Capítulo 10
Junghee.
—¿Realmente irás con él a ver a sus padres? —me pregunta Jungho, cruzado de brazos y apoyado en el marco de la puerta de mi habitación—. ¿Eso no es ir demasiado rápido? Quiero recordarte que Harold solía follar chicos y chicas diferentes todos los días justo antes de conocerte ¿Qué garantiza que te esté diciendo la verdad?
Me levanto del piso, donde estoy arrodillado, empacando ropa en mis maletas y miro a Jungho con el ceño fruncido. Quiero hacer como que sus palabras no me afectan, pero lo hacen, porque sé que tiene razón y siempre he vivido bajo los criterios de Jungho, es difícil simplemente ignorar su opinión. Sin embargo, sé que él siempre hace esto cuando algo que yo quiero hacer no es de su agrado, él intenta disuadirme, diciéndome cada punto malo de mi decisión y todas las consecuencias.
—Escucha, hay otros chicos... tal vez un chico no americano sería mejor, los americanos son muy promiscuos, deberías buscar un lindo chico asiático... ¿Recuerdas Kazuma? He escuchado que es bisexual, sé que no te agradaba pero hay que darle una oportunidad, es un buen chico —Jungho se acerca a mí y extiende su mano hacia mi mejilla—. Solo me preocupo por ti, hermanito, no me gustaría verte sufrir... sé que eres sensible, aunque no quieras aparentarlo y te apoyaré si eres gay pero... ¿Harold? Vamos, tienes que considerarlo, todo esto es una locura.
Cierro los ojos con fuerza antes de quitar mi cara de su alcance y me levanto, tomo la camiseta de Jungho y lo arrastro hacia afuera de mi habitación hasta que logro sacarlo. Él se queja y empieza a gritarme, intento volver adentro pero lo empujo con fuerza y termina golpeando su espalda contra la pared. Me altero un poco, porque no pensé que iba a golpearse tan fuerte, él me mira como si no supiera quién soy.
—¿¡Que está pasando aquí!? —Taesung exclama al salir de su habitación—. ¿Están peleando de nuevo?
Jungho bufa y suelta una risa cínica.
—¿Realmente vas a golpear a tu hermano por un chico que va a dejarte? —Jungho ríe sin gracia alguna—. Eres increíble, Junghee... eres justo como mamá y papá.
—¡No digas eso! Tú eres el que se encarga de joder mi mente para que las cosas salgan a su favor, así que no tienes derecho de hablar ¡Solo quieres que te haga caso sin pensar en lo que siento! —exclamo, con los puños apretados—. Siempre haces esto, siempre dices esas cosas cuando algo no te complace ¡Es mi problema si él me deja o no! No somos un equipo, no estamos unidos por la cadera, solo tienes mi jodida cara, eso no te hace especial.
Jungho me mira por unos segundos, como si en realidad no pudiese concebir lo que acabo de decir, con suma ofensa en su expresión. Yo me encuentro igual, pero ya está dicho y no puedo echarme para atrás, tengo mantener mis argumentos aunque no era mi intensión lastimarlo ¡Pero ya qué! A la mierda, él me lastimó diciendo que Harold va a dejarme... eso puede ser cierto, no voy a negar que no lo sospecho pero por primera vez quiero hacer algo por mí mismo, sin Jungho, algo que lo posiblemente me arrepienta, pero que no tenga absolutamente nada que ver con él.
—Bien —Jungho asiente y se da la vuelta para caminar hacia su habitación—, pero recuerda que solo nos tenemos el uno al otro y que no quiero verte llorar cuando él te deseche, no me interesa lo que te pase.
—Jódete —espeto antes de que cierre la puerta de un golpe.
—Oh, Dios, que intenso —murmura Taesung mientras cubre su boca con sus manos, él me mira luego—. ¿Estás bien?
—Sí, déjame en paz.
