Último Capítulo

—Deberías dejarme ir.— aconsejó aquel kwami abrazando la mejilla de la chica.—, París ya no tiene peligro, los demás podrán encargarse... yo surgiré tiempo después.— sonrió.

Ella acarició su cabecita con delicadeza, amaba a esa criatura mágica. Pero también amaba a Adrien.

Estoy más cerca de lo que crees...

—Será mejor que me duerma...— suspiró exhausta.—, lo pensaré mañana.

Ella se acostó cerrando sus ojos pensando en el chico de la mirada verduzca.

[Él no está muerto]

[...]

—¡Buenos días, Nix!.— saludó al levantarse por la mañana. Tenía la suerte de ser domingo, por lo que no tenía problema en levantarse a las 10:00 am.

Nadie respondió.

—¿Nix?.

Silencio total.

—Oh vamos, Nix. No juegues así.

Se levantó preocupada. Nunca le había pasado eso, su kwami nunca le hacía eso.

Encontró una nota al extremo de su mesa de noche. Era una caligrafía desconocida para ella.

Ve al cementerio.

Att. 💫

Suspiró un poco enojada. ¿Quién diablos era el que tenía ese "att."?
Sin embargo, al estar nerviosa por su kwami, se apresuró a ir al lugar.

[...]

Su pelo corto era levantado por las fuertes vientos del otoño parisino. Se abrazó a sí misma en busca de calor.

—¿Qué hacen ustedes aquí?.— preguntó ella al ver a sus compañeros de batalla, Nino, Alya, Chloé, Marinette y Luka.

—Una persona nos ha citado aquí.— dijo Marinette contestando.

—Yo he sido.— exclamó un joven de cabellera negra, ojos rojizos y vestimenta roja con negro.

—¿Nix?.— la chica lo reconoció al instante, puesto que ya lo había visto antes así. Ninguno de los dos se inmutó ante la mirada de los demás.

—El mismo, ___________.— sonrió.

—¿Qué hacemos aquí?.— preguntó confundida.

Él se acercó a abrazarla.

—Hago lo correcto.— dijo en un susurro.—, los he citado a todos para que sean fiel testigo de que digo la verdad. Yo, al ser el que le otorga poderes al Miraculous, tengo el poder total.— dijo sin dejar de ver a los ojos de ella.

Los kwamis de sus compañeros salieron al ver con orgullo lo que estaba por hacer.

—Me sacrificaré, para que Adrien vuelva.— dijo caminando hasta subirse al lugar donde yacían los restos del rubio.

—No lo hagas.— pidió ella.—, a veces se debe pensar con la cabeza y no con el corazón.— dijo al ver el sentido de la carta del Maestro Fu.

—Y yo he tomado mi decisión con mi cabeza, no con mi corazón.— dijo cerrando sus ojos.— la razón por la que Adrien jamás regresó fue mi culpa.

Todos lo miraron con confusión.

—Me preciada y hermosa ___________, desgraciadamente los kwamis no nacimos para amar al portador. Y yo he incumplido con mi función.— aquella confesión la dejó sin palabras, no se lo esperaba.— y mi poder fue tan grande que prohibió el regreso del suertudo rubio, hoy debo hacer lo correcto. Sólo te pido una cosa.— dijo caminando hacia ella.— no me olvides.— besó sus labios con suavidad, desesperación y anhelo.

Ella por su parte no fue capaz de corresponder, en primera porque era extraño y en segunda porque no sentía lo mismo por el chico.

—Fire End.— susurró el expandiéndose en cenizas y entrando a la tumba del rubio.

Una extraña figura se posó detrás de ella haciéndola caer con fuerza.
Un cuerpo frágil de un chico de cabellera rubia estaba semi inconsciente en ese momento.

Para los demás fue revivido.

Para él fue despertado de un sueño.

—¡Adrien!.— gritó ella tomando al chico entre sus brazos.

Este por su parte tosió secamente.

—¿____________?.

No dijo nada más porque la castaña lo había besado con emoción.

Sin olvidar a su pequeño y extraño suceso con su ex kwami.

¿Recuerdas que siempre soñamos con un felices para siempre?

Sí, yo soy tu felicidad. Y tú mi eternidad.