hasta que lo encuentras
POV. Harry 28/15 años
CUATRO HORAS Y DIEZ MINUTOS DESPUÉS DE LA DESAPARICIÓN DE LOUIS
(7 DE ENERO 2010 — 9:10 PM)
A Harry Styles le está doliendo su cabeza como nunca en la vida, le pulsa y en momentos se siente mareado, supone que es por la falta de paz que ha tenido en las últimas horas, pero no puede si quiera pensar en alimento, dormir o descansar mentalmente cuando su esposo lleva perdido cerca de 4 horas, querían hacer un control de daños, todo el mundo estaba dando largas para que no se corriera la noticia, el equipo de Louis hizo lo que pudo para contener el problema mientras intentaban resolverlo, pero evidentemente esto es más grande que todos ellos.
No puede siquiera pensar en dónde podría haberse metido Louis. Lleva todo el rato intentado llamar a su celular pero suena ese estúpido todo de llamada que él le obligó a poner porque Louis hace todo lo que Harry le pida que haga. Así que está llamando desesperadamente para que le contesté y así pedirle que vuelva porque está seguro que Louis lo haría si él se lo pidiera.
La desesperación de que algo malo le esté pasando le llena el pecho de dolor y angustia, él recuerda lo molesto que estuvo cuando Louis se lastimo el codo a principios de Tour, él recuerda sin querer también cuando en los primero meses como banda Louis se lastimo el pie.
Ahora no puede detenerse a pensar siquiera en que algo peor que eso le pudiera pasar a Louis. Pero inevitablemente lo hace, y es en todo lo que Harry puede pensar en estos momentos, no hay otra cosa que pueda entrar en su cabeza ahora mismo.
No puede entrar a redes sociales y se niega a seguir la gira, quiso tomar el primer vuelo a México en cuando supo, pero su estúpido manager se niega rotundamente. Harry está enojado y está a punto de mandar todo al carajo, le advirtió a todo el mundo que si para mañana a primera hora Louis no aparecía él iba a cancelar todo y tomaría un avión. Aun sabiendo el dolor y confusión que eso va a generar en sus fans, él mismo no puede con ambas emociones entre mezcladas en su pecho. No puede pensar en subir a un escenario sabiendo que tiene en su mente la incesante idea de no saber con exactitud que Louis está bien.
Inmediatamente todos se pusieron en movimiento, contrataron personas y se hizo una investigación privada para no levantar sospechas. Louis tendría un concierto al día siguiente, no podían cancelarlo, había gente que ya estaba formada esperando ¿Cómo iban a explicar que no daría concierto? ¿Bajo qué pretexto cubrirían todo? ¿Cómo planeaban buscarlo si nadie debía enterarse que está perdido?
Todo es una mierda.
Nadie quería un disturbio cómo ese. Ha recibido algunas llamadas, pero ninguna es de la persona que él espera. Conforme avanza la madrugada le es más difícil mantenerse concentrado, le dijeron que durmiera que cualquier cosa se le sería informada. Pero él no quiere dormir, no puede, necesita saber que el hombre al que ama está bien, a salvo. Harry solo quiere escuchar su voz suave y profunda con ese tono meloso que usa solo con él.
Por su mente han pasado muchas posibilidades, cada una peor que la anterior. Cada una más difícil de afrontar que la anterior.
Y justo cuando decide levantarse porque claramente no va a poder dormir durante esa noche un mareo como ningún otro lo ataca e intenta volver a caer en la cama pero está lo suficientemente lejos de ella como para solo intentar sostenerse del borde, no siendo suficiente y con la ayuda de la gravedad termina en el piso sin poder evitarlo y como si fuera poco siente su cabeza explotar.
Casi podía jurar que eso ya le había pasado antes, solo que con menor fuerza, poco antes de terminar el concierto su pecho se había oprimido cómo si le hubieran arrancada algo, le faltó el aire y se sintió desconcertado, tuvo que tomarse un breve respiro antes de continuar con las últimas canciones. Tomo agua y siguió, poco después supo la noticia.
Esta vez era algo más intenso, sintió la necesidad de cubrir sus ojos y se concentró lo mejor que pudo en el silencio y la obscuridad que podía lograr gracias a las cortinas y a las luces de la calle.
