Capítulo 3
Junghee.
—¿Ya aterrizaste, Junghee? —escucho a mi tía a través del celular cuando apenas salgo del avión.
—Sí, no te preocupes, imo —respondo—, perdón por tantas molestias.
—¡Ah, no te preocupes! Diviértete y avísanos cuando quieres volver.
—De acuerdo.
Mi tía Eunji es muy buena y generosa, tanto como el padre de Taesung, quien se ofreció a adoptarnos a mí y a mi hermano mientras pudiésemos valernos por nosotros mismos en este país. Lo cierto es que no volveremos a Corea y eso es algo que me ha costado asimilar, porque todas mis cosas, mi vida y mis amigos estaban allá, sin embargo, el abuelo no nos quiere en casa y no nos dejará volver por la mayoría de nuestras cosas. Dijo que si no llevábamos a Taesung con nosotros, que no nos molestáramos en volver porque aun entre los dos no éramos lo suficientemente buenos para él y que no importaba la palabra de nuestros padres —como si hubiesen estado en contra de cualquier manera—. Jungho y yo solo somos suertudos de que nuestra tía nos haya acogido como parte de su ciclo familiar... aunque realmente extraño mi casa y es un poco amargo el saber que nunca volveré.
Pero ya no importa, ya estoy aquí, en San Francisco, listo para ir a hacer pagar Harold por hacerme tener pensamientos gays. Mi plan es llegar tan lejos como mi cuerpo me permita, para sacarme de la cabeza al chico y seguir con mi vida. Nunca me ha gustado seguir los concejos de personas que no me caen bien, pero Taesung dijo que era buena idea. Él es gay pero... ¿Qué más da? Estoy seguro de que no quiere que yo también lo sea. Ahora que somos casi hermanos, estamos tratando de ser más amables el uno con el otro.
Gracias a él tengo alguien que me lleve desde el aeropuerto de San Francisco hasta Berkeley. Es demasiado problema llegar hasta allá, pero quiero hacer esto, necesito hacer esto... tengo miedo de hacerlo con alguien más, así que tiene que ser Harold.
Camino a través del aeropuerto mirando entre las personas hasta que un cartel con mi nombre romanizado llama mi atención. Hay una chica sonriente de cabello cobrizo y abundante sosteniéndolo, así que camino hasta ella, ella deja el cartel debajo de su hombre y toma mi mano para estrecharla con entusiasmo.
—Tú debes ser el primo de Taesung, Junghee ¿No? —ella me sonríe—. Gusto en conocerte, soy Mahony, te daré un aventón.
—Gracias, disculpas las molestias —digo mientras asiento.
—¡Ay, no hay de qué! —ella ríe y me toma del brazo para arrastrarme por el aeropuerto a donde espero que esté la salida—. Mi auto está afuera, hay que apresurarnos antes de que me multen o algo. Mientras cuéntame ¿Qué harás en Berkeley?
—Iré a ver la universidad, estoy considerando opciones —miento.
Algo me dice que ella sabe la verdad, porque me da una mirada de suspicacia y hago un memo mental para recordarme después que debo insultar a Taesung por decirle mis asuntos privados a esta chica. Por suerte ella no sigue preguntando y la conversación surge normal. El viaje no es desagradable tampoco, me entretengo mirando el arte de Mahony en la infinidad de cuadernos que hay en la parte trasera de su auto. Es realmente muy talentosa, incluso hay tiras de comics realmente buenos. Me gusta su arte y debería estar orgullosa de su talento... a mi me gustaría tener un talento así.
—¿Estudias arte? —le pregunto durante el camino.
—Así es —ella asiente—. Llevo haciendo arte desde hace un montón de tiempo, aun así, puedes ver más de mis obras en mi página web.
—Genial ¿Cómo la encuentro?
—Le diré a Ty que te envíe el link —ella me sonríe brillante—. Ty dijo que podrías ser odioso, pero estás siendo muy simpático.
—Me gusta el arte —me encojo de hombros—. No soy particularmente simpático o apático, depende.
—Oh, supongo que te agradé.
—Me gusta el arte —repito.
Llegamos al destino demasiado rápido y tengo que despedirme de la chica, pero al menos ella me deja justo en frente de la casa de Harold. Hablé con él ayer en la noche, fue la última vez que hablamos, la verdad es que no sé si estará en casa pero si no está puedo esperarlo. Dijo que tenía los días libres a partir del viernes, debería estar en casa o en algún otro lugar desocupado. Llegué temprano, son las diez de la mañana, noto al mirar mi reloj luego de tocar el timbre. Quiero ir a almorzar fuera, estoy de humor para comida japonesa así que supongo que lo invitaré a almorzar.
