESAPARICIÓN DE LOUIS TOMLINSON
(10 DE ENERO 2010 - 6:45 AM)
Para sorpresa de si mismo logro dormirse otro par de horas, para cuando despertó el sol ya estaba radiante y el reloj marcaban las 10:35 de la mañana. Había logrado dormir otras dos horas y sintió que ya no podía estar en cama ni un segundo más. Su madre no estaba en la recámara pero oía ruido del piso de abajo así que fue a ver lo que pasaba.
Bajo las escaleras de la casa y siguió el ruido hasta la cocina donde encontró a su madre preparando el desayuno.
—Despertaste muy pronto. ¿No quiere volver a dormir otro poco, cariño?– Anne tenía ese tono meloso cómo cuando Harry era pequeño y se enfermaba o como cuando tenía que darle alguna noticia que no le agradaría del todo intentando distraerlo. Hacerlo más suave.
—La verdad no creo poder hacerlo má.– intento sonreírle, claramente no funcionó. —No sé dónde deje mi teléfono, ¿lo has visto? ¿Hay noticias?
—Sonó solo una vez, pero no quería despertarte, sé que apenas y pudiste dormir. Está en la sala.
Fue hacia el aparato y solo tenía un mensaje de su manager que decía que la investigación estaba en curso y que pronto tendría noticias, que no lo iba a molestar con llamadas hasta el día siguiente que era su concierto, que podía irse hasta mañana. Le llegó la información de su vuelo y quién iría por él para llevarlo directo al recinto.
Y sintió que quería llorar. No tenía cabeza para cantar y brincar en un escenario, cuando en su pecho estaba la duda de dónde estaba Louis.
Anne lo miraba desde la puerta de la cocina y no podía evitar sentir la impotencia de ver derrumbarse frente a sus ojos a su pequeño hijo, se veía tan pequeño, se veía tan frágil. Sabía que Louis estaba en problemas y eso le preocupaba aún más.
Conocía al chico que le había entregado su corazón y alma a su tierno hijo, pero no tenía ni una idea de en dónde podría haberse metido. Y eso para ella como madre le destrozaba, se había dicho que iba a cuidar de ambos, incluso antes de que Jay dejara este mundo le llamaba constantemente para preguntarle su día y trataba de cuidarlo y darle el amor materno que él necesitaba incluso si sabía que jamás sería el mismo que Louis realmente quería.
Se pregunto toda la noche en que noto a su hijo moverse incapaz de conciliar el sueño, en dónde podría estar, qué le estaba pasando, si estaba bien o quizá lo habían... No, Louis regresaría y volvería a ver los ojos de su hijo brillar, y está vez no sería por enormes lágrimas de tristeza y desesperación.
Harry apenas comió lo mínimo, se veía apagado, fue a darse un baño y se puso una pijama, se recostó de nuevo en la cama de su madre y cerro los ojos pero no podía dormir. Solo podía recordar.
Su horario de trabajo había terminado y Harry estaba ansioso por volver a casa y dormir por lo que restaba del día, pero justo al despedirse de todos y cerrar la puerta tras de él, vio un auto pasar lentamente frente a él con la ventana abajo, una mano iba salida con un cigarro entre los dedos delgados y la otra estaba sobre el volante. La música de Oasis salía del auto sin llegar a ser excesivamente ruidosa, supuso que era por la ventana baja y entonces lo vio, al mismo hombre manejando con unos lentes obscuros.
No supo en qué momento corrió tras del auto y lo vio dar vuelta en la siguiente esquina y ¡Dios mío! Lo recuerda tan guapo manejando, se veía concentrado, despreocupado, tan cómodo, a Harry de 15 años se le hizo agua la boca hasta que entendió lo que pasaba. Si el auto seguía en esa dirección, solo significaba una cosa, tomaría la carrera y saldría del pueblo. Se iría. Y Harry no quería que se fuera.
Miro la cajuela del auto e internamente deseo que diera vuelta hacia la zona de los súper mercados, pero no, siguió derecho y el corazón del joven chico se sintió vacío.
El día siguiente despertó con menos ánimos, siguió su rutina pero no fue suficiente. Era sábado, le habían dado el turno completo del sábado y aunque era lo que había querido desde el principio ahora no se sentía con las mismas ganas de siempre.
Se hizo una idea y antes de que se lo pidieran o lo notarán él corrió a la ventana para limpiarlas. Se tardó en enjabonar el vidrio, se tomó el tiempo de no dejar manchas, estuvo ahí más tiempo del que realmente debería haber limpiado los cristales y aún así su esfuerzo había sido en vano porque no había conseguido encontrar lo que sin querer estaba buscando.
Regreso muy pronto a casa y en cuando el camino se sintió muy corto se dijo que una vuelta al barrio no le haría daño a nadie. Solo serían un par de calles al sur. Y sus padres no tenían que enterarse de que no había ido directamente a casa.
Calle tras calle se fue sintiendo más y más desolado, veía compañeros de su escuela y a otros adultos que llegaba a reconocer, a todos los saludo cordialmente pero ninguno tenía los ojos que él quería ver. Se empezaba a sentir frustrado.
Finalmente llegó a la zona más alejada del pueblo, eran casi los límites, fácil estaba a quince minutos de su casa. Y entonces lo vio, iba llegando, prácticamente venía de frente. Harry se escondió detrás de unos arbustos y le pidió al cielo que no lo encontrará o esto sería algo sumamente vergonzoso.
Pero se detuvo, traía algunas bolsas en los brazos que no se había detenido a ver antes, tambaleó con todo y se las arreglo para sacar sus llaves. Podía verlo todo a través de las ramas. El hombre abrió su puerta, metió todo dejando abierto y después volvió a salir, no había un coche a la vista. Y se pregunto si lo de ayer había sido una confusión. Pero se dijo así mismo que jamás podría olvidar ese perfil.
Se sentó en las escaleras de la entrada y saco de los bolsillos de su sudadera una caja de cigarros y un encendedor.
Harry era joven, tenía 15 años, era un adolescente prácticamente, hormonas por todas partes, empezaba a descubrirse e intentaba entenderse así mismo. Lo que le gustaba, lo que le atraía. Y entonces a la mitad del patio de alguien, detrás de unos arbustos, tratando de que no lo vieran, tuvo una erección de la que no se estaba dando cuenta.
Harry solo podía concentrarse en los movimientos del hombre, vio sacar con sus dedos delgados y largos un cigarro, con sensualidad lo vio ponerlo entre sus labios y apretar el filtro con los mismo para después enfocar sus mirada en el encendedor con el que estaba encendiendo el otro extremo del tabaco
El chico rizado se preguntaba genuinamente cómo es que alguien haciendo algo tan simple como exhalar humo podía verse tan atractivo. El sujeto solo ponía el filtro en sus labios, daba una calada y fruncía el ceño en contención y luego relajaba su rostro. De vez en cuando miraba al cielo y Harry deseo está más cerca para poder escuchar lo que estaba hablando, pues movía sus labios formulando lo que él creía eran palabras.
No supo cuánto tiempo fue, pero el hombre dió una última calada y después apagó su cigarro en el piso. Dió una última mirada a todo, exhaló, se puso de pie y entro a su casa.
Cuando estuvo seguro de que nadie lo vería, se levantó del suelo y con toda la incomodidad del mundo corrió hasta su casa con una erección en los pantalones que le hizo más difícil el regreso a casa.
Cuando estaba decidido a quedarse tumbado en la cama todo el día le llegó otro mensaje. Harry no tenía fuerzas para abrirlo, por el tono no era el que él estaba esperando. Pero saco fuerzas para sacar un brazo de las cobijas y tomo el aparato que descansaba en la mesa de noche.
Era de Phoebe Tomlinson, estaba preguntando por su hermano.
Si esas memorias le estaban regresando vida a su ser, ese mensaje sin querer lo había deshabilitado por completo. Había olvidado que habían otras personas en el mundo que al igual que él dependían de Louis, quizá incluso más que él. Un ejemplo muy claro eran sus todos sus hermanos menores. Por supuesto que ellos siempre tenían comunicación, eran una familia tan unida como se podía.
Louis trataba constantemente de hablar con las gemelas casi a diario, al igual que Lottie, incluso si con los mellizos era menos constante últimamente por la gira y ellos en la escuela, jamás perdía una oportunidad para llamarlos. Probablemente ellas perdieron su llamada del día con Louis, así como él había perdido la suya.
No sabía qué hacer, ni siquiera se había detenido a pensar en si ellas ya lo sabían, pero por el mensaje suponía que no y no quería ser él el de las malas noticias. No podía, no podría decirlo en voz alta. No se sentía tan fuerte. No podía
Pero si no era él, ¿entonces quién? Harry consideraba a todos ellos como familia, él ya era incluso un Tomlinson y ese pensamiento lo hizo llorar. No quería que las gemelas se preocuparan y pasarán una vez más por la angustia de perder a uno más de ellos. No lo soportarían. Tenía que calmar sus corazones y evitar que se enteraran por alguien más. De una forma desagradable.
Se vistió con apenas unos pantalones deportivos, una playera y una sudadera con gorro, tomo unos lentes de sol y corrió a la planta baja. Busco a su madre y la encontró tomando el té en la sala. Lo miro sorprendida, su hijo se veía si bien no mejor, si más vivo que hace unos momentos atrás.
Puso la misma maleta con la que había llegado en la madrugada a un costado de la entrada de la casa, dió un rápido vistazo a toda la casa y finalmente se detuvo para ver a su mamá. Lo miraba con los ojos asombrados, casi deslumbrados. Y pensó que quizá ya tenía noticias. Lamentablemente no fue así.
—Voy a ir a Doncaster. Nadie le ha dicho a las chicas, creo que debería ir a hablar con ellas.
Anne lo entendió, Lottie estaba embarazada, tenía aproximadamente 7 meses, no podía llevarse disgustos ni sorpresas así, las gemelas eran ya prácticamente modelos jóvenes pero no quitaba el hecho de que eran adolescentes. Y ni hablar de los mellizos. Harry necesitaba ir.
Le pidió que se cuidará y que cualquier cosa ella iba a estar al pendiente de cualquier novedad. Se despidieron y Anne tuvo esa corazonada de madre que le dijo que no iba a ver a su hijo en al menos un par de días.
Cuando salió de casa su guardaespaldas estaba recargado en la camioneta negra. Se acercó a él y se encontraron a medio patio, tomo la maleta de las manos de Harry y se dió la vuelta para subirla en el maletero y ambos se subieron.
—¿A dónde?
—Dejame en la estación del metro. Conozco tus instrucciones.
No era que Harry no confiara en él o que no lo entendiera, solo no quería meterlo en problemas por no seguir las órdenes de Jeff. Pero si guardaespaldas tomo su celular y lo aventó por la ventana arrojándolo a la calle sin importar nada.
—Estoy aquí para cuidar de ti, Harry ¿A dónde te llevo?
—A Doncaster, la misma dirección de siempre.
Llegar les tomaría cerca de dos horas, solo esperaba que para entonces no saliera absolutamente ninguna noticia que le ganará en la carrera contra tiempo que tenía. Le pidió que tomara las carreteras y le dió efecto para las casetas.
Emprendieron el camino, entraron a carretera, el primer tramo del recorrido fue bastante silencioso. Su guardaespaldas era bueno en su trabajo lo hacía sentir seguro era un hombre alto y corpulento, Louis bromeaba con que de un golpe lo regresaba al 2010, eran tantas las cosas que Louis decía y le hacían reír a Harry a carcajadas. Era bueno pensar en él de vez en cuando, le hacía recordar que debía mantener la calma y las esperanzas en alto.
Pararon en una gasolinera para llenar el tanque, ahí mismo había uno de esos minisuper al que pasaron a comprar algunas bebidas y snack. Harry no tenía muchas ganas de entrar pero el local estaba vacío así que sintió que le sentaría bien ir a escoger sus propias galletas. Tenía la esperanza de que nadie lo reconociera, estaba lejos de casa y lejos del lugar donde sería el siguiente concierto.
Bajaron del auto y se puso la capucha, las gafas se las quitó pues le harían parecer un asaltante y no quería llamar la atención de esa manera.
Fue a tomar una bebida de la parte trasera donde estaban todos los refrigeradores, se metió al pasillo de las galletas y al siguiente para tomar unas semillas secas. Se acercó a la caja y sin querer termino viendo las cajetilla de cigarros en el estante de atrás y vio la marca que Louis siempre compraba y entonces recordó la vez que vio a Louis fumar cuando él apenas tenía 15 años. Lo hermoso y masculino que se veía, la sensación de querer tener esos dedos largos que sostenían el cigarro dentro de él, que lo tocaran como nunca nadie lo había hecho en su vida. Sus labios delgados y suaves. Y ese beso que todavía seguía fresco en su memoria.
A su mente llegó la imagen clara de lo que había hecho al llegar a casa.
Era temprano, Gemma estaba en la universidad y sus padres fuera de casa. Subió corriendo lo más rápido que la erección le permitía y entro azotando la puerta de su cuarto. No era que él no supiera qué es lo que estaba pasando con su cuerpo solo que era una cosa muy diferente el sentir atracción hacia un chico de su clase de forma meramente platónica y otra que haya sentido verdadera ATRACCIÓN y sobretodo DESEO hacia un hombre del que ni siquiera sabía su nombre. Harry estaba acabado.
Mientras tanto, Harry Styles de 28 años, cantante internacional, reconocido mundialmente y reciente #1 en los Billboard estaba cruzando las piernas frente del mostrador de una tienda de gasolinería en medio de la carretera de camino a Doncaster. Quería morirse. Volteo a ver al exterior y para su mala suerte su guardaespaldas venía, seguramente ya había terminado de llenar la bomba de gasolina. Harry no sabía qué hacer, tenía una erección y si bien es algo completamente natural e incluso es bueno a su edad; la verdad era una situación bastante bochornosa y no sabía cómo lidiar con ella, sin mencionar que su maldita cabeza no estaba cooperando con él, pues ese recuerdo solo había encendido una pequeña flama de toda la pasión que de antemano sabía que Louis le podía entregar.
Así que hizo lo que cualquier adulto haría. Pidió las llaves del baño de la forma más amable y apresurada posible. Le dijeron que no. Que para ir al baño tenía que salir de la tienda y caminar hasta los baños públicos. ¡ÉL NO ESTA EN CONDICIONES PARA ANDAR CAMINANDO!
Se quitó el gorro y con cada segundo que pasaba sentía que esa puerta se abriría, con la voz más varonil e imponente que uno puede poner con una erección entre los pantalones le dijo al chico de la caja:
—Soy Harry Styles, te daré un par de autógrafos si me das las malditas llaves del baño
El chico saco las llaves y señaló la puerta en cuestión, y miro con ojos totalmente abiertos, pues efectivamente ese era Harry Styles. El chico creyó haberse orinando los pantalones.
Harry corrió al baño apenas la puerta de cristal se había abierto, escucho como lo llamaba pero él simplemente corrió.
Dentro del baño fue directo al lavabo, ahí había un trozo de espejo en el que vio su rostro sonrojado. Se mojó la cara, pero sabía por experiencia que el color no se iría a menos que... Pero no, estaba en un maldito baño de gasolinería. No lo haría ¿O si?
Y como si la mala suerte fuera su amuleto del día, se empezó a recordar así mismo y la primera vez que se masturbo, la casa completamente sola y el recuerdo de un hombre fumando. Pero él tenía su propio montón de recuerdos con Louis. Había de todo, desde primeras veces hasta encuentros rápidos y furtivos, espacios abiertos y cerrados, tardes en el autobús del tour y su noche de bodas.
Había pasado ya un buen tiempo desde que no habían estado juntos y claramente eso le estaba ocasionando estragos justo ahora, finalmente se decidió, no podía luchar contra el recuerdo de Louis así que tomo su miembro y lo comenzó acariciar lentamente, recargandose en la pared del baño. Y es que Louis estaba echo para él, podía sentir los dedos largos de Louis abrirlo, sus besos ir por todo su cuerpo. Pero también podía sentir los bien que Louis se ajustaba para él. Oía su gemir y los jadeos en su oído, eran tantas cosas, eran tantas noches compartidas y el vacío insano que su partida le provocaba, eran todas esas primeras veces. La necesidad ardiente en su estómago. No necesito de muchos minutos, era tanta la pasión que tenía por experiencia y el recuerdo palpable de su primera corrida.
Era un chico de 15 y le había fascinado la sensación y su imaginación le había ayudado a tener el primer mejor orgasmo de su vida.
Sin embargo el Harry de 2022, el que tenía toda una vida llena experiencia y tenía en su cabeza más que imaginación, más que una simple vista... Él era alguien que lo tenía todo, al grado de tener que sostenerse de la pared porque sentía las piernas débiles, febriles y frágiles.
La respiración entre cortada e incluso podía jurar que seguía sintiendo a su esposo en su interior. Fue poco lo que necesitó para sentir sus entrañas arder. Siguió moviendo enérgicamente su mano hasta que un gemido se le escapó y si no fuera por el tubo que era para las toallas de mano, jura que abría caído al suelo después de esa liberación.
Se tomó su tiempo para calmarse, tomo papel y limpio todo lo que pudo pero de repente el pánico lo atacó, él solía ser ruidoso, más cuando se trataba de Louis Tomlinson. Su esposo lo conocía mejor que nadie era el único que lo hacía gritar.
Los chicos de One Direction y de su banda solían bromear y avergonzarlo seguido diciendo que ellos se escucharían incluso en una habitación insonorizada. Harry y Louis crían que ellos exageraban. Y justo ahora rezaba para que así fuera.
Tardó al menos unos minutos, con suerte la el chico y su guardaespaldas creerían que tenían problemas de estómago y no harían preguntas incómodas. El sonrojo disminuyó considerablemente y su respiración ya era calmada. Se aseguró de que el lugar luciera limpio y lavo sus manos antes de salir. Mojó si cabello y su cara y finalmente salió.
Su guardaespaldas estaba leyendo una revista y el chico lo miraba fijamente, se sintió enrojecer nuevamente.
—Aquí están las llaves. Oye lamento como te hablé, yo...
—¡Hey hombre! No te fijes todos hemos tenido diarrea alguna vez, está bien, pero ¿Crees que nos podamos tomar una foto
—SIN FOTOS– su guardaespaldas nunca grita, pero con su voz más calmada parecía que lo hacía, a veces le daba miedo.
—Lo siento, ¿que te parece un autógrafo?
—Eso sería grandioso, muchas gracias Harry.
Después de firmarle unos cinco tickets de compra para algunos amigos, pago por todo lo de la cuenta y fue directo al carro sin decir nada. Creyó que su seguridad lo entendió y no le dijo nada que pudiera ponerlo más avergonzado, solo le pregunto si estaba bien y con un simple asentimiento siguieron su camino.
Era un camino relativamente corto, pero se volvió pesado con todos los recuerdos que tuvo de repente.
Harry se sentía completamente avergonzado, no podía creer que se había masturbando pensando en un hombre al que no conocía y que además estaba loco; la cosa era que el joven no había podido sacar de su cabeza la imagen erótica que se había creado. Era un adolescente, la imaginación era su mejor amiga y también su peor enemiga.
Se sentiría mejor si dijera que había parado y que solo había sido cosa de una vez, pero mentiría.
En horas posteriores se había encontrado al hombre más veces, en la tienda, cuando su madre lo mando junto con Gemma a hacer unas compras rápida, en el parque donde se había quedado de ver con unos amigos. Incluso cuando en su día de descanso en la panadería Anne y él fueron a la ciudad a hacer las compras para el regreso a clases semanas antes de que todo subiera de precio, lo encontró en la estación de tren y se le hizo raro porque él sabía que tenía un coche ¿Lo habrá vendido? ¿Por qué le interesa tanto?
Harry se escondió tras su madre cuál niño pequeño, pensando que lo vería y sería muy penoso, pero el hombre iba perdido en sus pensamientos y no le prestó atención; entonces empezó a sentirse extraño, el tipo lo había besado hace unos días y ahora ni siquiera lo voltea a a ver. Cuando vio que iban a tomar el mismo tren, hizo de todo para que el hombre voltea a verlo, se olvidó completamente que iba con su madre y que si este se acercaba a ellos Anne haría preguntas.
Silvó, tarareó, alzó ligeramente la voz cuando le respondía a Anne, tosió, le iba pegando al pasamanos con un anillo de metal. Todo el vagón volteaba a verlo pero él no. ¿Por qué?
Harry se harto y en un momento pensó en ir directamente hasta el hombre, se estaba volviendo loco. Tal vez era algo contagioso, tal vez el hombre le había pasado algo de su locura en ese beso.
Casi se pasan de su estación. Anne jalo de la sudadera a Harry porque este se resistía a bajar.
—Harry, apúrate las puertas se van a cerrar
El adolescente bajo de mala gana, pero quiso dar un último vistazo preguntándose en qué estación bajaría él, justo en ese momento el hombre volteo a verlo y Harry se sintió morir cuando esté le dió una sonrisa. Harry se agachó de inmediato, esperando que las puertas lo protegieran. Pero por dentro quería que la tierra lo tragara.
Anne le pregunto si estaba bien, pues el joven actuaba demasiado raro, tal vez sea la pubertad, se dijo Anne así misma.
Más pronto de lo que él quería llegaron a su destino. Llegar a la casa Tomlinson a veces para Harry significaba una sola cosa: Nostalgia.
Había convivido con la familia por muchos años, había estado en breves periodos de tiempo de gira con Lottie y con las gemelas en algunos conciertos. Con los mellizos había pasado navidades y cumpleaños y con el mayor de los hermanos se había casado. Definitivamente ya era parte de la familia.
Sin embargo venir aquí a la casa original de Doncaster, era recordar a Jay y Fizzy.
Había pasado ya un tiempo, pero eran personas importantes para él, que si bien nunca dejaría de doler, con el tiempo uno se iba acostumbrando a la idea. Pero justo ahora era un ataque directo al corazón, como un recordatorio de que la vida acaba, es inevitable y justo ahora eso no le hacía bien a Harry. Pensar en qué la gente que amabas simplemente podía morir sin poder hacer algo, era desgarrador para su mente.
De repente tuvo un nudo en la garganta y no se atrevió a abrir la puerta. Pero era muy tarde, antes de que incluso él sacará sus propias llaves o pudiera tomar unas cuantas respiraciones antes de enfrentarse a su familia, Lottie estaba abriendo la puerta.
—Harry– lo joven chica que ahora luce más embarazada que nunca se lanza a abrazarlo por el cuello. Se ve espectacular, tan radiante y feliz que le estruja el corazón ser él quien le de malas noticias. —¿Has hablado con Louis? Debe tener una pésima señal el México porque no me responde.
—Debe ser eso porque a mí tampoco me responde— y quizá es una mentira, pero no sabe a quién busca tranquilizar en realidad.
—Ven, vamos a tomar un té, debo hablar contigo.
Llegaron a la cocina y mientras la mayor de las hermanas tomaba asiento en la mesa de la cocina él empezó la labor de hacer un té para ambos.
—¿Cómo te has estado sintiendo? ¿Los antojos atacan fuerte?
Ambos rieron, al mediados del cuarto mes en un descanso en el que coincidieron ambos, se quedaron con las chicas un tiempo. Louis estaba ansioso todo el tiempo, 'emocionado' era un descripción minúscula de lo que sentía al saber que sería tío. Compro vitaminas, libros y cada de iban a una tienda él era el primero en querer pasar por la zona de bebés. Su esposo estaba feliz. Tenía problemas regulares con aceptar a la pareja de Lottie, pero era cuestión de ignorarlo la mayoría de las veces que lo veían. Louis seguía siendo alguien muy protector con sus hermanas. Algo que juraba nunca cambiaría.
En esas pequeñas vacaciones ellos fueron los encargados de ir a saciar los antojos de madrugada que Lottie llegaba a tener. Ambos subían al carro y recorrían toda la ciudad de ser necesario. Louis amaba a sus hermanas, él amaría a sus sobrinos con la misma intensidad. Y las chicas lo amaban a él, Harry se sentía abrumado por no saber por dónde empezar.
—Lottie, tengo que decirte algo y no sé cómo hacerlo.
—¿Tiene algo que ver con que Louis no me responde el teléfono?
Harry sentía que le faltaba el aire, de verdad, de corazón, no quería contarle.
—Nadie lo encuentra, dicen que fue de turismo a una zona arqueológica y después de ahí nada. Nadie sabe de él desde ayer.
La cocina se quedó en silencio, uno pesado que se rompió con un sollozo triste y lastimero. Sabía lo que la rubia sentía porque él se sentía.
—¿Por qué nadie me lo había dicho?
—No lo sé
—¡¿Por qué TÚ no me lo habías dicho?!
No se dió cuenta en qué momento había empezado a llorar, justo cuando creía que ya no tenía más lágrimas dentro de él.
—Estaba digiriendolo, perdóname.
Lottie se paró y por instinto él también, no llego a preguntar qué pasaba porque rápidamente tenía entre sus brazos a la hermana mayor llorando en un su pecho. La apretó en un abrazo y la mecio cómo Lou hacia con él cuando se sentía agobiado o triste y le canto al oído, que no importara cuándo doliera, cuánto sintiera que la desgarraba por dentro, le pidió que no se rompiera su corazón.
Decirle a las gemelas no había sido mejor, tenía entre sus brazos a las hermanas de Louis. Sus pequeñas cuñadas. Esas chicas que lo habían hecho sentir como en casa, con bromas y juegos. Aquellas que niñas que le dibujaron cientos de retratos que pegaba continuamente en su pared porque él juraba que eran obras de arte.
Todos subieron a la recámara que era de Louis, y se recostaron en la enorme cama. Hablaron un poco y Harry le dió los detalles que sabía, las arropó y las abrazo hasta que los cuatro se quedaron dormidos, no sin antes prometerles que encontraría a su hermano, y lo traería de regreso.
Su celular no paraba de sonar. Sentía que le iba a explotar la cabeza, sintió un golpe a su costado y un 'apagalo' que apenas y se escuchó, era Daisy. Cuando lo tomo y vio de quién era la llamada suspiro, ya era tarde, eran las 5:30 de la tarde. Esperaba que fueran buenas noticias.
Con el mayor cuidado posible salió de los cortos brazos de las gemelas, quienes se habían quedado dormidas abrazándolo. Noto que Lottie no estaba así que posiblemente ella ya se había despertado. Salió de la habitación, no sin antes taparlas correctamente. La llamada termino y de inmediato otra nueva entro.
—Harry hasta que contestas, llevo horas intentando localizarte. Necesito que me digas en donde estas, enviaré a alguien por ti para llevarte a Manchester para el concierto de mañana.
Harry apenas podía encontrarle sentido a lo rápido que hablaba Jeff.
—¿Ya lo encontraron?
La línea se quedó en silencio y a Harry no le gustó.
—Harry estás investigaciones llevan tiempo, son muchas las posibilidades. Pero tú no puedes retrasar la gira, sería muy obvio y tienes compromisos pendientes.
—Te dije que no iba a seguir con esta gira si él no aparecía. Jeff, no lo haré. No puedo.
—Harry, no se va a cancelar está gira por tu capricho, él aparecerá en algún maldito momento. Pero la gira sigue en pie, ¿En dónde mierda estás? Te necesito de camino a Manchester, no quiero juegos Styles. Esto podría ser perjudicial para ambos.
Harry lo estaba pensando demasiado, era como estar entre la espada y la pared, solo que la pared tenía picos filosos y la espada le estaba comenzando a cortar la garganta. Tenía que tomar una decisión aunque le doliera.
—Sigo en casa de mi madre. Aquí estaré.
—Bien, vamos en camino.
Parecía que las opciones se le habían terminado, era hora de correr y buscar. Su principal estrategia era ir a México y apartir de ahí comenzar a rezar para tener pistas. O en el mejor de los casos, tener respuestas. Si se iba ahora nadie lo encontraría.
Volvió a la habitación y miro a las gemelas dormir, les prometió de manera muda encontrar a su hermano y regresarlo a casa sano y salvo. No les iba a fallar, traería a Louis, así fuera lo último que hiciera.
Bajo las escaleras corriendo y encontró a Lottie en la sala mirando un álbum de fotos. Eran ella y Louis de pequeños. Se acercó lentamente y se sentó a su lado, la abrazo de nuevo intentando reconfortala aunque ni siquiera él mismo era capaz de sentir confort con sus propias palabras.
—Ire a buscarlo, Lottie.
La chica volteo a verlo, tenía los ojos llenos de lágrimas y una expresión devastadora.
—No puedes, tienes una gira que apenas va empezando. Todos se darán cuenta una vez que se haga público.
—No la haré, y me duele cancelarla. Pero no puedo hacerlo, no si él no está bien.
Ella se levantó y acarició su enorme abdomen en el que su bebé se estaba formando, dió un breve masaje y entonces lo miro seriamente.
—Voy contigo.
Harry se levantó de inmediato y la tomo del rostro. Limpio las lágrimas que seguían cayendo sin parar.
—Absolutamente no, no. Lottie, necesito que te quedes aquí con las niñas. Necesito que te quedes aquí, a gestar correctamente a ese bebé.
—Harry...
—Sé que te estoy pidiendo mucho, pero por favor. Por lo que más quieras, si también te pasa algo, no lo voy a soportar. Necesito que te quedes aquí y confíes en mí, lo buscaré hasta encontrarlo, harán una nueva película de búsqueda implacable basada en esto porque lo voy a encontrar. Y entonces lo traeré para que juntos le demos una patada en el trasero por asustarnos así.
Lottie Tomlinson lloraba desconsoladamente en el hombro de su cuñado, lo abrazaba y tenía su playera apretada entre sus puños, no quería dejarlo ir solo. Pero sabía que lo mejor era que ella se quedará.
—Tráemelo, solo tienes dos meses, no más. Este bebé tiene que venir a un mundo donde sus tíos estén aquí.
—Te lo prometo. Por favor, intenta no darle más emociones fuertes, ¿Si? Yo me haré cargo.
Se quedaron un rato más abrazados, eran muchas emociones para ambos que difícilmente desahogarian en unos minutos, pero ya no había tiempo. Harry tenía que irse antes de darle más tiempo a esta estúpida desaparición.
—Debo irme antes de que Jeff sepa que no estoy, ten.– hablo tendiendole su celular —por si él llama. No respondas otra llamada que no sea de él, ¿entendido? Me pondré en contacto contigo en cuanto llegue a México. Te mantendré informada.
—Bien, gracias Harry y cuídate mucho. No dejes de darme noticias y si necesitas cualquier cosa pídelo. Te ayudaremos.
Ambos se despidieron, Harry corrió a la entrada y justo venía llegando su guardaespaldas, traía algo para cenar, se sintió terrible porque ambos debían correr ahora hacia el aeropuerto a buscar boletos para ir a México.
Sin pensarlo dos veces el hombre arranco el carro y piso el acelerador hasta el aeropuerto más cercano, Harry tenía la esperanza de que llegando a México Jeff lo dejara por la paz, pero sabía que no sería así. Por lo que tal vez si y solo si desaparecía al igual de Louis la atención se vería opacada y quizá hasta lo tomarían como que ambos se habían ido juntos, una idea que le gustaba a Harry más que la realidad.
Llegaron al aeropuerto, paso a un cajero y vacío una de sus tarjetas, hizo el retiro y fue a comprar dos boletos con destino a México. No llevaba más que sus identificaciones, efectivo y la esperanza completa de encontrar a su esposo.
Faltaba poco para que saliera su vuelo, paso por los filtros de seguridad y espero hasta que dieron la primera llamada para acercarse hasta la puerta correspondiente. Junto a su guardaespaldas fueron a comer algo.
Cuando creyó que estaba a salvó de que su manager lo encontrará, cuando alguien a lo lejos grito su nombre. Era Jeff con su propio equipo de seguridad. Harry no sabía que hacer, se sintió intimidado, era era su vida. Cumplir con fechas programadas aún en contra de su voluntad porque significaban perdidas millonarias para otras personas. Pero no más.
Harry tomo a su guardaespaldas y ambos corrieron al hangar correspondiente. Empujó a muchas personas y se sintió horrible, pero sentía más la presión en el pecho que sentía al verse acorralado de esa manera.
Jeff seguía corriendo detrás de él hasta que fue detenido por un filtro de seguridad, tomaron unas escaleras que los llevaban al piso donde tomaría su vuelo, pero sentía a Jeff tan cerca. Cuando llegaron a la puerta que era se encontraron con una fila de al menos diez personas antes que él. Era el fin, no iba alcanzar a tomar su vuelo.
—Vete, me aseguraré de que no te sigan. Tienes que ir a encontrarlo Harry.
Harry le daría un aumento, bonos extras de navidad, no tenía ni siquiera palabras para agradecerle lo que estaba haciendo por él. Harry corrió a hacer fila, el tiempo se lo estaba comiendo vivo. Pronto solo quedaba solo una persona antes que él cuando escucho gritos a la vuelta por el corredor.
La señorita que estaba revisando los documentos y boletos quiso asomarse a ver qué estaba ocurriendo. Pero no había tiempo.
—¡Por favor, se lo suplico. Puede darme el pase, necesito entrar a ese avión!
No supo si fue la súplica de su voz o las lágrimas que sin querer adornaban su rostro. Pero la azafata pareció entender la situación y lo dejo pasar para luego correr tras de él y cerrar la puerta del acceso detrás de ellos.
Siguieron caminando por todo el pasillo hasta la entrada del avión donde la misma mujer le dijo dónde estaba su asiento. Se sentó y abrochó su cinturón. No debería pero se comenzó a sentir seguro estando ahí, habría al menos un par de horas de distancia entre él y su manager para poder obtener algo de información. Harry Styles iba dispuesto a encontrar a su esposo.
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