Cierro la puerta en su cara y procedo a terminar de empacar. Aunque mis lágrimas amenazan con salir, yo sorbo la nariz e intento ignorar lo que acaba de pasar lo mejor que puedo, Panqueque me ayuda, acurrucándose contra mis piernas, yo la abrazo y acaricio debajo de su cuello, dejando que su suavidad y su ronroneo me haga sentir mejor.
—No importa si él nos abandona ¿Verdad? —le digo, mientras se escabulle contra mi cuello—. Nos tenemos el uno al otro, no importa.
Digo eso, quiero convencerme a mí mismo... pero la verdad es que siento que moriría sin Harold se atreve a echarme a un lado después de haber cambiado mi vida a esa magnitud.
Jungho deja la casa diciendo que irá a dar una vuelta con el auto de Donnie-ssi, y aunque Donnie-ssi pregunta si algo anda mal, ninguno de los dos dice nada. Taesung es el único que explica lo que sucedió como si fuera un chisme jugoso. Su madre lo reprende por hablar de esa manera de nosotros y yo se lo agradezco. Antes de irme a dormir, recibo una llamada de Harold.
—No me escribiste en todo el día ¿Qué sucede? —me dice él—. ¿Estás bien?
—Solo tuve una pelea con Jungho.
—¿Es serio?
—No sé, no importa.
—¿Cómo no va a importar? Es tu hermano.
—Por lo mismo, no voy a poder deshacerme de él, así que no interesa si estamos peleados o no —me encojo de hombros—. Ya empaqué todo, aunque llegas en dos días, pero quería tener todo listo, solo son dos maletas con mis cosas y una pequeña con algunos juguetes de Panqueque ¿Está bien?
—Está perfecto —él ríe, su voz está rasposa y sexy—. Estoy ansioso ¿Tú no lo estás?
Me muerdo el labio, pensando en que probablemente está en su habitación, sobre su cama, sin camiseta y con su guitarra a un lado. Cada vez que pienso en él y en las dimensiones de su cuerpo, mi vientre se contrae, es algo más que excitación, es emoción pura y satisfacción. Hace tiempo que me di cuenta que yo no puedo volver atrás, no importa lo que Jungho o nadie diga, no puedo simplemente volver al punto en donde estaba, infeliz y sin saber a dónde ir. Harold me da felicidad, hace a mi mente trabajar por una salida, me motiva a pensar en el futuro y me distrae del dolor del rechazo de mis padres... yo lo necesito por el momento, incluso si esto no dura.
—Estoy muy ansioso, nunca había hecho algo así antes —susurro al teléfono mientras miro al techo.
Lo oigo resoplar y luego soltar una risa.
—No digas esas cosas en ese tono de voz cuando estás tan lejos, me pongo caliente —él responde, mis mejillas arden ante esa declaración y no puedo hacer otra cosa que reír tontamente para fingir que eso no me afectó—. ¿Te gustaría intentar sexo telefónico?
La seriedad de su petición me hace abrir los ojos de par en par ¿Qué dice? Está loco.
—No —espeto—. Quiero decir... no deberíamos.
—¿Por qué? —él suena divertido—. Será divertido ¿Lo has hecho alguna vez?
—No ¿Por qué haría algo como eso? —ruedo los ojos—. Yo... no hago esas cosas.
—¿Por qué eres tan decente? Incluso la gente decente se divierte sucio a veces —su voz en sigilosa y cautivante, yo no quisiera tener una erección pero aquí estoy, con un muy doloroso bulto en mis pantalones—. Vamos, Junghee...
—Ni siquiera hemos tenido sexo de verdad.
—Entonces ¿Cuándo tengamos sexo de verdad podremos tener sexo telefónico? Vaya, eres un chico de compromiso.
—Síp, solo cuando suceda de verdad, no quiero que presumas de lo que posiblemente puedas o no tener y me haga ilusiones.
—Eso duele, Junghee, eres una pequeña sabandija.
—Claro, pero aquí estás, rogándome.
—Supongo que soy peor —él suelta una adorable risa amortiguada, puedo verlo con su cabeza contra las almohadas en mi mente—. Nos vemos en dos días, lindura, te voy a extrañar hasta entonces.