Y entonces empezó a recordar, se recordó así mismo saliendo de casa de Jonny después de haber meditado con su amigo sobre cierto interés en un chico de su salón, tuvo preguntas y tuvo dudas que no podía aclarar con nadie más. No se sentía listo. Había algo que le resultaba incómodo de expresar y que si bien no fue lo suficientemente claro con su amigo, podía intuir que Jonny sabía a qué se refería.
Pero en su corazón podía sentir incluso la angustia que le causaba que otras personas que llegaran a enterar. Podía sentir incluso la desolación de no ser como el resto, comenzaba a hacer esa capa dentro de su cerebro diciéndose que no estaba bien. Que lo que sentía en su joven e inexperto corazón no era algo bien visto por el mundo.
Se recordó tomando el camino largo hasta su casa, pasando cerca de la estación del metro de Holmes Chapel, no queriendo llegar tan pronto a casa pues no quería que se vieran los rastros de lágrimas que estaban empañando sus ojos claros, ni siquiera había tenido permiso de salir a casa de su amigo. A su mente lo ataco otro recuerdo fugaz de un Robín joven preguntándole sobre un señor que juraba estaba casado con él. Harry había reído nerviosamente, no porque alguien hubiera dicho tal cosa y le hubiera incomodado sino por la mención de un hombre. Harry con 15 años estaba seguro de que de haber sido una mujer habría sido una anécdota graciosa, digna de contarse. Se había salvado de un castigo, sin embargo le habían dicho que solo podía ir de la casa al trabajo y viceversa.
Robín juraba que había muchos peligros en la calle. Pero nunca le advirtieron a Harry que iban a ser hermosos.
El dolor se detuvo y el mareo le dio tregua logrando pararse por sí mismo con sus piernas temblorosas, miro el reloj eran las 2:15 de la madrugada y tuvo la urgencia de correr al baño a vomitar la nada de su estómago.
Le dejo un sabor asqueroso en la boca incluso después de que se lavó. Y poco después de tomar un vaso de agua esperanzado a que eso le calmaría un poco, un cansancio se apoderó de su cuerpo. Si mente se negaba a dormir, necesitaba respuestas, necesitaba encontrar a Louis, pero incluso si su mente le pedía seguir despierto, el sueño que lo invadió era mayor.
Harry se odio, pero antes de caer en un profundo sueño otro recuerdo ataco.
Una voz gritando su nombre desesperadamente, y el sentir que de solo voltear a ver a esa persona le salvaría la vida, le dio el impulso suficiente para voltear. Y entonces vio a un hombre atractivo acercarse a él, Harry no entendía quién era o de donde era que lo conocía, solo sabía que lo estaba buscando a él, le llamaba a él, cómo ningún otro hombre en su vida, lo quería a él. Conforme el hombre se acercaba a este recuerdo claro que Harry estaba teniendo, podía distinguirlo mucho mejor.
Su piel clara ligeramente dorada, la barba fina que comenzaba a adornarle la mandíbula sin esconder lo definida de esta y de sus pómulos, los labios delgados y rosados, las ojeras adornando los intensos ojos azules que, incluso en la obscuridad con apenas la luz de las lámparas que alumbraban las calles, parecían brillar. Unas pestañas largas y tupidas y cejas descuidadas. Y arrugas pequeñas que aparecieron cuando él le sonrió de la manera más significativa posible. Una nariz que solo podías describir como bonita y su cabello castaño desordenado que parecía tener mechones con distintas direcciones.
Todo ese rostro perfecto siendo llevado hasta aquel chico de piernas débiles y ojos llorosos, rebasándolo en altura cuando lo tuvo finalmente frente a él.
Harry no podía dimensionar otra cosa que no fuera a este hombre pidiendo por él, y cuando creyó que la señal que tanto le pedía al cielo que le hiciera creer verdaderamente que no era un ser extraño o raro le había llegado, el hombre simplemente lo había tomado de las mejillas para darle un intenso beso que incluso el Harry a tiempo real podía sentir en sus labios.
Lo sintió recorrerle el cuerpo, como si de una vivencia en carne propia se tratara y no de un recuerdo lejano de hace 12 años. No. Era tan tangible, era tan real. Podía sentirlo. Y reconocía el sabor pero se sabía inexperto en aquella memoria de su juventud.
