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Capítulo 22

Junghee.

No lloré por el abuelo.

Si soy sincero, nunca pasé demasiado tiempo con él y los momentos en que lo hice él no hizo nada que me hiciera tenerle cariño. Tal vez respeto, infundado por su posición de autoridad ¿Pero hace eso que lo quiera también? Supongo que no. No pude soltar ni una sola lágrima por su muerte. Pedí por él a los dioses, para que pudieran perdonarlo por no ser un buen esposo, padre y abuelo. Él definitivamente no lo era, espero que al menos del otro lado pueda darse cuenta de eso.

Aun así, Jungho y yo decidimos ir a Corea para el funeral. Solo iremos con la intención de presentar nuestro respeto, aprovecharemos para hablar con nuestros padres y volveremos a casa y luego volveremos a casa. Porque ahora aquí, con el tío Donnie y la tía Eunji, esta es nuestra casa. Ellos dijeron que no quieren que nos vayamos por nada del mundo y que los haríamos felices si podríamos completar nuestros estudios bajo su cuidado.

Y Jungho y yo decidimos que aquí es un buen lugar para empezar de nuevo. Le deberemos mucho a nuestros tíos cuando terminemos pero por alguna razón me siento en paz si se trata de ellos.

Ahora estoy enamorado y nunca lo había estado. Incluso si esto es una locura, quiero quedarme aquí para ver en que se va a convertir.

—¿No escaparás a Corea y me dejarás como novia de pueblo, verdad? —me pregunta Harold la mañana de nuestro vuelo mientras tomamos el desayuno—. No me cuesta nada subir a un avión e ir por ti, lo haré de ser necesario.

—No sé a qué te refieres con lo de la novia, y no... no me quedaré en Corea —respondo con firmeza—. Aunque sería lindo volver.

—¿Quieres mudarte a Corea alguna vez de nuevo? —interroga, ladeando la cabeza—. Lo consideraría si me invitas, pero realmente no creo que haya futuro allí para mí como criminalista.

—Supongo que no ¿verdad? —me encojo de hombros—. No pienso en vivir permanentemente allí, tal vez solo vacaciones.

—Hay muchos contras, las parejas del mismo sexo no se pueden casar allá así que es mejor que solo pasemos vacaciones allí.

—No estoy haciendo ni planes vacacionales ni planes de boda contigo, Harold —le espeto, con una mirada de reproche, él me devuelve una linda sonrisa relajada—. Creo que estás hablando demasiado rápido.

—Ya conociste a sus padres ¿Qué más hay que esperar? —Jungho interrumpe, mirándonos con las cejas alzadas—. ¿Quieren dejar de coquetear frente a mi desayuno? Gracias.

Yo ruedo los ojos y sigo comiendo mi cereal cuando la tía Eunji entra en la cocina buscando alguna fruta. Taesung viene detrás de ella, cuando él aparece a su lado y le sonríe como si estuviera a punto de pedirle algo, ella rueda los ojos y se aleja diciendo—: Por última vez, no te dejaré quedarte solo en esta casa de nuevo, no con Eric en la ciudad.

—Eres una aguafiestas —él hace un puchero, cruzándose de brazos—. Bueno no iré a Corea, sé que no quieres que vaya porque no me compraste un boleto... entonces ¿Qué harás conmigo? ¿Me contratarás una niñera?

—Mejor aun, llamé a alguien para que venga a cuidarte —dice ella—. La abuela Lia estaba encantada cuando le dije, quiere ver a su nieto favorito.

—¡Oh! Es la abuela —Taesung suelta una risa y agita su mano en el aire—. La abuela es genial.

—Sí, la abuela es tal vez demasiado genial —Donnie-ssi entra en la cocina, agitando su dedo—. Por nada del mundo le darás alcohol a la abuela, no quiero que la dejes acercarse al brandy, no hay salidas al bingo ni salidas de compras ¡Ni la dejes conducir por amor a Dios!

—¿Ella viene a cuidarme a mi o yo la cuidaré a ella? —Taesung hace una mueca.

—Es la única persona que podía venir en tan poco tiempo —la tía Eunji resopla y luego voltea a mirar a Eric que viene entrando—. Aquí estás, voy a tener que confiar en ti para conducir, no dejes a Taesung o a la abuela conducir ningún auto.

—Nada de bingo, nada de brandy, nada de compras, nada de paseos en auto sin supervisión —repite Donnie-ssi a Eric.

—No los dejes solos, por favor —la tía Eunji suplica—. Y manda un mensaje si algo se sale de control.

—Entonces Eric nos va a cuidar a la abuela y a mí —Taesung rueda los ojos—. Bien, es mejor que nada.

—Me encargaré de todo, eomma, puede confiar en mí —Eric dice solemnemente.

—No prometas nada, Eric, no conoces a la abuela —le advierte Taesung moviendo su dedo y haciendo un puchero.

—Chicos, nos vamos en una hora, arreglen todo lo que haga falta —dice Donnie-ssi.

Nosotros asentimos; Harold compró un boleto a San Francisco en el mismo horario que el nuestro así que lo llevaremos al aeropuerto con nosotros. Admito que no quiero separarme de él y sé que él tampoco lo quiere, pero de todas maneras es bueno. Necesito pasar algún tiempo solo después de todo lo que ha pasado estos días; la confesión que hizo frente a Matthew ese día en la barbacoa me dejé pensarlo. Me hizo feliz escucharlo pero después de pensarlo a fondo me aterró. Y estuve contento cuando los dos ignoramos totalmente que eso había sucedido. No quería tener que hablarlo. Es demasiado pronto para decir ese tipo de cosas, estoy consciente, tengo que pensarlo.

Yo sé que mi corazón late y dice su nombre pero es aterrador decírselo y estaría bien si no tuviera que hacerlo. No ahora. Porque es real, es grande y está allí y él lo sabrá y una vez que está afuera es como si el viento pudiera llevárselo.

Solo quiero prolongar esto tanto como pueda y hay tantas cosas de las que no estoy seguro.

El timbre suena antes de que salgamos de la casa y Jungho va a abrir la puerta; una elegante mujer mayor, rubia y de ojos claros pasa con un par de maletas en sus manos.

—¡Ya estoy aquí! —ella anuncia con voz cantarina y se voltea a ver al hombre alto que entra detrás de ella—. Drew, lleva mis cosas a la habitación de huéspedes por favor.

El hombre de traje asiente y va por otras dos maletas grandes que ha dejado afuera.

—Mamá... —Donnie-ssi viene bajando las escaleras—. Hola, Drew —saluda amistosamente al hombre cuando pasa por su lado, directo escaleras arriba—. Te dije que solo sería un fin de semana.

—Bueno, hay muchas cosas que hacer el fin de semana, además, es mi equipaje ligero —ella se encoge de hombros—. Le traje regalos a Tyler también.

—Tyler tiene suficientes regalos —él dice—. Lo vas a malcriar.

—Me da igual, yo lo arruino y es tu problema —ella se ríe encantadoramente y voltea hacia Jungho—. ¿Y ustedes son? Se parecen a mi nieto.

—Jungho y Junghee, sobrinos de Eunji, te hablé de ellos, se han mudado con nosotros y se quedarán —ella nos da un beso en la mejilla a ambos luego de que Donnie-ssi nos presenta.

—Adorables, bienvenidos a la familia, pueden llamarme abuela —ella dice.

Me hace sonreír como quiere que la llamemos abuela a pesar de que no la conocemos.

—Lia... —la tía Eunji aparece pronto bajando las escaleras—. ¡Taesung, tú y Eric bajen, la abuela está aquí!

—¡Querida luces grandiosa! —la mujer le planta dos besos en cada mejilla a la tía Eunji, sujetándola de los brazos para recorrerla con la mirada—. No has envejecido nada.

—Oh, no es cierto —dice ella con una sonrisa tonta—. Tú también Lia.

—¿Cómo está mi futuro nieto? —mira hacia el estómago de la tía Eunji—. Espero que si es niña se llame como yo.

—Lo siento, mamá, Tyler escogerá el nombre —dice Donnie-ssi—. Ya está haciendo planes, no podemos quitarle la ilusión.

—Oh, bien, que sea de segundo nombre —ella se encoge de hombros—. No aceptaré menos, mira que no tendrás más hijos y yo no tendré más nietos, uno de los de tu hermana se llama como tu abuelo ¿Y yo donde quedo? La cargué nueve meses, esa malagradecida.

