💕 Jungkook 💕
La mañana había comenzado de forma agitada para Suga y NamJoon. Desde temprano, ambos sabían que tendrían que enfrentar una situación incómoda. El celo de sus parejas había alcanzado su punto máximo, y los dos necesitaban obtener permisos del director para poder faltar durante un par de días y atender a sus Omegas. Suga no era muy partidario de esas formalidades, pero sabía que no tenían otra opción cuando JiMin lo obligó a ir. A pesar de su naturaleza impulsiva, hoy tendría que poner su paciencia a prueba.
Ambos caminaban hacia la oficina del director con rostros serios, conscientes de que la conversación podría ser un poco más complicada de lo que esperaban. La universidad tenía reglas estrictas sobre ausencias, y aunque ambos estaban en su derecho, el proceso burocrático nunca era sencillo.
—No me gusta esto —dijo Suga, mirando hacia el frente mientras daba pasos largos. A su lado, NamJoon solo suspiró y asintió.
—Es lo que hay, hyung. Si no lo hacemos, nuestros Omegas van a explotar de ansiedad, y no quiero ser testigo de eso.
Suga le lanzó una mirada, ligeramente molesto, pero no dijo nada más. Sabía que su compañero tenía razón, aunque no le gustara admitirlo. Cuando llegaron frente a la puerta del despacho del director, NamJoon dio un paso adelante, tocando con suavidad, pero con firmeza. Un par de segundos después, la voz del director se escuchó desde dentro.
—Adelante.
Entraron y se encontraron con el director, Taehyung, quien les sonrió con amabilidad. Suga y NamJoon se miraron, sin saber cómo reaccionar ante esa actitud cálida, pues el director no era lo que ellos esperaban. Sin embargo, sabían que era necesario hablar de sus peticiones.
—¿Cómo puedo ayudarlos hoy, chicos? —preguntó Taehyung, haciendo un gesto para que tomaran asiento.
—Necesitamos permisos para ausentarnos unos días —dijo NamJoon de forma directa. —Nuestros Omegas están pasando por un celo intenso y debemos estar con ellos.
El rostro de Taehyung se suavizó, y asintió con comprensión.
—Entiendo. Claro que sí, no hay problema. Se considerará como una ausencia justificada —respondió el director, mostrando una actitud relajada, pero al mismo tiempo firme.
Suga suspiró aliviado, aunque aún con algo de tensión acumulada. No tenía dudas de que Taehyung, por ser un Alfa fuerte, podría entender la situación, pero la burocracia siempre resultaba incómoda.
Una vez que terminaron la conversación, los dos salieron de la oficina, pero no habían dado ni un paso cuando se toparon con dos figuras que ya no deseaban ver: Ken y TaeMin, quienes estaban justo frente a la puerta. Los miraron con desdén al instante.
—¿Malas calificaciones? ¿O mal comportamiento?—Ken dijo con una sonrisa burlona al verlos salir de la oficina del director al mismo tiempo que se cruzaba de brazos. —Pensé que ya habíamos terminado con ustedes, pero parece que no.
—¿Cuando vamos a dejar de ver sus horribles rostros?—agregó TaeMin, sin intentar disimular su desagrado.
Suga se tensó al instante, su paciencia a punto de romperse logró llamar la atención de NamJoon, quien intentó calmarlo, sin embargo, no podía calmar a su amigo cuando las palabras de Ken solo lograban provocarlo a él.
—¿Qué quieren ahora? —preguntó Suga, con su voz grave.
Ken y TaeMin intercambiaron miradas y, sin previo aviso, se lanzaron al ataque. En un abrir y cerrar de ojos, la atmósfera cambió. La rivalidad entre los cuatro estalló en una pelea violenta. Suga y NamJoon no dudaron en defenderse, pero los golpes eran cada vez más intensos. Fue entonces cuando, en un impulso, las tensiones desbordaron lo que podía ser simplemente una riña verbal.
Sin previo aviso, la transformación ocurrió.
