Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 03.

Jimin despertó con un terrible dolor de cabeza y una sed terrible. Sabía que fue una terrible decisión tomar tanto alcohol, pero la noche lo meritaba, ¿no?

Se levantó haciendo una mueca cuando sintió que su dolor de cabeza se pronunciaba y fue al baño a hacer sus necesidades, bañarse y cepillarse los dientes, solo para volver a ponerse un pijama y dirigirse a la cocina de su departamento para buscar medicamentos para su dolor de cabeza, mucha agua y tal vez hacerse un desayuno.

Una vez que se preparó el desayuno, café con tostadas y mermelada, se sentó en la isla que había en medio de la cocina y comió todo en el más absoluto silencio, pensando en la noche que había pasado. Si, se encontró con más alfas inútiles de lo usual, molestándolo y sacándolo de sus casillas, pero también conoció a Jungkook, ese alfa que si bien se notaba que puede llegar a ser dominante y territorial a su manera, lo respetaba y le daba su espacio para que se defienda, no se metía en sus asuntos.

Además, claro, de lo guapo que era. Si podría babear recordando al alfa con sus manos grandes, esos tatuajes que había apenas vislumbrado en el auto... No sería mala idea revisar su teléfono para ver si encontraba algún mensaje de dicho alfa.

Pensando esto, volvió al dormitorio a buscar su teléfono, donde no solo encontró un mensaje de Jungkook, sino también de su madre y de Taehyung, quien pedía disculpas por abandonarlo en ese lugar.

Estaba a punto de ponerse a contestar mensajes cuando oyó que tocaban su puerta. Tenía una vaga idea de quien podía ser y no se equivocó, porque cuando abrió vio a Taehyung, con cara de culpable y dulces para el desayuno.

—Perdón por abandonarte —le dice con su mejor cara, haciendo un puchero y poniendo ojos grandes.

—Ya, pasa y deja esa cara —le dice Jimin, intentando estar enojado con su amigo sin lograrlo realmente. Taehyung sabía como comprar el perdón del rubio.

—Es que estaba medio ebrio, y ese alfa de verdad que estaba para comérselo. O bueno, que me coma —le comenta guiñándole un ojo.

—Ugh, ahórrame los detalles, no los necesito —le dice el rubio poniendo cara de asco.

—¿Que no tuviste acción anoche? Ese alfa alto se veía a lo lejos que quería llevarte a lo oscuro y hacerte gritar —le dice casi riéndose.

—Calla, no hicimos nada. Este alfa parecía diferente de lo que estoy acostumbrado a ver, así que decidí hacerlo esperar y ver que sale de esto.

—¿Estás pensando en iniciar una relación con él?

—¡No! No lo sé. Solo sé que él es diferente, ¿sabes?

—Guau, no te veía así hace tiempo amigo. Ha sido bastante desde el último alfa que te deja con corazones en los ojos.

—¡Calla! No es cierto. No tengo esa mirada, me rehuso. La última vez que hice eso el imbécil rompió mi corazón. No estoy cayendo por otro alfa.

—Como quieras, luego no vengas a llorarme que te enamoraste de unos ojos preciosos y unos brazos gigantes, porque te gritaré "te lo dije" en la cara —le dice Taehyung encogiéndose de hombros.

—Cambiemos de tema, ¿si? Cuéntame de ese alfa por el que me dejaste en ese lugar.

—Es ¡hermoso!, tienes que conocerlo. Tiene unos ojos de cachorro que te derriten al verlo, unos brazos que te levantan sin problemas, y además es tan gentil, gracioso, tiene una sonrisa preciosa y ni te cuento lo que hace en el dormitorio —le dice, todo emocionado.

—Guau, alguien está cayendo por cierto alfa...

—Si, puede ser. Todo se siente fácil al lado suyo —le dice sencillamente, encogiendose de hombros nuevamente.

—Okay, te perdono por abandonarme. ¿Quieres café?

—Sabes que si.

Y así terminaron desayunando por segunda vez en el día y hablando tonterías.

—Hablando de ese alfa, ¿te ha hablado? —le pregunta Taehyung.

—Cierto, si lo ha hecho. Le iba a contestar cuando llegaste al departamento.

—Mierda, trae ese teléfono y contéstale en este instante.

—Estás más emocionado que yo por ese alfa, cálmate.

—Si ese alfa es tan bueno como dices, no deberías dejarlo escapar. Ve y hablale.