—Es bueno ver que no has cambiado, Lia —la tía Eunji le sonríe.

—¡Abuela! —Taesung grita desde el piso de arriba, corriendo escaleras abajo para unirse en un abrazo cariñoso con su abuela—. ¡Te extrañé, que bueno que estás aquí!

—¡Oh, mi nieto favorito! También te extrañé, mi pequeño fideo —ella lo abraza y besa su frente—. ¡Te ves hermoso! —se separa un poco para verlo, dejando lo dar una vuelta.

Taesung está usando un short de tiro alto blanco y una tank top verde oliva, su cabello está recogido en una cola de caballo alta y sus pendientes brillan en las diferentes perforaciones de sus orejas. Luce como siempre; como una chica que modela en Instagram. Yo miro a Harold a mi lado, diciéndole con la mirada "te lo dije", no me creyó quela abuela de Ty aprobaría su manera de vestir.

Eric está parado detrás de él y la mujer lo nota.

—¡Oh, eres el chico de las fotos de Taesung! —ella dice, tendiéndole su mano con la intensión de que Eric la bese en el dorso y por supuesto que él lo hace como todo un caballero.

—Es un gusto, madame —Eric le ofrece una sonrisa—. Tae habló mucho sobre usted.

—Oh, seguro que sí —la mujer le aprieta la mejilla a Eric—. Mírate, me recuerdas a ese viaje de intercambio a Brasil mientras estaba en la universidad... fue tan divertido.

—Mamá, por favor —Donnie-ssi rueda los ojos.

—No habías nacido —ella ríe—. No conocía a tu abuelo tampoco, no hagas drama.

—Bien, creo que es hora de irnos —dice la tía Eunji—. ¿Estarás bien con los dos, Lia? Eric se quedará.

—Estaré más que bien, nos vamos a divertir —ella sonríe—. Pueden empezar contándome como se conocieron.

—¡Sí, tengo que decirte todo, abue! —Taesung salta de alegría tomando de un brazo.

—Bien, hagamos té y busquemos un bocadillo —ella dice.

—Y nada de brandy —espeta Donnie-ssi apuntándola con un dedo.

—Aguafiestas —la mujer bufa.

Salimos de la casa después de despedirnos y nos dirigimos hacia el aeropuerto de Phoenix. Una vez que estamos en el avión, me siento junto a la tía Eunji y le pregunto— ¿Por qué no querías que viniera Taesung, imo?

Ella me mira y me da una media sonrisa.

Taesung nunca sintió respeto por tu abuelo y tu abuelo tampoco por él, no había nada que él tuviera que hacer de nuevo allí, además, quiero protegerlo de los prejuicios de nuestra familia tanto como pueda —ella se encoge de hombros y suspira mirando hacia el frente—. Donnie ah tampoco tenía que venir pero insistió por el bebé y eso... es paranoico. Respecto a ustedes... sentía que era bueno que volviera y hablaran con sus padres, más que para el funeral.

Asiento, comprendiendo las razones de la tía Eunji y estando de acuerdo con ellas.

—Pase lo que pase, vamos a volver contigo, imo... ni Jungho ni yo queremos volver a Corea —le digo—. Sé que es un poco abusivo decirlo así pero...

—Solo me alegra que estés tan seguro de algo que quieres por ti mismo —ella levanta su mano y acaricia mi mejilla—. Junghee, te quiero como a un hijo y estaría agradecida de que volvieras conmigo, así que no te preocupes por las molestias. Igual para tu hermano.

—Yo no sé como agradecerte, imo.

—Solo hazme un favor y habla con tu madre —ella me aprieta la mano—. Sé que ella no lo llamó... pero me pidió que recibiera el dinero que había ahorrado para ustedes, envió algunas de sus cosas que aun no llegan y me dijo que cuidara de ustedes. Y que no les dijera nada, ella sabía que era mejor para ustedes... lamento no habértelo dicho, pero creo que ambos deberían hablar con ella.

Mi corazón da un vuelvo al escuchar eso; me había acostumbrado tanto como Jungho a que a mi madre le importaba un comino lo que sucediera con nosotros. Siempre pensé que ella tenía su propia manera de querernos; mamá no era cariñosa o cercana a nosotros pero nos protegía de lo que ella creía que podía hacernos daño. Siempre que hacíamos algo por lo que seguro íbamos a ser golpeados, ella trataba de arreglarlo antes de que papá viniera a casa, nos llevaba a clases avanzadas antes de empezar la escuela para que no tuviéramos oportunidad de fallar en nuestras clases y conseguirnos un regaño. Nos daba permiso para salir, se aseguraba de que papá no lo supiera. No esperaba que papá llamara y pidiera que volviéramos, pero quería que ella lo hiciera. No quería tener que alejarme por siempre de la mujer que me cuidó cuando estaba enfermo, sabía que de una manera u otra, con todos los defectos de mi madre, ella estaba buscando la manera de hacer lo correcto para ambos.

Cuando bajamos del avión, somos recogidos por un auto que han enviado por nosotros, el cual nos lleva a la casa familiar. No puedo evitar sentirme nostálgico, la última vez que estuve en casa no sabía que no iba a volver para quedarme. Si soy sincero, hay muchas cosas que extraño, pero no significa que quiera volver.

Jungho toma mi mano mientras caminamos dentro de la casa hacia la habitación donde aun están rezando por el abuelo. Presentamos nuestros respetos rápidamente, sin estar demasiado tiempo mientras Donnie-ssi espera afuera. Por suerte, no hay nadie allí dentro. Rezo por el alma del abuelo, para que todos sus pecados, que los dioses saben que son muchos, sean perdonados. Aunque debería trabajar un poco por ello.

La tía Eunjung abraza a mamá con fuerza cuando la ve salir de la habitación y luego de compartir unas palabras con ella, viene a abrazarnos también. Ella es cariñosa y sentimental, después de la tía Eunji, ella es nuestra favorita. Nos dirigimos a la sala entonces.

La sala está llena de gente; nuestras tías y nuestros primos, la abuela permanece callada en un sillón mirando a la nada. Jungho y yo recibimos miradas extrañadas y hostiles de todos los demás; nuestro padre se pone de pie inmediatamente y mamá entra apresurada desde la cocina, llevando una bandeja. Ella pone la bandeja abajo con cuidado y se dirige a nosotros con rapidez, toma a Jungho primero de los brazos y le da un abrazo, tirando de mi brazo para que me una.

A pesar de que ninguno de nosotros se ve convencido, la abrazamos.

—Me sorprende que no se hayan quedado en Estados Unidos —comenta nuestro padre con un tono de reproche—. Con lo poco que les importa su familia...

—Supusimos que no importaba si volvíamos o no —respondo—, ya que nadie nos pidió que volviéramos.

—Esta es su casa, no hay por qué pedirles que vuelvan —él espeta.

Y supongo que tiene razón... y por eso no volvimos. Esta es nuestra casa, crecimos en ella, ahora que el abuelo está muerto tal vez nos toquen dos o tres centímetros de ella, pero no es nuestro hogar, si lo fuera habría vuelto de una manera u otra.

—Ya basta de peleas, por favor —la abuela levanta la voz—. El viejo murió y no me dejan disfrutar del silencio antes de que yo también lo haga —ella se levanta débilmente de la silla en donde está y se dirige hacia la tía Eunji—. Estás gorda —le dice, mirándola de arriba abajo—. ¿Qué te pasó?

La tía rueda los ojos.

—Mamá, estoy embarazada —espeta ella.

La abuela no parece sorprendida.

—¿Es de el americano de nuevo? —la abuela bufa—. ¿Y vas a casarte por fin? Tu primogénito tiene casi dieciocho, Eunji ¿No te da vergüenza? Te tomó todo este tiempo...

—¡Mamá, pensé que habías dicho nada de peleas! —la tía Eunji reclama—. Es de Donnie, sí, me voy a casar, sí y no, aun soy joven.

—Claro —la abuela bufa y se voltea a vernos—. Jungho está más delgado... ¿A ti que te pasó? Parece que también engordaste, tú nunca engordas —me apunta hacia mí.

—¿Eso es lo único que preguntará, abuela? —yo alzo las cejas.