Los dos Alfas, Suga y NamJoon, se convirtieron en lobos en medio del pasillo, sus cuerpos habían cambiado en un parpadeo. Los dos enemigos también lo hicieron. El rugido resonó en el aire mientras los cuatro luchaban, sin ningún control sobre la situación. Los gritos y los gruñidos de los lobos llenaban el espacio. Sin ropa, sin nada que pudiera protegerlos de la furia del combate, el caos se desató en pleno pasillo de la universidad y terminó acabando en la salida de esta misma.
Era un espectáculo caótico, y justo cuando Suga y NamJoon estaban a punto de someter a sus enemigos, una figura apareció en la distancia.
—¡¿Qué demonios está pasando aquí?! —La voz familiar de Jungkook resonó con una mezcla de sorpresa y autoridad. En un abrir y cerrar de ojos, él intervino, separando a los cuatro con fuerza, con una destreza que dejó a todos sorprendidos. No era la primera vez que intervenía en peleas, y a pesar de que esta vez era diferente por el simple hecho de que se trataba de cuatro Alfas enfurecidos, no fue impedimento para meterse y separarlos.
—¿En serio? ¿Otra vez peleando, chicos? —Jungkook resopló, claramente molesto, pero su tono también reflejaba una preocupación latente.
Suga y NamJoon, aún transformados, parecían más tranquilos al ver a Jungkook. Los otros dos, Ken y TaeMin, se mantenían en su lugar, sin querer volver a enfrentarse a los lobos contrarios, ya que habían terminado muy heridos.
—Esto es ridículo —dijo NamJoon, para después transformarse en un humano, esbozando una clara sonrisa—. ¡Llévanos a casa, Jungkook!
—Sí, por favor —agregó Suga, sin intentar ocultar la incomodidad por estar sin ropa en medio de la calle.
Jungkook no dudó. Al ver que la situación ya no tenía remedio, tomó el control y, con un gesto de autoridad, guió a Suga y NamJoon hacia su coche. Sabía que los dos necesitaban urgentemente un lugar para relajarse. Mientras tanto, Ken y TaeMin se quedaron atrás, gruñendo por lo bajo debido a la incomodidad de la desnudez después de la transformación y por aquellas heridas profundas que les había dejado el par.
El viaje fue silencioso hasta que descubrieron hacia donde estaban yendo.
—J-jungkook, ¿Hacia donde nos llevas?—preguntó NamJoon con intriga.
—Hacia la casa de mi Alfa…—respondió con voz seca, para después continuar manejando.
—N-nunca nos dijiste que tu Alfa era el director…—insistió NamJoon, una vez que el automóvil se estacionó frente a la casa bien conocida del director.
—Eso es porque nadie lo debe de saber…—se giró hacia ellos, dedicándoles una mirada amenazante—. Nadie puede enterarse, ¿Entendido?—advirtió, a lo que los Alfas asintieron rápidamente con temor.
Una vez que el automóvil estaba estacionado frente a la casa. Los Alfas se bajaron del mismo cuando Jungkook se los indicó.
—Los vecinos tendrán mucho de que hablar por el resto de la semana…— se dijo a sí mismo el Omega al ver que los vecinos espiaban a través de sus ventanas con la intención de saber acerca de la identidad de los Alfas desnudos que ingresaban a la casa.
Sin embargo, aquello no le importó. Ya que se encargaría de explicarle todo a su pareja en cuanto llegase a su casa. Y agradecía que su Alfa fuese tan comprensivo y lindo, sabía que no tendría ningún inconveniente en aceptar que sus amigos se quedaran por esa noche.
—No sabía que te gustaban los mayores…—se burló NamJoon de su amigo Omega, quien lo volteó a ver con ojos entrecerrados.
—Cállate…—gruñó el Omega. Sin embargo, pronto una sonrisa ladina se formó en su rostro—. Cómo dijo Becky G, a mí me gustan los más grandes, de esos que no me quepan en la boca, los besos que quieran darme que me vuelvan loco…—se rió al mismo tiempo que cantaba.
—Ohhhhhh~…— cantaron Suga y NamJoon, siguiendo la canción.