—Seguro —contengo la respiración.
—¿No lo dirás de vuelta?
—Adiós, hyung.
Cuelgo, asustado por lo rápido que está latiendo mi corazón... ese hombre despierta algo en mi, algo que nunca había sentido antes y tanto como me gusta, me da miedo. Jamás había peleado con mi hermano por una pareja, ni siquiera cuando nos gustaba la misma chica, siempre lo dejé salirse con la suya... pero entonces pienso en abandonar a Harold solo porque tengo miedo y me aterra más perderlo que el que él me lastime.
Dos días después, me levanto muy temprano y hago mi propio desayuno y alimento a Panqueque porque no puedo esperar para ver a Harold. Literalmente quiero irme ya, y no solo por Harold, porque estoy ansioso por el viaje, sino también porque Jungho está insoportable, no me habla de frente pero suelta indirectas todo el tiempo en los momentos en que puede hacerlo, como si eso me fuera a hacer cambiar de opinión. Ni él mismo se cree su eterna ofensa, está claro que simplemente no le agrada Harold y no sé por qué razón si antes se llevaban muy bien.
La tía Eunji me sorprende preparándome unos huevos con tocino y entra a la cocina para darme los buenos días, parece muy cansada, últimamente ella luce diferente, pero no sé lo que es, Taesung y Donnie-ssi dicen que es todo el estrés de Taesung mudándose solo a otra ciudad, y con Eric para rematar. Creo que es una buena teoría, nadie está más preocupado sobre el trasero obviamente no virgen de Taesung que la tía Eunji. Pobre de ella, no sabe que ya no hay nada que pueda hacer.
—Honestamente, Junghee, nunca te había visto tan emocionado por nada en toda mi vida —ella me dice con una sonrisa luego de que le tienda una taza de café—. Harold me agrada, te está cambiando y creo que es para bien, me agrada mucho.
—Pensé que estarías preocupada, Imo.
—Oh no, no contigo, Taesung es el que me preocupa.
—¿Por qué? Pensaba que confiabas en tus técnicas para criarlo.
—Lo hago, pero al mismo tiempo... sé de donde vienen sus genes —ella sacude la cabeza—. Es el gen de su padre, ese gen depravado y descuidado, el que me preocupa.
—Oh, así que por eso es así...
Ella asiente con seguridad.
—Síp, es todo culpa de Donnie-ah —ella se baja de la mesa, tomándose el estómago con una mano—. Dios, me siento mal, creo que voy a vomitar... es culpa de Donnie-ah por pedir comida mexicana.
Ella se aleja hacia el baño, yo alzo las cejas pensando en que a la tía Eunji no le gusta la comida mexicana, tal vez por eso no le agrada Eric del todo... muy mal, a Taesung le encanta la comida mexicana tal vez demasiado.
Cuando Jungho baja a comer, decido ignorarlo e ir a jugar con Panqueque un rato hasta que Harold me notifica que ya ha aterrizado en Arizona. Eric está en Phoenix visitando a su mejor amigo y a su hermano, así que hará el favor de traerlo hasta la casa, y ya hemos alquilado el auto, está en nuestro garaje. Ellos se tardan una hora en llegar desde Phoenix, y por alguna razón yo estoy nervioso y ansioso por verlo.
Tanto que en cuanto abro la puerta, Taesung y yo nos quedamos atrapados al intentar saltar sobre nuestras respectivas personas esperadas, intentando salir y peleándonos entre sí hasta que logro zafarme primero y salto sobre Harold para darle un beso. Me sorprendo a mí mismo pero no estoy arrepentido, realmente lo extrañé.
—Fue solo una semana, por Dios santo —dice Eric, con fastidio pero ninguno de nosotros se separa del beso—. ¿En serio somos como ellos?
—Cállate y bésame, tonto —Taesung tira de él para callarlo con sus labios.
Harold me mira con intensidad y pregunta—: ¿Listo para esto?
Me aferro a su camisa y asiente.
—Estoy listo.
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