—¿Quién te crees para usar ese tono conmigo? —ella golpea mi hombro—. Pregunto lo que se me da la gana.

Entiendo por qué Jungho solía decir que mi altanería la había sacado de la abuela, puedo ver lo mucho que me parezco a ella. Fue buena con nosotros mientras crecíamos, Taesung, Jungho y yo somos los únicos varones, ella solo tiene nietas y creo que siempre las quiso más a ellas de lo que nos quiso a nosotros. "Alguien tiene que hacerlo" solía decir. El abuelo solía culparla por haberle dado tantas hijas y encima, más nietas que nietos... así que la había las quería como el abuelo no lo hacía.

—¿Dónde está Taesung? —interroga la abuela entonces, con el semblante serio—. ¿Por qué vino el americano y no él? No lo habrás dejado solo en América ¿o sí?

—Taesung se quedó con su abuela paterna, no vino porque no se lo permití —responde la tía Eunji.

Donnie-ssi se inclina hacia Jungho para preguntar qué está pasando.

—No íbamos a robártelo, debes dejar de protegerlo —comenta el tío Eunho desde el sillón donde está tomando té—. De cualquier manera, papá dijo que no lo quería como su heredero después de saber quién era realmente —una sonrisa satisfactoria se dibuja en su cara—. Nadie quiere un jefe que use falda.

—¿Es verdad eso, Eunji? —la abuela pregunta con el ceño fruncido—. ¿Mi nieto se viste... de mujer? Eunho mostró algunas fotos. Bueno, yo siempre he sabido que él era... delicado, pero de ahí a querer ser una mujer...

—Taesung no quiere ser una mujer y si lo quisiera, eso no lo haría peor —la tía Eunji espeta—. Me temo que es algo difícil de explicar para personas de mente cerrada que viven de manera tan anticuada pero mi hijo no es un objeto de burla y no dejaré que lo ofendan.

—Eunji, se viste de mujer, eso está mal —la tía Eunhee comenta en voz baja pero con el ceño fruncido.

—¿Y por qué sería algo malo? Todos ustedes hacen cosas peores pero nadie habla de ello e incluso estamos obligados a ignorarlo, como que sus matrimonios son un desastre, tienen hijos con otras personas o directamente son un fraude en sus respectivos empleos —ella responde, dejando a todos con la boca abierta—. Mi hijo es un buen muchacho y la ropa que le gusta o la persona a la que ama, la manera en que habla o sus pensamientos liberales... nada de eso es asunto de ustedes. Si ustedes no lo aprecian entonces no tienen derecho a decirle nada, no tienen derecho a cambiar su manera de ser.

—Eunji... en la sociedad, hay reglas hija, reglas que deben seguirse sin importar qué —explica la abuela con detenimiento, pensando que lo que dice debe ser racional—. Taesung no será feliz, encajará, él necesita... encajar.

Yo suelto una risa que me hace ganarme las miradas de todos en mí.

—Lo siento, pero eso es ridículo —respondo—. ¿En serio no conocen a Taesung? Es el tipo de persona que haría cualquier cosa para no ser como los demás y aun así, deberían verlo... todos lo adoran; tiene un novio que lo venera como si fuera alguna clase de religión, va a cenar todos los sábados a la casa de sus suegros, hay más personas en su lista de amigos que esta habitación, la familia de su padre lo adora, por si no lo sabían es el nieto favorito de su abuela paterna... —me encojo de hombros—. Tal vez él no encaje con ustedes pero eso no significa que tiene que cambiarse a sí mismo para ser feliz... si no encajas en un ambiente, no eres tú, es el ambiente.

—Estupideces —espeta mi padre de repente, caminando hacia mí—. ¿Qué clase de ideas te han metido mientras estabas allí? No voy a permitir que mi hijo piense de esa manera.

—Tú nos enviaste allí y no estabas interesado en lo que podía pasar con nosotros —espeta Jungho—. ¿Por qué ahora te importa?

—Son mis hijos —él espeta.

—¿Ahora lo somos? —alzo mis cejas y dejo caer una mueca despectiva—. No nos importa tu opinión, somos adultos.

—¿Entonces dejan a su padre porque ahora tienen alguien que los respalde? —él aprieta sus puños mientras se acerca—. Aprovechándose del dinero de un hombre rico justo como su tía ¿Qué es diferente de quedarse aquí? ¿Qué no tienen que trabajar para conseguirlo?

—Dongsoo no tientes a mis hormonas de embarazada —la tía Eunji se pone frente a nosotros extendiendo su mano—. Mis sobrinos no se aprovechan de nadie ¿Entendido? Donnie ah está haciendo esto por ellos porque tú eres una desgracia como padre y alguien tiene que enseñarles lo que es la buena paternidad... ellos estaban desesperados por su apoyo cuando la noticia de que los echaron llegó, esperaban que sus padres quisieran que ellos volvieran pero nadie dijo nada ¿Crees que eso es algo que un padre hace? Eres patético y nos mereces a esos niños.

—No tienes derecho a opinar sobre mi paternidad —papá escupe con rabia.

—Bueno, pareces tener muchas opiniones sobre la manera en que crío a mi hijo, supuse que no te molestaría un par de opiniones mías —la tía Eunji responde—. De cualquier manera, Junghee tiene razón, son adultos... no hay nada que puedas hacer al respecto.

—Ellos se quedarán aquí, no volverán contigo —papá responde.

—No lo haré, no me quedaré aquí —respondo—. Voy a volver a casa, voy a estudiar música... y te guste o no, voy a casarme con un chico algún día.

—¿Qué? —los ojos de papá se desencajan de la furia cuando las palabras dejan mi boca.

Va a levantar su mano contra mi cara y estoy dispuesto a recibir el golpe pero nunca llega porque Jungho está sosteniendo la muñeca de papá con su mano mientras mamá está colgada de su brazo con fuerza e intenta que lo baje.

—¡Suéltame! —papá se sacude a Jungho pero mamá sigue aferrada a él porque sabe que intentará hacerlo de nuevo y aunque es tan pequeña ella intenta impedir que él mueva su brazos—. ¡Suéltame Eunjae! —papá sacude a mamá con fuerza y ella termina contra mi pecho, aferrada a él, protegiéndome como si una bomba fuera a explotar.

Recuerdo a mamá, pequeña y asustada cuando papá se enojaba. Poniéndonos contra su pecho, acurrucados en una esquina, siempre se ponía delante y nos cubría, como si pudiera haber una explosión. Sucedió pocas veces porque en esta casa no había demasiada privacidad y pensé que lo había olvidado, pero siempre supe que mamá se ponía frente al peligro por nosotros, aunque ella no dijera nada.

Mira, no sé qué está pasando pero le pones una mano encima a tu esposa o a los niños o cualquiera aquí y voy a romperte la cara, imbécil, Dios, pagaría por hacerlo, tengo ganas de esto desde hace años Donnie-ssi se pone delante de nosotros mientras sube sus mangas y muestra sus puños—. Dame tu mejor golpe, Dong-ni-me-importa.

—Donnie, ya basta —Eunji pone una mano sobre su hombro mientras papá retrocede gritando que alguien lo ayude en esta pelea pero siendo ignorado por los demás—. Sabemos que ganarás, ¿para qué intentarlo?

—Obviamente él no sabe qué es ser golpeado por uno de su tamaño, yo voy a enseñárselo, ¡Tráelo, Dongdong, vamos a llevarlo afuera, eh! —Donnie-ssi salta como Rocky gesticulando golpes.

Este hombre está loco —espeta papá.

—Fue un insulto, lo sé, Eunji lo dice todo el tiempo —Donnie-ssi sacude la cabeza.

—¡Bueno, ya basta! —la abuela alza sus brazos y los sacude tratando de disolver la pelea—. ¡No golpear, no golpear! —le dice a Donnie-ssi en su pobre intento de hablar su idioma, quien parece entender y volver a una posición normal—. Ya se murió ese viejo loco así que... ¿A quién le importa? —ella espeta antes de volver a mirarnos—. Solo vuelvan a Estados Unidos, aquí... tal vez no encajen pero si no quieren cambiar, no hay nada que hacer.

Yo sonrío y asiento, agradeciendo que por lo menos ella está de acuerdo en que regrese. Miro a mi madre en mis brazos, aun aferrada a mí y decido que tengo que arreglar las cosas con ellas.

Tengo que volver a casa pronto. 

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