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Capítulo 17

Harold.

No pensé que a Junghee fuera a molestarle a tal magnitud lo de Matthew... pero se ha pasado toda la reunión pegado a mí, dándole miradas de odio a Matthew quien se las devuelve desde la distancia. Ambos parecen dos gatos mirándose con la ira reflejada en los ojos antes de atacarse en una pelea callejera.

Es un poco lindo, a decir verdad... o tal vez yo estoy loco, pero bueno, es solo el interés que está mostrando en mí. Nunca me gustaron los celos ni soy una persona especialmente celosa, pero viniendo de Junghee pienso que casi todo es adorable, así que ¿Por qué esto no lo sería?

Por suerte, todo el mundo nos mantiene contra una esquina, interrogándonos acerca de nuestra relación. Pensé que lo haría sentirse incómodo pero él está más ocupado jugando a mantener la mirada con Matthew. No es hasta que después que cortan el pastel que ambos subimos porque le pido acompañarme a mi habitación para cambiarme la ropa por algo más cómodo, ya que quiero seguir bebiendo y disfrutando y siempre termino manchándome la ropa si me pongo un poco alegre con la bebida. No creo que pase aun así, porque mamá está aquí y no bebo demasiado en su presencia, pero aun así.

Ambos entramos en la habitación y Junghee se sienta en la cama mientras busco mi ropa, Panqueque está dormida plácidamente sobre una camiseta mía que yace en el piso. No pienso molestarla y levantar la camisa, está demasiado cómoda.

Junghee me mira con sus manos apoyadas sobre la cama detrás de él y las piernas cruzadas sobre esta. Él está algo achispado, no es demasiado bueno con el alcohol... pero puedo ver esa mirada suya medio perdida y medio cuerda que indica que está a un segundo de hacer algo que no me espero cuando me volteo. Solo logré cambiarme los pantalones a unos deportivos y tengo la camiseta en mi mano.

Hyung... —él dice—. Acércate.

Hago lo que me pide.

Él pone su mano sobre mi abdomen y con cuidado la pasa sobre este mientras se muerde los labios. Mira hacia arriba y sonríe. Trago grueso... no puedo no tener una erección si me mira con esos ojos brillantes mientras hace tal cosa. Es injusto de su parte.

Junghee sigue acariciando mi abdomen antes de que su mane rose mi erección. Él pone su mano completamente sobre ella y la aprieta con cuidado. No digo, siento que si arruino este momento con palabras no me lo voy a perdonar nunca en mi maldita vida. Es demasiado bueno para ser verdad.

Sin siquiera haberlo visto venir, él toma el borde de mis pantalones y los baja. Mi erección rebota en frente de su cara y me cubro la cara con las manos, tan avergonzado y excitado que no puedo evitar soltar un pesado suspiro.

Aju keuda —murmura cuando su mano se envuelve alrededor de mi miembro.

Podía haber dicho que mi peno luce asqueroso y aun así me hubiese excitado con ese hermoso acento.

Dudo que haya dicho eso igual, parece fascinado y no duda en sacar su lengua y darle una lamida unos segundos después. Yo suelto un suspiro profundo. Podría venirme gusto ahora con esas pequeñas lamidas de gatito, ha pasado tanto tiempo desde que recibí una mamada y tanto desde que deseo a Junghee también que simplemente no me importa. Unos jalones más y terminaré aquí y ahora.

Pero él lo hace aun más difícil moviendo su mano en círculos alrededor de la base, arriba y abajo, lamiendo solo la cabeza. Puedo jurar que he recibido mamadas exclusivas muy buenas pero ninguna tan emocionante como esta.

Estiro mi mano hacia su cabeza y la pongo sobre esta, peinando su cabello hacia atrás. Él sube su mirada, nuestros ojos se conectan... quisiera tener la cámara ahora. Nunca voy a superar lo hermoso que se ve en este momento. Sin embargo, él intenta metérselo todo a la boca de un solo golpe y termina ahogándose, retrocediendo y tosiendo.

—¿Estás bien? —interrogo, tratando de acariciar su mejilla.

Él quita mi mano y asiente, toma mi miembro de nuevo y vuelve a la tarea. Jesús, esto supera mis expectativas.

Continúa hasta que termino justo en su cara y él hace una mueca de disgusto, mirándome como si estuviera molesto. Yo corro por la habitación para tomar una toalla que está sobre la silla y limpiar su rostro antes de que me mate. Él se lame los labios una pequeña gota y ladea la boca.

—No está mal —murmura antes de mirarme de nuevo—. ¿Cómo lo hice?

—Increíble —yo sigo limpiando su cara—. Eres un natural... pero nunca intentes llevarlo hasta el fondo de golpe, se necesita práctica.

—Bien —él asiente—. Déjame follarte.

Me detengo y lo miro, no habiendo esperado esas palabras viniendo de él. Mucho menos lo veo venir cuando toma mi brazo y tira de él haciéndome caer de espaldas en la cama. Se sube a ahorcadas a mi regazo y se quita la camisa, lanzándola hacia algún lugar en la habitación, luego sus manos van directamente hacia la hebilla de su pantalón y la desabrocha. Es una verdadera función el estar mirándolo actuar tan despreocupadamente, lo hace ver tan sexy.

—No es tan fácil, Junghee —le advierto—. Necesito preparación.

—Bien —él se baja de mi regazo—. Hazlo, prepárate.

—¿Ahora? —lo miro, él parece muy seguro de sí mismo cuando asiente flojamente—. Estás borracho.

—Solo tomé como dos copas —él rueda los ojos—. Vamos, no estoy borracho. Y aun si lo estuviera, no es como que lo voy a olvidar por dos copas.

Aprieto mis labios mientras lo examino con detenimiento y suspiro; supongo que tiene razón, lo más importante es que no olvide nuestra primera vez definitiva. Pero aun así quiero asegurarme de que no lo hará y le ofrezco una ducha juntos. Solo me aseguro de que haya pocos personas abajo, los niños estén dormidos y le cuento a Emma lo que voy a estar haciendo. Ella es una molestia, pero es confidente así que me guiña un ojo y me dice que lo tiene cubierto para que a nadie se le ocurra visitar el baño de arriba.

Llevo a Junghee al baño y ambos nos quitamos la ropa y entramos en la ducha, dejo la temperatura del agua un poco fría al principio y luego la arreglo a medida que pasa el tiempo. Él me da la espalda y lava su cara con sus manos, frotándola por un buen tiempo mientras yo me encargo de pasar por su espalda una esponja especial que trajo y dijo que estrictamente la necesitaba para bañarse. Pero no lo estoy juzgando, realmente es una buena esponja.

Él se voltea a verme luego de un rato y se pega a mí pero inesperadamente me da vuelta contra la pared y acaricia mi espalda. Tengo un poco de miedo, no suelo ser pasivo, solo en ocasiones especiales. Y este chico solo quiere clavarme contra una pared o cualquiera superficie firme... y tal vez esté algo nervioso al respecto.

—Mmm... como lo pensé —dice él—. Aquí no alcanzo.

—¿Qué? —volteo a verlo.

—Eres muy alto, no llego hasta tu trasero —él hace una mueca—. Supongo que tendrá que ser en la cama.

—Oh... sí —asiento—. No te preocupes, haremos que funcione.

Él tira sus brazos alrededor de mi cuello y me besa, profundo y despacio. Es tan sexy verlo en esta situación, sin miedo ni restricciones, entregándose completamente. Voy a asegurarme de que tenga el mejor momento de su vida.

Aprieto sus trasero entre mis manos sin poder evitarlo, sé que es él quien quiere follarme pero no es el único que tiene ganas de meter se pene en algún lugar. Él me hace sentir tan caliente y sediento de sexo, no sé cómo he podido contenerme todos estos días.

Cuando lo levanto y lo hago enredar sus piernas alrededor de mi cintura enganchando sus tobillos atrás de mi espalda para poder besar su cuello, él suelta un gemido sonoro. Realmente no estoy pensando en si alguien va a escucharnos, es una casa muy grande y espero que no sucede pero ¿Qué más da? Podría escuchar esos gemidos todo el santo día y no quiero que nadie lo arruine.

Mi pene está rozando su trasero, tan duro que duele, me recuperé demasiado rápido. Él lo nota y empieza a restregar su trasero contra mi erección. Apoyo su espalda contra la pared para sostenerlo mejor y él me mira a los ojos con una sonrisa diabólica mientras continúa moviéndose. Cuando se encuentra cansado, pone sus pies sobre el piso y sus rodillas también, para darme otra mamada.

Este chico quiere matarme, por todo lo que es bueno, Dios mío.

Cuando termina, lo envío a la habitación primero para poder prepararme sin que me distraiga. Hace tanto tiempo que no soy el pasivo que no recuerdo cuanto tiempo lleva esto pero logro descifrarlo al final. De cualquier manera, Junghee no es tan grande como otros chicos con los que sido el pasivo, así que no tendría que doler tanto... pero un pene es un pene y el trasero es un lugar muy delicado.

Considerablemente listo, me dirijo hacia la habitación, saliendo de allí con sumo cuidado, mirando hacia los lados para evitar ser capturado. Una vez que entro, cierro la puerta con seguro. Él se encuentra en mi cama, mirando las estrellas en el techo. Está oscuro, así que están iluminadas. Nunca traje a nadie para tener sexo en mi habitación, así que en el fondo estoy un poco avergonzado al respecto, siempre pensé que siendo ya un adolescente y posteriormente un hombre iban a pensar que era ridículo.

Él me mira y me sonríe y se levanta de la cama, camina hacia y mi y pone sus brazos alrededor de mi cuello.

—Muéstrame que tal —susurra—. Y luego... quiero que me lo hagas.

Me toma un segundo procesar esas palabras.

—¿Qué?

—Quiero que me lo hagas —él sonríe, parece seguro—. Tú a mí, pero primero quiero follarte yo ¿De acuerdo?

Sonrío... él realmente no deja de sorprenderme.

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