—Si, mami —le dice Jimin burlonamente.

Va al dormitorio, toma su teléfono de la mesita donde lo había dejado y vuelve a la sala para sentarse con Taehyung a leer lo que le escribió el alfa.

—Vaya, interesante. Te invitó a cenar... a ese restaurante chino del centro. No sé si es algo bueno o se está pasando en sofisticado —le dice entre risas.

—Pues más le vale que sea bueno, amo la comida china —resuelve con un puchero en sus labios—. Me ha dicho que me llevará la semana que viene, diablos, se va a hacer rogar.

—Ya percibo la tensión sexual en el ambiente —bromeó Taehyung.

—Cállate, ya no es gracioso —sentenció Jimin de mal humor.

✧✦✧

El día de la cita llegó, y a decir verdad, Jimin estaba más nervioso de lo que creía. Si, durante esos días que no se vieron, se enviaron mensajes constantemente, bromearon y se conocieron un poco. Y la verdad es que a Jimin le cayó muy bien el alfa. Tenía chistes que eran realmente muy tontos, y se notaba que era un tipo tierno y sencillo, y aunque se lo negara a Taehyung, estaba cayendo un poco por él.

Tardó en decidir que ponerse, no le gustaba nada de lo que tenía en su guardarropa, pero se terminó decidiendo por una camisa clara, pantalones ajustados negros, sus vans negras y una chaqueta negra que completaba el look casual. Cuando oyó el timbre, tomó sus llaves, billetera y teléfono y salió a la puerta, chequeando que todas las puertas y ventanas estuvieran cerradas.

Salió a la puerta del edificio para ver a Jungkook esperando dentro del auto. Tenía la puerta de pasajero abierta y podía ver la sonrisa del alfa incluso desde la puerta.

Tratando de ocultar su propia sonrisa, subió al auto y le dio el más tímido de los besos al alfa, para acomodarse en el asiento y poder irse a su destino.

Van haciendo charla casual todo el camino al restaurante y cuando llegaron al local se sentían cómodos el uno con el otro.

Llegaron, los guiaron a su mesa y les tomaron su orden.

Jimin se dedicó a mirar la vestimenta del alfa en frente suyo, y lo que vio no lo decepcionó. Se puso un pantalón blanco ajustado que le abrazaba las piernas perfectamente, una camisa con grandes flores estampadas, una cadena adornando su cuello que le sorprendió gratamente.

Les trajeron su comida, y entre bocados se pusieron a hablar de su música favorita. Resulta que a Jungkook le encanta Elvis y no pudo evitar reírse cuando cambió su cara por una versión adorable de Elvis y empezó a cantar Jailhouse Rock mientras tocaba una guitarra invisible.

También le gusta mucho el pop y acabó confesando que tiene una máquina de karaoke en su casa, para el asombro y deleite del rubio. Secretamente ama cantar, pero se avergüenza de demostrarlo.

Jimin le dice que le gusta Nirvana y Red Hot Chilli Peppers, pero que en su casa de la infancia nunca faltaron las canciones de Los Beatles.

A Jungkook se le encendieron los ojos y se puso a cantar Help, canción que estaban pasando por los parlantes del restaurante, haciendo que Jimin se le sume casi inconscientemente.

Seguían con tanta energía que cuando salieron del restaurante se fueron a un local de karaoke, donde se dedicaron a reír, cantar y bailar hasta que quedaron sin aliento.

Salieron del karaoke entre risas, la última canción que cantaron fue una de Britney Spears, haciendo un numerito sexy que lejos de las risas le encantó al rubio.

Llegaron al auto, y cuando Jimin se dio vuelta para dedicarle una sonrisa al alfa lo tenía casi pegado, haciendo que cualquier pensamiento volara de su cabeza. El pelinegro tenía las pupilas imposiblemente grandes, haciendo que el verde de sus iris fuera casi irreconocible.

Llevado por un impulso, Jimin acortó la distancia y atrapó sus labios con los del alfa, soltando un gemido en la boca contraria. El pelinegro pareció encenderse, porque en un segundo estaba atacando su boca con su lengua, barriendo todos los lugares que pudieran encontrar, mientras sus manos cobraban vida propia, una le atenazaba el cuello para profundizar el beso y la otra recorría su espalda como si no pudiera tener suficiente con solo tocar por arriba de la tela.

Jimin sentía que se derretía bajo las manos del pelinegro, y enganchó sus manos en el cuello del contrario para no caer, ya que sus piernas se sentían débiles, casi de gelatina.