Sin embargo, Harold no abre la puerta, sino su amigo, Funky o como sea.
—Oh, eres el novio de Harold —él dice con una sonrisa—. Pasa, pasa.
—No soy su novio —recalco, antes de dar un paso dentro, él cierra la puerta detrás—. ¿Está él en casa?
—No, dijo que iría a la cafetería por un muffin o algo, vuelve pronto —él lleva un paño de cocina en el hombro, cuando lo noto él se lo quita y me apunta al sofá—. Ponte cómodo, le avisaré que estás aquí... ¿Tú le avisaste que vendrías?
—Hablamos anoche —le dije—. Compré el boleto de último minuto así que él no sabía la hora de mi vuelo.
—Oh ¿Por qué no le avisaste? Habría ido al aeropuerto por ti.
—No es necesario que se tome esas molestias —me encojo de hombros—. Lamento interrumpir, por cierto, prometo que no causaré molestias para ustedes.
—No te preocupes por eso, más bien nosotros vamos a causarte molestias a ti seguramente —él se ríe, pasando su mano por detrás de su cabeza—. ¿Quieres algo? Tenemos té helado, café, agua... una galleta, hay galletas.
—Me gustan las galletas y el café.
—Te daré galletas y café.
Él se apresura hacia la cocina, dejándome solo. Estar en esta casa de nuevo es extraño, no es como que está totalmente mal pero carece de decoración y es como si las personas con menos sentido del estilo se hubieran unido para vivir juntas. Probablemente es así. Ni siquiera hay alfombras, todo es piso de madera que cruje bajo las pisadas. La casa es bastante grande, como para que vivan más personas, estoy seguro de que debe tener como cinco cuartos y al menos dos baños, uno arriba y otro abajo. Tiene sentido, mi primo dijo que se mudaría aquí y tendría su propio cuarto a pesar de pasar la mayoría del tiempo en el de Eric, probablemente el cuarto extra será para él.
Funky aparece con una pequeña bandeja llena de galletas de chocolate, un tarro de azúcar y una cuchara y una taza con la figura de un gato que contiene café humeante.
—Aquí están tus galletas y un poco de café ¿Cómo te gusta el café?
—Con leche.
—Um, no tenemos.
—Está bien —suspiro—. Con dos cucharadas de azúcar basta.
—Bien, dos cucharadas —él asiente.
Luego de preparar mi café, él me da la taza. Es café instantáneo, no sabe mal un así.
—Así que ¿Qué tienen planeado tú y Harold hacer? —él se sienta delante de mí en un sillón—. Conozco varios sitios, si quieres sugerencias de que hacer aquí, no se van a aburrir.
—Por ahora solo quiero almorzar comida japonesa ¿Sabes de un buen lugar? —interrogo.
—¡Oh, sí! Dame tu número, te enviaré la dirección por mensaje, es el mejor lugar de comida japonesa que hay, no es solo sushi lo que es bastante genial —Funky asiente.
Intercambiamos números entonces.
—Gracias, Funky —le digo.
—Um... mi nombre es Funk —él me mira haciendo una mueca—. Digo, mi nombre real es Warren Funk, pero todos me llaman Funk.
—Lo siento, no puedo recordarlo ¿Puedo solo llamarte Funky?
Él resopla soltando una risa.
—Claro —dice.
Escucho el ruido de la puerta abrirse y luego Harold aparece, él me mira y frunce el ceño pero cuando cierra la puerta, sonríe y camina hasta a mí mientras dice—: ¡Ya estás aquí! —él se cruza de brazos—. ¿Por qué no me dijiste cuando salía tu avión? Yo pregunté, no respondiste.
—No lo sabía.
—Lo supiste en algún momento ¿Por qué no me llamaste?
—Era demasiado temprano, no quería molestar —yo me levanto, terminando de comer mi galleta—. Hola ¿Cómo estás?
—Sorprendido —él alza su mano hasta mi mentón y lo toma para chocar nuestros labios juntos en un beso que me eriza la piel y me deja petrificado, porque estamos en frente de su amigo, así que intento poner mi mano en su pecho para alejarlo mientras retrocedo y evito la mirada de Funky—. ¿Qué pasa? ¿Te volviste tímido?
—No soy tímido, es solo que tu amigo está aquí y eso ha sido grosero —le reclamo limpiando su saliva de mis labios—. Lo lamento, Funky.
—¿Funky? —Harold suelta una risa y voltea a mirar a su amiga que no parece perturbado en lo absoluto—. ¿Qué hay con eso? ¿Ya se volvieron mejores amigos por siempre?
—No, simplemente no puede recordar mi nombre y ya me registró así, ¿Qué le puedo hacer? —él se encoge de hombros—. Si me disculpan, tengo ropa que lavar y quiero terminar pronto, tengo una cita esta noche y no quiero llegar tarde, nos vemos ¡Que la pases bien, Junghee! —él exclama antes de caminar hacia la cocina, yo miro a Harold entonces.
—¿Qué quieres hacer primero? —Harold pregunta—. ¿Quieres tener una cita o solo follar? Me acoplo a tus necesidades.
Ruedo los ojos, me lo esperaba de él.
—Primero, tengo hambre, quiero almorzar, es temprano pero el restaurante japonés que Funky recomendó está a una hora de aquí, así que llegaremos justo a la hora del almuerzo —le digo mientras miro mi celular—. Vamos allí a almorzar y luego volveremos, podemos hablar de la universidad y luego te harás cargo.
—Así que tenemos un horario —él ríe sacude la cabeza—. Eres realmente lindo con tu agenda con figuras de ranas y toda tu papelería adorable pero no me gustan los horarios, así que ¿Por qué no vamos a donde dices y vemos que pasa desde allí?
—No sé cómo puedes no vivir ordenadamente, pero da igual, como sea —me encojo de hombros—. ¿Tienes un auto?
—Um, no.
—Entonces pediré un taxi.
Como me esperaba, Harold es el tipo de persona que vive su vida como si todos los días fueran el último, así que voy a tener que hacerme cargo de él mientras estemos juntos. Es como un bebé gigante, con su gran sonrisa tonta y sus ojos brillantes... un mañoso bebé gigante que necesita que lo lleven de la mano. Nunca he cuidado niños, no me gustan, no me llevo bien con ellos, parece imposible que me lleve bien con este chico pero hasta ahora todo está saliendo como debería salir, no hay nada fuera de mi control y eso me gusta. Me gustaría más si Harold no actuase como un niño yendo alrededor y congeniando con todo el mundo. De camino al restaurante habló con el taxista casi todo el camino de cosas insignificantes, no sé como lo hace, yo definitivamente no puedo hacerlo pero supongo que es su gran carisma de niño pequeño lo que lo hace tan sociable, no debería sentirme mal por no ser infantil como él.
El restaurante me sorprende, es un lugar grande y está lleno de muchas personas, hay una fila pero no es exhaustiva y la comida huele bien así que nos quedamos. Harold escoge unos asientos muy al fondo del restaurante, donde hay unas cabinas con poca luz, me gusta el ambiente de allí, es muy callado, así que no protesto, además, me gusta comer bastante y no me gusta que gente extraña me vea hacerlo por lo que eso está bien para toda la comida que ordeno. Tengo que hacerme una lista de lo que estoy gastando de la tarjeta que me ha dado Donnie-shi, así puedo pagarle cuando encuentre trabajo.
—Vaya, esto es mucha comida —dice Harold cuando ve todos los tazones alrededor—. ¿Qué es eso? ¿Pollo? —él apunta a mi plato de Tonkatsu.
—Cerdo —respondo—. Tonkatsu ¿Quieres?
Él pidió ramen, aunque para un chico de su tamaño tal vez no sea suficiente.
—Sí, claro.
—Entonces ordenaré uno para ti.
Él resopla.
—No, lindura, cuando alguien pide algo de tu plato quiere que lo alimentes —él se arrastra hasta mi lado y se inclina sobre mí—. Dame del tuyo.
—No, es mi plato —frunzo el ceño—. No seas grosero, puedo ordenar uno para ti.
—Solo quiero coquetear contigo ¿Por qué no me dejas? —él hace una mueca, parece mortificado.
—Puedes coquetear sin meterte con la comida de la gente —frunzo el ceño sacudiendo la cabeza—. Deberías pedir Tonkatsu, hyung, ese plato de ramen no va a llenarte.
—Está bien, no suelo comer tanto durante el almuerzo.
—No es sano —murmuro—. Pediré más para ti.
—De acuerdo, ya que insistes, creo que es lo más romántico que harás por mí alguna vez —él rueda los ojos y se separa un poco—. Aun así, esta está siendo una buena cita hasta ahora, como te vas a quedar aquí podemos hacerlo mañana también, yo invito.
—Bien —asiento—. Sepárate más, la gente nos verá raro, somos dos chicos.