Y su recuerdo solo le explicó que no importaba quien fuera ese hombre, tenía la certeza de que aquel beso tenía tanto amor que era exclusivo para él, un joven Harry, que bastaban y sobraban explicaciones para tal arrebato. Incluso si no había tales, él no las pediría.
El sueño gano y finalmente después de lo que parecieron ser horas. Harry durmió con una sonrisa por el final de su pronto recuerdo, con esa sensación que le calmo en alma en aquel entonces de que había alguien en el mundo que lo amaba sin importar como era o lo que le gustaba. Ese hombre, ese hombre le había regresado a la vida, de dio esperanza y un calorcito en su roto corazón.
Lo último que Harry podía pensar antes de dormir era en lo feliz que estaba por haber vuelto a ver a su esposo sin ser consciente de que lo había encontrado.
Aunque el cansancio había podido con el cuerpo de Harry, su mente seguía recibiendo todos estos recuerdos, intentando acomodarlos dentro de su revuelta cabeza pero sin saber exactamente qué eran ¿se trataban de sueños? ¿Recuerdos que simplemente había omitido de su memoria por alguna razón? ¿Pensamientos que estaba teniendo para calmar su sentir? ¿Por qué se sentían tan malditamente reales?
CINCO HORAS Y MEDIA DESPUÉS DE LA DESAPARICIÓN DE LOUIS
(8 DE ENERO 2010 — 5:10 AM)
Para cuando todas aquellas pesadillas fueron demasiado para Harry este despertó de forma repentina, exaltado, sudando, con un grito que atravesó su garganta. Tenía sed y el dolor de cabeza se había ido ya no había presión pero seguía resentido de alguna manera aunque si lo había dejado mareado y con náuseas.
No regreso nada para su propio gusto y sus piernas le habían dado la fuerza para llegar hasta el refrigerador que tenía botellas de agua que le ayudaron a refrescar y aclarar sus acciones. Se preguntó la hora pensó por un momento que ya era demasiado tarde, porque regularmente cuando tenía pesadillas era por las horas extras de sueño que había tomado.
Eran apenas las 3:30 de la madrugada, se sintió extraño, con el cuerpo molido y la mente activa. Entendió que ya no podía seguir durmiendo aunque quisiera, aunque eso le ayudará a que el tiempo pasará más rápido. Su condena sería no descansar adecuadamente hasta que encontrará a su esposo.
Y se decidió, mientras tomaba un poco más de agua y la obscuridad de la madrugada lo envolvía, a qué era hora de salir de ese cuarto.
Empaco un poco de ropa, sus identificaciones, pasaporte, dinero y tarjetas, su celular. Todo entro en una de las bolsas que llevaba de equipaje, dejo una nota diciendo que iría a ver a su madre y salió de la habitación del hotel.
Afuera estaba su guardaespaldas, mi miro y sin hacer preguntas lo siguió hasta el elevador. Bajaron hasta el sótano donde habían dejado la camioneta negra de seguridad y ambos se subieron sin más. Harry apenas le dijo qué dirección tomar y luego solo hubo más silencio. Recordó entonces su sueño, después de ese beso miro al hombre frente a él maldecir y después ponerse nervioso. En su recuerdo tan claro como el agua, le era imposible decir que conocía al hombre y sin embargo en ese momento de su actualidad aunque sabía y reconocía perfectamente ese rostro, le era imposible decir a ciencia cierta que era él.
Pero para la mente de Harry no había otra forma y lo supo con claridad, la primera vez que vio a Louis Tomlinson había sido un 7 de Enero en medio de la noche, con un beso espectacular al que apenas había podido responder adecuadamente.
Y entonces como si se tratara de algo reciente todo fluyo y tenía el escenario completo en su mente. Recargo su cabeza en el vidrio de la camioneta y se dispuso a saborear tan bonita y confusa memoria.
