❁;seis
Estúpida historia ¿no? Ver como tus intentos de conquistar a alguien que deseas hace demasiado tiempo terminan en una pila de basura junto a tu ridícula vida. Es exagerado pero lamentablemente era la cruda verdad.
Jungkook era uno de los que afrontaban esta realidad, y ni quería que le tocaran o le dirigieran la palabra; estaba con un humor de perro. Habían pasado días, semanas, meses desde que había aplicado cada uno de sus intentos y todos fueron a parar al mismo lugar: a la basura. Llegó al punto de hasta crear tarjetas con diálogos, pero agradecía que JiMin lo haya detenido antes de que se avergonzara más.
Cada nueva idea que se le ocurría, TaeHyung no la captaba. Ni siquiera se esforzaba por entenderlo y explicarlo sería un caso perdido. Las indirectas pasaban desapercibidas ante los ojos castaños y esto irritaba demasiado al menor.
No se le ocurría nada y a sus amigos menos, pero intentaba que estos no se involucren más debido a que eran demasiado chismosos -sobre todo JiMin- como para que de un día a otro pase de ser Jungkook a "la zorra que TaeHyung ignora" Porque, conociendo a las personas inmaduras de su instituto, se imaginaba que éste nombre o uno más infantil y estúpido estaría rondando por los pasillos.
Quería dejarlo como asunto olvidado ante los ojos de los demás, pero por dentro se moría por gritarle a TaeHyung que lo amaba, que quería formar una familia con él, tener dos perros y tres lindos niños; no obstante, aún tenía algo de dignidad que lo mantenía firme para no cometer tal acto y terminase arrepintiéndose o más dañado.
Varias veces se había planteado dejar que todo ocurra por sí solo, que en algún momento TaeHyung se enamoraría de él y antes de aceptar le haría la misma mierda que él le hizo: fingir incredulidad. Pero conociendo lo lanzado que era, seguramente apenas se diera cuenta saldría a buscarlo y declararse, dejándole sin oportunidad al azabache de vengarse. Pero también podría pasar que esto jamás ocurra y que TaeHyung ignore completamente los sentimientos de Jungkook.
Horas antes estaba en la cafetería, dejando que JiMin y Jin le dieran palabras motivadoras mientras que el trataba de hogar sus sollozos comiendo una manzana. Le estaba dañando demasiado tener que ver como el chico que tanto amo por años lo ignoraba y le costaba formular palabra alguna para sus amigos. Ese día TaeHyung, por suerte, había faltado y Jungkook podía desahogarse sin que éste lo viese y lo invadiera con preguntas que lo harían sentir aún peor, pero aún trataba de contenerse.
No duro mucho tiempo sentado con sus amigos, debido a que ya se sentía demasiado mal por tratar de que ellos gastaran su tiempo intentado anímalo, cosa que obviamente era imposible. Necesitaba un tiempo para él, para aclarar sus ideas y saber cómo superarlo; ya mañana volvería con su dolor escondido y una habitual falsa sonrisa para despreocuparlos.
Se levantó y dirigió a su salón, quedándose ahí por el resto del día y prestando poca atención a los profesores. Copiaba pero no respondía, miraba pero no podía mantenerlo mucho tiempo, ni siquiera escuchaba, su mente sólo pensaba en TaeHyung; él era siempre el centro de atención del menor.
Así pasó el resto de horas en el instituto y, cuando por fin la campana dio por terminada las clases del día, Jungkook no pudo levantase con menos ganas. Necesitaba dormir y helado.
- No te desanimes, pronto se dará cuenta; ten esperanza. - Ese fue Hoseok, regalándole una radiante sonrisa a un ya emo-Kook. Ojalá sea así, ojalá que su problema con TaeHyung se arreglara de en un abrir y cerrar de ojos, pero eso era demasiado pedir porque parecía que TaeHyung estaba ciego. Hoseok fue el último en despedirse del azabache, sacudiendo la mano mientras se alejaba a pasos lentos.
Jungkook echo un largo suspiró y comenzó su caminata a casa. Sus ojos estaban cansados al igual que su mente, la cual iniciaba a tener un dolor. En el caminó no pudo evitar recordar cada suceso, cada mierda que hizo para TaeHyung y como este simplemente lo ignoró. Las lágrimas se hicieron presentes y no pudo sentirse más indefenso ¿Acaso ese era su destino con el castaño? ¿Una simple amistad?
Apretó los puños, furioso. Sus pasos eran intensos y cargados de furia, se hacían más fuertes y el camino a su casa se le hacía eterno con cada nueva pisada. Las personas se apartaban de su camino; "¿Qué mierda miran? " quería gritarle a aquellos que giraban a verlo y temerle cuando éste les devolvía una mirada rabiosa; pero se contenía por no arrancarles las cabezas. Mantuvo la vista fija adelante mientras mordía su labio inferior, tratando de tragar sus propias lágrimas. No quería mostrarle debilidad a los individuos que lo rodeaban, mucho menos hacer una escena en plena calle.
Desperdicio su tiempo pensando que tal vez TaeHyung llegaría a ser más que su mejor amigo, que tal vez este se diera cuenta de los sentimientos que florecieron en el menor, pero después de tantas indirectas -que fueron más que obvias- ni un rastro por parte del castaño de dar ese gran avance que tanto Jungkook anhelaba hace dos años.