—Ellos no lo harán, mira hacia allí —él apunta hacia otra mesa discretamente, un par de hombres grandes y musculosas están casi sobre el otro compartiendo miradas románticas y dándose comida el uno al otro, eso me hace sonrojarme porque son muy obvios a plena luz del día—. Si ellos no llaman la atención ¿Por qué nosotros lo haríamos? Ellos parecen dos luchadores de boxeo profesional.
—La gente es muy descarada en este país —susurro sacudiendo mi cabeza.
—Eso no está mal, simplemente es amor.
—No digo nada, es solo que las muestras de amor públicas me parecen innecesarias.
—A algunas personas les gustan, les gusta caminar por la calle y ver parejas de todos tipos, los anima cuando no son comprendidos —él me mira con seriedad y toma mi mano—. No digo que dos tipos comiéndose la boca es algo apto para todo público, seguro que no, tampoco lo sería si fueran un chico y una chica pero cosas como tomarse de las manos, mirarse a los ojos, que el mundo sepa que estás enamorado... a muchas personas les gusta verlo y a quien no es libre de girar la cabeza y seguir su camino.
No digo nada, porque no quiero decir que tiene razón pero tampoco puedo mentir y decirle que no, no sería ético. Dejo que tome mi mano, aunque la quiero de vuelta para seguir comiendo. Él se inclina sobre mí de nuevo y me besa. Sus labios saben a ramen. No está mal. El ramen de aquí no está mal.
Luego del almorzar mi estómago está lo suficientemente bueno como para que yo esté contento conmigo mismo. Harold me lleva a ver tiendas alrededor. Nada me llama la atención hasta que llegamos a una heladería y entro. Harold me sigue dentro pero su expresión demuestra que algo le hace gracia. Después de obtener mi helado, lo encaro.
—¿Qué sucede? —interrogo frunciendo el ceño.
—Es increíble, tienes el apetito de Gerald —él niega con la cabeza—. Debería llevarte al restaurante cerca de casa, sirven una maxi hamburguesa que hace tu comida gratis si te la comes en menos de diez minutos.
—He hecho eso antes, con un plato gigante de fideos —digo, encogiéndome de hombros—. Sí lo logré, no veo por qué sea problema con una hamburguesa.
—¿Dónde escondes tanta comida en ese cuerpecito? —él levanta una ceja—. Eres muy delgado y pequeño.
—Solo como demasiado cuando no estoy en casa —ambos empezamos a caminar por la acera hacia ningún lugar en específico—. Vivimos con el abuelo y otros de nuestros primos en una casa grande, así que una mujer de servicio cocina para nosotros, todos comemos lo mismo y nunca podemos saltarnos una comida en casa o el abuelo dirá que estamos vagabundeando fuera y no estudiando o trabajando, así que no salgo mucho, esas cosas las hacía cuando estaba en la secundaria.
—Suena difícil tratar con tu abuelo —Harold suena molesto—. ¿Siempre los presiona así?
—Sí, siempre.
—¿Es él la razón por la que no vas a volver a Corea?
Me detengo de repente, el sentimiento cuando alguien más lo dice es muy amargo y mi garganta duele un poco, pero trato de actuar normal y asentir. Harold toma mi mano entonces y me arrastra hacia una plaza con luces alrededor y gente comiendo helado, caminando tomados de las manos, siendo románticos. Ambos nos sentamos en una banca frente a una fuente.
Guardamos silencio unos cuantos segundos, luego él dice—: Sé que no nos conocemos desde hace mucho, de hecho, creo que no nos conocemos en lo absoluto.
—Es verdad ¿Cuál es tu punto?
—Quiero llegar a conocerte.
—No hace falta.
—Lo quieras o no, tengo que hacerlo —él me mira—. Me gustas.
—No puedo enamorarme de ti ¿Lo entiendes? Yo no puedo pasar mi vida con un chico —mi respiración se corta por alguna razón, creo que nunca había considerado realmente el pasar mi vida al lado de un chico y antes de decir eso no sabía que podía sentirme incómodo acerca de ello.
—¿Por qué no? —él pregunta, como si no fuera obvio—. ¿Qué hay de malo con eso?
—No puedo porque... no soy gay.
—Ya te dije que yo tampoco —Harold suspira, parece irritado—. Mira a Eric, él no es gay pero le gusta Ty, Ty no es una chica, por mucho que quieras ignorarlo y Eric no lo ignora, él está consciente de que es un chico pero aun así le gusta... a Eric no le gustan otros chicos... ¿No puede ser así para ti?
—No puedo, no es normal, yo...
