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Capítulo 14

Junghee.

—Junghee ¿Te gusta el té helado de frutas? —me pregunta la señora Asford acercándose a mí con una jarra en la mano.

Yo asiento quedamente y ella sirve un poco de té helado en el vaso que había puesto en la mesa en la que todos estamos reunidos. Los señores Asford se ven muy parecidos a Harold en diferentes aspectos; su madre es igual de sociable y divertida que él, pero en lo físico ella no se parece mucho; es morena, de ojos avellana, con el pelo negro, lacio hasta la cintura pero Harold obtuvo su nariz, sus labios y su sonrisa de ella. El padre de Harold es más calmado, sereno, justo como Harold cuando está agotado, parece un hombre inteligente también. Es igual de grande que Harold, con su mismo cabello castaño y rizado, la piel bronceada y los rasgos de su cara son muy parecidos. Ellos crearon a un hijo realmente hermoso.

—Bien, bien —la madre de Harold se sienta a mi lado—. Entonces, Junghee, cuéntanos sobre ti.

—Um, sí uh... yo... tengo veintiún años, soy coreano, fui al ejercito y luego de eso vine a Estados Unidos, por eso no he podido completar mis estudios universitarios pero estoy arreglando eso —aprieto mis manos, buscando en los registros de mi cerebro que decir pero estoy bloqueado, de repente no puedo recordar quien soy—. Tengo un hermano gemelo... y vivo con mis tíos y mi primo... mis padres... están en Corea.

—El pobre se siente ofuscado, Martina —el padre de Harold ríe antes de que se incline para pasar una mano por mi espalda—, pregúntale cosas más específicas.

—Bueno... —ella suelta una risa tonta y luego dice—; Así que un hermano gemelo ¡Que interesante! ¿Cuál es su nombre?

—Jungho —respondo.

—Original ¿Eh? —comenta Harold mirándome con una sonrisa cínica, él tiene a Panqueque justo en su regazo.

—Harold... —su madre le dice en tono de reproche—. ¿Qué planeas estudiar, Junghee?

Yo tomo un trago de té y digo—: Música.

—Maravilloso —ella dice, parece fascinada.

—Nos gusta la música —su padre dice—. ¿Qué clase de música?

—Clásica, toco el violín.

—¿¡Y lo trajiste!? ¡Amaría oírte tocarlo! —ella me da una sonrisa infantil muy parecida a las de Harold.

—No lo tengo conmigo, lo siento —murmuro.

Ow —ella hace un puchero—. Harold toca la guitarra, pero seguro que ya lo sabes, lo usa como un viejo truco de conquista —ella rueda los ojos.

—Es un gran truco, yo lo usé, por eso estamos aquí —el padre me dice, dándome un codazo—. ¿Y te gusta Estados Unidos? Puedes decir lo que quieras, ninguno de los dos es de aquí de cualquier manera.

—Está bien —me encojo de hombros—. Es regular.

—¿Por qué no les cuentas como nos conocimos? —interroga Harold mientras pone a Panqueque en el suelo, yo lo miro entrecerrando los ojos y él me da una sonrisa—. Es una historia conmovedora, tierna y graciosa... sobre todo, decente, a él le encantaría contárselas.

Por supuesto que ha sacado el tema a propósito, para que me invente la historia de la nada solo porque no quiero quedar como un indecente frente a sus padres, quiere ponerme a prueba aprovechando que realmente no le importa lo que ellos piensen. Y ellos me mira expectantes, probablemente esperando que empiece a hablar... no sé por dónde empezar ¿Debería decir la verdad?

—Bueno... —suspiro—, no fue nada especial.

—Oh, seguro que sí —su madre ríe—. Vamos, no seas tímido.

—Mi primo... Taesung... bueno, Tyler, es novio de Eric, quien vive con Harold.

—Sí, nos lo contó —el padre asiente—. Fue una sorpresa, no sabíamos que Eric salía con un chico, pero según Marcia es una persona adorable.

Yo bufo.

—Junghee y su primo tienen una relación de amor-odio —comenta Harold—. Son lindos, ellos no se caen bien pero como cualquier familia, están unidos y se apoyan el uno al otro, realmente entrañables ¿Así se sentirá tener hermanos? No lo sé porque nunca quisieron darme uno.

—No le hagas caso, siempre está quejándose de eso —su padre rueda los ojos—. Continúa.

—Bien, entonces, mi hermano y yo acompañamos a Taesung a visitar a su novio —digo—. Y ahí nos conocimos, ya.

—No, no, la parte linda es la de la fiesta —Harold me sonríe, asintiendo para continúe—. Sigue, ya casi llega a la parte buena.

—¿Fueron a una fiesta? —la madre interroga—. Que divertido ¿Ahí surgió el amor?

—Nosotros fuimos a una fiesta, sí —asiento—. Harold... me atacó.

—¡Harold! —su madre lo mira abriendo mucho los ojos y su padre se echa a reír—. ¿Cómo que lo atacaste?

—Él dijo que quería acostarse conmigo desde el primer momento en que me vio ¿No es romántico? Aunque yo dije que no era gay... muchas veces, pero él insistió, dijo que realmente no importaba —yo intento contener la risa y seguir luciendo apenado y muy convencido de que eso es algo lindo—. También, cuando mi primo se metió en una pelea, él me sacó de la fiesta y me dio alcohol... entonces me besó y me llevó a...

—¡Bueno! —Harold estampa sus manos sobre la mesa—, tal vez ellos no necesitan saberlo después de todo.

—Harold Antoine Asford, Dios mío, pero ¿Qué te pasa? —su madre lo está mirando con los ojos entrecerrados y una expresión de enojo pero no puedes tomártela en serio si el padre de Harold se está riendo a carcajadas—. ¿Has perdido la cabeza? ¿¡Cómo se te ocurre hacerle algo así!? ¿Emborracharlo, en serio?

—¡Él tomó por su propia voluntad! —exclama Harold, levantándose de la mesa, luego me apunta con un dedo—. ¡Mira su cara, se está riendo, está tratando de inculparme!

—No quita que quiso seducirme usando pobre métodos... —repongo en mi defensa.

—Que funcionaron —él alza las cejas.

—Estaba borracho —me encojo de hombros.

—¿Y el resto de los días lo estabas? ¿Cuándo me dijiste que volverías?

—Fue síndrome de Estocolmo.

—¡Oh, claro! Tiene mucho sentido.

—Que divertido es todo esto, me recuerdan a nosotros cuando empezamos a salir —comenta el padre de Harold cuando ha terminado de destornillarse de la risa—. Bueno, niños, mamá y yo saldremos por su primer regalo del día, así que van a tener que esperar en la casa, espero que te sientas cómodo, Junghee —él me da una palmada en el hombro y se levanta de la mesa—. Vamos, Martina.

—¡Sí, amo los regalos! —ella se pone de pie y me planta un beso en la mejilla—. Que gusto conocerte, me caes muy bien —luego pasa por el lado de Harold y le da un golpe detrás de la nuca—. Pórtate bien —le dice.

—Ahora está enojada conmigo, gracias —Harold se cambia de asiento al que ha abandonado su padre, justo a mi lado—. Se le pasará, tengo un par de regalos para ella.

Hoy es el cumpleaños de la madre de Harold, él dijo que lo sería cuando llegáramos y por eso cuando la saludó le dio un gran abrazo que la levantó del piso, pues ella es muy pequeña. Yo solo miré antes de darle una felicitación corta. No tenía idea de que decir. Y mientras tanto pensaba que jamás me vería a mi mismo felicitando a mi madre como lo hace Harold, ella nunca celebra su cumpleaños con nosotros y le damos regalos normales pero no hay ningún abrazo. Es un poco extraño, pensé que cosas así solo pasaban en televisión... y en casa de Taesung, pero no es extraño viniendo de ellos porque Donnie-ssi abraza a todos, siempre.

Él le dio a su madre un cactus pequeño que llevaba en una cajita. Pensé que era algo simple, pero ella parecía muy conmovida y lo puso con el resto de los cactus que están en la ventana de la cocina. Todos tienen un nombre escrito en la maceta. Me pareció bastante gracioso, llamó a este algo como... Amador.