Después de eso, comenzaron a reír escandalosamente.
—Creí que el director Kim estaba casado—opinó Suga una vez que pudo dejar de reír.
—Es divorciado…——respondió el menor con naturalidad.
—¿Desde hace cuando sales con él?
—Desde hace unos meses.
—¿Cómo sucedió? ¿Cómo terminaron juntos? ¿Qué no es mayor que tú por diez años?—inquirió NamJoon, llenando a Jungkook de preguntas.
—Una por una, Kim…—bromeó—. Fue un día en que mi maestro me envió a la oficina del director por mi mal comportamiento. Ese hombre me tenía arto que no dude en levantarle la voz en más de una vez. Entonces fui a parar a la oficina del director, pero no estaba el director que creí que iba a estar, sino su en ese entonces suplente. No lo puedo negar, me enamoré al instante y no pude evitar coquetearle.
—¿Qué pasó después?
—Bueno, al principio obviamente el me rechazó por la diferencia de edad. Sin embargo cuando lo besé, él no se resistió, al contrario, comenzó a buscarme. Pero aún así las cosas eran demasiado inestables entre nosostros. Un día pasábamos la noche juntos y al día siguiente era como si nada hubiese sucedido. Aquello no me gustaba para nada, fue entonces que lo amenacé con alejarme de él para siempre si no me decía lo que éramos. Él me pidió tiempo para hacer lo nuestro oficial. Quería que yo cumpliera la mayoría de edad y que él pudiera quedarse de manera oficial con el puesto de director y para que así no lo denunciaran por acostarse con un menor de edad. Y así lo hice. No quería perjudicarlo así que esperé y afortunadamente cumplió su promesa…
—Pero si eres mayor de edad, ¿Verdad?—le preguntó Suga con preocupación.
—¡Claro que sí! Los acabo de cumplir hace dos meses…—respondió de inmediato, al mismo tiempo que le pegaba un golpe de manera juguetona—Ja, ja, en fin. Estoy más feliz que nunca. Es mi destinado, así que… cualquier burla por estar con un hombre mayor que yo vale la pena solamente porque él me ama de la misma manera que yo, y siempre está para protegerme…—confesó con sinceridad y con una sonrisa enamorada en sus labios. Pronto se dio cuenta que estaba abriéndose demasiado y prefirió cambiar el tema—. En fin, no es bueno que me acostumbré a verlos desnudos. Iré a buscarles algo de ropa…
Los dos Alfas se acomodaron en el sofá mientras Jungkook les traía algunas mantas y ropa de recambio. Fue entonces cuando se relajaron un poco y la conversación comenzó a fluir de manera natural.
—¿Cómo va todo con Jin? —preguntó Suga—. Anoche JiMin y yo estábamos por arrancarnos las orejas. Te lo juro.—dijo, causando una carcajada en el Alfa menor.
—Una disculpa por eso. Creímos que se habían ido a tu casa y SeokJin no se contuvo…—admitió apenado. Sin embargo, Suga pronto palmeó su hombro, comprendiendo.
—Tranquilo, hermano. Es tu Omega, no tienes que disculparte…
NamJoon lo miró aún sintiéndose apenado y, por primera vez en todo el día, su rostro se suavizó. Fue entonces que consideró contarle lo que tenía planeado.
—Quiero llevarlo a la cabaña de mis padres. Solo nosotros dos. Necesito pasar tiempo con él, fuera de todo este caos —dijo NamJoon con una sinceridad que Suga no había sido capaz de presenciar hasta ese momento. Lo miró fijamente, notando la preocupación en los ojos de su amigo y después le sonrió.
—Eso suena como una buena idea. A SeokJin le encantará. Ama los detalles románticos y esas cursilerías—dijo Suga, apoyando la idea.
La noche avanzó, y la conversación sobre sus Omegas, sobre el futuro y sobre lo que significaba estar juntos se alargó hasta altas horas de la madrugada. Mientras tanto, la lluvia comenzó a caer suavemente, y en ese refugio, lejos de la pelea y los problemas, ambos encontraron un momento de paz.
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