Al principio pensaba que sería fácil, con decírselo de una manera muy directa pero también disimuladamente. Por desgracia, malinterpretaba las cosas. Jungkook se trataba de convencer de que no lo había hecho apropósito, sólo no había entendido perfectamente sus palabras. No obstante, no quitaba el hecho de que TaeHyung era un idiota.
Dos meses de intentos echados a la basura, dos meses en que lo único que hizo fue resaltar sus atributos, sin mencionar los años otra vez. Con tan solo las cifras de días el menor se largaba a llorar y decepcionarse. Intentaría sólo verlo como un amigo, por más que difícil sea.
Arregló su mochila en ambos hombros y apuró su caminata, deseando llegar cuanto antes y encerrarse en su cuarto para desahogarse. El sabor amargo invadió su paladar y un escalofrío recorrió su cuerpo; esta noche ni siquiera pegaría un ojo. Abrió la puerta y rápidamente la cerró detrás de sí para subir las escaleras cuanto antes, no quería que su madre lo viera de esa manera.
- Hola cariño, llegaste- -Saludo su madre al verlo pasar adelante de ella pero ni siquiera se detuvo a mirarla de reojo. Y todo lo que ella le haya dicho o avisado se lo llevó el viento, porque Jungkook no le prestó atención alguna. Estaba distraído en cómo ahogar sus penas y poder siquiera verle a la cara a TaeHyung otra vez.
Entrando como un cohete a su habitación, Jungkook colocó el seguro en su puerta y tiró su mochila a un lado, para luego apoyar su cabeza en la fría puerta. Suspiró cansado, limpiando con las manos sus mejillas rojas.
- ¿Qué te sucede, Kookie? - Esa voz... Dios, como amaba y detestaba esa voz al mismo tiempo. Y en tan solo escuchar su sobrenombre, se tensó y las lágrimas volvieron a amenazar con salir.
- ¿Qué haces aquí? - Se giró sobre su eje para mirar a TaeHyung sentado en su cama. Éste le sonrió y Jungkook tuvo las ganas de golpearlo en la cara.
- Pues vine a verte.
- Ya me viste, ahora lárgate. - Contestó frió mientras se cruzaba de brazos, ganándose un puchero del otro. Estaba siendo grosero, lo reconocía pero precisaba de un momento a solas para pensar y aclarar sus ideas; luego hablaría con él, o no.
- No en ese sentido, Jeon. - Ródo los ojos, levantándose para caminar hasta Jungkook, quien apartó la mirada, no quería un interrogatorio sobre porqué estuvo llorando. - Te extrañe. - ¿Por qué hacía esto? ¿Por qué le daba falsas esperanzas? El azabache dibujo una mueca. Agarrando su barbilla, TaeHyung lo obligó verlo a los ojos. - Sabes... me di cuenta de tus indirectas. - Sonrió. - Cada una de ellas. - Eso rompió el corazón de Jungkook.
Mordió su labio para no romper en llanto, le dolió demasiado; él se dio cuenta pero nunca le correspondió, entonces esa era su manera de rechazarlo, de decirle que nunca funcionaria. Intenta agachar su cabeza, se sentía tan estúpido, pero el castaño fue más rápido y nuevamente levanta su barbilla. Lo miró por unos momentos, con dulzura y un brillo que dejó que Jungkook dejara escapar un sollozó.
- Perdón por el daño que te hice. - Y sin más que decir, acerco sus labios a los de Jungkook. Sintió aquella suave textura que tanto ansiaba probar, lo dulce y cálido que eran. No hubo movimiento, pero fue lo suficiente para Jungkook. Lo que tanto anheló por años y estaba pasando. Ambos cerraron sus ojos, disfrutando del momento; de ese simple toque que les hizo sentir esas estúpidas mariposas de los cuentos junto a miles de deseos. Las lágrimas se desprendieron de los ojos del menor, tocando las suaves manos que acunaban su rostro. Cuando se separaron, un peso de encima se les quito de los hombros. Mantuvieron la mirada fija en el otro, TaeHyung limpió las lágrimas del contrarió con una sonrisa mientras acariciaba su mejilla con el pulgar. -Jungkook. - Su voz sonó suave y delicada, pero a la vez profunda. - ¿Quisieras ser el albañil de mi construcción? - El menor rió, separándose de las manos de TaeHyung. Nunca imaginó que esa sería su forma de declararse, y nunca pensó que le resultaría tan tierno.
No quiso hablar, tampoco pudo, las palabras no salían de su boca; había tenido demasiados sentimientos en el día que ahora mismo se habían mezclado todas. Asintió con una sonrisa, tirándose nuevamente en busca de los labios de TaeHyung mientras rodeaba su cuello con los brazos. Esta vez sí hubo una balada entre el besó, una dulce y necesitada.
Esta noche no lloraría; sino que dormiría en los brazos de su ahora novio.
Su estúpido novio.
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soy malísima en esto del romanticismo, asi que tengan compción ahr.
el siguiente cap (el epilogo) es el lemon :)
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