El hombre en cuestión le dio una mirada de pánico, pero seguía sin soltarle el rostro, parecía desesperado y a punto de llorar. Se relamió los labios antes de soltarlo y dar vueltas sobre una misma circunferencia imaginaria mientras repetía una y otra vez la misma maldición. Un Harry joven y confundido estaba estático y aunque todas las películas y series de asesinos seriales le decían que corriera sus pies se habían quedado plantados y sin hacer ni un solo movimiento, de alguna manera extraña y retorcida sabía que debía calmar al hombre frente a él, algo le decía que estaba a nada de un ataque de pánico.
Finalmente lo miro ir a recargarse en un poste de luz y lentamente se había dejado caer hasta el suelo, con las rodillas pegadas al pecho y la cabeza enterrada. Harry no tenía claro lo que debía hacer, esto era algo surrealista y no estaba preparado para afrontar una cosa así.
Podía escuchar los sollozos del hombre en cuestión, se sentía mal la sensación de tenerlo frente él llorando, la misma circunstancia era por demás extraña, pero cuando logro escuchar una de las pocas cosas que ese hombre decía fue que su cuerpo finalmente actuó.
Los murmullos eran lentos y entrecortados pero perfectamente audibles y solo decían una cosa "Lo siento, lo siento muchísimo Harry"
Sabía su nombre y si bien eso era algo que ya había notado desde un principio apenas le había caído la idea de que literalmente ese hombre desconocido sabía cosas de él, la cuestión era ¿Qué tanto? Fue entonces que metió su mano al bolsillo donde llevaba sus llaves y empuño la más filosa que encontró, por fin estaba haciendo algo sabio. Sabía que debía correr, no importa que tanto hubiera provocado en él ese increíble beso, está era una cosa demasiado loca y debía correr. Pero no podía, su curiosidad y su necesidad por respuestas le plantaron los pies al suelo.
Se armó de valor, tomo unos minutos de seguir escuchado un llanto que por dentro parecía dolerle físicamente, pero lo había logrado, junto todas las palabras en su cabeza y las deslizó por su garganta.
—¿Quién eres? ¿Por qué... Por qué me conoces? ¿Quién eres? Y... ¿por qué... Por qué tenía que besarme? –tan claro como podía, Harry de 28 años, recordaba sentir las lágrimas de su versión más pequeña correr por sus mejillas. Recuerda el terror, el asco y la vergüenza que en su mente comenzaba a correr. Un hombre lo había besado, aquí a solo unas calles de su casa ¿Y sí alguien lo había visto? ¿Y si alguien le contaban a su familia? Con qué cara iba a decirles o explicar la perversión que acababa de hacer. Se sintió enfermo del estómago y quería ponerse a llorar de todas las cosas que ahora pasaban por su cabeza.
Harry tenía 15 años, era un ser lleno de dudas e inseguridades, tenía preguntas y un secreto que se extendía por su pecho y que de a ratos le costaba dejar guardado. Le ardía en las entrañas no poder entender la razón de sus gustos y se culpaba la mayor parte del tiempo cuando pensaba en ello y le daba vueltas al asunto.
Había días que se miraba al espejo y se preguntaba su familia vería en él la misma vergüenza que sentía día a día. Si las ojeras eran notorias o si las sonrisas que juraba eran convincentes le llenaban de alegría los ojos como él esperaba.
El hombre lo miro con miedo y con sus manos restregó su rostro hasta tomar su cabello y jalar de él, se veía desesperado y a Harry empezaba a asustarle que fuera tan difícil responder quién era. Estaba a punto de resignarse a no obtener respuesta cuando él finalmente dijo algo.
—Es bastante complicado a decir verdad, pero yo... no lo sé, ni siquiera yo sé quién soy o si de verdad estoy aquí. Yo, no entiendo mucho qué es lo que hago. —esa ni era una respuesta que le pareciera coherente a Harry intentaba analizar las palabras dichas pero cuando él volvió a decir su nombre, apretó su llave al grado de empezar a hacerse daño en su propia mano, retrocedió un paso y luego dos y luego su espalda choco contra otro poste de luz tragando el gritó que quería soltar por el susto.
Esas palabras no le habían gustado en lo absoluto y la razón era porque le recordaban a él mismo, el como se sentía el como pensaba de esa manera sobre sí mismo. No sabía quién era o lo que debía ser, intentaba buscarse entre las calles de este pequeño pueblo pero cada día le parecía más difícil. Lentamente se dejó caer al igual que Louis al frío piso de enero dejo de apretar las llaves pero no dejaba ir su incertidumbre.
Estaban a dos metros de distancia, ambos alumbrados por las farolas y ambos tumbados en el piso y Harry creyó genuinamente que sabía cómo se sentía ese hombre. Y creyó que nadie debía pasar por eso solo, así como él había estado haciendo. Era triste pensar que estabas solo en el mundo, ir por la vida solamente tú y tus miedos.
No sabía cómo llamarlo, estaba seguro de que decirle “señor” era una pésima idea. Pero se había aventurado a ir por un simple “Hey” al que no había resultado, intento más veces antes de darse el valor i hablar más alto, pero sin asustarlo como si de algún animal herido se tratara, buscando la atención y la mirada que insistía dentro de su mente, le parecía de alguna manera bastante familiar.
—Creo que mi instinto de supervivencia se murió —Harry saco su mano de su bolsillo y jugueteó con sus dedos— no estoy seguro de donde lo conozco, pero yo también he tenido esa sensación de que lo que siento es incorrecto. Supongo que podemos sentarnos a juzgarnos juntos.
Era noche, y aún así había ruido por aquí y por allá, se recordó volteando en numerables ocasiones cuando veía gente pasar, asegurándose de ocultar su cara por si alguien lo reconocía.
—Perdóname muchísimo, Harry. Eso no debía pasar en lo absoluto. Y no tengo ninguna razón válida en este momento para obtener tu perdón. Carajo, debo parecer un demente, tal vez realmente perdí la cabeza. Sabía que le estaba faltando aire a mi cerebro cuando subí a esa estúpida roca. Yo en verdad, en verdad lo siento muchísimo. ¿Quieres un consejo? Nunca subas a la pirámide de Tiohiacan, esa cosa es jodidamente alta, está peligrosa, pasan cosas raras.
Contra todo pronóstico Harry soltó una carcajada, apenas se había tomado el tiempo de analizar al desconocido y su hablar. Tenía un acento marcado al pronunciar, sonaba del sur de Yorkshire. Solo había ido una vez, pero conocía a un par de personas. Era suave y tenía un hablar fluido. Le gustaba.
—Creo que se pronuncia Teotihuacan— había tenido unas clases de historia universal hace poco en la escuela, había sido interesante la cultura Mexicana aunque no entendía exactamente mucho.
—Si, si, eso es lo que dije Teohijican.– otra carcajada– hace poco estuve ahí y luego termine aquí. No sé cómo paso.
Fantástico el tipo sufría de lagunas mentales.
——Oye y... ¿Qué es lo que te parece incorrecto, Hazz?— Harry se recuerda haber sentido enrojecer ante el apodo. El silencio empezaba a surgir más ligero —Claro si quisieras contarme.
—Yo, bueno ya sabe, el sentirse así… por, por otro hombre. También habría entrado en pánico de no ser porque, ya estoy acostumbrado.
Era 2010, el internet estaba en pleno apogeo, la mujer tenía cargos gubernamentales, el espacio exterior ya no era un sueño y hace poco había una vacuna exitosa para alguna enfermedad. Pero seguía sin poder decir en voz alta que sentía atracción por los hombres sin miedo a que alguien le diera una paliza. Era 2010 y el solo tenía 15 años para entender la razón de porqué el mundo era tan malvado.
Y lo peor era que ni siquiera estaba seguro, había un chico en su clase que le parecía guapo y ese solo pensamiento le había aterrado porque no era algo que los chicos de su edad hablaban en voz alta. No sabía si era gay, solo quizá era curiosidad, pero que ese hombre le besara y le gustará, había creado un nuevo caos en su pancita que le era difícil de entender.
El silencio había tardado ya mucho tiempo a comparación de los anteriores y Harry temió haber dicho algo mal, tal vez había dado por sentado algo que no era. Y cuando levanto la vista de sus manos que se movían nerviosas vio una mirada que le seco la boca.
Lo mira con dulzura y para el peor de los males, también con lástima. Y eso le da una nueva inseguridad. No quería recibir la mirada con pena de nadie.
—¡Oye, no me mires así! ¡Tú fuiste quién me beso! ¡Así que también siento lástima por ti de ser tan defectuoso cómo yo!
No supo en qué momento de su discurso había comenzado a llorar, pero recordaba que cuándo el hombre empezó a hablar él sentía caer las lágrimas caer en sus manos.
—Lo que sientes Harry, no esta mal de ningún modo.— el desconocido estiró sus piernas y se sentó como un indio, tomo del borde su sudadera y la subió hasta su cuello junto con su playera, mostrando un abdomen difícil de olvidar. Podía admirar el color de su piel y los botones de un bonito color.
"Concéntrate, Harry. Dios mío. Niño hormonal"
Dentro del equipo de Harry podía haber personas mentirosas que solo quería obtener algo de él pero también había otras que hacían de todo para ayudarlo a superar cada día y verlo disfrutar de la vida, el guardaespaldas de Harry era relativamente nuevo, no tenía muchos años de haber comenzado a trabajar para el chico pero dentro del hombre alto y robusto había un cierto cariño paternal por el hombre más joven. Había tenido la oportunidad de conocer a su verdadera pareja y la historia detrás del porqué no estaban juntos.
Ya había escuchado la noticia de que su pareja sentimental no había aparecido desde hace ya algunas horas. Lo vio subir a la camioneta después del último concierto y lo escucho gritar y llorar, lo dejo en paz porque él no sabría que había hecho en un caso así. Quería ser empático pero nunca lo había visto así antes, no sabía que hacer. Espero pacientemente afuera de la habitación del muchacho porque sabía que para él sería imposible dormir. Le dieron instrucciones precisas de no dejarlo salir del Hotel, sin importar lo que él cantante dijera. Le pareció una estupidez.
Ahora el chico de 28 años estaba recostado sobre la ventana y a través del espejo podía verlo soltar risitas dignas de un niño, se veía adormecido, en ratos lloraba y en ratos una ligera sonrisa adornaba su rostro. Él solo quería ir con su madre a buscar consuelo y si a Harry le traía calma, eso es justo lo que haría.
Perfecto, también es un exhibicionista. Esto mejora a ratos.
—Es lo que es.– dijo señalando el tatuaje que pintaba la piel de sus clavículas, era la misma frase —No importa que tanto lo niegues, ni que tanto te den una imagen diferente, lo que realmente quieres es la verdad y es la única que importa. Y no por no ser como los demás quieren que seas significa que está mal. Eres maravilloso Harry, eres perfecto. No hay nada malo contigo.
—¿Y entonces por qué me siento así? ¿Por qué estás tan seguro de que soy perfecto? No me conoces, y no me siento perfecto. ¿Por qué me besaste?
—Porque yo solía sentirme así. Intenté con todas mis fuerzas de joven ser igual que los demás y por eso desperdicié tiempo con el amor de mi vida. Ahora lo disfruto medianamente más. Incluso si el mundo sigue siendo un lugar inseguro ahora sé con todo mi corazón que solo lo amo a él. Tantas noches lo pensé, salí con algunas chicas me dije a mí mismo que me gustaban. Pero siempre había algo que faltaba en sus ojos. Hasta que lo encontré y él dijo sentir lo mismo que yo y sabíamos que era suficiente.
Los ojos se Harry no querían mostrar el asombro que realmente sentía por dentro. Un hombre. Él amaba a un hombre. Y lo decía con tanto orgullo, había tanta seguridad en esas palabras que se le hicieron la declaración más bonita de amor en el mundo.
—Creo que te debo un par de explicaciones, si me dejas dártelas, por supuesto. Pero que sepas que siempre puedes darme una patada, gritarme ¡Maldito pervertido de mierda! Y correr lejos. —Harry río pero la verdad si lo tomaba como una buena sugerencia.
—Definitivamente lo tendré en cuanta, muchas gracias. —El hombre aún sin nombre en su recuerdo tomo aire y se acomodo lo mejor que pudo. Carajo, lo recuerda tan guapo, tan bonito, era digno de admirar. Era enero y aunque llevaba un abrió adecuado sus pantalones no estaban hechos para el frio del suelo.
—La verdad es que no sé cómo comenzar a explicarme, hasta hace poco no sabía en donde estaba exactamente, incluso aun puedo decir que me sigo sintiendo fuera de lugar. Y bueno, te reconocí, te conozco, pero definitivamente tú a mí no. Básicamente nací en 1991 y justo ahora tengo 30 años. No cuadra, ¿verdad?.
SEIS HORAS, QUINCE MINUTOS DESPUÉS DE LA DESAPARICIÓN DE LOUIS.
(8 DE ENERO 2010— 11:05 AM)
—Llegamos.— Harry abrió los ojos y miro su casa de la infancia, un bonito patio delantero y las ventanas con un par de nuevas cortinas. Agradeció apenas en un susurro y corrió hacia la casa, tocó desesperadamente hasta que las luces dentro se prendieron, para entonces ya tenía nublados los ojos por las lágrimas. Cuando la puerta se abrió, se dejó caer de rodillas abrazando las caderas de su madre, sollozando cuál niño pequeño que se había raspado las rodillas. Pero lo único raspado era su corazón.
Después de un rato y con un poco de ayuda entraron a la casa, lo sentaron en una de las sillas de la cocina, Anne le preparo un té y Harry miraba todo a su alrededor sin realmente poner atención. Eran las 4:15 de la madrugada y con cada hora que pasaba el mundo se volvía más difícil de afrontar.
Su madre se sentó frente a él y con la mirada más dulce y comprensible le pidió que le contará lo que estaba pasando. Se tomó su tiempo, entre sollozos desgarradores y el hipo que le impedían seguir de forma coherente termino de contarle sus últimas horas. Omitió sin tomarle importancia aquellos recuerdos bonitos que llegaban a su mente donde podía ver a Louis. Y para cuando terminó de narrarlo volvió a soltar lágrimas que pensó ya se habían terminado hace horas.
—Louis jamás te dejaría por decisión, lo conozco, lo conoces y estoy segura de que en dónde sea que se encuentre está buscando la forma de volver a ti. Oh amor, aparecerá, si fuera algo grave ya lo sabríamos. Las malas noticias son las que llegan primero.—Harry de verdad quería que las palabras de su madre le hicieran calmar su acelerado corazón, pero no lo hicieron —Ven a dormir, cielo. Mañana todo será diferente, pensaremos con la cabeza fría y encontraremos una solución, debes descansar.
Anne lo arropó igual que cuando era niño, lo dejo dormir a su lado esperando que las pesadillas y los malos pensamientos se alejaran. Paso en vela el resto de la noche, ya eran cerca de las cinco cuando terminó el resto del recuerdo.
—Es una historia muy buena para contar a las futuras generaciones, ¿no crees?
—Es un chiste, ¿cierto? Oye no estoy para bromas. No me mientas así, no es gracioso burlarse del niño gay.— Estaba punto de pararse e irse a casa, aquello era una locura, si sus matemáticas no estaban mal, él debía tener 19 años. Él no lucía en lo absoluto como alguien de 19 años.
—¿Quieres ver mis credenciales?
—Cualquiera puede falsificar credenciales, un chico de último año tiene una credencial que dice que dice que tiene 21, la usaron en una maldita fiesta para conseguir alcohol.
—Cierto, ¿Que tal si te demuestro que te conozco? Una foto, esas cosas son difíciles de editar. Un vídeo, tengo cientos de nosotros juntos. Las cosas grabadas en 2012 parecen tomadas con calculadora. Pregúntale a cualquiera que sepa lo de Wellington.
—Tú estás loco, definitivamente estás mintiendo. No naciste en 1991, no eres un maldito viajero en el tiempo y no te conozco. Así que me iré porque a ti te falta un tornillo. Desquiciado.— Harry se había parado tan de prisa que por poco resbalaba con el piso helado. —Ah y otra cosa ¡Deja de besar gente al azar!
Harry recuerda haber corrido tan rápido como había podido, recibió un regaño por haber tardado tanto pero había mentido con facilidad diciendo que había pasado dónde Jonny y aunque no era mentira tampoco había Sido una verdad completa. Esa noche de invierno se había ido a dormir con la idea de que un hombre guapo y loco le había besado. Y se había sentido maravilloso pero ahora tendría cuidado, no quería que nadie más se enterará de su gran secreto.
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