—Pensé que dijiste que ella sabía que eras un depredador —me cruzo de brazos.

—Depredador, no violador en potencia.

—Oh ¿Sonó aterrador?

—Sonó como que abusé de ti —Harold ríe—. Pero mamá sabe que crió a un buen muchacho, solo está enojada porque todo pasó bajo la influencia del alcohol, su padre era alcohólico, a ella no le gusta que beba.

—Entiendo —asiento—. No deberías hacerlo.

—No puedo vivir bajo las órdenes y deseos de mi madre, no es como funciona... pero la respeto y no me emborracho en frente de ella.

—Si mis padres dicen que haga algo... lo hago.

—Supongo que... es un acto reflejo, fuiste entrenado ¿Cómo un animal?

—Los niños son como animales, eso decía mi abuelo —asiento y me levanto para dirigirme hacia la pared donde ellos tienen todas las fotos familiares colgadas en la pared—. Tus padres no se ven así, se ve que son buenos padres y te quieren un montón.

—Los amo con todo mi corazón —Harold se levanta y se pone detrás de mí.

Yo miro en las fotos; en todas están ellos tres, luciendo felices. Harold de bebé era adorable, con los hoyuelos y los ojos brillantes grandes, un gran, gordo y feliz bebé. Sus rizos eran mucho más rubios y voluminosos en ese entonces. Encuentro fotos de él en la primaria, siempre hay un chico a su lado, rubio y de ojos claros. Está en su graduación de la primaria, en lo que parece una fiesta de cumpleaños y hay una foto de ellos abrazándose.

—Es Gerald —dice Harold—. Somos amigos desde... hace un montón de tiempo.

—Vaya... —yo sonrío, mirando la foto en donde ambos usan abrigos extremadamente grandes—. ¿Fueron a esquiar juntos?

—Sí —él asiente—. El tío de Gerald es... bastante acaudalado y no tiene hijos, así que nos tomó bajo su ala y nos consintió bastante desde la edad de los diez años hasta que fuimos a la universidad.

—Oh, es el dueño de la casa en Berkeley —murmuro.

—Así es.

Paso a ver una foto donde él está más grande; tal vez tenía quince, pero se ve muy guapo, un poco más flaco, está sentado en un convertible rojo, él va en el asiento del copiloto y Gerald en el asiento del conductor. Ambos usan lentes oscuros.

—Adivino ¿Regalo del tío rico? —yo apunto hacia la foto.

—Síp, tratábamos de ser los chicos más geniales, pero en el fondo éramos idiotas —él tiene una sonrisa nostálgica—. Siempre estábamos tratando de atraer chicas... y chicos, en mi caso, pero tuvimos tantas experiencias tontas, Dios, éramos un desastre.

—¿Cuándo fue la primera vez que saliste con un chico? —interrogo.

—Tenía dieciséis —él se acaricia la barbilla en forma pensativa—. Era universitario, lo conocí por internet, sabía que estaba haciendo algo malo, que no debía encontrarme con un extraño pero... estaba desesperado, era un momento difícil, no quería decirle a nadie sobre mis sentimientos por los chicos, estaba súper confundido... y aun así me gustaban las chicas, no lo entendía.

—¿Y cómo fue?

—Él era muy hermoso, lo recuerdo —él sonríe y eso pincha algo dentro de mí, el hecho de que sonría recordando a su ex amante no me gusta—. Era un chico afroamericano muy gracioso, muy sabio... sí, salimos, nos divertimos, tuvimos sexo... pero ya sabes, todo acabó tan rápido como empezó. No pude verlo a los ojos y pensar "quiero ver su cara mañana cuando despierte"... ni siquiera podía abrazarlo después del sexo, no puedo hacer eso aun después de tanto tiempo...

—Pero tú y yo...

—¿Por qué crees que estás aquí? —él me mira con seriedad—. Eres diferente y no estoy jugando.

Asiento, sintiéndome abrumado.

—¿Y terminaron? —pregunto, cruzándome de brazos mientras trato de evitar su mirada.

—Nunca empezamos, solo fue sexo y ya, yo pensé que tal vez ya se me habían quitado las ganas pero entonces... apareció otro chico que me gustaba y yo de repente quería más y más —él pasa una mano por su cabello, alborotándolo—. No me malentiendas, no me acuesto con cada persona que pasa frente a mis narices... soy selectivo pero he conocido a personas realmente intensas.

—¿Y has tenido sexo con alguien así? —lo miro por sobre mi hombro.

—Un par de veces —él asiente—. De hecho, Eric tiene un hermano ¿No? No sé si lo conocerás.

—Hermano de Eric... ¡Oh! Sí, no lo he visto pero sé de él.

—Bien, él es... lo que llamaríamos un... promiscuo —Harold se rasca la nuca—. No se lo he dicho a Eric pero realmente follamos una vez, Eric tendría tal vez catorce, mi madre y yo fuimos a visitar a Marcia por su cumpleaños en Arizona, ellas, como sabes, son amigas de la universidad... nunca la había visto a ella o a su hijo, pero demonios, es caliente, no me pude resistir.

—El novio de Benjamin —murmuro, recordando de repente—. ¡Es el novio de Benjamin!

—¿Benjamin? ¿No es el mocoso rubio amigo de Eric? También lo conocí, me cayó como una patada en la bolas, estaba claramente detrás del trasero de Xavier, siempre molestando, trató de bloquearnos la oportunidad más de una vez durante la fiesta de cumpleaños de Marcia.

—Bueno, según lo que él me dijo, es al revés —me encojo de hombros—. Xavier y Benjamin tuvieron una relación a escondidas de Eric, cuando Eric se enteró hizo un escándalo y mi primo y él se hicieron más cercanos, por eso se enamoraron... es todo lo que sé.

—Joder...

—¡Oh, sí! Corrijo, no es su novio ya.

—Lo sabía, no podía ser posible que Xavier...

—Es su prometido.

—¿Estás jodiendo conmigo? —Harold parece totalmente incrédulo—. ¿Xavier Villanueva, la persona que me contó como folló a un tipo la noche anterior después de haberme follado a mí? no, no es posible.

—Sí lo es, el anillo en su dedo no miente, espera —saco mi celular.

Busco el contacto de Benjamin en el grupo en el que mi primo me metió para que pudiéramos hacer una conferencia sobre cómo ser un buen bottom. No lo agregué, pero al hacerlo, aparece su foto y se la muestro a Harold. Es una foto de ellos dos besándose y la mano con la que Xavier sostiene la mejilla de Benjamin muestra su anillo, al mismo tiempo, Benjamin tiene sus dedos alrededor de la muñeca de su prometido, mostrando su propio anillo. Y el estado bajo la foto pone un anillo de bodas y muchos corazones.

—No puede ser, el mocoso lo logró —Harold murmura—. ¿Cómo lo hizo?

—Benjamin dice que tiene un buen trasero y que por eso logró atar a ese espécimen salvaje, palabras textuales.

—Debe ser el mejor trasero de todo el puto mundo si logró atrapar a Xavier Villanueva con él ¿De qué está hecho su trasero? ¿De gomitas dulces? Demonios.

—Es lindo —yo sonrío mirando la foto de Benjamin—. A mí me gusta más Benjamin, Xavier no es tan guapo a mi parecer.

—¿Estás admitiendo que te gusta un chico... aparte de mí?

—Supongo... —me encojo de hombros—. No hay nadie más aquí.

—Bien, basta de hablar de ellos —Harold aleja mi celular de mi mano y lo deja a un lado—. ¿Debería mostraste mi habitación —me pregunta, poniendo un brazo alrededor de mi cintura para empujarme contra su pecho—. Tengo una cama de agua, será súper divertido.

—¿En serio? —me río, porque nunca he visto una y me parece que podría ser divertido sentarse en una cama de agua—. ¡Quiero verla!

—Oh Dios, eres tan inocente —él pasa su mano por mi cabello y besa mi frente—. Vamos, lindura.

Que divertido es este viaje, me alegra haber venido.

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