—¿Normal? Te refieres a que eres como esas personas que dicen que es antinatural.
—No, eso es estúpido —evito verlo a la cara—. Natural nunca ha sido sinónimo de bueno, no hay nada más natural que el cáncer y no lo celebramos, tratamos de eliminarlo con medicamentos que definitivamente no crecen en el bosque, así que eso es una mierda.
Harold suelta una risa antes de pasar sus dedos por mi barbilla y hacerme mirarlo a los ojos.
—Eres un chico listo —me mira de una manera en la que no puedo descifrar en que está pensando—. Entonces, ¿Qué es lo que te parece anormal de estar con un hombre?
—No es para mí, no es la vida que quiero... quiero... quiero ser el hijo que mi madre quiere, alguien que pueda honrar a su familia, ellos me odiarán si...
—Junghee... tu abuelo te echó ¿No es así?
Abro mis con sorpresa cuando él suelta mi mentón.
—¿Quién te dijo eso?
—Nadie, lo descifré yo mismo —él parece enojado de nuevo—. ¿Qué dijeron tus padres?
—Nada ¿Qué podían hacer? No querían ser echados también.
—Vaya mierda —él chasquea su lengua alejando su cara de la mía—. ¿Por qué quieres volver allí?
—Es mi casa ¿A dónde más iría? —trato de mantener la compostura—. No quiero ser una carga para la familia de mi tía, no por siempre, tengo que conseguir un empleo pronto para pagarle a Donnie-shi todo lo que ha gastado en mí y volver a casa luego de estabilizarme, luego de estudiar aquí, tengo que rogarle a mis padres y al abuelo que me acepten de nuevo, estoy seguro de que Junghee volverá conmigo así que...
—No puedo creerlo —su voz es totalmente seca cuando se dirige hacia mí—, eres tan inteligente, eres ordenado, eres directo, tienes un gran carácter y probablemente podría irte bien por ti mismo ¿Por qué quieres volver a ser un peón de tu abuelo?
—Es mi familia, es para lo que nací, debo volver.
—No naciste para servirle a tu familia, eso es una mierda —él toma mi mandíbula en su mano de nuevo y me acerca—. Junghee, manda a la mierda a tu abuelo, él te echó, él no te quiere ¡Pues que le den! Probablemente él no merecía a un nieto tan bueno como tú o como tu hermano.
—¿Qué hay de mis padres? Mis padres me necesitan, tú no sabes...
—Lamento decirte esto, pero un padre que realmente se preocupa por sus hijos, que de verdad los ama y los quiere a su lado mandaría a la mierda a tu jodido abuelo sin importar quedar en la calle, ellos habrían suplicado que volvieses o ellos habrían venido por ti... no conozco a tus padres, pero ellos suenan terribles.
El hecho de que no pueda contradecir lo que dice Harold me hace sentir triste y deprimido. Siempre pensé que les importaba a mis padres y no quise admitirlo ante nadie pero me dolió un poco que no le dijeran nada al abuelo. Mi tía Eunji pasó por lo mismo, cuando ella se negó a traer a Taesung de vuelta, fue echada por el abuelo de su puesto de trabajo, ella no tenía nada y no sabía si el padre de su hijo la aceptaría pero aun así no dudó en defenderlo... ¿Por qué nuestros padres no podían hacer lo mismo por nosotros?
—No llores, no era mi intención hacerte llorar —cuando el pulgar de Harold limpia la primera lágrima, me doy cuenta de que estoy llorando—. Lo siento, Junghee, lamento haber sido tan crudo pero... supongo que solo no quiero que vuelvas.
—Yo no quiero volver, no ahora... ellos no me quieres y yo, solo quiero que me quieran.
—No importo si ellos no lo hacen, ellos se lo pierden —toma mi cara entre sus manos y besa mi nariz—. No nos conocemos en lo absoluto pero yo puedo ver más de ti de lo que ellos nunca verán, así que quédate conmigo.
Eso me hace reír.
—Solo quiero sacarte de mi sistema —digo antes de alejarme un poco, pero él mantiene sus manos en mi cuello, con su cara muy cerca de la mía—. Eso es todo.
—¿Y si no funciona? —besa mi mejilla, sus labios se arrastran lentamente por ella hasta mis labios—. ¿Qué pasará si no me sacas de tu sistema, si quieres más de mil a medida que pase el tiempo?
—No sé qué será de mí... no sé.
No había considerado esa posibilidad y ahora la incertidumbre es mi enemiga, pero no tanto como las ganas que tengo de besarlo.
Estoy en problemas.
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