Estuvieron varios minutos así, aprisionados en ese beso que se volvía cada vez más desordenado, apoyándose en el auto del alfa para no caer, cuando debieron separarse ya que sus pulmones gritaban por oxígeno.

Con los ojos brillantes y un hilo de saliva conectando sus labios, el alfa dejó un último beso casto en los labios del rubio para luego abrirle la puerta del copiloto y llevarlo a su casa.

Siguieron el camino a casa en silencio, pero con una tensión palpable en el auto. Jimin se armó de valor y estiró su mano para acariciar primero el brazo del pelinegro, siguiendo un camino para terminar en su cuello y tocar esos vellos cortos que adornaban la nuca del más alto, observando como sus orificios nasales se agrandaban al tacto y los iris verdes se fundían en el negro de las pupilas.

Llegaron a la puerta del edificio del rubio más rápido de lo previsto, y en un segundo tenía al alfa atacando su boca nuevamente, casi tirando de él para posicionarlo en sus piernas. Siguiendo el impulso, Jimin se deshizo del cinturón de seguridad y se movió hasta ubicarse a horcajadas de Jungkook, hundiendo sus dedos entre los mechones de pelo y tirando suavemente, sacando gruñidos de la garganta del alfa y sintiendo corrientes eléctricas recorrer su cuerpo.

Empezó a moverse lentamente sobre el regazo del mayor, creando fricción entre los dos cuerpos, y gimiendo mientras sentía como su ropa interior se mojaba por el lubricante que comenzaba a escurrir de su entrada. El alfa debió oler la excitación que provenía del omega, porque comenzó a seguir sus movimientos, simulando estocadas y provocando más gemidos de parte del rubio.

Ya podía sentir la erección del alfa contra su trasero, y la suya apretando incómodamente en sus pantalones, cuando el pelinegro decidió interrumpir el beso y descansar su frente contra la del más bajo.

—Quiero hacerlo bien, déjame hacerlo bien —le decía entrecortádamente—. No quiero que sea así, tan apresurado. Dios, te deseo, pero no quiero tomarte apresuradamente.

—Pero yo si quiero —le respondió el rubio con un puchero en los labios—. Quiero tu nudo, alfa.

—Me vas a volver loco —le dijo, cerrando los ojos—. Te prometo que valdrá la pena la espera. Déjame hacerlo bien.

—Bien, de acuerdo —dijo con otro puchero. El alfa le repartió besos en toda la cara, haciendo reír al menor.

—Nos vemos luego, descansa cariño —le dice, dedicándole otro beso en la punta de la nariz.

Jimin subió a su departamento en una nube, y demonios que no había nadie que lo bajara de allí.

Lo cierto es que el omega se quedó con las ganas, y si se ponía a pensarlo, hace bastante que no tenía relaciones con nadie.

El solo pensar en las grandes manos de Jungkook y su boca apresurada sobre su piel lo hacía sentirse más febril; por lo que, cuando atravesó la puerta de su hogar, cerró con llave, la dejó en la mesita del recibidor y marchó directamente a su dormitorio, donde se dedicó a desvestirse y, luego de acostarse boca arriba, llevó una de sus manos entre sus piernas hasta deslizar un dedo sobre su entrada ya lubricada.

Cerró sus ojos, imaginando que sus dedos eran los del alfa y se dedicó a suspirar fuertemente mientras agregaba otro dedo al anterior. Su respiración se volvió más errática y comenzó a moverse al ritmo de sus dedos, buscando más fricción e intentando encontrar su punto dulce. Al poco tiempo sumó un tercer dedo y se sentía casi desesperado, repitiendo el nombre de Jungkook, mientras su otra mano se dedicaba a tocar su erección que latía dolorosamente.

Su dormitorio se llenó de sus gemidos y unas cuantas lágrimas escaparon de sus ojos, al encontrar su punto dulce y arremeter contra él con sus dedos, su muñeca ya casi adormecida con la posición.

Llegó a su orgasmo con el nombre del alfa en sus labios, agitado a más no poder y ensuciando las sábanas con su semilla y el lubricante que salía de su entrada.

Cuando se recuperó un poco, se metió en la ducha, donde se lavó a conciencia, para luego ponerse los pijamas más cómodos que poseía, cambió las sábanas y se acostó a dormir, abrazando una almohada y soñando con unos ojos verdes nuevamente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro