Epílogo
—¿Recuerdas que me llamo Adrien Agreste?.— preguntaba el rubio posando su cabeza en las piernas de su novia.
Ella rodó los ojos divertida, llevaban media hora con esas preguntas.
—Sí, Adrien.— sonrió acariciando su cabello.—, ya te dije que recuerdo todo.— rió.
—¿Recuerdas mi sabor de helado favorito?.— preguntó ignorando la respuesta anterior.
A él se le hacía difícil creer que ____________ estaba junto a él, siendo novios y se sorprendió más al saber que ella recordaba todo.
Y él no recordaba mucho.
—Chocolate.
—¿Recuerdas mi edad?.
—17, y dentro de unos meses los 18.
Él asintió alegre estando de acuerdo con ella.
—¿Recuerdas quién es mi novia?.
Ambos carcajearon.
—Creo que no.— dijo actuando.— ¿Me ayudarias a recordar?.
El rubio se enderezó para besar los suaves y delicados labios de la chica de cabellos cortos.
Adrien sólo recordaba lo que sucedió hasta el entierro de sus padres, de ahí todo lo olvidó.
Y mejor que lo haya olvidado.
—¿Recuerdas las cartas que me escribiste?.— preguntó ella acariciando sus mejillas después del beso.
Él asintió.
—¿Recuerdas nuestra promesa?.
Ella asintió.
—Te prometo que ya no te olvidaré.— dijo ella riendo al recordar que había perdido la memoria.
—Y yo te prometo que no pienso rendirme en algo que trate de ti... por siempre.— sonrió ampliamente.
—¿Acaso me estas prometiendo...?.
—Sí, y quiero que pasemos el resto de nuestra vida juntos.— dijo besando sus mejillas.— obviamente cuando seamos adultos y trabajemos.— dijo ante la mirada intensa de su Lady.
—Me gusta esa promesa.— dijo gustosa recibiendo los besos de Adrien.
Ambos pasaron la relajada tarde otoño en un parque a las afueras de París, sólo ellos dos. Sin nadie de por medio, recordando y prometiendo que el Sol y la Luna fuesen testigos de su amor, y que las estrellas sean el firmamento de que todo era posible.
Aún eran jóvenes, pero su amor era mucho más fuerte que cualquier otra cosa.
Aquella noche, ambos se abrazaron viendo el cielo estrellado. Siendo completamente ellos mismos.
¿Recuerdas nuestro primer beso?
Sí, tú estabas practicando esgrima y yo volleyball. Por accidente hice un saque demasiado algo y te dio en la cara.
Me disculpe y tú aprovechaste a besarme para que tu "dolor" pasara. Nunca te lo dije, pero ansiaba volver a besarte, y sonreí al lograrlo.
¿Recuerdas que siempre estaremos juntos, al infinito y más allá?.
Sí, tú eres el infinito y yo el más allá.
*****
¡Hola, Hola!
Espero les haya gustado esta historia tanto como a mí. Quería probar algo nuevo.
Lamento haber sacado más de una lágrima :').
No olviden pasar por mi perfil a leer otras historias ;).
|Lady-Mort|
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro